Todo haiku es un discurso

¿UN DISCURSO POR LA LIBERTAD ES UN HAIKU?

Alguien se preguntaba esto, así, en mayúsculas, en una red social, en un grupo dedicado al comentario del haiku, y me ha dado por responder, pero no en la misma red social, espacio de ruido donde los haya, sino en este diario personal que apenas tiene lecturas.

en el discurso
la libertad escapa
pero no el haiku

ante la duda
todo haiku es discurso
y es libertad

Invadido por obra

Me han devuelto las obras que han estado expuestas en Derivaciones 4 que es un proyecto de Poesía Visual del Centro de Holografía y Artes Dados Negros, en el que participan Fernando Aguiar, Ana Alonso y Julia Fernández, Edu Barbero, Giusseppe Domínguez, José Iges, Clara López Cantos, Mateo Maté, José María Parreño, Francisco Pérez Belda, Víctor Santal y Javier Seco.

Ha sido todo un honor haber sido seleccionado por Pepe Buitrago para formar parte de esta exposición con obras que casi estaban terminadas desde 2008, llamadas Inflexiones, que retomé de forma nueva en el invierno de 2019-2020 para realizar una edición única de 81 inflexiones en texto blanco escrito a mano sobre 81 piezas de 15x15cm de cartulina verjurada negra de 300gsm.

El problema, si podemos tacharlo de tal cosa, es que no sé dónde poner las 3 piezas de 100x70cm, montadas sobre foam negro volado de 3 centímetros de grosor en total, que fueron expuestas allí en una enorme pared blanca. En el estudio apenas me quedan paredes blancas que polucionar con obra propia. Eso me gusta, pero me agobia al tiempo. No quiero influir en la escritura de quien se acerca a los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de Clave 53 que se realizan en este espacio que cada día que pasa es menos neutro. Quizá no sea un problema. Y, de serlo, es minúsculo.

Este estrés

es este éter
el esqueje excelente
efervescente


Nota: Me he ayudado del diccionario de la RAE que está completo en mi diario:

ecúmene edecán edén efe eferente efervescente efetá eh eje ejercer el elche ele elepé elle elmete embebecer embeber embellecer embermejecer eme emergente emerger empecer empedecer empedernecer empeller empelte empeltre emplebeyecer emprender empretecer emú en encender encepe enceste encreyente ende endeble endeblez endemás endentecer ene enerve enfebrecer enfrente enjebe enlentecer enllentecer ennegrecer ensemble enseres ente entender entender entenebrecer entente enterez enternecer entestecer entre entremés entremeter entrés entretejer entretener entrever envejecer enverdecer envés eñe eperlán ercer ere erg erre erre esbeltez escáner escás escúter ese eser eseyente esleer esplendente esplender esprúe estárter este estellés estemple estrechez estremecer estrés et excedente exceder excelente excelentemente expeler expender exprés extender

Ser estacional

Ana Matey ha tenido a bien invitarme a participar en el Proyecto Ser Estacional iniciado en verano. Se trata del primer proyecto de residencia con el que inauguran nuevo espacio en el Pimpollar.

Participo junto con Natalia Auffray, Ana Matey y Mario Bastian.

Una vez concluido el Ciclo se abrirá el proyecto al público, sin saber la forma final que tomará.

En la convocatoria de la estación denominada Verano, allá por agosto del 2021, intervine un espacio dejando una huella molesta, hecha con materiales que desafiaban la visión romántica de la «naturaleza», como CDs, radiografías, etiquetas, con las que fabriqué una huella con mi memoria, mis recuerdos, evocados en ese momento para la ocasión: 54 recuerdos para 54 CDs para mis 54 años.

Me gusta que sean 54, un sencillo múltiplo de 27, ese número al que tanto aprecio tengo, que podría asumirse que es más de la mitad de la vida que posiblemente viva, entre los 27×3 y 27×4, teniendo en cuenta las estadísticas optimistas de esperanza de vida en España.

Antes de que este artículo aparezca publicado en mi diario, habré participado en la convocatoria estacional de otoño, con otra reflexión sobre la huella, en este caso sobre 54 modificaciones que intentaré revertir en un vano intento de no dejar huella, de no afectar la «naturaleza», como si mi mera presencia no fuese una alteración inolvidable, irreversible entrópicamente hablando.

Caja para libro objeto de cianotipias

Estoy en proceso de hacer varias cajas para libros de cianotipias, todas ellas con las mismas medidas: 14x17cm, así que las cajas-libros tienen una medida manejable y cómoda de la que esta es una primera versión, para ver si funcionaba.

Hecha con tableros de madera de haya de 7 centímetros, la caja tiene unas dimensiones exteriores de 20x17x10 (teniendo en cuenta en los 10cm de altura, la tapa y la base de 1,5cm cada una). Dimensiones interiores de 18x15x7cm que dejan un mísero centímetro a cada lado de la cianotipia introducida, pero que será ayudado para su extracción con una cinta de tela negra (o azul, o roja) de un centímetro de grosor y un mínimo de 30cm de longitud que recorrerá las cianotipias interiores a modo de cinturón y hebilla para extracción de las mismas.

Este prototipo ha sido realizado cortando las maderas a medida a partir de listones adquiridos en la Calle Madera, 31, pero las siguientes cajas han sido cortadas también en el comercio de madera, para mejorar el acabado de los cortes.

Miriñaque

¿Quién puede resistirse
una vez escuchada esta palabra
a pronunciarla?

¿De qué manera utilizar
un miriñaque en un poema
sin sonar decimonónico?

¿Por qué me importa
ser considerado decimonónico
en esta época post-cualquiercosa?

¿Acaso un poema
puede convertir un miriñaque
en un verbo de acción intrascendente?

¿En qué consistirá
miriñaquear
constantemente?

¿Existe la posibilidad de encontrar
personas miriñaques
que se escondan del tedio en la palabra?

¿Cuántos miriñaques
me costará el silencio
si no es sordo?

¿Dónde, dónde miriñaques
habré perdido
el sentido común?

Albricias de miriñaques
a la salida del verso
sobre todo si es ciego.

Esto no es una broma