Un paseo por las nubes

Llegar al Hotel Corzo es, como dice su web, un nuevo concepto de escapada, porque no se escapa solo del mundanal ruido de la ciudad, sino que se llega a un lugar donde el cuidado está en todo pequeño detalle, en cada una de las sonrisas de los y las personas que trabajan este negocio de manera familiar, pero sin perder la calidad de lo que encontraríamos en un hotel de cinco estrellas, o en un restaurante de estrellas Michelín (Sí, comí una vez en uno en Segovia y su nivel no era mucho mayor que esta cocina).

El chef, Gonzalo Quintana Trigo, prepara joyas gastronómicas en una cocina de autor cuya carta tiene unos precios más que razonables (comimos como pocas veces en la vida por unos 70€/dos personas, botella de vino incluida) y una variedad que seguro que seduce a cualquiera.

Y no, no son solo las vistas lo que enamora de este espacio, como sería previsible en un enclave como el Puerto de Navacerrada, sino la atención, la delicadeza, la gentileza, la amabilidad de la familia que ha decidido invertir su trabajo y su saber hacer en relanzar el antiguo Hostal El Corzo, (carpetovetónico en varios sentidos) que ha llenado el nuevo hotel con libros de física, de poesía, de turismo, sí, también de turismo, en un intento de conseguir que, realmente la escapada no sea sólo una forma de huir, sino una forma de llegar, no un lugar en el que consumir, sino un lugar para habitar, para recordar (de cardio, corazón), para volver, volver, volver…

Aunar en un espacio simpatía, tranquilidad, suprema comida y lecturas inteligentes, a un precio más que justo, hacen que te olvides hasta del hecho de que estás en un entorno maravilloso.

Por mi parte, ya estoy ahorrando para repetir ese «nuevo concepto de escapada» al menos una vez al año.

De esas cosas que nunca olvidaré.

¿Es la poesía un arma cargada de futuro?

Afirmaba Gabriel Celaya este poema inolvidable/inmejorable:

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO
(De «Cantos iberos», 1955)

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque a penas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.

¿A qué le llamamos arma?

arma Del lat. arma, -?rum ‘armas’. 1. f. Instrumento, medio o máquina destinados a atacar o a defenderse. 2. f. Medio natural de los animales para defenderse o atacar. 3. f. Medio que sirve para conseguir algo. Su única arma es la mentira. 4. f. Mil. Cada uno de los institutos combatientes de una fuerza militar. El arma de infantería, de caballería, de artillería. 5. f. p. us. Rebato o acometimiento repentino. 6. f. desus. Alarma, situación en la que hay que aprestarse para defenderse. 7. f. pl. Tropas o ejércitos de un Estado. 8. f. pl. Milicia o profesión militar. 9. f. pl. Piezas con que se arman algunos instrumentos, como la sierra, la brújula, etc. 10. f. pl. Heráld. Blasones del escudo. 11. f. pl. Heráld. escudo de armas. 12. f. pl. desus. Hechos de armas, hazañas guerreras. arma acorazada 1. f. Mil. Conjunto de las unidades acorazadas de un ejército de tierra. arma arrojadiza 1. f. arma que se lanza con la mano. U. t. en sent. fig. Usan las encuestas como arma arrojadiza. arma blanca 1. f. arma ofensiva de hoja de hierro o de acero, como la espada. arma corta 1. f. arma de fuego diseñada para ser empleada normalmente con una sola mano y sin apoyo en ninguna otra parte del cuerpo. arma de doble filo, o arma de dos filos 1. f. arma blanca que tiene filo por ambos bordes de la hoja. 2. f. Algo que al ser empleado o realizado puede dar un resultado contrario al que se persigue. arma de fuego 1. f. arma en que el disparo se produce empleando pólvora u otro explosivo. arma de percusión 1. f. arma de fuego cebada con mixto fulminante, cuya explosión se produce por golpe. arma larga 1. f. arma de fuego diseñada para ser empleada normalmente con ambas manos y apoyada sobre el hombro del tirador. arma mecanizada 1. f. arma que dispara desde el propio vehículo que la desplaza. arma negra 1. f. p. us. Espada, florete u otra arma semejante, sin filo y con un botón en la punta, con que se aprende la esgrima en las escuelas. arma termonuclear 1. f. Bomba atómica basada en la fusión del hidrógeno. armas blancas 1. f. pl. Heráld. armas que llevaba el caballero novel, sin empresa en el escudo hasta que por su esfuerzo la ganase. armas falsas 1. f. pl. Heráld. armas formadas contra las reglas de la Heráldica. armas parlantes 1. f. pl. Heráld. armas que representan un objeto de nombre igual o parecido al de la persona o Estado que las usa, como las de León, Castilla, Granada, etc. al arma, o a las armas 1. locs. interjs. U. para prevenir a los soldados que tomen prontamente las armas. con armas y bagajes 1. loc. adv. Completamente, del todo. Se rendía ante la dificultad con armas y bagajes. con las armas en la mano 1. loc. adv. Estando armado y dispuesto para hacer la guerra. de armas tomar 1. loc. adj. Dicho de una persona: de cuidado. 2. loc. adj. Dicho de una persona: Que muestra bríos y resolución para acometer empresas arriesgadas. dejar las armas 1. loc. verb. Retirarse de la actividad militar. descansar armas, o las armas, o sobre las armas 1. locs. verbs. Dicho de los soldados: Aliviarse del peso de ellas apoyándolas en el suelo. en armas 1. loc. adv. En actitud bélica o de sublevación. Alzarse, levantarse, ponerse en armas. U. t. c. loc. adj. U. t. en sent. fig. Otra vez la Universidad en armas. entregar las armas 1. loc. verb. rendir las armas. hacer armas 1. loc. verb. Pelear con armas, hacer guerra. 2. loc. verb. Amenazar arma en mano. 3. loc. verb. Pelear cuerpo a cuerpo con otro en sitio público. hacerse a las armas 1. loc. verb. Acostumbrarse y acomodarse a algo a que obliga la necesidad. llegar a las armas 1. loc. verb. Llegar a reñir o pelear. medir las armas 1. loc. verb. Reñir o pelear. pasar a alguien por las armas 1. loc. verb. Fusilarlo. ponerse en arma 1. loc. verb. coloq. Apercibirse o disponerse para ejecutar algo. presentar armas la tropa 1. loc. verb. Mil. Rendir honores militares con las armas. probar las armas 1. loc. verb. Poner a prueba la capacidad de las personas en cualquier materia o para cualquier cosa. 2. loc. verb. Esgr. Tentar y reconocer la habilidad y fuerzas de quienes manejan las armas. publicar armas 1. loc. verb. desus. Desafiar a combate público. rendir armas 1. loc. verb. Mil. Hacer los honores a la eucaristía, hincando la rodilla derecha e inclinando las armas y el cuerpo. rendir las armas 1. loc. verb. Mil. Entregarlas al enemigo reconociendo la derrota. sobre las armas 1. loc. adv. Mil. En disposición para combatir. La guarnición ha de estar sobre las armas. U. t. c. loc. adj. tomar armas, o las armas 1. locs. verbs. Iniciar un enfrentamiento armado. velar las armas 1. loc. verb. Dicho de quien iba a ser armado caballero: Guardarlas, haciendo centinela por la noche cerca de ellas, sin perderlas de vista. y armas al hombro 1. expr. coloq. U. para dar a entender que alguien se desentiende de algo. cámara de las armas fiesta de armas hacha de armas hecho de armas hombre de armas maestro de armas paje de armas plaza de armas rey de armas suspensión de armas trance de armas ujier de armas

He marcado en «negrita» dos acepciones que me gustan:

1.- Instrumento, medio o máquina destinados a atacar o a defenderse.
2.- Medio que sirve para conseguir algo.

Mi reflexión es la siguiente:

Sí, la poesía es un arma en el sentido de que es el medio que me ha permitido, durante toda mi vida, defenderme de quien ostenta prosas impositivas, prosas agresivas y cargadas de imperativos, prosas de quien sabe, quien dice que sabe, quien no tiene dudas, quien condiciona el trato a la afinidad política, que ni siquiera es política, sino monolítica, la poesía es un medio, instrumento y, en ocasiones máquina, que he destinado a atacar una visión cerrada, opaca y amargada de un mundo que tiene en la esperanza su última esperanza, de una persona (yo, y tú si me acompañas) que tiene en la esperanza su última esperanza.

La poesía es un arma cargada de un futuro lleno de discusiones sobre si el verso es libre, sobre si el verso es blanco, sobre si el haiku es simple, sobre si el ripio es malo, sobre si la inversión en un libro compensa el enriquecimiento que produce en mi mente, y no todos lo logran, o no lo logro yo.

La poesía es un arma cargada de un futuro lleno de ilusión, lleno de lucha naïf contra la corriente de mierda que fluye en dirección contraria.

La poesía es un arma cargada de un futuro si ese futuro niega la posibilidad de guerras, para lo cual no hay mejor manera que escribir un poema. No se puede escribir mientras se dispara una bala.

La poesía es un arma cargada de un futuro en el que la palabra con toda su libertad destierre el exabrupto, el grito irrespetuoso, el trato amargo, el ojo inyecto.

La poesía es un arma cargada de un futuro que ponga en evidencia el machismo, el racismo, el clasismo y todo el entramado de una maquinaria de guerras que día a día y en todo momento convierte la sociedad en un campo de batalla y no un campo de adelfas perfumadas.

La poesía es un arma cargada de un futuro en el que transforma, no ya en primer lugar el mundo, sino en primer lugar a aquella persona que aprehende el mundo, que lo mira y lo ama con ojos de poeta, que lo mira y lo ama con unos ojos nuevos, con lágrimas, si se necesita, pero con lágrimas de una sal que no cierre las heridas con todo el pus adentro, con lágrimas, con risas, porque la risa es la forma en la que abatir montañas de tiranía y de dogmas que cargan a sus anchas.

La poesía es un arma cargada de un futuro en el que puedo creer, en el que puedo crecer, un futuro que creo, que croa, que cría… que llena de metáforas y juegos de palabras toda imagen habida.

La poesía es un arma pues sirve como medio para conseguir ese reto, ese desafío inmenso de gotear en el mundo verso a verso hasta volverlo habitable, libre y alegre, cercano y propio.

Si usamos la prosa como arma, si usamos el discurso, la soflama, no saldremos de luchas que no conducen a nada distinto que las armas a quienes mucha gente llama, sin más ni más, las armas.

Pero hasta aquellas tienen su alma.

Y quien no sea capaz de encontrar belleza en ello, no habrá entendido nada.

tengo que

Marta Serrano y Jana de Luque me han invitado a participar (con algunos textos) en una acción realizada presencialmente en la Biblioteca Central de Santander el 18 de junio de 2022.

En su solicitud me dicen que:

«Tengo que» en este proyecto trabajamos el concepto de las listas y tareas que acarreamos en nuestra vida. Con el objetivo de cumplir todo lo que nos proponemos, creamos largos listados que abarcan desde proyectos a largo plazo hasta la cosa más nimia. Cada tarea debe ocupar un puesto en la lista y pasa a tener su orden de prioridad y cumplimiento. Hacer listas resulta ser una estrategia para mantener cierta sensación de control, que combate tanto la incertidumbre de la existencia y la sensación de caos, como la saturación de información que recibimos a diario. Por otro lado, la necesidad de organizarse y enlistar llega a ser tan abrumadora que, en ocasiones, se convierten en deseos irrealizables o tediosas obligaciones. Aparece así, una sensación de agotamiento antes de comenzar.

Proponemos liberarse de esas autoimposiciones a través de estas acciones. La Variante 1, quienes participaban se libraban de ello a través de nosotras. En la Variante 2, se liberarán a través del público participante que lo harán en su nombre y en el de los demás.

Puedes participar y librarte de tus odiosos «Tengo qués» que pueden abarcar desde corto a largo plazo tanto en el plano personal, profesional y cada unos de los aspectos de tu vida… La lista puede tener la extensión que desees.

Y a continuación viene mi respuesta o participación:

tengo que ganar más dinero para poder seguir creyendo que mi vida es sostenible
tengo que aumentar mi presencia en redes y mejorar mi presencia en redes (sociales, de las del 2.0)
tengo que comprar ropa, en concreto calcetines y camisetas, para no parecer un pordiosero (ni un punki)
tengo que comprar un ordenador en condiciones y dejar de intentar alargar la vida de los que tengo para desafiar la obsolescencia
tengo que escribir un correo electrónico a una persona a quien no quiero ya ni dirigirle la palabra
tengo que hacer ejercicio físico para recuperar flexibilidad en la espalda y desafiar la obsolescencia
tengo que comer menos hidratos de carbono y otros compuestos orgánicos ingeridos en exceso
tengo que rellenar dossiers para presentar obras a concursos de arte
tengo que programar los talleres de poesía presenciales y telemáticos del curso que viene
tengo que averiguar quién continúa de entre las personas que actualmente asisten a mis talleres poéticos
tengo que cortarme las uñas de los pies con más frecuencia
tengo que quedar a cenar con mi sobrino y su pareja
tengo que llamar a mi madre esta tarde para que se quede tranquila por mi afonía
tengo que asegurarme de que no viene nadie esta tarde al evento que he tenido que cancelar por mi afonía
tengo que tomarme las pastillas carameladas que me ha recomendado el farmacéutico por mi afonía
tengo que arreglar el problema del gestor de álbumes de fotos de mi página web
tengo que actualizar mi página web
tengo que distinguir entre «tengos que» odiosos y «tengos que» no odiosos
tengo que distinguir entre «tengos que» no odiosos y «quiero»
tengo que distinguir entre «quiero» y «puedo»
tengo que distinguir entre «puedo» y «debo»
tengo que seguir yendo a nadar un mínimo de 2 veces por semana
tengo que comprar un bañador y un gorro de baño, para no parecer un pordiosero (ni un punki)
tengo que publicitar los talleres del siguiente curso
tengo que pensar si quiero hacer un cambio de modelo de vida permanente(mente)
tengo que revisar mi contabilidad
tengo que verificar si la tarjeta de correos para editoriales me funciona
tengo que hacer gárgaras de manzanilla mañana por la mañana
tengo que darle un final apropiado al proyecto-libro «cocinillas»
tengo que deshacerme de cartón de alguna manera creativa
tengo que fundar una editorial cartonera
tengo que comprar una pantalla de ordenador
tengo que comprar un soporte de pared para pantalla de ordenador
tengo que comprar un cable que llegue desde mi PC hasta el soporte de pared para pantalla de ordenador
tengo que pedir una taladradora para colocar el soporte de pared para pantalla de ordenador
tengo que pensar si quiero seguir manteniendo clases presenciales y telemáticas simultáneas
tengo que pensarlo antes de comprar una pantalla, un soporte y un cable que pueden no servir para nada
tengo que preguntar a mi gestora sobre la devolución de mis impuestos de IRPF
tengo que escribir más de 50 veces la frase «utopía eres tú»
tengo que pedir cita con un dermatólogo que me explique porqué tengo una erupción cutánea en las proximidades nasales
tengo que terminar esta lista de «tengos que» aunque no quiera
tengo que terminar esta lista de «tengos que» aunque no pueda
tengo que terminar esta lista de «tengos que» aunque no tenga que.

ego

Pocas palabras hay en el diccionario de la RAE que comiencen con la partícula «ego«, aunque hay toda una palabra dedicada a la tal partícula (ese ego extraído de egoísmo o egocentrismo…)

Me dio por buscar todas ellas y encontré las siguientes:

ego, egocéntrico, egocentrismo, egofonía, egoísmo, egoísta, egolatría, egolátrico, egotismo y egotista.

Tanto ego y tan pocas palabras que lo mencionen… (y tan solo 233 que lo contengan, gallegos incluidos)

Un ergo que se ha transformado en ego es un síntoma de una sociedad decadente:

cogito ergo sum
vs
cogito ego sum

calendario

Muchas veces, el mejor calendario es el más analógico de todos: simple, presente, elocuente, fácilmente modificable, y que en un primer vistazo muestra lo agotador que suelen resultar los fines de curso.

Esta es una prueba de mis fines de semana (lo más difícil de recordar) de mayo y junio. El ocio se entrelaza con el negocio en una trenza algo perversa y contradictoria.

Mi uso de Instagram

A veces creo que debería usar un poco más (o mejor) las redes sociales para conseguir más alumnos, o vender mis servicios como artista o como editor… y otras veces me da tanta tanta tanta pereza que cuando me encuentro un artículo que me dice que se puede (a duras penas, según el articulista) estar una semana sin redes sociales me da por hacer una consulta para ver mi uso de Instagram y obtengo resultados «escalofriantes».

Virginia Eubanks

Este lunes estuve leyendo sobre Desigualdad Social provocada (intencionadamente, sin mala intención) por los «Algoritmos», aunque no se refieren al algoritmo de Rufini para encontrar raíces de polinomios, ni al algoritmo de la raíz cuadrada…

Me topé con este artículo o entrevista a Virginia Eubanks: “Si no los diseñamos para inclinarse hacia la justicia social, los algoritmos ampliarán las brechas sociales

Y a raíz del mismo decidí dedicar parte del día a ver un vídeo suyo, una conferencia en la que profundizaba sobre el tema presentando su libro (casi sin presentar un libro, sino su contenido, lo que es muy de agradecer):

Algo me chirría cada vez que veo vídeos como este, casi contrasistema, que sin embargo están patrocinados por Telefónica, Banco Santander, accenture y El País.

El contenido sigue siendo importante, pero no sé por qué no puedo tomármelo demasiado en serio. Y por otro lado soy plenamente consciente de que son necesarias esas colaboraciones para poder llegar a tener algo de impacto social.

Es decir, lo que hace funcionar «el algoritmo» es que tenga sus propias autocríticas que nos hagan pensar/creer que todavía hay alguna oportunidad de luchar contra «él». Básicamente, la forma de funcionar del capitalismo. ¿Casualidad? ¿Causalidad?

Incendio

Así empezaban nuestros tres días de relajación en la sierra madrileña.

Le regalé a Carmen por su cumpleaños (porque le hacía mucha falta) una noche de hotel en un lugar maravilloso llamado Hotel Corzo en el puerto de Navacerrada que incluía restaurante de comida de autor (que satisfizo sobradamente expectativas).

Habíamos llegado al chalet de mis padres (ellos están en su residencia de invierno) el viernes por la noche, a eso de las 11:45. Tomamos una manzanilla y un poleo y nos acostamos con intención de despertarnos temprano al día siguiente y salir hacia Navacerrada antes de que saliese mucha gente y aprovechar la mañana.

A la 1:20 de la madrugada, oíamos ruidos y Carmen preguntaba cuál era el origen de los mismos, así que decidí levantarme para tranquilizarla y asomarme a la puerta a ver, intentando no temer que fuese alguien que quisiese descuartizarnos en mitad de la noche. Iba relajado, suponiendo que algún idiota estaría haciendo ruidos.

Desde la ventana frontal de la planta de abajo de la casa de mis padres en Colmenar, lo que vi era (literalmente) dantesco: Llamas de más de 4 metros de altura que cubrían la totalidad de la valla de la casa.

Inmediatamente, llamé a Carmen para que se vistiese por si teníamos que salir corriendo, o teníamos que ser rescatados por servicios de emergencia.

Carmen preguntó qué pasaba y le dije que había un incendio. Vino a ver(ificar) y entró en pánico, comprensiblemente, por otro lado. Le ordené (me puse un tanto imperativo, en un vano intento de poner orden) que cerrase las ventanas de abajo, mientras yo cerraba las de arriba. Así aproveché para tener una mejor imagen de lo que estaba pasando (desde ahí está hecha la fotografía que acompaña esta entrada en este diario personal) y parecía que el fuego era en la casa de enfrente, no en la nuestra.

Me precipité a llamar al 112, mientras mi querida Carmen lloraba y pedía que llamase a mi hermana. Así que ella la llamó y sobresaltó diciéndole que íbamos a morir, que no podíamos salir de casa… y yo le arrebaté el teléfono para decirle a mi hermana que la cosa no era tan terrible, pero que sí era bastante seria.

En el 112 me dijeron que ya estaban sobre aviso y vinieron en menos de 5 minutos desde que yo llamé. Volví a subir para ver si nos decían algo y realicé la fotografía de la portada.

15 minutos más tarde me atreví a acercarme a la vaya y, teniendo la precaución de no tocar nada metálico (que estaba a altas temperaturas) asomarme a ver la calle.

Abrí la puerta del jardín y pregunté a los bomberos si era seguro estar en la casa y me dijeron que sí. Que era lo más seguro.

Mi hermana estaba en la calle, acercándose lo más que le dejaban, pues habían cortado la misma. La dejaron pasar con la excusa de que sus padres eran muy mayores y estaban asustados en la vivienda. Es cierto que somos personas mayores que ella y seguramente más asustadizos, así que sólo era falso que fuésemos sus padres. 😉

Una vez en la casa, nos fuimos tranquilizando viendo que se podía salir y entrar, así que no íbamos a morir. Pero nos recomendaron cerrar y quedarnos un rato allí.

Así que estuvimos hasta las 3:30 de la mañana intentando bajar las revoluciones y atendiendo a las labores de extinción y precaución.

Nos dijeron que había una fuga de la tubería de gas natural que circula a lo largo de toda la calle pero que no podían cerrarla porque los grifos se habían derretido. Así que tuvieron que llamar a especialistas que cerraron toda la tubería desde más allá de 200 metros.

Ya no teníamos muchas ganas de quedarnos a dormir relajadamente en esa casa, así que nos fuimos con mi hermana y mi cuñado a dormir a la suya.

A la mañana siguiente, ya no teníamos tantas ganas de madrugar como para ir a hacer caminadas por Navacerrada, pero sí nos vino muy bien el relajante hotel que teníamos reservado, para pasar un par de días agradables y como en una nube (pero no de humo).

Pero eso es otra historia…

Amazon Music y La Polla Records

Me dice la compañía de venta por catálogo más grande del mundo (con permiso de alicosas) que quiere ofrecerme su servicio de música por subscripción y que aún no he utilizado ese servicio suyo (otros sí, lo reconozco con algo de vergüenza).

Para que lo use (sé que saca información personal que luego venderá) me «regala» 5€ en descuentos.

Y no estoy para despreciar 5€. Es triste. Patético.

Así que me aventuro a usarla, sabiendo que en cuanto me «regalen» esos 5€, volveré a seguir usando mi cuenta de Spotify, que dejó de ser de pago para no pagar 5€/mes que no puedo permitirme, pues el incremento de gastos fijos es inaceptable.

Para realizar un pequeño (absolutamente insignificante) acto de rebeldía, he buscado y «sintonizado» algo punky, pero me queda más que patente que «punk’s not dead»

Esto no es serio

Nos dicen que acertemos con «la orgánica», y nos sugieren una serie de protocolos para cumplir y así conseguir que los residuos sean más fácilmente reciclables.

Compramos unos cubos idóneos para ello, que ocupan mucho más que el cubo que teníamos antes de disponernos hace unos meses a cumplir con nuestro deber como ciudadanos modelos que hacen lo que dios manda para luchar contra el cambio climático y otros males que acechan la Tierra.

Pero nadie nos resuelve un par de cosas que luego son necesarias:

El cubo de la basura orgánica en nuestra comunidad de vecinos tiene un pequeño lugar en el fondo del cuarto de limpieza, quedando detrás del de «restos» genéricos, con lo cual nadie (salvo nosotros en un intento denodado por satisfacer la ética ecológica) llega a tirar la basura orgánica en el cubo marrón que siempre suena a vacío cuando recibe nuestra bolsa cayendo desde la distancia.

Lo más probable, me consta, es que la empresa responsable de la limpieza de nuestro inmueble dedique un par de segundos para mezclar ambos cubos y ahorrarse sacar ambos, sabiendo que el daño para el medio ambiente es mínimo, pues una bolsa de basura a la semana (o menos) de orgánica mal tirada no va a ser el fin del mundo.

En resumen: me siento idiota con tanta frecuencia…

Esto no es una broma