El laúd

Tocabas tu laúd
como si no acabaras de iniciar tu andadura por la Luna.

Tocabas mi laúd
como si tú y yo, como un conjunto
no vacío,
con la trivial lámpara contradictoria,
halláramos la forma para huir:
atrás las golondrinas,
atrás la palabra lírica,
atrás un insano hábito por conquistar mundos.

Tocábamos juntos:
nos comíamos las bocas,
nos comíamos las almas,
nos amábamos
como hoy,
como cada mañana,
como cada noctámbulo minuto.

Tocábamos
lágrimas ocultas bajo la almohada,
tocábamos laúd
ignorando su uso,
ignorando un común ritmo sinovial
para acompasar tu corazón
al mío,
bajo amapolas sin volcán.

Tocabas mi tocado laúd amamantado
y sin significancia
cual una grulla loca amansa osos africanos.

Y así, poco a poco,
nos volvimos uno
y olvidamos la dualidad

acompañándonos.

Algo así como un diario. Texto de 1998.

Viaje al fondo de mi alma.

Lo de «todo empezó» no corresponde pues es probable que sea una historia sin comienzo, más diría yo, sin existencia.

El caso es que después de algún tiempo, Mythreyi y yo decidimos pasar las vacaciones juntos. Ella terminaba su tesis y se iba camino a la India. Yo quería ver a Xabi, Alberto, José Luis… Total que decidimos quedar en Amsterdam el 30, no, el 29, no, ella el 30, yo el 29. Nos pusimos de acuerdo y el 29 por la mañana ambos nos encontrábamos en este aeropuerto de Schiphol (Amsterdam).

Como en otras ocasiones, el primer problema era dónde y cómo besarnos: yo no sabía de su evolución pero estaba aún más confuso de la mía.

Los dos primeros días, aquí en Amsterdam en fiestas, fueron suficientemente aclaratorios: ella, aunque sugiera haber cambiado (especialmente gracias a Jack) sigue siendo la expectante comprometida que no entiende la profundidad de mi individualismo radikal. Igual que para mí es incomprehensible su vinculante concepto de «couple».

Quizá soy un inmaduro: «me la pela».

29 y 30 -> Noches en Amsterdam. Más o menos decido sin decir palabra que no quiero seguir. Soy un cobarde y ya le haría alguna putada a distancia en caso de que no despertase de su inocencia.

El día 1 salimos pronto (12:00 p.m.) hacia Strasburgo a ver a Xabi. También estaba Marta. Me alegré significativamente pues así relajaría mi mente de sus inquisiciones. Unos paseos, unos cafés, unos vinos en L’Alsace… y Marta se fue el domingo y nos quedamos con Xabi quien tuvo la habilidad (le pregunté si incencionada) de poner el dedo en la llaga.

¿Éramos una pareja? ¿queríamos serlo? ¿cómo éramos?

¡Joooder!

Esas preguntas las seguimos haciendo y preguntando con respuestas casi válidas durante la noche fatídica del domingo al lunes. Un largo paseo sin destino físico nos llevó al puerto inevitable de «la ruptura». Yo no creo que estuviésemos rompiendo nada y este era otro de los problemas que quedaron patentes esa noche. Caso simple de incompatibilidad de caracteres.

O: Enamorarse no es programable y yo no estoy enamorado.

Si estuviese enamorado habría puesto más empeño en intentar cambiarlo (o a mí). Sin embargo sólo consideré liberador que ella asumiese la situación como indeseada por ella.

4, 5, 6, 7 en París. Alberto no estuvo mucho con nosotros con lo que no tuvo ocasión (Myth) de atacar otros frentes no sé si con la intención de desentrañar la causa de la incompatibilidad o en otro vano intento de mostrar lo que yo no me puedo creer, que ella se adaptaría a la forma que yo quiera.

¡Pero yo no quiero que Ella se «Adapte»!

Algunas de las conversaciones fueron tan densas y profundas que no sé si estaba descubriendo completamente mi alma o creando la cortina de humo que ella misma iba engordando. Por suerte, al irnos de París se terminaron. La mala suerte fue perder el vuelo Amsterdam-Manchester que nos costó uno de ida Amsterdam-Leeds.

En Leeds, Jamie no era como la había imaginado y lo que había que ver no era mucho pero con Jamie hablando no hay mucho lugar para la reflexión. Esto siguió igual en York y en Liverpool.

La noche que tanto temía de la despedida Manchester-Amsterdam pasó sin pena ni gloria no sé si porque ya estaba todo dicho o porque quedaba demasiado para una noche en un aeropuerto.

Tan sólo los últimos minutos en Amsterdam, con el fin del fin, fueron desgarradores y tristes. Penosos. Demasiada pena para tan poca compasión.

El día 11 ella lloraba contra mi pecho mientras yo pensaba una frase que decir. A veces soy tan vacío que me doy miedo. Salí corriendo para agarrar mi equipaje perdido, un coche a Aachen y a las 12:30 ya estaba allí.

Con José Luis he pasado unos días interesantes en los que hemos conocido un poquito más Maastrich, Lieja, Nimega, Weert (un diminuto pueblo), con vueltas a Aachen a dormir (11, 12, 13) y el 14 a Bruxels con Antonio y Eva. Esos encantadores muchachos de Salitre…

El 15 Breda, Utreche y ¡Amsterdam!

A veces José Luis me desespera. Supongo que es falta de confianza o diferencias en la forma de ser. Lo normal, supongo.

Pero la verdad es que el 15 y 16 sólo quería que se terminasen. Quería volver a Madrid con mis amigas (¿Quiénes?) a hacer lo que más me gusta (¿El qué?).

Haré un intento por responder a estas preguntas cuando llegue dentro de unas horas.

Todo recomenzará con unas llamadas de teléfono… unas respuestas de email… y mañana a trabajar.

¿Cuánto se puede soportar sin ver el sol de la esperanza?

Amsterdam, Schiphol, 17 de mayo de 1998.

Reunión de Clave 53

El miércoles, Carmen y yo tuvimos una reunión (sí, somos pareja, sí). Una reunión en un lugar separado de nuestro domicilio (ahora que tal cosa es viable), para tratar asuntos relacionados con nuestras respectivas agendas y labores como Profesora de Tango Argentino (ella) y como coordinador de Talleres de Poesía y Escritura Creativa (yo). Compartimos la web de la Asociación Cultural Clave 53 (y la asociación en sí, no sólo la web, por si es preciso aclararlo) así que algunos cambios que han de realizarse en ella deben hacerse mediante nuestro consenso que no siempre ha resultado sencillo de alcanzar, como cuando ella hace años consideró que debíamos subir los precios a las actividades que realizábamos y yo sostenía que no era momento de hacerlo… hasta que acordamos algo intermedio (subirlo en las mensualidades manteniendo el precio en pagos trimestrales).

Mantener esas reuniones alejadas de nuestra casa (cama) hace que nuestra convivencia sea mucho más saludable, alegre, feliz… que cuando no lo hacíamos así, allá por los comienzos de la puesta en marcha de la Asociación Cultural Clave 53 en 2002.

Por aquel entonces discutíamos con frecuencia en casa sobre asuntos relacionados con la asociación, como organización de calendarios, coordinación de eventos, contactos con profesorado o pagos a proveedores. Así que tomamos la drástica y acertadísima medida de tener esas conversaciones en el espacio de trabajo (en aquel entonces situado en Campomanes, 8, Madrid), pero con el tiempo esa posibilidad fue más compleja, pues cerramos aquel espacio y tampoco teníamos tanta necesidad de reunirnos. En 2004, por ejemplo, lo hacíamos semanalmente. Así que fuimos derivando esas charlas a una periodicidad mensual y en una cafetería a la que llamamos, desde entonces, «la nuestra», situada en la Plaza de Santo Domingo, Madrid.

Por supuesto, por exagerado que parezca, antes de tener la reunión, llevamos por escrito los temas que vamos a tratar y nos convocamos mediante un calendario virtual compartido en Google. Solemos hablar de lo que nos preocupa, pero con intención de encontrar soluciones, no sólo consuelo, y es bastante eficaz, he de reconocer, por mucho que me sorprenda dado lo poco amigo que soy del trabajo en equipo.

En la mayoría de las ocasiones comenzamos con Carmen, pues su actividad es más compleja y tiene más factores que tratar que yo. Pasado un tiempo en el que ella ha ido apuntando lo que puede serle útil para el posterior desarrollo de su trabajo, nos ponemos con mis cosas, que, como decía, suelen ser pocas y más en continuidad con otros periodos, pues, salvo excepciones, soy muy organizado y previsor, así que suelo tener los talleres preparados con mucha anticipación y las clases particulares requieren poco o nada de trabajo (y cada vez menos, pues estoy dejándolas poco a poco languidecer como flores sin plantar).

Además de esta reunión periódica, tenemos un par de reuniones que podríamos llamar estratégicas o de gran alcance, en fechas singulares, tanto en agosto como en diciembre/enero, en periodos vacacionales, para saber si el camino por el que vamos en la vida (no sólo laboral) nos satisface y qué queremos cambiar y cómo. Una pregunta que nos solemos hacer en ese caso es: ¿Cómo te apetecería verte en 5 años?

Y en función de las respuestas que demos, planteamos si lo que estamos haciendo en el presente nos acerca a ese objetivo o no. Amén de indagar qué podemos hacer próximamente para conseguir acercarnos a ese horizonte que, lo sabemos, puede cambiar a medida que avanzamos.

De las reuniones periódicas, antes, guardábamos acta que nos permitía realizar un seguimiento de cumplimiento de tareas, de actividades pendientes, etc, así como ver en reuniones sucesivas si habíamos o no terminado de hacer lo que queríamos haber hecho. De las estratégicas, sin embargo, tan sólo tomamos algunas notas en cuadernos que, cuando menos lo esperas, hacen su aparición en otro periodo y te sirven para darte cuenta de si estás donde quieres estar (en la vida).

Y, poco a poco, seguimos amándonos y ayudándonos a construir una vida que nos encanta y nos ilusiona, pero que no siempre es la forma más sencilla de adaptarse a un mundo que presiona para tener vidas más, digamos, pragmáticas o aplicadas a la necesidad. Si es que no es necesidad el aprecio de la música (Tango) o la expresión poética. Nosotros, esa hipótesis, ni siquiera la mentamos porque carece de sentido.

Me despierto a las 3:33

Me despierto a las 3:33 de la madrugada
o de la noche
noche cerrada
y sé que no son las 3:33 exactamente
y seguro que no lo son en ningún sitio
y menos aún con rigor astronómico
pues mientras pienso en escribir ese número
el tiempo transcurre y deja atrás el 3.

Me despierto a las 3:33
pez fuera del agua
branquias rotas
escamas en las niñas de los ojos.

Me despierto a las 3:33
y quiero dormir
y quiero olvidar
y quiero hundirme en la calidez de la cama
y quiero dejar de querer para relajarme
y quiero y quiero y quiero…

Me despierto a las 3:33
pero ya son las 4:44
no he podido cerrar los ojos ni un instante
no he podido dejar de recordar
no he podido apartar la mente de las tareas del día.

Son las 4:44
de la noche
o de la madrugada
y siento cansancio pero no sé de qué
y siento nervios pero no sé por qué
y siento enfado pero no sé para qué
y siento miedo pero no sé ante qué.

Son las 5:55
de la madrugada
que madruga
y me levanta de la cama
y me levanta de la noche
y me levanta de la calma
y me levanta de la triste aberración de un verso inapropiado exasperantemente largo.

Son las 6:66
de una mañana poco soleada
donde látigos de pistilos de Jaen
han decidido restallar contra los alvéolos de mi ánimo
han decidido confabular con mi amor por la temperatura del hogar
han decidido ralentizar mi nebulosa hasta detener su capacidad divisora
han decidido atarme de pies y manos a una molestia intrascendente de la que apenas queda el patético consuelo de quejarse.

Son las 6:66
y ya no aguanto un minuto más en la cama
y ya he leído sobre la fusión nuclear
y ya he leído sobre la guerra hispano-sudamericana de 1865
y ya he leído sobre jquery o la implementación de un menú HTML5 CSS3
y ya he leído sobre mí mismo para saber cómo me particiono en una única web.

Son las 7:77
y Carmen también abre un ojo a mi lado
y estoy tan nervioso que lo primero que hago es advertirle
de que hoy mantenga la distancia de seguridad
o se coloque una mascarilla emocional
para soportar insoportables exabruptos.

Son las 8:88
y desayunamos juntos
un té negro con canela y cardamomo con un chorreoncito de leche entera
un café colombiano preparado en cafetera italiana sobre gas procedente de Argelia
unas tostadas (en concreto 5)
2 de tomate y aceite y sal
3 de mantequilla y mermelada casera congelada.

Son las 9:99…

el fin parece estar cerca.

Algo abochornado

El otro día, mi alumno de talleres y querido amigo Ernesto Pentón me dedicaba en su blog una entrada que me abochornó parcialmente, y la incluyo íntegra en este pequeño espacio propio:

Foto de GiuppeEste es Giusseppe, un tío genial que me ha enseñado un sinfín de cosas y me ha mostrado la libertad de la poesía.

Pero sobre todo me ha enseñado la belleza de su alma que siempre está disponible para la belleza.

Más allá de ser mi profe del Taller de Escritura Creativa y de haber prologado varios de mis libros es mi amigo y un ser humano con una calidez especial.

Amamos a la gente por todo tipo de razones, todas ellas pueden resumirse en una sola palabra: humanidad. Gracias a la vida por permitirme ser amigo de un gran ser humano.

E.

Hace tiempo que renuncié a ser el mejor en casi todo: el mejor científico, el mejor matemático, el mejor filósofo, el mejor filólogo, el mejor poeta, el mejor artista… pero no he renunciado a ser el mejor yo posible. Sigo intentándolo y sé que no es algo terminado, pues mi tendencia (digamos natural) es a no ser tan estupendo y maravilloso como me pinta mi querido Ernesto.

Soy de natural frío y poco empático, casi diría que con ciertas tendencias psicopáticas o incluso sociopágicas. Bastante neurótico y algo esquizofrénico… rencoroso y con una sangre fría que me asusta en ocasiones como cuando me da por pensar lo que haría ante un vecino molesto.

La empatía la construyo desde la razón y me acerco a una empatía que raya en una tolerancia intolerable, como cuando soy capaz de suponer que el pobre presidente de los EEUU quizá tiene algún problema físico que le hace comportarse como cuando la irritación de mis hemorroides me altera el ánimo y el humor, o cuando defiendo la persona de Esperanza Aguirre aunque aborrezca sus políticas.

La calidez la he ido aprendiendo gracias a rodearme de gente cálida que me contagia esa forma de sentir sin pensarlo todo, como mi maravillosa Carmen de quien no paro de aprender a abrazar con una generosidad que jamás soñaré con tener, o mis amistades varias (largo enumerar, Silvie, María, Aída, Jose, Xabi…) de quienes continuar adquiriendo la habilidad de relacionarme con personas que valoran a la persona por sí misma (ese algo indefinible) y no por sus cualidades.

Siento y sé que es algo «artificial» o racional mi construcción como «buena persona», pero no por ello me parece menos cierta, no intento decir que sea una mala persona disimulando, sino que intento ser la mejor versión posible de mí mismo, aunque me cueste no poder ser el mejor de otras cosas, porque a veces es así.

Cuando conocí a mi amiga Sylvie, allá en el lejano 1996, ella me hizo darme cuenta de lo importante de ser una buena persona por encima de consideraciones más, digamos, intelectuales. Y descubrí lo mucho que me quedaba por hacer en ese camino. Y me puse a ello. Y sigo en ello.

Por eso quizá quise poner en mi tarjeta de visita ese jueguito de:
Giusseppe Domínguez
Poeta, Performer, Persona.

Quiero ser la mejor Persona posible. Es mi gran performance en este mundo en el que quiero construir un poema llamado Giusseppe Domínguez que no se distinga en absoluto de la vida que vivo.

Agradezco que haya personas como Ernesto, con una bondad mucho más natural de la que yo pueda tener jamás, que me agradezca el trabajo realizado en esta dirección.

El monstruo de la noche

Duermes.
Duermes.
Duermes.

Alguna razón te sobresalta y te despierta.
(En realidad te despiertas reflexivamente)
(En realidad te sobresaltas reflexivamente)

No puedes dormir.
No puedes dormir.
No puedes dormir.

Pongamos que tienes tos.
Pongamos que tienes diarrea.
Pongamos que tienes cefalea.

Te levantas como si pudieses remediarlo.
Te levantas y sientes que te despejas del velo de la noche.
Te levantas y te separas del calor de su cuerpo.

No puedes dormir.
No puedes dormir.
No puedes dormir.

Y es entonces
en ese preciso instante
en mitad de un silencio oscuro.

Un pensamiento sacude tu mente con obsesión.
Un único pensamiento.
Un único pensamiento.

No importa el pensamiento.
No importa sobre qué irrumpe tu sueño en mitad de la nada.
No importa saber que no es algo importante.

Estás en la cama.
Estás en una ciudad que duerme.
Estás en un planeta que contiene el aliento.

Intentas dejar de lado el pensamiento.
Intentas volver a acostarte.
Intentas dormir.

No puedes dormir.
No puedes dormir.
No puedes dormir.

El pensamiento absurdo te asusta.
El pensamiento único te obsesiona.
El pensamiento no deja que afloren otros pensamientos.

Sabes que una buena manera de dejarlo de lado es durmiendo.
Sabes que a la mañana siguiente ni recordarás lo que pensabas.
Sabes que estás en un bucle que has roto mil veces.

Intentas pensar en otra cosa.
Intentas recordar los planes laborales de la semana.
Intentas contar ovejas o soldaditos de plata.

El pensamiento no se va.
El pensamiento te agarra por los intestinos.
El pensamiento se sobrepone a tus vanos intentos.

No puedes dormir y te acuestas respirando despacio.
No puedes dormir y te planteas volver a levantarte.
No puedes dormir y crees que no podrás en toda la noche.

No puedes dormir
No puedes …
No …



Yo Yo Yo y Yo

Leyendo esta publicidad de la famosa app Tinder de citas, me llamó la atención esta frase:

querer a quien, cuando y como yo quiera

Pero especialmente por ese pronombre personal de primera persona que conlleva cierto egotismo, cierto pensar desde el yo más absoluto las relaciones con otras personas, es decir, no querer a quien me quiera, sino a quien YO quiera.

No es necesariamente malo y presumo que tras el texto se puede leer un mensaje liberador, como de que cada cual es libre de querer a quien quiera.

Pero me sigue sobrando tanto YO en tantas frases… Y echo de menos (yo) que se lea en las escuelas, desde adolescente por lo menos, El Arte de Amar, de Erich Fromm.

Pequeños grandes placeres

Esta mañana he entregado las láminas que Pepe Buitrago me ha pedido para exponer en su maravilloso espacio de Centro Dados Negros en mayo. Disfrutar de su compañía un rato en esta mañana soleada de invierno en Madrid, mientras me contaba el proceso en el que crea sus piezas holográficas ha sido enriquecedor hasta no poder más. Hablar de arte y física con una persona como él que sabe tanto y que lo cuenta con tanta humildad no tiene precio. Un lujazo sin parangón.

En la Plaza de Herradores he comprado manzanilla en una recoleta tienda de infusiones a granel llamada Casa Oriental, tienda de té, productos ecológicos y herbolario. Esta noche la estrenaré con un par de radios de una estrella de anís para dejársela preparada a Carmen De La Rosa para cuando vuelva de su Milonga ROMÁNTICA.

Después he pasado por mi panadería favorita (Museo del Pan Gallego) a comprar la típica hogaza (hogar, fogar, folgar…) de trigo y centeno que hace las delicias de cualquier desayuno (o cena, o comida).

Por si fuera poco, como ya la mañana la daba por casi perdida (ganada completamente, en realidad), me he acercado a saludar a mi librero preferido, Andrés Larrinaga Arechaga, siempre cordial (de cordio, cardio, corazón) que con tanto mimo lleva la librería Menosdiez. Es tan tentador que procuro usar «orejeras» (de las de los burros) para que no se me desvíe la mirada a más libros… pero tenía uno de poesía de Leonard Cohen de tapa dura con ilustraciones por 8€. ¡¿Cómo lo hace para encontrar esas joyas?!

Y de colofón vuelvo al estudio donde esta tarde continuaré con el taller de Poesía Clásica China en el grupo de la Asociación Cultural Clave 53.

¿En qué momento mi vida se convirtió (la convertí) en algo tan bonito?

Fortuna no es sólo una marca de cigarrillos.

Sean A, B y C tres adultos responsables

Sean A, B, C tres adultos
en pleno uso de sus facultades mentales
y responsables de sus actos.
Llamemos a A, B y C conjunto triángulo.

Sean A y B dos adultos
del conjunto triángulo
que decidieron en un momento dado
de un pasado más o menos alejado en el tiempo
conformar un segmento recto
con tan solo dos extremos ocupados
por ambos elementos del subconjunto A-B.

Sea C un ser independiente que conoce a B
(podría haber sido A, sin mucha diferencia)
y deciden por ambas partes
entablar un nuevo segmento cuyos extremos
sean B y C respectivamente.

La longitud del segmento A-B
no necesariamente coincide con
La longitud del segmento B-C

Supongamos que A conoce de la existencia
del segmento B-C
que no afecta al segmento A-B
salvo en el hecho de que A-B-C pasa a conformar
un triángulo
escaleno
con un segmento aún por definir A-C.

La relación de este último segmento
depende de la calidad de ambos extremos
y de cómo decidan
voluntariamente
(como toda decisión que se precie)
aceptar la existencia de ese vínculo B-C
del que C es clara y obviamente consciente.

Supongamos que A decide enfadarse con B
por entender que el segmento A-B
queda afectado por el surgimiento
del nuevo segmento B-C.

Supongamos que ante tal enfado
A decide atacar violentamente a C
que no es el vértice del ángulo
que articula ambos segmentos en conflicto.

A no deja de ser un ser humano violento
a pesar de que haya sido B
quien haya roto el acuerdo
de exclusividad del segmento A-B.

C en ningún caso tiene relación alguna con A
salvo que conozca a A con anterioridad
aunque no hayan acordado en puridad
conformar un segmento bipolar A-C.

Supongamos que ante tal enfado con B
A decide atacar violentamente a B
que es el ser humano responsable
de abrir ese segmento a la dimensión dos
salvo en el caso de que el segmento B-C
comparta la misma dirección vectorial que el segmento A-B.

A no deja de ser un ser humano violento
a pesar de que haya sido B
quien haya roto el acuerdo
de exclusividad del segmento A-B.

Sea B un ser humano cuidadoso
con cualquiera de los extremos de los segmentos que conforma.

Es previsible que B hubiese eliminado
la exigencia de exclusividad del segmento A-B
o la misma existencia del segmento
pasando a ser un par de puntos
solitarios
en la recta real
antes de entablar con C un nuevo segmento.

Sea A un ser humano no violento:
A tiene en su poder eliminar su membresía
del segmento A-B
o aceptar formar parte de un conjunto triángulo
sin romper el segmento A-B
estableciendo
o no estableciendo
un segmento inexistente (previamente)
e innecesario A-C.

La longitud del segmento A-C
no necesariamente coincide con
La longitud del segmento A-B
ni necesariamente coincide con
La longitud del segmento B-C

Sean A, B, C tres adultos
en pleno uso de sus facultades mentales
y responsables de sus actos.
Llamemos a A, B y C conjunto triángulo.

La pregunta es:
¿Serías capaz de trazar las mediatrices del mismo?
¿Dónde está el circuncentro del mismo?
¿Por qué A habitualmente se comporta violentamente?

6 de septiembre de 2019

han pasado 20 años
desde que esperaba en el Achuri
de Argumosa
su llegada
con vestido de planetas
su piel morena de caña
sonrisa de par en par

corazón en mano

mi corazón
en mi mano
su corazón
en su mano

para depositar

mi corazón
en su mano
su corazón
en mi mano

y así seguimos
hoy
con nuestros órganos de naturaleza muscular
comunes a todos los vertebrados y a muchos invertebrados
que actúan como impulsores de la sangre
y que en el ser humano
están situados en la cavidad torácica ajena

después de 20 años
después de 240 meses
después de 1045 semanas
después de 7305 días
después de 7305 noches
después de millones de besos
después de billones de sonrisas
después de trillones de miradas

y así seguimos
hoy
cumpliendo nuestra palabra
nuestras palabras
al borde de un mar valiente
iniciando
un paseo
esperando
su llegada
con vestido de planetas
su piel morena de caña
sonrisa de par en par
corazón de corazones.

Esto no es una broma