El AVE agoniza

No es de extrañar que cierren líneas del AVE. Lo extraño es que este tren tan caro pudiera ser de uso extensible al ciudadano medio. Hace tiempo, las líneas férreas fueron puestas en marcha con el apoyo de gobiernos interesados en generar una infraestructura nacional, no con la finalidad de hacer dinero rápido, sino con la idea de crear una nación poderosa en la que se enriqueciesen diversos sectores. Pero ese tiempo pasó.

Ahora los trenes, las vías, las estructuras, están en manos de empresas más o menos privatizadas (no he conseguido mucha información al respecto de ADIF, pero sé que es así) cuyo único legítimo fin es el de enriquecerse en sí mismas. No la de enriquecer a otros, sino la de ser beneficiosas en sí. Pero esto es tan absurdo como querer que la medicina o la educación sean económicamente rentables. Su objetivo debería verse dentro de un contexto más amplio, más estructural, más transversal y no como un sector más de la economía productiva.

La línea de AVE entre Toledo y Albacete ha sido clausurada. Y dicen que se había utilizado poco y su coste era excesivo. Obviamente, esta línea era bastante prescindible en un estado tan centralizado como España. Eso es evidente. El mapa que se está trazando primeramente es el de la conexión de Madrid con las ciudades de una distancia media (unos 200-300 km de distancia al centro) para luego acercar las de larga distancia (400-600 km). Repito que, en una estructura tan radial como es la española (las carreteras son un buen ejemplo o lo han sido hasta hace bien poco) lo normal es esa estructura en cruz.

Su construcción casi con total certeza tuvo que ver con la oportunidad de ver negocio por parte de la empresa constructora seguida de la oportunidad política (oportunismo) de más de un gobernante autonómico y local.

Pero añado un problema de infraestructura que nunca se tiene en cuenta: una vez llegado al destino al que llega el AVE o similar, lo que no hay es forma de desplazarse a ningún lugar de alrededor en unas condiciones razonables. Es decir, esa estructura en cruz no se reproduce en los centros a los que llega, de modo que la cobertura regional que alcanzan es tan solo lineal y no superficial, como debería ser deseable.

En múltiples ocasiones viajamos a Daimiel (de donde es mi amada mancheguita, mi particular Dulcinea) y no podemos hacerlo a través de Ciudad Real, como sería razonable, porque supone una enorme complicación combinar el viaje a la capital con el desplazamiento desde ella a cualquier municipio de la provincia.

El centralismo madrileño llega a tal grado de estupidez que es más sencillo encontrar medios de transporte para el recorrido Madrid-Daimiel que para el recorrido Ciudad Real-Daimiel. Y este esquema se repite en todas partes donde llega el AVE (salvo, quizá, las contadas excepciones de Barcelona y Sevilla). Es especialmente nefasto el transporte público en ciudades de medio tamaño que están a esa media distancia de Madrid de la que antes hablaba.

Recuerdo con suma envidia el transporte público de Turquía y sus Dolmu?, que pueden llevarte de cualquier punto a los que están cercanos y combinados con una red de transportes más sofisticadas, como la del AVE, serían el complemento perfecto y harían casi innecesarios los desplazamientos privados por carreteras. Pero…

Así las cosas, no miramos ni el precio, la mayoría de las veces, hacemos un absurdo recorrido en autobús de más de 2 horas y media, cuando en AVE o similar, combinado con un autobús o un tren regional, podría ser hecho en 1 hora y media como mucho.

El problema que ha ocasionado el populismo del AVE es el desmantelamiento de la emergente (nunca fue enorme) red ferroviaria española. Es cierto que no tenemos la sencillez para construir que tienen y tuvieron las planicies alemanas y francesas, ni las inglesas con su enorme necesidad de transporte durante la pujante revolución industrial del SXIX, pero es que estamos en peores condiciones que entonces.

Y eso se le debe, en parte, a la desafectación por parte de los usuarios de un medio de transporte de masas en beneficio de los transportes privados. Pero claro, es la opción que teníamos o la absurda del autobús.

Personalmente, espero que la red del AVE siga creciendo, pero no demasiado. Espero que esa red sea algo así como una paralela a las 6 carreteras radiales, pero si no se consigue que desde esos puntos intermedios se pueda desplazar hacia otros puntos cercanos, lo más probable es que acaben siendo obras que no serán utilizadas como deberían y se despilfarrará como en la ocasión anterior, matando moscas a cañonazos hasta que cada pequeño pueblecito tenga su estación de AVE, lo que lo convertirá, por otro lado, en un medio de transporte inoperante, lento, caro y estúpido.

Dejo un mapa de lo que parece que se avecina (si no hay nuevas cancelaciones):

Naturaleza humana

El ser humano modifica la naturaleza desde que nace. No hay naturaleza y humanos conviviendo juntos en ningún lugar. Es más, cabría decir que la naturaleza humana es la de modificar la naturaleza haciéndola artificial.

Lo que implica que es natural lo artificial.

Hoy me he encontrado con la noticia de que se ha extendido la costumbre de dejar de vacunar a niños por los posibles efectos secundarios y al auge de lo que llamamos medicina natural, no cayendo en la contradicción intrínseca de estos términos.

Se habla de medicina tradicional en occidente refiriéndose a la medicina basada en productos farmacológicos, que, si bien es sintomática preferentemente, es decir, trata más los síntomas que las causas primeras, no deja de ser natural en el sentido de que la naturaleza es la que provee siempre de las materias primas básicas para conseguir los fármacos. Se objetará que algunos fármacos se sintetizan artificialmente y yo me pregunto si esa síntesis y la capacidad de los humanos para llevarla a cabo no es natural. También es natural, en último extremo, cada uno de los átomos que la componen, por más que no se encuentren en una planta o en el producto de una abeja.

Se habla de medicina natural en contraposición a la tradicional a la basada en productos procedentes más o menos de forma directa de plantas y animales. No se tiene mucho en cuenta la composición química de esos productos ni ese «más o menos» proceso de obtención del componente activo que se encapsula, muchas veces, como si fuese un fármaco, no sé si con la intención de resultar atractivos a quienes están acostumbrados a los de la medicina tradicional.

Me parece un poco ridículo eso de que la medicina tradicional sea, ahora, la menos tradicional, es decir, la menos antigua, que se sumía en tradiciones. Está claro que tiene que ver con la modificación de las costumbres y no de las medicinas. Pero si en todo estamos cambiando las costumbres, ¿no es normal que también cambiemos de medicina?

Buscamos en medicinas con una antigua tradición, como las orientales, acupunturas y demás, otras soluciones pero lo que me preocupa es que dejemos de lado los avances que se han logrado de sistematización de resolución de enfermedades en las que lo más molesto es verdaderamente lo sintomático: Véase una alergia.

Hoy tengo alergia. No contento con mi fisura anal en proceso de remisión, con un manguito rotador inflamado causando una dolorosa tendinitis en mi hombro derecho, no contento con eso, tengo también alergia.

Ya el año pasado recuerdo estornudos pertinaces durante el mes de junio y el de julio, pero quise creer que se trataba de un constipado que se acabaría por ir de mi cuerpo, sin ningún antisintomático necesario. Así que, por supuesto, ni pasé por el médico (tradicional o natural o artificial u oriental).

Pero ahora tengo alergia. Acabo de hacer lo que me parece verdaderamente imperdonable, pero estoy harto de que se me acumulen males físicos: ir a la farmacia a comprar lo que yo creo que me hará bien. No importa si me hace bien o no, lo que importa es que metodológicamente es incorrecto: hay especialistas que deberían ser los encargados de, mediante los análisis correspondientes, diagnosticar y prescribir. Para mí este es el trabajo de los médicos. No el mío. No sé si el del farmacéutico.

Tengo en mis manos un antihistamínico con la intención de que me cure a base de antisintomáticos. No me van a curar. Lo sé. Luego tendré ocasión de ver qué me dice mi cuerpo… que no entiendo por qué no me habla más claro. Podía decirme algo así como detente o algo como deja tu trabajo o algo como no te estreses o algo como besa más a menudo a tu mujer o algo como no te quejes más o algo como camina o algo como pero lo único que hace es tener alergia. Es un maldito hijodeputa. Y no pienso corregirlo. No pienso decir que mi cuerpo soy yo. Quiero hacer como hacían los antiguos (tradicionalmente) tenían a alguien a quien culpar: El destino, dios, alguna infección… estoy harto de ser tan responsable de todo, hasta de que mi sistema inmunológico sea un cabrón que me ataca por alguna razón desconocida. Pues cuando no sé cuál es la causa, quizá me queda el recurso de olvidarme de que me habla. No quiero escuchar lo que me está diciendo, aunque sólo sea por las maneras que utiliza para hacerlo.

Mi cuerpo es un maleducado.

Y hoy, se va a joder: voy a hacer lo que me salga de los huevos… y ya está.
Hasta mañana.

Un email con Celia

El otro día, escribí un artículo sobre la gratuidad y el arte que me recordó a diversas personas con quienes quise compartirlo. No quería compartirlo en FaceBook, porque, como dice el propio artículo, es demasiado patio de vecinos y acaba siendo agotador comentarlo, defenderlo, debatirlo… es una asamblea interminable.

Entones le envíe un email a aquellas personas a quienes consideré que podía interesarles:
Mi amigo y corresponsal vasco Juan Carlos Etxebarria, la periodista de arte Celia Valenciano, la bailarina de danza contemporánea Simona Ferrar, el performer y organizador de eventos artísticos Paco Nogales, el coordinador de la Asociación cultural Círculo Ágora (por alusiones) y, obviamente, a mi amada Carmen por todo lo que le tocaba.

> El 31/05/11 15:07, «Giusseppe Domínguez» escribió:
>
>> https://giusseppe.net/blog/archivo/2011/05/31/sobre-la-gratuidad-y-el-amor-
>> al-arte/
>>
>> Porque cuando lo escribí me acordé de ti.
>> Giusseppe

Varios me han respondido diversas cosas, pero casi todos ellos están de acuerdo en lo esencial: la insostenibilidad de la actual situación.

La respuesta de Celia, en la misma línea, ha generado una mía:

El 02/06/11 20:22, Celia Valenciano Bono escribió:
> Hola Giuppe! ¿qué tal estás? Espero que muuuy bien. Al fin tuve tiempo
> para leer bien tu texto y sí es una pena contemplar como la cultura y, en
> concreto algunas manifestaciones, parece que la gente no les da ningún
> valor si no van asociadas a un nombre popular y conocido, pero yo sigo
> pensando que hay que seguir ahí y apostar por lo que te gusta y te hace
> feliz, aunque lo ideal sería que eso te reportara un beneficio económico,
> al menos para cubrir gastos. Espero que granito a granito la cosa vaya
> mejorando 🙂
>
> Muchas gracias:-)
>
> Un beso gordo!
>
> Celia

Y ahí va la mía, animándola a seguir con lo que creo que es el mejor camino para ella y para mí y para todos:

Me alegra que te gustase el texto. Sí, creo que son tiempos complejos para la cultura, pero también que hay que espabilar en lo que respecta a formas de vida/trabajo distintas de las habituales. Hay herramientas nuevas y hay que aprender a usarlas. Por eso me encanta lo que estás haciendo en PuntaFinaNews. Espero que sigas con ello como hasta ahora y que organices un servicio de subscripción a bajo coste que envíe, por ejemplo, artículos a uno diario o semanal con digests mensuales… me encantaría poder pagar por ello para que mantengas la calidad que hasta ahora caracteriza tu página.

Si puedo ayudar en la parte técnica para ver la manera de hacerlo, lo haré encantado. Será algo que me aportará experiencia para una forma de financiación de generadores de contenidos que pronto se debe extender…

Hay ha sido elegida la primera mujer para dirigir el New York Times en 160 años y una de las primeras medidas que va a tomar es la de hacer que exista un servicio de subscripción a su periódico para que no todo lo que ofrecen sea gratuito. Esto hay que implementarlo con mucho cuidado, puesto que hay muchas otras fuentes de información en Internet gratuitas, y debe aportar algo que justifique su no gratuidad. Es una exigencia más que razonable, y estar a la altura de ella es un reto para el nuevo periodismo.

Seguro que vas a saber hacerlo. Quiero aprender de lo que vas haciendo. Me encanta. Y, además, eres feliz haciéndolo, como debe ser: no hay que renunciar a la ilusión de trabajar disfrutando, la alienación es una consecuencia de una decisión personal.

Un abrazo grande y afectuoso,
Giusseppe

Sobre la gratuidad y el amor al arte

Ya he escrito otras veces sobre la gratuidad en un artículo sobre contenido en internet, sobre software de código abierto, sobre espectáculos y muestras, e incluso en uno dedicado a la ley de oferta y demanda y su relación con la ley Sinde.

Por supuesto, no es un tema que piense por primera vez. Es más, casi diría que es una de mis obsesiones permanentes, si es que una obsesión puede ser de otro modo.

En mi proyecto Lejanías, incluí un texto específicamente dedicado al tema de la financiación, que procedo a citar completo aquí, para contextualizar lo que voy a decir.

Financiación

Lo he hecho por vicio, por puro vicio onanista. Podría decir que por necesidad o por capricho. Lo he hecho porque quise y de la manera que quise. Jamás pensé en reducir costes o en justificar gastos. Nunca pensé en su repercusión ni en su posible utilidad pública o social. Me llevó el tiempo que quise o el que le pude ir dedicando.

En algún momento me sugirieron hablar con el departamento de marketing de RENFE para contar con la compañia como patrocinadora, pero de alguna manera me resultaba contrario al sentido del proyecto: En primer lugar, no son los CERCANIAS los que nos mantienen cerca (ni lejos), así que el nombre y la referencia era sólo casual, aunque origina el proyecto; en segundo lugar, en varias estaciones tuve problemas de acceso para fotografiar e, incluso, escribir, sin autorización. Ahora, terminado el trabajo, no la quiero.

¿Por qué su gratuidad? ¿Es Lejanías un manifiesto en contra de la retribución del trabajo artístico o poético? Definitivamente, no. Contesto subscribiendo la frase de Isidoro Valcárcel Medina: El arte es una acción personal, que puede valer como ejemplo pero nunca tener un valor ejemplar.

Esto no es óbice para que me resulte interesante plantear una reflexión acerca de la subsistencia de los poetas y de su trabajo, que no veo mejor resuelto, hoy día, que en tiempos de Maiakovski. Parecemos abocados a vivir de la caridad institucional, de mecenazgos más o menos razonables (en ocasiones disacordes con la naturaleza misma del proyecto en cuestión) o a la autofinanciación más absoluta, lo que equivale a la desprofesionalización completa del artista o poeta.

Sé lo que es trabajar gratis, hacer donaciones a la sociedad del trabajo personal, como cuando la semana pasada organicé un Seminario sobre maquetación y autoedición, como cuando mes a mes coordino encuentros de lectura, recitales, etc…

Desde la Asociación Cultural Clave 53 estuvimos lanzando muestras gratuitas desde el 2002, dedicadas a la divulgación de la Danza, el Tango, la Poesía, la Performance, el Cine, el Teatro… con una acogida variable.

En ocasiones era difícil convocar, incluso siendo gratuito, a un número de gente interesado en el tema; en primer lugar, difícil conseguir que algunos profesionales ofreciesen su trabajo de manera gratuita, aunque nosotros ofrecíamos nuestro trabajo de coordinación, junto con el espacio (y su alquiler no gratuito) y toda la logística que fuese menester.

En otras ocasiones, como las prácticas de Tango, nos acabó ocurriendo algo divertido: la gente nos pidió pagar. Los asistentes se sentían incómodos ante la generosidad y el cuidado que poníamos en hacer que funcionase y acabaron por pedirnos que, al menos, pusiésemos un bote donde depositar, de alguna forma, su agradecimiento material.

Todo esto vaya por delante para decir que sé de qué hablo cuando hablo de gratuidad.

Por no hablar de las veces que he realizado performances y participado en recitales de manera no remunerada, e incluso en alguna ocasión, con un alto coste económico, como cuando hice la acción en Helsinki que requirió que el desplazamiento y manutención corriesen de mi parte.

He llegado a hacer cursos de Desarrollo de la Creatividad y Poéticas Objetuales gratuitamente, como cuando participé en el Encuentro de Piedralaves, del Círculo Agora. Tan gratis que me costó dinero. Y ya no puedo seguir participando en estas condiciones.

Y, seguramente, seguiré participando y promoviendo muchas de las acciones que hago de manera gratuita, filantrópica, quizá en un intento poco articulado de modificar el comportamiento social con respecto al hecho de intercambio de materias, productos o servicios mediante la retribución directa de dinero.

Claro que creo que otro mundo es posible, pero no exigible y aquí el meollo del artículo después de un laudo exagerado a mi generosidad.

El otro día, a Carmen le reprocharon que convocase en Facebook el evento que realiza desde hace casi 8 años de una práctica de Tango cada último fin de semana de mes por el hecho de que no fuese gratuito, mientras que, en otro lugar pero a esas mismas horas aproximadamente, un colectivo estaba promoviendo un evento similar pero gratuito.

Facebook implica que no puedes dejar de explicarlo, de explicar tu posición al respecto de todo lo que promuevas o divulgues, para evitar el riesgo de que quien lee tu muro sospeche que eres de los que lanza piedras y escondes la mano. Hay que defenderse de los desacuerdos, lidiar con la comunidad en un peligroso estado de vigilancia de tus opiniones por miles de personas con quien te unen distintos tipos de vínculos. Esta es la razón principal por la que no quise realizar este diario en esa plataforma (y su carácter privado es otra de las razones, pero esto es otra historia).

Así que Carmen hubo de contestar, también en alusión a otras cuestiones, como el hecho de evitar solapamientos entre convocatorias de similares características o la dedicación que los profesionales del sector del Tango han de dedicar a labores de divulgación siempre gratuitas.

Y entonces, yo ya un poco cabreado, me preguntaba si aquel que estaba haciendo las recriminaciones a Carmen trabajaba gratuitamente para divulgarse o para fomentar o estimular el crecimiento de la actividad a la que se dedica. Me consta que le dedica tiempo de esfuerzo y dedicación al Tango, pero no deja de ser una afición, algo a lo que se dedica en el tiempo libre y con los recursos que le deja su profesión, aquello de lo cual ingresará, seguramente, una nómina.

Por otro lado, como gestor que fui de un local en Madrid, sé los costes asociados a tener algo abierto en esta ciudad y lo poco que se agradece, la simpleza con la que, desde la mirada de los aficionados, se tiende a exigir más y más servicios a menores precios, incluso, a sugerir que debería ser todo gratis. Y no puede ser.

No es posible mantener un local, ni tampoco una dedicación plena a actividades artísticas o culturales (ni de ningún tipo), de manera gratuita. Como no es posible hacer cine o música gratuita de manera permanente, ni software gratuito y sostenible…

Se puede hacer todo gratis si existe un soporte económico que sustente este esfuerzo, ya sea mediante el trabajo remunerado en otras áreas para realizar este de manera gratuita o tener una renta más o menos nobiliaria que exima de la necesidad de recibir una compensación económica, o que esta renta sea un salario pseudo-funcionarial que sea pagado en concepto de subvenciones (provenientes de la administración pública o entidades privadas). Pero todos estos casos, especialmente los dos primeros, son acercamientos no profesionales al trabajo artístico o cultural. Algo que, sorprendentemente, jamás se plantearía para un vendedor de colchones, por poner un ejemplo.

En cuanto al software, que me fascina que se esté desarrollando fuera de las empresas más o menos especuladoras y monopolizadoras, hay una tendencia creciente a extender el modelo de donación, lo que yo llamo mecenazgo democrático. Cada vez son más los desarrolladores de pequeños paquetes de software que tienen en sus páginas un botón que admite micropagos mediante PayPal. (Yo plagié esta idea para el modelo de financiación de Lejanías y tuve pocos, muy pocos, ingresos, seguramente en breve añadiré esta opción también en este diario/blog).

He pagado por programas gratuitos para gestionar mi envío de correo electrónico a horas específicas, he pagado a Wikipedia para que pueda seguir existiendo, a Wikileaks, he pagado la suscripción Premium de Spotify varios meses, también Megaupload, incluso no necesitándolo, he pagado por algunos pequeños paquetes de software como plantillas para OpenOffice, etc… siempre según mis escasas posibilidades, pero siempre creyendo que es algo que debería extenderse como costumbre, porque forma parte del respeto al trabajo, el reconocimiento a la labor de la que puedo aprovecharme y que deseo que continúe existiendo. Forma parte del planteamiento de un consumidor responsable que debe asumir que sus actos tienen consecuencias: si paga, si aporta una retribución económica a un proyecto que tiene unos costes, este podrá ser mantenido en un futuro (porque, como él, otros también lo harán).

He intentado, incluso, pagar a cadenas de producción norteamericanas por la adquisición online de mis series preferidas, encontrándome con la negativa a aceptar el pago porque provenía de una IP española. He intentado contratar alguna película online española en portales que presumen de tener una buena filmoteca para su disfrute por streaming, pero nunca han tenido la película que andaba buscando. (Responsables de las distribuidoras de cine español y productoras asociadas, pónganse las pilas… que los tiempos han cambiado).

Si en el cine online, la cosa está en pañales, la música está bien resuelta por streaming, por proveedores como Spotify o iTunes (y sus tiendas) o por otros que llevaban más tiempo haciéndolo, como las emisoras de radio, algunas de las cuales han aprovechado formidablemente las posibilidades de Internet (con last.fm a la cabeza).

Pero cuando se plantea cobrar una performance, surgen problemas. Quizá su origen contra-mercantil sea su fosa, esa voluntad de acabar con los abusos que se llevaban a cabo (y se llevan) en el mercado del arte, sea algo que, llevado al extremo, intente convencer de que ha de ser siempre gratis… y no es posible. El lugar en el que se hace tiene un coste que nadie cuestiona que ha de pagarse, el tiempo que se le dedica a planificar, montar y realizar la acción es profesional, en muchos casos, y ha de tener una remuneración si queremos que sea sostenible. La cuestión será cómo realizar esta valoración que le asigne un precio (justo) ¿por horas? ¿por litros de sangre vertida? ¿por lágrimas derramadas o risas? ¿por simpatía, por emoción, por intensidad?… Se abre un difícil debate que intentaré tener en otro momento.

Y a esto sumamos el asunto de la competencia mal entendida, como solapamiento de actividades de similar sesgo. Pero es tan ridículo entrar en esto…

Que existan más de una actividad al mismo tiempo en un ámbito geográfico, lo único que significa es que hay más de una propuesta a la que unirse y ésto es tan interesante, tan sugerente que, aquel que solicite el intento por no solaparse es que no tiene muchas propuestas que hacer.

Amén de que nunca está claro cual de las diversas propuestas debe ser la sacrificada ni que criterio elegir para privilegiar una sobre otra: se habla de que hay que anteponer a las gratuitas y yo digo que no. Al menos, no solo por eso. Que su gratuidad es un interesante estímulo, pero no el único, que hay muchos más factores a tener en cuenta y que los piensa aquel que ha desarrollado o viene desarrollando su actividad en un sector que difícilmente se mantiene dentro de la profesionalidad, como es la gestión cultural.

Por ejemplo, volviendo a la discusión pública de Carmen en FB, si ella dejase de hacer su práctica, podría ocurrir que, después de un tiempo, quien mantiene el local en el que ella realiza su convocatoria no siguiese interesado en las propuestas tangueras por no aportarle un dinero que necesita para funcionar (en el modelo económico actual). Pasado ese tiempo, ese espacio sería un espacio menos a lo largo del año, además de que Carmen misma podría dejar de trabajar gratis (no saca un dinero que justifique su esfuerzo) en la divulgación del Tango entre sus alumnos y otros que están comenzando en el mundo del Tango. Flaco favor para el Tango en Madrid.

¿Por qué criterio o convocatoria decantarse?

Para mí es evidente que por apoyar todas las propuestas que se hagan, que tampoco son tantas para una ciudad como Madrid. Competir, en caso de que tenga que ser usada esta palabra, con otras acciones más pasivas o menos desarrolladoras de la creatividad y la convivencia del respeto a la cultura como es el ver acontecimientos deportivos en televisión o atontecimientos similares.

No hay nada como la efervescencia de propuestas similares para estimular un sector del mercado. Esto es algo que saben perfectamente los bares en Madrid, que tienden a estar cerca porque es más atractiva una zona llena de bares que un bar aislado. Las tiendas de ropa, las tiendas de bricolaje y otros múltiples ejemplos.

Pero siempre quedará quien piense en pequeño, quien no se dé cuenta de lo que cuesta trabajar (de trabajo) en un sector como este de la cultura (que se ha de hacer, parece, por amor al arte), quien se conforme con la gente que ya existe y no sienta que, para transformar los intereses de la sociedad hay que ver la gente que puede llegar a existir, no la que existe.

Y, esta lacra, además, se permiten el lujo de (desde sus humildes opiniones, eso sí) indicarle a los profesionales lo que deben hacer, quizá sin haberse parado demasiado a pensar en lo que realmente hacen ya. (No es el caso de quien mantuvo esta discusión con Carmen y que me ha servido de excusa para esta larguísima entrada en el blog de hoy. Vaya para él todo mi cariño y reconocimiento).

Lo que sí es evidente es que debe haber un debate (que me consta que existe en distintos sectores) sobre la gratuidad y la cultura como sector sostenible. Especialmente importante en época de crisis (no sé si el sector, pero sí su modo de financiación y sostenibilidad).

Seminario de Maquetación Gratuito

Ayer invité a mi casa a varios de mis alumnos y algunos exalumnos para ofrecerles un poco de mis conocimientos en maquetación, lo que he ido aprendiendo con el paso de los años y los libros.

Me resultó curioso como los que venían traían regalos o cosas para comer y beber. Como los reyes magos en el belén. Yo, que soy muy serio, a parte de agradecérselo escasamente, les decía que era un curso, no una fiesta. Que se trataba de intentar tomar notas y no patatas. Pero hoy, recapacitando (curiosa palabra), me he dado cuenta de que el kit de la cuestión estaba en la gratuidad.

Parece difícil presentarse en un lugar donde nos están regalando algo sin nada que regalar.

Pero, obviamente, no hacía falta. El objetivo no era aprovisionarse para pasar un largo invierno, sino demostrar que otra economía es posible. Se trata de regalar lo que tengo (en la medida en la que puedo) fomentando que, el día de mañana, quizá, alguien de los que asistieron o fueron invitados a asistir, decida también regalar algo de lo que tienen (en la medida en la que puedan y/o quieran).

Además de las manifestaciones tan en boga estos días, hay que mantener una actitud permanente de solidaridad, de entrega, de generosidad… compatible con necesidades materiales de primer nivel, por decirlo así, que se han de nutrir, de momento, con la forma tradicional de remuneración por el trabajo (asalariado).

Intento hacerlo desde hace años, vivir de esta manera, aportando mis granitos de arena de tiempo, conocimientos, disposición, como convocando recitales, organizando reuniones de lectura, facilitando seminarios como el de ayer y, próximamente, fomentando y extendiendo el uso del software libre, instalando Linux en ordenadores de quien desee que se le ayude a instalar…

Son varios siempre los campos en los que uno puede darse. Pero conviene tener presente una frase que me dijeron la primera vez que me apunté de voluntario a una ONG y estuve dando clases de informática y teatro en Norte Joven, una escuela para chavales con problemas de integración:

No te comprometas con más tiempo ni más esfuerzo que el que estés dispuesto a mantener durante un largo periodo de tu vida.

Me lo apunto y lo hago tal cual, aunque siempre dudando si un poquito más sería mantenible, sostenible, como parece que hay que decir. Siempre siento que no es suficiente… ¿lo es?

Bicicleta

¿Qué ocurre en Madrid cuando comienzan a circular en bicicleta miles de personas que antes no lo hacían?

Madrid 1562
Madrid 1562

Madrid es una ciudad que ha crecido mal, desde sus orígenes como capital de España hasta ahora, ha ido creciendo como un pueblo grande manchego, que dice mi padre. Recuerda más a Toledo o a Ávila o Segovia que a París, por poner un ejemplo. Y no es sólo una cuestión de tamaño sino de estructura. Barcelona es una ciudad del mismo tamaño que Madrid, aproximadamente, y sin embargo su estructura es planificada, como se puede ver en la imagen del plano de la derecha.Eixample de Barcelona

Esto sirva para anticipar porqué soy algo crítico con la bicicleta y su uso masivo en esta ciudad. Siempre he defendido que, dada justamente su reducida dimensión y su alta concentración de población y edificios en el centro, Madrid era una de las ciudades más «caminables« que se pueda concebir teniendo en cuenta su población. Hay pocas capitales de estas características que se puedan caminar de arriba a abajo, de norte a sur o de este a oeste, casi en unas pocas horas. Por supuesto, el espacio dejado a los coches es ridículo, por no hablar del que queda para los peatones. Si le sumamos la demanda de los que desean pasear o circular en bicicleta, me temo que tenemos un problema.

Pero eso no quita para que considere que ha llegado el momento de plantear una nueva forma de circular por las ciudades y Madrid no debe salvarse de esa transformación.

Para empezar, admiro el transporte masivo de población por su eficacia, por su alta capacidad de mover a la población afectando al mínimo el espacio que se precisa para ello, la energía que se consume y la velocidad a la que se puede desplazar. Por no hablar de la seguridad. Son todo ventajas y creo que, en esto, pocos parecen estar en desacuerdo, para variar.

Lo que yo extraigo de ello es que los que se mueven en coche en el centro de la ciudad deberían ser «penalizados« con menos espacio del que aún hay; que se puede generar un carril bici en Gran Vía y otro en Castellana/Recoletos y así en las principales vías. Que sufra quien tenga un deseo irreprimible de circular en transporte privado en el centro de una ciudad como esta me parece un mal menor. Pero que sufra quien camina, que sufra el peatón por el miedo que puedan tenerle los ciclistas a los vehículos motorizados me parece terrible en una ciudad que, indudablemente, debería ser más peatonalizada cada día.

Hay infinidad de vías (estoy hablando principalmente de la zona centro de la ciudad) que al peatonalizarse ganarían calidad de vida para todos los afectados: comercios, peatones, incluso conductores que no se encontrarían, como ahora ocurre con tanta frecuencia, atorados en una callejuela por un vehículo que paraliza el tráfico completamente, con el consiguiente cabreo, ruido de cláxones desquiciados y estrés para todos los afectados: comercios, peatones e incluso conductores.

Pero peatonalizar no significa hacer un carril bici para que los ciclistas tomen el relevo de los conductores. Y menos aún cuando los ciclistas, en la mayoría de los casos, no respetan ningún tipo de normativa de circulación, creyendo que se trata de un movimiento como el de caminar, que no precisa de normas explícitas. Pero no es así: igual que hay carnet de conducir vehículos motorizados, me parece que sería necesario implementar un carnet de conducir bicicletas por la ciudad, para conseguir el cual se pueda exigir el conocimiento y respeto de unas normas básicas de convivencia.

Me he encontrado varias veces arrollado por ciclistas en lugares dónde no tendría que haber ocurrido esto, como aceras, ya de por sí exánimes, o en calles peatonales, en las que uno camina relajado y sin sentir que debe tener ojos en la espalda o habilidad y rapidez para apartarse del arrogante galopar de un ciclista. Les he maldecido hasta el punto de sentir que su reclamación (que es lícita) de conseguir un carril bici no es la mía. Está claro que debe haber un diálogo y acuerdo, pero mi sentir es que los bicicríticos desean luchar contra los vehículos invadiendo el terreno en el que no hay vehículos y esto me parece una contradicción.

También me crispa cuando, cada jueves de mes que deciden manifestarse, cortan no sólo el tráfico de los vehículos privados, que me parece que estaría en su sentido, sino también el tráfico dedicado a los transportes públicos masivos, como autobuses de la EMT. Para mí, ferviente defensor de la reducción del número de vehículos privados, este perjuicio contra los transportes públicos colectivos es un argumento a favor de los privados.

Por favor, queridos ciclistas, sean respetuosos con los peatones por encima de todo: en ellos están sus más posibles aliados. Sean respetuosos por el hecho de que respetar es bello. Exijan respeto de los vehículos motorizados privados circulando por sus carriles respetando sus normas de circulación hasta que se habiliten para las bicicletas unas normas específicas con carriles específicos. Bloqueen sin pudor las vías que consideren, pero no las aceras. En caso contrario, como ya ha ocurrido en más de una ocasión, se acabarán por fabricar unos minicarriles bici en las ya desnutridas aceras de esta ciudad.

Y entonces, sólo entonces, recibirán mi apoyo. Soy peatón y no creo que a los ciclistas les gustase que los peatones invadiésemos la calle durante su circulación en un carril bici. Sólo pido reciprocidad.

Densidad

Está claro que alguien ha descubierto la densidad. Es más, incluso han descubierto que el peso no tiene nada que ver con el reparto de la masa en un cuerpo de dimensiones variables. Empieza una nueva carrera de publicidad para vender servicios y productos adelgazantes, porque de lo que se trata es de adelgazar… no, matizo: se trata de estar guapo… no, matizo: se trata de gustar… no, matizo: se trata de creer que se gusta a los demás… no, matizo: se trata de lograr el éxito… aunque ese éxito sea engañoso, superficial, externo, infantil.

Obviamente esa doctora de ojos tan azules como los fremen de Dune, Ojos azules de Fremen de DUNE nos mira dándonos su teléfono, cuando no será ella quien nos atienda, ni al teléfono ni en persona. Al lado, un sugerente pareo nos deja imaginar ese oscuro objeto de deseo. Así que deseamos ir a esa clínica de blancos y azules, casi como una convención del partido demócrata estadounidense, casi como una inferfaz de red social. Todo muy limpio y aséptico, quirúrjicamente probado.

Yo siempre he dicho que no me peso desde que tenía catorce años. No sé si es cierto o una exageración, lo que es verdad es que me importa muy poco mi peso. Depende, entre otras cosas, de la distancia al centro de la Tierra, de la masa de la misma y de factores que poco o nada puedo controlar. Si hubiese un medidor de masa podría ser otra cosa, pero habría otros factores a tener en cuenta y sobre los que no quiero incidir como son la composición química de la materia que me compone, ese puñado de átomos que se unen en moléculas y macromoléculas llamadas células que, aglutinadas en tejidos, van conformándome hasta darme una silueta más o menes reconocible como mi cuerpo.

Me preocupa mi vida, vivir feliz, vivir siempre observando la pregunta de si hacerlo merece o no la pena. Lo demás, si peso más o menos, si, a la altura de mi barriguita, mi perfil tiene más o menos centímetros de perímetro, si mis glúteos están a una determinada altura del suelo o a otra, me importa un pito, como diría Oliverio.

Por cierto, la relación entre la masa y el volumen que ocupa esa forma, ese cuerpo, se llama densidad:

densidad. (Del lat. densitas, -atis). 1. f. Cualidad de denso. 2. f. Fís. Magnitud que expresa la relación entre la masa y el volumen de un cuerpo. Su unidad en el Sistema Internacional es el kilogramo por metro cúbico (kg/m3). 3. f. Fotogr. En una emulsión fotográfica, ennegrecimiento de la imagen, proporcional a la cantidad de luz a la que esta ha sido expuesta. 4. f. Inform. Número de bites que puede registrarse en un sistema de almacenamiento de memoria. ~ de población. 1. f. Número de individuos de la misma especie que viven por unidad de superficie. ~ óptica. 1. f. Fís. Grado de absorción de la luz por un medio transparente.

No creo que trate de esto esta publicidad, sino de la redistribución de la masa en el espacio, siguiendo un patrón más o menos acordado como armónico o bello. Y digo más o menos porque no está claro que esa belleza sea la Belleza deseable. Siempre me gustará más una sonrisa que una cadera. Sé que no me creerá casi nadie, sé que puedo volver la cabeza ante una mujer de curvas atractivas, pero sé que si no hay una sonrisa en su cara, si no hay una mirada cómplice, si no hay una persona detrás de esa figura, no me atraerá más que una figurita de Lladró.

Y, como con las figuritas de Lladró, me darán unas ganas terribles de destrozarla.

Pero, antes de que se sospeche de mi implicación en la muerte de alguna damisela más o menos sexy, añadiré que esto es solo un deseo fantasioso, no un deseo real.

¿Para cuando una clínica que ayude a estar bien con uno mismo o con una misma tal cual se es? ¿Es quizá un problema el hecho de que esto es más difícil de vender? ¿Es algo que han incorporado en su portfolio los psicólogos o terepeutas en su discurso de autoaceptación? ¿Debe haber mercado para todos los negocios? ¿Puede la publicidad utilizar cualquier medio para lograr su fin?

Creo que, en lo que concerniente a esta última pregunta, la respuesta debería ser un claro no.

Pero también creo que las personas deben aprender a responsabilizarse ante los estímulos publicitarios, protegiéndose de prácticas agresivas y manipuladoras, pero no sólo ante la publicidad, sino ante todos esos intentos de manipulación, de influencia más allá de lo razonable que nuestro entorno genera. ¿Cuál es el límite? Cada cual debe poner el suyo, pero debe enseñarse a poner esos límites. Debe abrirse un debate acerca del hecho de que cada cual puede (pero debe) regular cuánto y cómo se deja manipular, cada cual puede (y debe) ser consciente del intento de manipulación por parte de ese entorno y los medios que se poseen para mantenerse parcialmente independiente, con un criterio propio, formado dentro de una sociedad, claro, pero al mismo tiempo individual, autoconsciente, responsable y adulto.

Señoras y señores, les llamo a que piensen cuando miren, dejen de ser borregos, con esa mirada prematadero que presentan constantemente los bovinos, les conmino a responsabilizarse de sus actos, a autoanalizar sus decisiones, a saber los límites individuales que lo delimitan como persona, a conocerse, a reconocerse. No puede pasar más tiempo, el mundo entero está necesitando este cambio de actitud, en política, en sociedad y conciencia social, en relación de pareja o interpersonal varia, en mercado laboral, en economía, en cualquier actividad humana, en general y en particular para cada uno y cada una de nosotros y nosotras.

¡Basta ya! ¡Te toca ser persona!

manzanas podridas

UNIXes

PC, de Personal Computer, significa ordenador de uso personal, no sólo doméstico, sino también profesional, pero de manera personal, frente a los grandes ordenadores y las pantallas más o menos inteligentes de acceso a ellos, en ocasiones consolas. La primera vez que toqué un ordenador en mi vida (allende los spectrum y spectrum+) fue uno que tenía como sistema operativo UNIX (AIX, de IBM) y lo hice desde una consola de las 5 cinco que tenía simultáneamente conectadas, junto a la pantalla principal en la que se ejecutaba el entorno gráfico XWindows. Era multiusuario nativo, multitarea sin que tuviese que pensárselo y con una gestión de disco, de seguridad, de organización, que hasta ahora no ha sido superado por nada de lo que ha salido después. Fue en 1986.

No fue hasta un año más tarde cuando tuve que trabajar con un PC. Era un 8086 y estaba en una sala abarrotada de otros muchos que funcionaban con alguna versión de DOS (Sistema Operativo de Disco) que debías llevar en un disquete de 5 y 1/4, de los blandos. Era una pantalla negra con letras blancas. Tenía la posibilidad de algún programita que podías hacer en BASIC, después aparecieron (en mis manos) compiladores de FORTRAN 77 y de Pascal. No sería hasta 3 años después que amaría el Lenguaje C y sus posibilidades. ¡Qué curioso! C era un lenguaje que habían inventado los mismos que UNIX, sistema operativo al que estuvo emparentado por muchos años.

Es divertido ver cómo los sistemas operativos evolucionan como una dinastía familiar. Me encanta este árbol genealógico de UNIX que muestra cómo de variado y diferente, a la vez que competitivo, era el mundo X. Pero poco orientado a las arquitecturas x86 (ordenadores personales IBM y «clónicos«).

También de IBM, topé con los grandes (de tamaño y prestaciones) MainFrame 3090. Sus lenguajes de programación basados en «tags» como el que existía para formatear el texto antes de lanzarlo a imprimir son los antecedentes de HTML y todas estas cosas tan modernitas…

Primer modelo de Apple

Y entonces aparecieron los Apple. No sería hasta 1984, cuando de la mano de Steve Jobs y con un anuncio mítico dirigido ni más ni menes que por Ridley Scott, que Mackintosh se presentó como alternativa realista contra los recién nacidos sistemas operativos de Disco que Microsoft e IBM intentaban hacer atractivos en sus pequeñas cajitas de arquitectura 86.

Unos años después aparecen los primeros Linux, aún un poco orientados para programadores y trabajadores del sector, o gente que venga con experiencia en UNIX (yo había trabajado ya en AIX, SUN-OS, Solaris y FREEBSD cuando instalé mi primer RedHat (entonces gratuito) y costaba un poco hacerlo funcionar gráficamente).

Después llegó la diversidad. Los diferentes RedHat (que era mi preferido, incluso llegué a comprarme un libro para su aprendizaje, un libro en papel, absolutamente obsoleto hoy en día), Slackware y los Debian que ni conocía ni quería conocer.

Mientras tanto, la guerra se había desplazado: ya no era Microsoft contra IBM (que, en el mundo de la microinformática sería derrotado hasta pisotearlo), puesto que MS, de Bill Gates, había sabido aprovecharse de la tecnología UNIX:

El primer sistema operativo que la compañía lanzó al público fue una variante de Unix en el año 1979. Adquirido de AT&T a través de una licencia de distribución, Microsoft le apodó Xenix, y alquiló la empresa Santa Cruz Operation para adaptar su sistema operativo a importantes plataformas. Xenix fue cedido a Santa Cruz Operation, que adaptó el sistema para microprocesadores 80286 en 1985, bajo el nombre de SCO UNIX.

Había desplazado a IBM-DOS con su MS-DOS, copiando algunas cosas del OS/2 de IBM, entre otras el Presentation Manager, que llamaría Windows. Salió a la luz en 1990. Ya había muchos mejores entornos gráficos por entonces, como los de Mackintosh o los XWindows, pero se llevó el gato al agua sabiendo competir en un sector en alza: el ordenador personal de la clase media. Baja calidad de procesador, pero barato barato, sin complicaciones en la puesta en marcha que requería Linux y cambiable cada 3 años. Los vendedores de Hardware estaban encantados: MS-windows era su obsolescencia programada vestida de algo que, encima podían cobrar.

La historia de MS Windows es la de un pirata que va robando a quien colabora con él. UNIX primero, luego IBM/Presentation Manager, luego (sin colaborar), el uso de objetos visuales que tenía Mackintosh, para las últimas versiones, ya descaradamente «fusila» el código fuente de varios Linux… pero su campaña de marketing sigue siendo inmejorable. Más que una campaña publicitaria es una campaña de adoctrinamiento, de sumisión, de obligación a seguir siendo fiel a un sistema que nunca ha sido el mejor en todo, salvo en venderse.

Hasta ahora, quiere centrar la lucha contra Mac porque sabe que la tiene ganada. Las manzanas son caras y siempre han sido complejas para gestionarlas. Tanto como Win. Configurar una red TCP/IP con apple era poco menos que una tortura antes del 2000. Además, es una bonita táctica porque nos olvidamos de las posibilidades de usar LINUX.

Los muchos Linux en el «mercado», son gratuitos (salvo decepcionantes excepciones), son sencillísimos y, ahora, vienen cargados de un enorme paquete de programas que permiten sacar el máximo rendimiento a cualquier PC.

Ahora mismo tengo instalado LINUX y funciona maravillosamente UBUNTU 10.10. No necesito nada que no tenga. Tengo todo lo que puedo desear de software. Salvo los reticentes paquetes de programas específicos para dispositivos que los fabricantes declinan hacer para Linux. Pero hay soluciones: puedo instalar máquinas virtuales para los casos más necesarios… ya que, entre otras cosas, muchos de los Windows XP que fueron muriendo me dejaron unas licencias que puedo seguir utilizando. Me he librado de miedo a los virus, de descargas de software pirateado, de tener que pagar una licencia extra si quería utilizar los 4Gb de memoria que Windows VISTA (ese otro virus) no es capaz de gestionar.

Ahora y por casi capricho, quiero instalarme también otra máquina virtual corriendo un Mac OS X.

En realidad, las manzanas podridas de MicroSoft y Apple están jugando al bipartidismo con nosotros. ¡Hay otras opciones! Se libre. Se abierto. Se LINUX.

Descárgate UBUNTU completamente gratis y pruébalo hoy mismo. No te vas a arrepentir.

Suerte

Patria o muerte es mi destino, como decía aquella canción que tanto oí hace diez años sobre el CHE. Ahora estoy leyendo un libro recopilatorio de discursos suyos, bastante simplistas y algo trasnochados.
Nunca creí ni en la patria ni en que la muerte era un destino. De hecho, patria me obligaron a escribirlo con mayúsculas, junto con dios y fe, en mis últimos años de instituto. Yo entonces dije que prefería escribir Hombre, Razón y Libertad con mayúsculas y eso me bajó varios puntos de un examen de lengua. Aquella profesora fascistoide ya ha quedado olvidada y no tenía mucho que ver con el comienzo de esta entrada en el blog.
¿o sí?

patria.(Del lat. patr?a).
1. f. Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.
2. f. Lugar, ciudad o país en que se ha nacido.

Esta tontería significa que han de cumplirse los tres tipos de vínculos para la existencia de una patria. Vaya… entonces quizá no tengo ninguna. O quizá no importa cuál sea.
Sería conveniente cambiar la definición de patria para adecuarla a los tiempos modernos, en los que la globalización ha transformado (y por tanto históricamente) los lazos afectivos y los vínculos jurídicos (supeditados en esta economía a los vínculos mercantiles).
Patria no es lo que era. Cuanto antes lo entendamos, antes podremos olvidarnos de su capacidad separadora, de su facilidad de generar distracciones.
Y muerte…
Lo cambiamos por suerte hace mucho, porque de este modo no importa cómo vivamos, dejamos de ser responsables de nuestra vida para culpar al destino de lo que nos ocurra en ella. Me alucina ver cómo en estos tiempos de desesperación económica, la gente no sólo no deja de jugar a juegos de azar sino que los convierte en su esperanza. Juegan con la esperanza de ganar lo que no ganan de manera laboriosa. Quizá tienen fe, pero han perdido la Razón.
Ayer caminando por Madrid, haciendo fotografías de líneas paralelas horizontales, me encontré con este llamativo cartel y me acordé de esta llamada de atención permanente a no conseguir las cosas trabajando, con esfuerzo y con decisión, sino dejándose llevar por el sino, por la suerte, por el azar. Es algo que se asume como igualitario porque se cree que para todos es igual, pero no es cierto. La suerte está echada, los dados son los que son, lo interesante es jugar con ellos, pero sin esperar que caiga otra tirada. Mejor aún, dejar los dados a parte y jugar a lo que nos apetezca.
Hoy no estoy muy centrado, lo sé… pero sé lo que quiero decir… Resumiendo:

suerte
muerte
patria
patraña

Esto no es una broma