Taylor Swift o Taylor y Swift

Viendo este «meme» que ya me ha aparecido varias veces en la red social FaceBook, me da por pensar que la relación que yo haría sería de apellidos a apellidos:

Al contrario que Ms Swift, Brook Taylor no es tratado como «Brook», quizá porque es un hombre, quizá porque es más prestigioso, quizá por… Vaya usted a saber. ¿O no?

Así que yo, en realidad, el «meme» lo habría hecho entre esta mujer y otro Swift, que, en mi caso, siempre será Jonathan Swift.

He de decir que creo que no he oído (conscientemente) ninguna canción de esta cantante como para juzgar su valía más allá de sus dotes mercantiles, que reconozco sobradamente probadas, pues incluso sin haberla escuchado (o saber cómo suena), sé mucho más de ella que de la biografía de Brook o de Jonathan.

Au Revoir Simone

Au Revoir Simone (band): Descubiertas (para mí, claro. Ya lo estaban) por ver por primera vez en mi vida Twin Peaks. Suelen tocar en la última secuencia de algunos capítulos de la serie de 2017. Obviamente, no habían ni nacido en 1990.

Es una banda definida como «indie de Brooklyn», que tiene temas muy tranquilos mezclados con otros demasiado tecnificados para mi habitual consumo musical. No todo me gusta de ellas, pero me ha encantado encontrarlas.

He tardado mucho en ver la serie de D. Linch, lo sé, pero es que me daba miedo.

Ahora hay cosas que me dan mucho más miedo… así que ya puedo ver casi cine de terror.
Es una buena noticia. Supongo.

Algunos recuerdos de la presentación del proyecto Paraguas

El domingo pasado presenté el proyecto Paraguas, tal y como estaba previsto, en uno de los más bellos y delicados espacios de Madrid.

Escribí una breve y muy merecida reseña del lugar en Google, para ayudar a la difusión de uno de los mejores lugares que conozco en esta ciudad:

Madrid Music Hall es dirigido con talento, dedicación, esfuerzo, pero sobre todo con ilusión y amor, por Marta Aranda, quien ha logrado en menos de 2 años convertir una antigua oficina bancaria en una maravillosa escuela de música que además de enriquecer a la población local con cultura, ofrece la oportunidad (muy escasa en esta ciudad) de seguir sus eventos, de organizar eventos artísticos, literarios, musicales… en un Auditorio perfectamente equipado (con piano de cola incluido en el escenario) y diligentemente atendido.

No puedo imaginar un lugar mejor que nace con la voluntad de hacer del mundo un lugar mejor.

Gracias a la organización por su trabajo y auguro felices años venideros llenos de poesía, música, artes y belleza, platónica belleza, de la de «bueno/bello/vero».

No perderse su programación de eventos y cursos. ¡De lo mejor!

Algunas de las fotografías que se hicieron el domingo pasado muestran lo agradable que resulta una presentación en este espacio:

Amazon Music y La Polla Records

Me dice la compañía de venta por catálogo más grande del mundo (con permiso de alicosas) que quiere ofrecerme su servicio de música por subscripción y que aún no he utilizado ese servicio suyo (otros sí, lo reconozco con algo de vergüenza).

Para que lo use (sé que saca información personal que luego venderá) me «regala» 5€ en descuentos.

Y no estoy para despreciar 5€. Es triste. Patético.

Así que me aventuro a usarla, sabiendo que en cuanto me «regalen» esos 5€, volveré a seguir usando mi cuenta de Spotify, que dejó de ser de pago para no pagar 5€/mes que no puedo permitirme, pues el incremento de gastos fijos es inaceptable.

Para realizar un pequeño (absolutamente insignificante) acto de rebeldía, he buscado y «sintonizado» algo punky, pero me queda más que patente que «punk’s not dead»

Tener premium es la libertad

Dice una voz en Spotify que tener premium es la libertad
la libertad de elegir lo que quieras escuchar tus canciones preferidas
la libertad de descargarse canciones
la libertad de oír tu música dónde y cuándo quieras.

Dice una voz en Spotify que tener premium
es tener el dinero para pagarlo
es tener el dinero que arrancas de otros bienes o servicios, quizá más necesarios
es tener el dinero que te permite comprar la libertad.

No habla de derechos soberanos.
No habla de derechos civiles.
No habla de derechos libertarios.

Habla de que la economía se impuesto a la ética.
Habla de que la economía ha matado a dios.
Habla de que la economía es la felicidad.

Y solo por eso
cada vez que lo oigo
me alegro de haberme dado de baja
para poder mantener mis gastos fijos
lo más bajos posibles
y sentirme
(sí, sentirme)
libre.

No dejo que los algoritmos simplifiquen mi vida

No tiene la menor importancia (como casi todo lo que me afecta), pero hace unos días tuve una conversación con un sobrino de Carmen sobre por qué no dejo que los algoritmos simplifiquen mi vida.

Es cierto que no estoy libre de ellos, y si creo lo contrario mi ingenuidad no tendría límites, pero me gusta mantener ciertos hábitos que considero saludables de esfuerzo en la búsqueda, pues resulta interesante interesarse y no dejar que me resuelvan la vida.

Quizá las listas sugeridas de Spotify sean mucho más de mi agrado que buscar por mi cuenta los artistas que me interesan y seleccionar «manualmente» el «vinilo» que quiero que suene, en lugar de «abrir mi mente» a las sorpresas que el algoritmo pueda tener preparadas para mí, para mis gustos que conoce con absoluta precisión, mucho mejor de lo que yo pueda llegar a conocer.

Quizá gracias al algoritmo descubra otra manera de escuchar música, otras músicas, pero con una nueva metodología de hallazgo.

Y es que este es el quiz de la questión, que no quiero hallar, sino buscar, quiero equivocarme, quiero cometer errores, quiero ser humano (pero no transhumano) y es que, quizá, me estoy quedando obsoleto.

Llevo toda la pandemia acordándome de esta versión de Resistiré

[youtube_sc url=»https://youtu.be/PTH3WS_zBGg»]

Parece ser que está de moda (por decirlo con sorna) salir a las ventanas a las 20:00 a aplaudir a personal sanitario de los hospitales que quedan en pie tras la privatización que solicitó el pueblo soberano tener en las elecciones que han tenido lugar en los últimos lustros en este país y sus diferentes autonomías.

Dentro de esa algarabía de aplausos y saludos, se ha comenzado a poner música en los balcones y ha hecho furor la versión de El Dúo Dinámico titulada «Resistiré» con una letra, como casi todas las del Dúo (de quienes fui ferviente seguidor en mi adolescencia). Sin embargo, siempre preferiré la homónima canción de Barón Rojo que añado al final del texto.

Resistiré, del Dúo Dinámico

Cuando pierda todas las partidas
Cuando duerma con la soledad
Cuando se me cierren las salidas
Y la noche no me deje en paz
Cuando sienta miedo del silencio
Cuando cueste mantenerme en pie
Cuando se rebelen los recuerdos
Y me pongan contra la pared
Resistiré, erguido frente a todo
Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla
Pero siempre sigue en pie
Resistiré, para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
Resistiré, resistiré
Cuando el mundo pierda toda magia
Cuando mi enemigo sea yo
Cuando me apuñale la nostalgia
Y no reconozca ni mi voz
Cuando me amenace la locura
Cuando en mi moneda salga cruz
Cuando el diablo pase la factura
O si alguna vez me faltas tú
Resistiré, erguido frente a todo
Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla
Pero siempre sigue en pie
Resistiré, para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
Resistiré, resistiré

Ingenuo de mí, lo que me imaginaba es que la gente cantaba a voz en grito la versión de Barón Rojo… oh, triste Barón, de quién se apagó su gloria…

Resistiré
Barón Rojo

Criminales disfrazados,
seres sin razón ni piedad.
No hay palabras en el mundo
que definan vuestra maldad.
Por dinero asesináis,
por placer aniquiláis,
por poder nos destruis.
Suciamente mentís
aunque siempre vigiléis
y mis datos proceséis
no es tan fácil hacerme callar.

Resistiré,
Resistiré hasta el fin
Resistiré,
Resistiré hasta el fin.

Ordenáis a los profetas
que hablen de la guerra mundial.
Lleváis siglos maquinando
el final de la humanidad
y queréis hacer creer
que os importa nuestro bien
pero oculta en el disfraz
hay un arma mortal.

Nos habláis de sumisión,
nos pedís resignación
pero no me dejaré engañar.

Resistiré,
Resistiré hasta el fin
Resistiré,
Resistiré hasta el fin.
Yo maldigo…

 

Yo soy fascista porque el mundo me hizo así

No puedo dejar de imaginar esta canción con el adjetivo de moda. Parece que todo el mundo le dijese a todo el mundo (con lo que no queda nadie que no lo reciba) que es «fascista», sin importar lo más mínimo el verdadero significado de la palabra. Así que, ya sin importancia, ¿qué tal sería cambiar el «REBELDE» por «FASCISTA» en esta «bonita» canción?

La pequeña adaptación daría lugar a este simpático resultado:

Yo soy fascista
porque el mundo me ha hecho así
porque nadie me ha tratado con amor
porque nadie me ha querido nunca oír.

Yo soy fascista
porque siempre sin razón
me negaron todo aquello que pedí
y me dieron solamente incomprensión.

Y quisiera ser como el niño aquel
como el hombre aquel que es feliz
y quisiera dar lo que hay en mi
todo a cambio de una amistad
y soñar, y vivir
y olvidar el rencor
y cantar, y reír
y sentir solo amor.

Yo soy fascista
porque el mundo me ha hecho así
porque nadie me ha tratado con amor
porque nadie me ha querido nunca oír

Y quisiera ser como el niño aquel
como el hombre aquel que es feliz
y quisiera dar lo que hay en mi
todo a cambio de una amistad
y soñar, y vivir
y olvidar el rencor
y cantar, y reír
y sentir solo amor.

El sábado fue mi cumpleaños

Fue un fantástico día que comenzó a las 0:00 bajo la lluvia en una terraza de un bar cutre incluso aunque intente «hipsterizarse»(Mesón Nueva Galicia) con mi querida amiga Aida Márquez, la simpar Sofia y algunas estupendas personas más algunas de las cuales ni siquiera conocía.

En mi día «oficial» de cumpleaños, el sábado, disfruté de un plan maravilloso con mi amada Carmen De La Rosa asistiendo a un Concierto de 2 Pianos con música de Rajmáninov, Debussy… y otros cuyos nombres no recuerdo.
Después una estupenda cena casi en la misma calle (no muy lejos del bar cutre de la noche anterior) y un patxarán bajo la música de Billie Holiday en el Central.

¡Qué maravilla de música!
¡Qué maravilla de ciudad!
¡Qué maravilla de vida!

Hoy estoy celebrándolo con agradecimientos a todas las personas que se acordaron de mí. (Excepción sea hecha, esta de conectarme a Facebook un domingo)
Así da gusto cumplir años, cumplir meses, cumplir días…
Así da gusto vivir.

¡Quiero ir a por mi primer milenio!
Y luego ya si eso vamos viendo.
😉

Esto no es una broma