Una espiral de espirales

una espiral de espirales
naranja
corren a reunirse
en el centro
de un ojo certero
con la mirada azul
de celanadas
y un abatir de plumas
en la cama

una espiral de espirales
ajoblancas
que caen en árbitros de
mosquitos muertos
a golpes de mis manos
con palmadas
que no aplauden a dios
ni a sus instintos

una espiral dorada
de espirales
con una carta dentro
de ternura
con una gran mirada de soslayo
a mi tristeza de culos medio rotos

una espiral de luces y de olores
una espiral de plata y de aleluyas
una espiral sin miedo de ser vista
ni olvidada entre el arco de tu aorta

una espiral, en fin,
que usa las comas
l/d/os puntos
los acentos
las comillas
y termina contándonos al oído
un secreto que viene a decir: miedo.

Lamentable

Lamentable quien no vive enfocado
quien vive sin darse cuenta de que la vida
es limitada
es acotada
es cerrada
sea o no sea circular
pues un círculo es un lugar cerrado
o, cuando menos, acotado.
De hecho, cuando se dice que la vida
es circular
se está pensando en circunferencias
y no en círculos
puesto que se ve como unidimensional
y no se habla de la vida
sino del tiempo que dura
y la duración
quizá es lo menos interesante
de la vida
quizá hay otros factores más calificativos
de lo que significa vivir
y no tienen nada que ver con la duración.
Lamentable olvidarlo
lamentable
porque la vida es lo único en lo que merece
la pena
pensar
y no en la no vida
por mentar a Camus
en el mito de Sísifo:
No hay sino un problema filosófico realmente serio: el suicidio.
Pensar si la vida vale o no
la pena vivirla.
Lo demás, son juegos.
Juegos más o menos infantiles
más o menos innecesarios
más o menos prescindible
más o menos fructíferos
pero sólo juegos.
La vida no es un juego
o es el único juego digno
de ser jugado hasta el final.
Y, al final…

Comeclavos

Tragamanzanas
aplastapuertas
rascabilletes
muerdevelas
duermedátiles
espantagrillos
calzabutardas
abrazamadres
pegabuzones
toseabuelas
cardamomos
cundetiempos
abrecartas
robacorazones
cantamañanas
silbatardes
pintamonas
cazatalentos
cubreventanas
salvacerrojos
arrastracuerpos
rompecuernos
sacacuartos
metetercios
escribeversos
correveyeso
hablapafuera
mascapalabras
rumiasilencios
grabaterrazas
decorasueños
sueñabellezas
lloramiserias
hueleservicios
conectaincendios
alzasemillas
amarrimas
besaprosa
tiendehabas
atachismes
pelabásculas
sientesolos
meditamundos
embalsapenas
ocultallantos
destapamiedos
temecompadres
pillapillastres
y
publicatontos

han ido juntos a dar una vuelta por la parte más gris de mi cerebro en este día lluvioso de primavera.

Guerra

Libia está en guerra
La ONU dice sí a la guerra
La OTAN entra en guerra
(Europa me lo salto)
España está en la OTAN
España entra en guerra
Yo soy español
Yo estoy en guerra
El Rey es español
El Rey no dice estar en guerra
Y, mientras tanto, la vida continúa

Mañana bajará el precio del petroleo
Mañana nos olvidaremos del consumo energético
Mañana las toneladas de agua harán seguro lo inseguro
Mañana el olvido volverá a reinar
en una monarquía absoluta (mente ciega

Twitter y la brevedad

Lo bueno si breve dos veces breve, dicen. Y se presume de que Twitter es la forma típica de comunicación del futuro o, como diría Alex de la Iglesia, del presente. Bien, pues sus 140 caracteres son por un lado algo que estimula la capacidad de síntesis, pero por otro, más peligroso, la tendencia a la simplificación.
El futuro es tan complejo (el presente) que simplificar puede que resulte absolutamente necesario para poder comunicar algo al respecto.
¿Cómo analizamos las consecuencias de un terremoto en Japón?
En un mismo titular (casi un tweet), hablamos de miles de muertos y de centrales nucleares afectadas. Inmediatamente, muchos creen que esos miles de muertos lo han sido por las centrales nucleares. Las centrales nucleares, por tanto, son malas malísimas.
Critico esta forma sensacionalista de dar la información.
Pero más grave aún me parece que se gobierne con esos mensajes y que puedan ser electoralmente rentables: veo que Merkel, canciller alemana, decide de repente clausurar o algo semejante la mitad de las centrales nucleares en suelo alemán (claro, siempre preocupándonos por eso de las nacioncillas) y Zapatero haciendo lo propio en España, etc, etc.
Y no puedo evitar preguntarme… Si era así de fácil dejar de depender de esas centrales y su abastecimiento energético, ¿por qué no se juzga a los que las mantenían abiertas? Aunque sólo sea por imprudencia temeraria.
Por otro lado, la alternativa que se presentará, de forma inmediata, es decir, sin un gran aporte económico y logístico previo, será aumentar la dependencia energética del sector petroquímico. Generará guerras, con más de miles de muertos, no directos, por supuesto y en países que no nos importan mucho.
Ahora bien, ¿significa esto que me parece estupenda la política de crecimiento de consumo energético que nos lleva a dependencias absolutas de fuentes agotables o peligrosas o ambas?
La respuesta es no.
No me gusta la idea de crecimiento continuo que lleva vigente en el mundo occidental desde la Ilustración cuando menos. Y ya entonces Voltaire, con su inteligencia irónica, vilipendiaba el progreso como algo no tan bueno.
Hace tiempo que hablaba con mi amiga Sylvia sobre los lugares o asuntos a los que dedicar la inversión en investigación y ella sostenía (repito, hace más de 10 años) que sería interesante dedicar inversión a temas sociales, a temas culturales humanistas, a otros temas que no fueran los puramente tecnológicos, pero ni yo mismo la hice caso. Le decía que era inherente al hombre el desear un progreso científico-técnico que mejorase nuestras condiciones de vida. Pero la realidad es que esas mejoras se han orientado fundamentalmente al desequilibrio de la riqueza adquirida y a la fabricación de una sociedad más estratificada, donde las clases dirigentes están por encima de un nivel apreciable. No se les ve.
Y ahora cerraremos centrales nucleares, incluso cuando tecnológicamente serán siempre más eficaces que las térmicas-petroquímicas, por un pensamiento tweet. Un pensamiento de 140 caracteres. Y luego las volveremos a abrir por otro pensamiento tweet.
Y ahora llamamos a Gadaffi sátrapa, luego tirano, luego dictador, después gobernante. (En menos de 140 caracteres)
Y nos olvidaremos de que las centrales nucleares llegaron para satisfacer una necesidad que no era tal pero estaba ahí de consumo, consumo y consumo de energía que sirve para justificar la bondad del sistema capitalista. Sistema de crecimiento continuo, de crecimiento sostenible, como si un crecimiento continuo pudiese ser sostenible.
Seguiremos queriendo tener más y más cosas, cosas nuevas para poder renovar el armario, el coche, el ordenador, la casa, la calle, el portal. Siempre más y más, siempre creciendo, siempre hacia arriba, siempre sin mirar abajo.
Y, abajo, estarán las centrales energéticas que permiten esa ascensión.
¿Renovables?
¿Cuántas y cómo?
La energía solar aún está sin demostrar su capacidad generadora, siendo su principal problema la producción de unos residuos (las baterías o acumuladores químicos necesarios para almacenar la energía) que en pequeñas cantidades son manejables, como lo eran unas cuantas bolsas de plástico, como lo eran unas cuantas pilas, pero que en las grandes cantidades derivadas de la sustitución paulatina de los medios de producción energética actual aún no han mostrado sus maldades. Después vendrá decir que hay que solucionar este problema.
Existen los parques eólicos que se extienden peligrosamente afectando al paisaje mucho más que una autopista y que si van en aumento también deberán responder a las exigencias medioambientales que ahora se exigen a otras intervenciones similares.
Y la geotermia y las mareas y …
¡No! El problema está antes: debemos asumir que el planteamiento del sistema de crecimiento continuo era insostenible por definición. Esto afecta a todo lo demás. Tenemos que asumir que no es mejor el que llega más lejos, es más que no hay que aspirar a ser el más o el mejor, que la felicidad (ah!, de cuando en cuando conviene hablar de eso) no se logra de esa manera. Que la búsqueda de la felicidad debería ser el verdadero y directo objetivo de la vida.
Sin embargo, se sigue confundiendo con frecuencia calidad de vida con nivel adquisitivo, especialmente en los países autoproclamados ricos.
Teoria del Gran ImpactoNecesitamos que nos enseñen a apreciar nuevos valores, que nos enseñen a olvidarnos de los antiguos, que nos enseñen a vivir en el ocio, en el tiempo libre, necesitamos un reparto más igualitario de la riqueza generada gracias a los medios de producción postindustriales para poder sentir que el paro no es una amenaza, sino la falta de riqueza, esa riqueza que es capaz de generar una mejora tecnológica.
Necesitamos creer en dioses nuevos: los viejos han muerto.
Y cuanto antes lo hagamos, antes estaremos preparados para el nuevo orden mundial.
Porque un nuevo orden mundial se avecina a marchas forzadas, a toda velocidad, en un tren bala, y nos va a estampar contra las paredes en su ímpetu. Más nos vale que nos gusten las paredes.
Apocalipsis. Se habla de apocalipsis. Qué bíblico. Pero algo hay de cierto: el mundo conocido se resquebraja por todos los lados y no queremos afrontarlo. Estamos en la frontera de un terremoto de 12 en la escala de Richter. Hemos formado, poco a poco, nuestra propia Theia y ahora nos toca comérnosla con patatas.

No te olvides de…

Haití
Japón
Chile
Irak
Afganistán
el 11 M
el 11 S
El hambre
La pobreza
La injusticia
El reparto desequilibrado de los medios de producción
La Guerra Civil Española y los 40 años posteriores de represión
El Holocausto
Gaza, Palestina y otros nuevos crímenes de lesa humanidad
Libia
Chad
Sudán
Somalia
El Apartheid
La prostitución no deseada: la trata de blancas
El maltrato infantil
La violencia de Género
El cambio climático y la desertización
Los desaparecidos de las dictaduras sudamericanas (con otro famoso 11 S)
El terrorismo
El paro
La crisis
La monarquía
El tsunami / los tsunamis
Los terremotos y maremotos, volcanes, cataclismos varios
La sequía y la inundación o las inundaciones
El SIDA
La homofobia
El racismo
La ley SINDE
La telebasura y el cine dogmático
El sueldo de los políticos
El caso Gürtel
El caso Filesa
El caso Rumasa y Nueva Rumasa y …
La entrada en la OTAN y las Bases Fuera
El 23 F
Las masacres de la Plaza de Tian’anmen y el Tibet
Chernobyl
Los cables de Wikileaks
El Katrina
El Prestige
El Golfo de México y BP



No te olvides de…
Sonreír

Hombro-codo

He pasado esta tarde por delante de la Unidad de Hombro y Codo de Madrid y no he podido evitar acordarme de que me duele el hombro derecho.
Y después he estado profundizando en esto de hombro-codo: A parte de tener sólo letras oes, no sé si con algún tipo de restricción médico-literaria al modo de Lipograma, o si era una restricción médico-espacial y me he preguntado si admitirían a alguien con trastorno en el omóplato. Quizá queda un poco desplazado de su centro de aplicación. Me he imaginado a alguien entrando con dolor en el antebrazo y siendo rechazado de la unidad por su inapropiada dolencia para el lugar.
Esto me ha recordado a cuando, objetor, haciendo el servicio civil en el puesto de Cruz Roja de Colmenar Viejo, no quise proporcionarle asistencia sanitaria (una aspirina) a una persona que venía a pedirla recomendándole que visitase el centro sanitario abierto correspondiente.
Me había negado a ser socorrista, objetando dentro de mi objeción, y realizar el examen fraudulento que a todos aprobaban sistemáticamente en las oficinas centrales. Pasé la prestación como técnico de radio, viendo (y no) cómo la mayor parte de las salidas las organizaban los voluntarios para entretenerse paseando y luciendo la ambulancia, intentando no llorar porque algunos de ellos tuviesen la estúpida costumbre de marcar los muertos encontrados en carretera con muescas en las suelas de sus botas.
Sin ser especialista médico o sanitario, no tenía autoridad para proporcionar medicamentos a nadie, así que hice lo que tenía que hacer, según los cánones, según la ley, según la estúpida ley que me obligaba a estar allí. A estar. Estuve.
Volvería a objetar. No acepto la violencia como solución de los conflictos, pero, sobre todo, no estoy dispuesto a aceptarla como solución de los conflictos de otro que, dentro de una jerarquía militar, puede considerar que se trata de un conflicto mío. Jamás agrediré a nadie a quien no quiera yo (y solo yo) hacerlo sin que pueda encontrar una sola razón para hacerlo ahora mismo. Y tener que objetar a algo así me parecía tan ridículo que me parecía objetable (y sigue pareciéndomelo) la propia objeción. Ahora, con ejército profesional e impuestos, quedaría la cuestión de si es razonable una objeción fiscal, una desobediencia civil al más puro estilo Thoreau.
Sin embargo, sí creo que son precisos y preciosos unos impuestos que hagan viable un modelo de estado social en el que la solidaridad sea bandera y no sé cómo vincularlo con el hecho de que la gestión de la hacienda pública no se está haciendo cómo a mí me gustaría. Quizá tan solo reclamo de vez en cuando, una votación de un partido político u otro en función de su comportamiento con respecto a su programa de asignación del presupuesto general del estado. Es limitado, pero ahora mismo, salvo esto y no marcar la casilla de la Iglesia, poco más puedo hacer. Y lo de la casilla de la iglesia es otro tema… porque…

Una escoba

caminando por la calle encontré una escoba
apoyada en una farola
no sé cómo había llegado
a estar apoyada en la farola
pero me enterneció y quise fotografiarla
y no tenía mi cámara de fotos
así que no hice nada
nada de nada

y ahora recuerdo la pobre escoba
apoyada en una farola
en un poema triste apoyado en un blog
que a penas se sostiene
y me enternece
pensar en un lector
sin cámara
leyendo este poema que no es una escoba
apoyándose en una mesa que no será una cama
mientras yo olvido la razón
por la que quise escribir este poema
a una escoba
a una farola
o a mi mirada.

Esto no es una broma