Luna

Debajo de mi calle
(en realidad sobre mi calle)
hay un tipo
que canta
imitando a Sabina
como si hubiese sido el único cantante urbano
con una guitarra bajo el brazo y una voz quebrada
que indicase que había estado bebiendo hasta altas horas de la noche
y que
durante muchos años
me gustó mucho.

El tipo no hace más que repetir
una única sola canción
que debe titularse luna
porque repite una y otra vez
un estribillo con algo así como
luna luna luna luna…
y luego desgrana penas
y locuras
y tristezas
y todo eso que hace tan típico y tópico el canto
de un cantautor
más o menos imitador de Sabina
y otros trasnochados
que no supieron reinventarse.

Me da mucho miedo
mucho
estamparme contra una
luna luna luna luna
y ser uno de esos que imitan a sí mismos
por falta de capacidad para seguir creando
creciendo
creyendo

Necesito más gerundios.

Mi poema ha terminado antes que ese hombre
hablando de la del amor
la de la muerte
la de la vida
y no creo que haya leído el mismo libro
que yo leí
escrito por un tal Schopenhauer
que muchos muchos
consideraban pesimista
y yo
le veía una referencia vital
una inspiración
para no llorar
para crear
para creer
para crecer
y ser
cada día
un poco
más
humano.

Octote

Octote
basto
contrachapado
mica que vuela
sin relámpago
negra
una centella de antimateria
bajo la ceja tuerta
tus labios
la miseria del mundo
la ONU
una noticia de prensa
ambos sabemos
que octote
no tiene ningún sentido
pero
¿yo?

Frase de Idus de Marzo

Cayo Julio César (en Los Idus de Marzo, de Thornton Wilder) dice:

«Los poetas, y únicamente ellos, emplean todo lo que son en cada momento de su obra».

Y me encanta pensar que voy por buen camino. Cada momento de mi vida lo vivo como si fuese parte de una obra por crear. A veces querría que fuese más sencilla, pero es la que quiero hacer y la voy a hacer tal y como deseo hacerla. O no.

Me ha gustado compartirla en FaceBook y ver que tiene repercusiones positivas. Quizá este sea el camino: ser positivo, más positivo, más de cosas que me gustan y menos de cosas que no me gustan, aunque sea más o menos lo mismo…

Ahora, a cenar.

Los nuevos gastos

Cada día me planteo
si merece la pena gastar
dinero en cosas tan absurdas
como un hosting
o una conexión ADSL
o una subscripción a una guía de televisión interactiva
que cada día
además
funciona peor
o una línea de telefonía fija que apenas uso
o una línea de telefonía móvil que casi no me aporta
ingresos
y sí
gastos
pero sigo moviéndome hacia delante
como si esa huida de la reflexión sobre el gasto
innecesario
no fuese necesaria
y fuese necesario
sin embargo
gastar
gastar
gastar
gastar
para
vivir.

Teléfono

No te llamo
no me llamas
me amas
y tus llamas
me aman
amantes
somos
sos
con
112
y tú
y yo
nos
os nosnos
no vos
no tos
no otros
no:
nosotros
y nuestro
conjunto de aparatos e hilos conductores con los cuales se transmite a distancia la palabra y toda clase de sonidos por la acción de la electricidad.

Pudor

No se puede hablar de A
porque podría enfadarse B
si sabe que le cuento C
a D.

No conviene contarle a E
lo que sabes de F
porque G
podría acabar sabiendo H
por intermediación de I.

Es mejor que no digas que J
visita un K
ante el riesgo de que su L
te diga que eres un M.

Ni se te ocurra mencionar que N
tiene a su Ñ
con un tremendo O
en el P
porque dañarías a Q
y perderías para siempre la confianza de R
que vería en ese S
un símbolo de tu T.

Es mejor que pienses en otra cosa mientras U
te detalla información sobre su V
que no has pedido y sabes que puedes acabar contando a W
sin darte cuenta de que X
no piensa lo mismo de Y
y acabar siendo para tus amistades un definitivo Z.

Disfrutando de la Globalización


Ayer comí con mi amiga querida
con Sylvia, de Toulouse,
en un restaurante oriental
en el que se mezclaba cocina japonesa
con china
y vietnamita
(con un vino blanco de la Ribera del Duero)
y pagamos en Euros
hablando en español
para luego quedar con mi otra gran amiga
Aída (B.)
y tomarnos un Spritz Aperol
en un café italiano a menos de 50 metros de mi casa.

Recordaba Verona
como si lo estuviese paladeando
y cómo le había dicho a Carmen
que era un poco menos significativo viajar
desde que la globalización campa a sus anchas por el mundo
porque encontrar Aperol a 50 metros de mi casa
o pasta a la albahaca
como la que hice ayer para cenar
se había convertido en norma
(normal)
y se apreciaba algo menos al estar en otros países.

Quizá ha llegado el momento de pensar
si tiene sentido viajar
pero, sobre todo,
si tienen sentido las fronteras.

Me gusta el amor de todos los colores

Hoy no voy a escribir un código terminado, quizá otro día lo haga, aunque no sé muy bien si tendré que seguir la senda de colores por la longitud de onda, es decir, colores puros, o por una variación de hexadecimales que, en triada, formen un código RGB, por ejemplo.

El color es algo que todos vemos y pocos entendemos… y no sé si me cuento entre los segundos.

Una aproximación al programa que realizaría es la siguiente:

for color=BLANCO to NEGRO {

    me gusta el amor color

}

// y, para terminar… (o no)
while (color) {

    me gusta amar

}

Esto no es una broma