estas antenas
me conectan
con dios
o tries
o cuaitro
o ciinco
o sieis
o siiete
o/u oicho
o nuieve
o eso
con algún
número imposible
Diario
estas antenas
me conectan
con dios
o tries
o cuaitro
o ciinco
o sieis
o siiete
o/u oicho
o nuieve
o eso
con algún
número imposible
Galería de Robles sin
robles ni cartón
en frente del 7
sin calle y
sin melancolía
Galería sin cuadros
salvo en los adoquines
donde piso
y piso
y piso
hasta deshacer
mi dolor
con desdoro
sin decoro
oro oro oro oooooo
Una casa se llama maravillas
Una casa se llama pecado
Una casa se llama delicia
Una casa se llama olvido
Una casa se llama pena
Una casa se llama risa brillo llanto agua linterna abedul crisantemo teatro pantalón azulejo lejos palabrota
puerta de la cárcel
puerta tumba
puerta puesta a posta
puerta honda
puerta funesta
puerta tuerca de tuerta
puerta a parte
puerta.
honda
veintemil leguas submarinas
fosas de las marianas
fondo de un cráter volcánico
intestino grueso del mundo
pena
drama trágico
recalcitrante dolor del alma aciaga
hoy
desperté pensando
que ya era hora de terminar con el sufrimiento
que había vivido de espaldas al futuro
negándolo
y ya ha llegado
para instalarse y matar al presente
al pasado
al condicional
y,
por supuesto,
al infinitivo
al gerundio
y a mí mismo
hoy
me desperté a media noche
y no podía parar de llorar
sentado en la taza del vater
agarrándome la cabeza
con el dolor de mi tendinitis
mientras estornudaba
sin parar
hoy
regresé a la cama al lado de la mujer más maravillosa del mundo
y no sabía
cómo disfrutarlo
(yo
ella)
hoy
no puedo dejar de pensar que el fin
está cerca
que no deseo prórrogas
que no deseo lágrimas
que no deseo angustias
que no deseo vida
si no es mi vida
hoy
debo buscar la manera
de no pensar
(algo de instinto me dice que sí, que sí…
Con carácter contradictorio concurrieron cuatro contrabandistas.
Cuando comprendieron con criterio cómo cabía caer contra corriente,
capitularon con cautela.
Casi cabría comentar
cinco cosas contiguas.
Como corrieron cabreados,
corrieron con cinco caminos contrarios:
con cañones
con cojones
con corazones
con calcetines
con cabeza…
Corrieron con crisis
contradictorias.
Corrieron.
Alzaba la aldaba para
llamar a la amada.
La amada abrazaba
la valla hasta la mañana.
La cara amada asaba a la pata
para amamantar
a la manada.
Allá acababa
la algarada.
El ventero viene con fuerte
olor por el perfil de mi frente.
Son quince soles con flor
de fuego que mueren
en mi humilde ser.
No puedo, ni oculto, un misérrimo
sentimiento de dolor
por el infinito sudor
de mis dedos.
El pobre ventero no cubre
mis mínimos
térmicos
y me
muero porque no respiro.
Las piernas de un hombre
eran lo único que sobresalía
del cubo de basura
o contenedor de reciclado
de cartón
en el que estaba
inmerso
completamente.
Al otro lado del cubo azul
estaba detenida una furgoneta
blanca
que recogía los restos
que el cuerpo
inmerso
de piernas salientes
iba lanzando desde el interior.
Carmen y yo no sabíamos si seguir caminando
y saludar a sus zapatos
fotografiar la imagen insólita
de unas piernas que
como si fuesen de un pulpo (cefalópodo…
salían de la cabeza del contenedor
y tendían sus garras
hacia nosotros.
Nos dimos la vuelta y tratamos
de olvidar
que un hombre
estaba trabajando
en un trabajo
cuando menos
poco deseable.