Conexión permanente

Hay que estar siempre conectado
te dicen
como si fuese verdad
de la obligatoria
y te argumentan que
si tienen teléfonos móviles
es para eso
para estar siempre conectados
y no para la posibilidad de eso
para poder estar conectados a voluntad
y es que
para ello
es preciso
tener voluntad.

No saben decir no
cuando se desea decir no
aunque se argumente que no se desea decir no
verdaderamente.

Y te responsabilizan de sus decisiones
como si no fuese más que suficiente
intentar ser responsable de las propias
de las que nunca desconecto
ni escribiendo una sucesión
indecente
de frases impersonales.

FaceBook no es culpable de que yo use FaceBook
más de lo que deseo hacerlo.
Whatsapp no es culpable de que yo use Whatsapp
más de lo que deseo hacerlo.
El email no es culpable de que yo use el email
más de lo que deseo hacerlo.
Orange, Movistar, etc, no son culpables de que yo las use
más de lo que deseo hacerlo.
El portero automático no es culpable de que yo lo use
más de lo que deseo hacerlo.
Este blog no es culpable de que yo use este blog
más de lo que deseo hacerlo.

Quizá el problema radica
en que es más fácil identificar el sujeto
de la oración
SUJETO culpable
que de la oración
SUJETO desea.

Quizá, sí, quizá.

Dualidad

No soy rico ni pobre
pero tengo que posicionarme
en esta presumible lucha
de clases mal dibujadas.

No soy empresario ni empleado
ni mucho menos proletario
y ni siquiera rey
y aunque tengo algo de político
no lo soy profesionalmente
o sí,
quizá sí que lo soy.

Malvado o bueno
listo o estúpido
Caín o Abel.

¿Por qué todo es tan condenadamente dual?

Nuestra lógica bievaluada nos dice
con su buen criterio del modus ponendo tollens

    O bien A, o bien B
    A
    Por lo tanto, no B

pero nos engaña
pues B no es no A
y, lo peor de todo:
nadie sabe qué es A
ni B
ni nadie
ni sabe
ni qué.

No soy cigarra ni hormiga
aunque prefiero a la cigarra
aunque hoy me siento hormiga
ni soy de derechas ni de izquierdas
en esta perversa necesidad de repartirnos
en dos bandos
siempre en dos bandos
como las dos españas
de las que no formo parte.

Ser A es algo complicado
cuando este A se define como un conjunto
siempre más o menos difuso
(aunque no queramos reconocerlo)
por cierta incertidumbre inherente
a la naturaleza metafórica del lenguaje.

Conjuntos de pertenencia a proposiciones
cuyo enunciado es dogma inevitable
(de aquí que Barthes me hablara a mí en Lo Neutro)
debido a la naturaleza del discurso.

Soy hombre o mujer
hetero u homo
alfa o beta.

Pues no, yo no soy nada de eso
y lo soy todo.

Y no es licencia poética
esta afirmación rotunda y contradicha
sino la conciencia de un mundo
descuartizado e infinito.

Soy el punto alejado de toda gausiana
(no siendo delta de Dirac)
que las adora a todas
porque por todas es tocado
poseído
si bien en grado ínfimo
nunca un infinitésimo.

No soy onda o partícula
de manera excluyente y definitoria,
no soy lo que quieren que sea
ni siquiera lo que yo quisiera ser
sino un sinfín sinfín de formas de existir
un inevitable dilema misterioso,
una singularidad
que ocupa todo espacio.

No soy un electrón
ni muchos quarks, fermiones y otros entes
atómicos o subatómicos
o supratómicos.

Y también
al mismo tiempo
y en el mismo espacio
y quizá en otros tiempos
y también otros espacios
lo soy
y poco más.

Ojos de pez

Solté las amarras del baro
y comenzó a hacer aguas.
Un pez entró en el barco,
me miró a los ojos
y entonces pude ver en los suyos
la profundidad del mar
y supe que era allí donde
estábamos zozobrando
en unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro de los que había un barco
por cuyos bajos entraba un chorro
de agua arrastrando
un pez que me miraba con unos
ojos dentro…

Machismo positivo

– ¡Qué bien baila
para ser un chico!

– Ya habríamos querido
tener un chico como este
que bailase
y fuese divertido
sin tremendo
sentido del ridículo.

– Pues yo creo que es
demasiado activo
o competitivo
o algo
que explica
por qué no para de bailar.

– ¡Mira, mira, mueve la cadera!
Porque en las chicas es normal
pero no hay muchos chicos
así.

– Pero también juega al fútbol
¿sabéis?

– Va a tener muchas
pero muchas novias
y se las va a llevar de calle.

– No canta muy bien, pero bueno.

– Ahora te toca ser María
o cámbiate de lado
para ser el chico.

– Eso, eso, mejor cámbiate de lado
y sé un chico.

– Y así Lucía puede ser chica.

Esa y pocas más fueron las únicas menciones a una de las 3 chicas que no paraban de bailar, de cantar, de moverse, de contonearse, de juguetear… pero, en ellas, es tan normal que no es noticia. Yo me imaginaba lo raro que debía sentirse aquel chaval sabiéndose motivo de risas, motivo de exclamaciones y asombros, de exaltación de sus inesperadas habilidades como macho. Supongo que es de agradecer que nadie le prohibiese hacerlo, pero habría sido aún más de agradecer que hubiésemos sido capaces de normalizar algo que estaba claro que él, aquel muchacho, no tenía ninguna razón para pensar extraño.

El pensamiento se lee

el pensamiento se lee
el pensamiento se ve
el pensamiento se oye
el pensamiento se huele
el pensamiento se palpa
el pensamiento se saborea
el pensamiento se agarra
el pensamiento se agita
el pensamiento se abre
el pensamiento se mastica
el pensamiento se despierta
el pensamiento se despereza
el pensamiento se dibuja
el pensamiento se escribe
el pensamiento se cuestiona
el pensamiento se replantea
el pensamiento se cincela
el pensamiento se escinde
el pensamiento se esgrime
el pensamiento se abate
el pensamiento se combate
el pensamiento se debate
el pensamiento se obsesiona
el pensamiento se ilusiona
el pensamiento se rige
el pensamiento se gobierna
el pensamiento se dispara
el pensamiento se hojea
el pensamiento se recuerda
el pensamiento se desdibuja
el pensamiento se imagina
el pensamiento se involucra
el pensamiento se restringe
el pensamiento se expande
el pensamiento se exilia
el pensamiento se apacigua
el pensamiento se publica
el pensamiento se estudia
el pensamiento se objeta
el pensamiento se obtura
el pensamiento se obnubila
el pensamiento se obvia
el pensamiento se obstruye
el pensamiento se ama
el pensamiento se adora
el pensamiento se venera
el pensamiento se desea
el pensamiento se esconde
el pensamiento se escancia
el pensamiento se escapa
el pensamiento se escalabra
el pensamiento se demora
el pensamiento se ralentiza
el pensamiento se acelera
el pensamiento se vislumbra
el pensamiento se ciega
el pensamiento se ensordece
el pensamiento se muta
el pensamiento se mata
el pensamiento se vive
el pensamiento se es.

Lágrimas

gotas de lágrimas
flujo de lágrimas
lluvia de lágrimas
torrente de lágrimas
ríos de lágrimas
lagos de lágrimas
cataratas de lágrimas
meandros de lágrimas
deltas de lágrimas
desembocaduras de lágrimas
rías de lágrimas
golfos de lágrimas
costas de lágrimas
mares de lágrimas
océanos de lágrimas
evaporándose a
gases de lágrimas
cirros de lágrimas
cúmulos de lágrimas
nubes de lágrimas
cielos de lágrimas
goteando.

Francisco I

El otro día comenté en una red social
que Francisco I
es mi padre.

Con ello estaba jugando a afirmar
que el único que reconozco
con la autoridad
suficiente
para tener el título real
es a Francisco
Domínguez Núñez
es decir
mi padre.

Gran cantidad de gente
se apresuró a suponer
que me refería al recientemente
elegido por dios
como papa de la iglesia católica apostólica
y romana
pero nada más lejos de la realidad.

Nadie supuso que cuando pienso en
Francisco I
el primero en el que pienso
es el franco rey francés
que le plantó cara a un tal Carlos
quinto o primero
según se mire.

Pero
si tuviese que elegir a uno
como el número uno
de los franciscos
que conozco
y re
conozco
como rey del reino en el que habito
sería
mi padre.

Hay que ver qué cantidad de comentarios
suscitó una entrada semejante
y los pocos que genera
una entrada larga y de descripción detallada
de algún problema sin solución
o el enunciado
del principio de máxima multiplicidad de Hund
por poner un ejemplo.

¿Por qué?

Esto no es una broma