Objetos sin objeto

objeto en patio

El viernes pasado estuve asistiendo a la ¿exposición?… bueno, a la convocatoria sin mucha definición de algo relacionado con los objetos en la performance realizada en El Patio de Martín de los Heros.

Me habían pedido un texto para la ocasión que envié y que hace unas semanas publiqué en este diario: (El objeto.)

Al entrar, me encontré con una impresión del texto que había enviado cuidando hasta el detalle que el punto estuviese en un renglón aparte. Y había otros detalles cuidadosos que, con buena intención y buen corazón tanto Genoveva como Denise habían tenido a bien depositar.

Pero faltaba claridad. Faltaba foco. Faltaba objeto… y sobraban objetos. Si es que alguna vez tuvieron algún sentido.

Personalmente, considero la acción como alejada de lo objetual en tanto a obra en sí. El objeto puede usarse (si no se usa siempre, dependiendo de la definición que se dé de esta palabra) pero de ahí a que su presentación separada de la acción tenga algún sentido es mucho más que cuestionable. Quizá, por qué no, pueda tener un valor referencial, digamos, documentativo, pero no es una pieza (no debería, de hecho, ser vendida o tratada como tal), pues distancia del foco que debe estar situado sobre la idea y, en el más matérico de los casos, en su presentación mediante una acción de la misma.

Ni la fotografía, ni el vídeo, ni el objeto de una performance tienen más valor que el del extintor o la puerta del baño o la tapa del váter.

Como curiosidad, encontré muy divertido un «objeto» que su(b)jetaba otro:

las señoritas de aviñon

Recuerdo una frase de El Cantar del Mío Cid:

Ya por la ciudad de Burgos el Cid Ruy Díaz entró.
Sesenta pendones lleva detrás el Campeador.
Todos salían a verle, niño, mujer y varón,
a las ventanas de Burgos mucha gente se asomó.
¡Cuántos ojos que lloraban de grande que era el dolor!
Y de los labios de todos sale la misma razón:
«¡Que buen vasallo sería si tuviese buen señor!«

Y es que mi sensación es que a quienes ponen en marcha su corazón para lanzar esta propuesta les hace falta conocer un poco más al señor al que han elegido seguir. ¿No habré podido ayudarles?

Una falsa performance

Podría pensarse perfectamente que se trata de una performance.

Es más, podría afirmar que lo fue, que fue una performance realizada en Hamburgo, Alemania, y engrosar así mi curriculum como artista de acción, pero la verdad (la mía) es que no lo fue.

Fue una acción (una serie de acciones) que hice con un poco de descontexto, pero sin intención de reclamar para ella la entidad de objeto artístico. Así que no lo fue, no fue una pieza de arte de acción, aunque hubiera habido acción, descontexto e incluso algún público parcialmente participativo.

Pero podría venderla como lo contrario… y hasta me la comprarían como tal, porque hay quienes me quieren mucho y me comprarían cosas tan distantes que me darían mucho mayor prestigio como artista.

Pero no, yo sé que no lo era. Sé que no. Sé que quise hacer otra y no me llevé el material que me hacía falta (un texto maravilloso de Jaime Vallaure escrito en ocasión a la convocatoria de la Chamalle 10).

Podría pensarse que se trata de una performance, pero lo que la diferencia de una performance real es que yo sé lo que sé… ¿se entiende?

Pues eso.

El objeto y la performance

Desde El Patio de Martín de los Heros, espacio reservado al arte de acción o performance, Denisse Nadeau y Geneviève Gaitan me proponen responder a la siguiente pregunta:

¿Qué nos puedes decir acerca del objeto* en la Acción que has realizado en el Patio?
> *objeto: del deseo, de la satisfacción, de amor, fetiche, idealizado…

Lo que nos escribas será un camino nuevo en el recorrido metafórico del Patio.
Te pedimos nos contestes pronto; contamos con tu ayuda para estar mejor encaminadas.
Dos frases, dos páginas, más, menos, o.k. a todo.

A continuación, mi respuesta, con lo mejor que sé: con honestidad, sinceridad y sencillez:


El objeto, en mi trabajo, siempre es algo esencialmente inmaterial. Los objetos que manejo son palabras, pensamientos, acciones, con algún que otro componente corpóreo, digamos, tridimensional, para realizar una composición de los mismos.

Objeto es todo. Y nada. Es la sal de la vida. Es la vida. Soy yo. Eres tú. Objeto es objetar. Objeto es ojo, es mirada, es acción, es sueño.
Objeto es cualquier cosa. Y cualquier cosa (entidad/ente/ser en sí) es objeto.
Componer objetos es ponerlos con. Ponerlos juntos. Agregar unos con otros hasta encontrar un objeto pluriobjetual que los contiene.
Objeto es cada una de las partículas subatómicas (elementales) que constituyen el todo. Objeto es una mónada.
Objeto es una silueta y la percepción de la silueta, aquella que ocurre en algún mistérico lugar del cerebro, relacionada con la imagen y su constitución dentro del ser para sí (siguiendo con esta terminología sartriana).
Objeto es geometría y, por tanto, abstracción.
Objeto es un lapicero o una mano o un párpado o el bazo. Objetos son abrazar, sonreír, hablar. Objeto es medir una distancia aproximadamente con la vista cansada. Objeto es la medida, el aparato de medida, la convención para que una longitud sirva de referencia en un sistema de medidas. Objeto es la sociedad y la cultura que lo hacen posible.
Objeto es el silencio y el ruido (y la furia).
Objeto es la respuesta a este cuestionario y el cuestionario y la tinta (fotónica) con la que escribo. Objeto es cada una de las teclas que estoy pulsando y el signo que las cubre, y el color del que han sido bañadas.
Objeto es materia, pero la materia es energía y la energía es dios; que es un objeto que usan quienes tienen fe, que es otro objeto.
Objeto es voluntad.
Objeto es esto
.


(Importante, mantener el punto del último renglón en un renglón separado)

Un abrazo y espero que os sirva mi concepción objetual del universo (otro sencillo objeto)

Giusseppe

No sé qué esperabais

pero mi acción de esperar(os)
ya ha concluido.

Será el texto que lea para terminar hoy la acción que tengo pendiente realizar en El patio de Martín de los Heros.

Fotografía de Ana Matey Acción Frontera en Matsuo, Junio 2014.
Fotografía de Ana Matey
Acción Frontera en Matsuo, Junio 2014.

Siguiendo la línea de exploración de la palabra espera, alrededor de la que hay todo un campo semántico sorprendente:

espera
to expect («expectar»)
espectáculo y espectador
expectativas
espectro (visible)
espectro (muerto, ¿que ya no espera o que nos espera?)
espejo
especular y especulador
spectrum (+) o 128k
*sp(h)?(i)-, *sp?- (Proto IndoEuropeo)
espacio
espacio de espera
espasmo
espada
espalda (espada plana)
espátula
expandir(se) y tener éxito
pro-sperar
feld-espato (espalda plana de campo germánico)
des-esperación
¿(e)xp-lorar espacios?
espetar (¿quizá?)
esperanto y esperantista
esperezar(se) y desperezarse la pereza
esperanza

lo último que se pierde.

Espacios reservados solo para mujeres

patiomartinherosplano

El otro día escribí sobre este tema y ya no quiero darle muchas más vueltas, pero pensé en realizar una instalación en un amable lugar llamado El Patio de Martín de los Heros que dejase claro que estas propuestas tienen algo de ghetto, porque a mí no me parecen espacios «especiales» sino «espaciales» y reservados me recuerda a las reservas indias, más que a otra cosa.

Es decir, estas cajitas rojas tienen todo el aspecto de ser cárceles.

Si se va privilegiando la presencia en ellas de la mujer, ¿no quedará el resto algo más excesivamente poblado (y empoderado) de hombres? (Cuestiones básicas de ubicuidad).

Hummm… sigue pareciéndome una pésima estrategia.

Performer, o eso.

Me llega el aviso siguiente a la bandeja de entrada de mi correo electrónico:

llavata y otrosEl Viernes 24 de Octubre de 8 de la tarde a 11 de la noche los artistas Carlos Llavata y Ramón Churruca realizaran unas performances en el espacio de arte El Patio de Martín de los Heros en la calle Martín de los Heros nº 15 en Madrid.

Y por supuesto me digo a mí mismo que va a ir a ver a ese Carlitos Rita la cantaora. Ya tuve «el placer» de verle en más de una ocasión y poco a poco he ido confirmando mi opinión: a este tipo le preocupa mucho más su ego que las demás personas que pueda haber en el mismo espacio y que, eventualmente, acaban pagando el pato que este tipo quiere hacerles pagar por «pusilánimes» o «burgueses» o algo…

El sábado 24 de Mayo del 2014, tuve el honor de ser convocado a participar en una suerte de revista caminada urbano-rural, fronteriza, por los organizadores del III (y último) Encuentro de Arte de Acción de Artón, que se organizó en MATSU. Presenté la performance que se titulaba como el leit motiv del evento: Frontera.

En el cartel para la ocasión, varios y reputados performers ofrecían su trabajo para disfrute de los mismos y algunos amiguetes, pues al fin y al cabo, esta práctica está cada vez más, salvo excepciones, salpicada de endogamia. No obstante, o quizá por ello, las acciones son amables, más o menos, son cariñosas como si supiésemos que el mundo (entorno en general) necesita cariño, abrazos, antes que bofetadas o guillotinas.

Pero siempre hay alguien que quiere ir de provocador: eso sí, sin hacerse cargo de las consecuencias y dejando tras de sí el desaguisado para otra que vaya limpiando su mierda. Claro, puede aducir que la mierda es su obra, pero entonces no me podrá objetar que opine que su obra es una mierda.

El «performer» llavata, en un intento de demostrar que es un artista incómodo, aquel día tuvo el gusto de destrozar completamente una construcción (irregular y posiblemente ilegal) en una finca de un vecino de la persona que organizaba el evento.

Bien, hasta aquí, bien.

Como yo ya voy conociendo sus ansias destructivas con la excusa del arte (que sí, que no estoy discutiendo que sea arte, solo que no me interesa), pasé del asunto y me mantuve a la distancia prudencial que conviene mantener con este hombre. Supongo que lo entiende. ¿No está deseando ser el foco de atención? Pues lo consigue, pero ¿quién es el idiota que se acerca demasiado a un foco?

Al cabo de un rato surgió el problema inevitable, porque es lo que tiene ir provocándolos: Apareció enfadado el propietario de la finca, cargando contra el responsable del desaguisado. Pero no, aquí ya no quiere foco el mencionado y le deja paso a las explicaciones a la persona que organizaba el evento (que si siquiera era responsable de haberlo invitado, puesto que se semi-autoinvitó).

Y aquí mi más absoluto desprecio por su obra y por su persona: lo siento, pero eres una persona responsable o no lo eres. Si no lo eres, no te voy a respetar demasiado pero tampoco es que debiera importarte.

Si se hubiese hecho cargo del destrozo y de sus consecuencias, habría visto una coherencia que considero imprescindible en el arte contemporáneo, sin ella, es simplemente un acto vandálico camuflado de otra cosa. Y deja, de nuevo, su mierda para otra persona que, eso sí, no es la artista, no, es una asistente de su magnificencia…

No puedo entender que se le tolere y se le ampare. Pero está claro que soy yo quien se está volviendo intolerante.

Queda bien en una foto, porque siempre va a ser espectacular, pero es justo algo de lo que debiéramos huir en esta práctica artística, en este lenguaje, si no queremos caer en «marinovich» o similares esperpentos, escandalosos vacuos, irreflexivos e irresponsables.

Así que cuando me llega de un espacio como el tierno Patio de Martín de los Heros que ha sido convocado para realizar una performance allí, no puedo dejar de pensar que la pobre Genoveva no sabe lo que se le viene encima. Luego acabará por echarlo, pues no es tonta, pero espero que el destrozo que le provoque, que es lo único que provoca, no sea demasiado irreparable.

Eso sí: yo no pienso estar ni tan siquiera en esa calle ese día.

¿Miedo? No: Asco.

Los 10 gestos y elementos formales más utilizados en el arte de acción

Acabo de leer el artículo titulado La incesante repetición del gesto (los 10 gestos y elementos formales más utilizados en el arte de acción), publicado por Ursula Ochoa en esferapublica.org en 2014/09/08.

Me parece estupendo y digno de recordar. Es algo que he leído ya en alguna ocasión anterior y sobre lo que he reflexionado en varias otras. Me encantó el enfoque siempre lúcido de Los Torreznos en su celebérrimo ABC de la Performance. Por no hablar del ínclito Isidoro Valcárcel Medina.

Los 10 gestos que menciona el artículo son los siguientes:

  1. El Desnudo
  2. El uso del vestuario rojo
  3. El uso de la carne cruda
  4. Uso de sangre o pintura roja en alusión a esta
  5. Hacer “pintura vaginal”
  6. Embadurnarse con pintura, alimentos o fluidos sobre el cuerpo
  7. Envolverse lanas, cabellos, cordones, sogas, cintas o alambres a la cabeza
  8. Escribirse en el cuerpo o permitir que escriban sobre él
  9. Uso del hielo
  10. Hacer “Action painting”

Merece la pena, insisto, leer el artículo completo para ver las referencias y reflexiones que contiene.

Yo añadiría, por que no falte, un undécimo consistente en la costumbre de dar algo de comer/beber a los asistentes, haciéndoles partícipes, obligándoles a participar en esa misa o comunión… amén de aportar esa imprescindible participación del público, no vaya a ser que alguien crea que esa acción es una pieza de teatro clásico.

Reitero la búsqueda de lo sencillo, de lo cotidiano, del contenido conceptual más que plástico, hasta el punto de llegar al límite, a ese límite de la performance que deja de lado el espectáculo de manera completa.

En el límite de la performance

Hacer una performance consistente en caminar desde el apartamento 180 de la Urbanización Veramar 5, Avenida del Descubrimiento, 5, Puerto Rey, 04621, Vera, Almería, hasta el chiringuito ubicado en la confluencia del Paseo Marítimo, 79, 04630, Vera, Almería con la Avenida del Puerto, 04630, Garrucha, Almería y volver por el mismo camino a una velocidad promedio de 6 km/h, de manera deportiva, ataviado con un viejo pantalón corto de algodón gris, unas deportivas estándar, unos calcetines doblados para acomodarse a la altura del tobillo y una camiseta con el slogan de “No a la guerra” adquirida con motivo de las protestas sociales que se llevaron a cabo en España a raíz de la intervención armada en la invasión de Irak en el año 2003.

¿Por qué está “en el límite” de la performance?

1.- Esta acción no tiene convocatoria pública.

Esto no significa que no sea pública, pero “el público” no está avisado de que está viendo una performance, pudiendo confundir al performer con un mero “footer” o caminante deportivo como otros muchos que aprovechan sus vacaciones para ejercitarse.

Sin ser secreta, no se avisa a posibles interesados salvo por una breve publicación (que, así, la hace pública) en mi blog un par de días antes de realizarla.

2.- Esta acción no tiene componente dramático.

Ni siquiera voy a “permitirme” romper desgarrando esa camiseta significativa que ha recorrido conmigo tanto terreno histórico que es posible que acabe in-intencionadamente desgarrada debido a la fragilidad de un tejido desgastado, casi translúcido (sin referencias veladas a la cámara lúcida de Barthes).

No es que no haya quien realiza performances desprovistas de dramatismo, pero es habitual encontrar cierta tendencia a la espectacularidad vía algún recurso de marcada intensidad dramática (dramaturgia aparte (o no)).

A priori, no es exigible que una performance, para serlo, deba tener o no tener “drama”, pero si se realiza, como en muchas ocasiones, para ganar “audiencia” o su atención, acostumbrada a lo teatral, a lo espectacular, resulta in-ética y|cuando no patética (Ref. Lírica).

La huida ex-profeso de esa componente le resta posibilidades de ser identificada “públicamente” como performance, de modo que la inserta, más aún, en la sucesión de acciones más o menos cotidianas que realizo durante el periodo estival en estas latitudes.

3.- Esta acción es cotidiana.

Aproximadamente 3 o 4 (no 304) de cada 7 días de los 31 que transcurro alojado en el apartamento que mis padres me (nos) prestan para disfrutar de unas merecidas vacaciones, realizo caminando el mismo recorrido con las inevitables variaciones: Cualquier otro día de los que trazo el periplo podría haber sido elegido pero no lo ha sido.

Por momentos, incluso, tentado estuve de dejar este parámetro de la performance, la fecha, a la improvisación y que el día que desease realizarla, lo hiciese sin previo aviso, realzando, si cabe, más aún ese carácter fronterizo con lo cotidiano, incluso para mí mismo.

El hecho de que sea una acción que no se distingue externamente de otra misma le confiere un carácter limítrofe entre lo artístico y lo cotidiano, donde lo único distintivo reside en mí, en algún “lugar” recóndito de mi mente o conciencia que discierne o intiende (de intención) que la caminada de “ese” día es una performance.

Con la sutileza o sutilidad de una “acción ejemplar” con la que guiñarle un ojo a mi admirado Isidoro Valcárcel Medina, esta performance, casi no performática, casi no artística y, sin embargo, casi sin casis, quiere ir un paso más allá de la acción “una mala acción” que se enmarcaba en el VII Encuentro Internacional de Arte de Acción de Madrid (acción!MAD10).

4.- Esta acción no es reivindicativa ni política.

Más allá de la simple lectura de la camiseta recortada para retirar cuello y mangas que mostraban agujeros y rotos que el uso y la compartición con algún lepidóptero habían ido imprimiendo como huella indeleble, esta acción no es política y, al mismo tiempo, es posiblemente la más política de todas las performances que haya presentado o concebido hasta ahora.

4.1.- No reivindico el “no a la guerra” (de Iraq) aunque sigue siendo preciso recordar que esa guerra dista mucho de haber concluido. Además, la ausencia de referencia explícita a una guerra concreta puede leerse en clave más genéricamente pacifista o antibelicista; incluso, antiviolenta.

4.2.- No reivindico el “no al olvido” de aquella ilegal invasión (acorde al órgano legislador internacional más o menos consensuadamente aceptado y/o reconocido) sino, más ambicioso, busco llamar a un posible espectador la atención sobre el olvido de otras guerras, de otras catástrofes humanas o humanitarias, de origen animal, vegetal o mineral, de causas artificiales o naturales, a modo forgianono te olvides de Haití” y, en última instancia, no olvidarse nunca de la responsabilidad como seres humanos y/o ciudadanos.

4.3.- No reivindico el “no al consumo” pero sí clamo por un consumo responsable, sostenible, aunque implique una transformación de los fundamentos socio-económicos del sistema en el que estoy inmerso o precisamente para eso.

De ahí, supongo, estas marcadas referencias “povera” que incluyo en esta performance como en cualquier otra acción de mi vida usando ropa más allá de lo habitual, no adquiriendo recursos o parafernalia específica para cada actividad que pudiera demandarlo.

5.- Esta performance no será registrada (salvo por adelantado).

Mediante este escrito que bien podría haber sido omitido si no fuese por mi voluntad algo didáctica.

5.1.- No haré fotografías de la acción ni de los residuos de la misma, quede como quede la sacrificada camiseta, ni le pedirá a nadie que las haga.

No obstante, no impediré a nadie que tome notas permanentes o impermanentes aunque es poco probable que me vea en tal tesitura.

5.2.- Dado mi interés cartográfico, es posible que represente sobre un mapa el recorrido que habré trazado con una estimación aproximada de la distancia andada o transitada.

5.3.- Por el apego que he ido desarrollando hacia la camiseta usada (que bien podría haber sido otra más afirmativa, como la de I ♥ MALTA, pero el NO rotundo y asertivo de la usada es y ha sido determinante para su elección como prenda de la performance) tomaré alguna instantánea de recuerdo de la misma como ya hice hace un año cuando reflexioné sobre lo revolucionario que era mantenerla en uso.

6.- Esta acción no tiene partitura.

Aunque este texto bien podría serlo con un grado de detalle mucho más exhaustivo o minucioso que la mayoría de las performances que he realizado hasta ahora.

Conclusión:

Volviendo a 3.- (cotidianidad), al día siguiente caminaré en la misma franja horaria (de 10:00 a 11:00) a lo largo del mismo recorrido, ataviado con las mismas vestimentas, pero no, ese día, la misma acción no será una performance.

Quizá, en el fondo de la intención de esta performance fronteriza está la voluntad de dinamitar o desdibujar tal línea imaginaria, tal categorización que mantiene separada la vida del arte o la poesía del poeta, parafraseándome: vivir mi vida como si mi vida fuese un poema, que escribí unos años antes de encontrar la sentencia de Jaime Gil de Biedma: Yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema.

Performance: Frontera

Con motivo del III (y último) Encuentro de Arte de Acción de Artón, que se organizó en MATSU el sábado 24 de Mayo del 2014 recibí la invitación con la siguiente propuesta:

convocatoria arton

La propuesta para este año sigue dirigida a la frontera, ya que al estar aquí (Matsuo se encuentra situado en la frontera entre la ciudad y el campo) de manera inevitable se piensa ella, estar en medio y en los bordes…

Lo que une
y separa,
lo que une
después separa,
lo que separa
no une,
frontera.

¿Cuántas fronteras «existen» hasta llegar a lo ajeno?

De modo que respondí con mi decisión de participar con una acción que tomase en cuenta el tema y que titulé tal y como estaba titulado el encuentro. Debía utilizar alguno de los materiales que suministraban (era una condición que imponía la organización) y como muchos de ellos eran aperos de labranza que no conozco, me decanté por un rollo de papel continuo de 20 centímetros de ancho por 30 metros de longitud.

Pedían un texto que describiese la acción y envié un escueto juego de palabras con Frontera:

Frontera de papel. Escribir una frontera. Enfronterar, enfrentar… afrontar.

Pensando en fronteras, inicialmente quise orientarme hacia el proyecto que tengo inacabado de realizar un poema que transite por las diversas dimensiones comenzando como un poema de dimensión uno o meramente textual, pasando a ser un poema en dimensión dos o necesariamente visual, alcanzando la tercera dimensión mediante la corporización u objetivización del mismo hasta terminar siendo una acción que podríamos incluir en el terreno de lo espacio-temporal. Pero este proyecto requería mucho más tiempo para realizarse del que iba a disponer, así que me dispuse a pensar en algo más factible y acorde al lugar en el que se iba a realizar.

Frontera evoca en mí el recuerdo de Topología, la asignatura que cursé en segundo de la licenciatura de Matemáticas y que se convirtió ipso-facto en la más interesante materia que había enfrentado jamás, si bien ya lo había previsto en la asignatura de Topología de cuarto curso de Química en la especialidad de Cuántica, dos años antes.

Y esa frontera como lugar entre lugares, también me remitía a la lógica difusa y su borrado de fronteras de conjuntos de pertenencia o transformación de las mismas en espacios de dimensión no nula, realizando una transformación global de la semántica, vía la anulación del sentido de clasificación preexistente.

No obstante, decidí encontrar algo cuya posible categorización fuese asumida sin discusión y acudí, como suelo hacer, al alfabeto.

Por otro lado, frontera que geométricamente tenía que tener una posible re-presentación, lo que me llevaba a pensar en algún lugar geométrico por definir.

frontera por Ana MateyDado que tenía un papel continuo de 30 metros, decidí comenzar por ahí realizando un triángulo equilátero (y aquí comienzan las alusiones al 3 que tanto me gustan). El triángulo es el polígono más simple posible capaz de tener fronteras (asumiendo un espacio euclídeo).

Ese triángulo sería el delimitador del espacio dentro del cuál estaría yo junto a las vocales y fuera del cuál estarían las consonantes. El porqué decidí situarme del lado de las vocales es, principalmente, por que son las letras asociadas a la emoción, a la expresión de la emoción y, quizá también, quería estar cerca o del lado de la A en una no velada referencia a Joan Brossa.

La acción por tanto consistió en extender ese papel-frontera sobre el que ir depositando unas piedras-mojón a razón aproximada de una por metro, formando un triángulo equilátero de 9 metros de lado. Cada lado contenía, así, 9 piedras-mojón equidistantes unas de otras 1 metro, haciendo un total de 27 piedras-mojón. Estas piedras-mojón pretendían ser una referencia a las estrellitas que se dibujaban en los mapas infantiles para definir las fronteras nacionales.

A continuación, piedra a piedra, fui decidiendo si cada una de las 27 letras (a partir de un alfabeto impreso en DinA4 a letra por página) correspondiente a la piedra en cuestión era vocal o consonante y arrojándola al interior o al exterior del espacio acotado por la frontera triangular.

Como colofón, en orden, fui formando la palabra FRONTERA con las letras que habían sido clasificadas situándolas bajo las piedras-mojón que servían a su vez de soporte a la frontera de papel.

Tras terminar el encuentro, recogí los 30 metro de papel continuo hasta volver a convertirlo en un cilindro usable en otra próxima ocasión.

La acción estaba concebida para durar, idealmente, 9 minutos. Creo que quedó muy cerca de este tiempo.

Unas cuantas fotografías del desarrollo de la acción realizadas por Belén Cueto (creo)

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El maravilloso dossier que Ana Matey se curró para el evento merece la pena que sea compartido en este blog. dossier ARTON:MATSU_III

Esto no es una broma