Mi vida

Mi vida cotidiana ya vivida
no va camino hacia ningún lugar.

Un camino acabado
sin final
ni fatal lagrimar
con una sutil gota salada
bajando una cara curvada y fofa.

Mi camino sin fin
cabalga a lomos sin posibilidad oculta
y tú miras mis ojos
para labrar un futuro juntos.

No hay forma
no hay formas
ni futuro.
Tan sólo un pasado olvidado
contra la lágrima gris bajo un mirlo callado
agazapado a una rama baja
colgando como un pino finado:

Tumba azul sin más ni más.

El laúd

Tocabas tu laúd
como si no acabaras de iniciar tu andadura por la Luna.

Tocabas mi laúd
como si tú y yo, como un conjunto
no vacío,
con la trivial lámpara contradictoria,
halláramos la forma para huir:
atrás las golondrinas,
atrás la palabra lírica,
atrás un insano hábito por conquistar mundos.

Tocábamos juntos:
nos comíamos las bocas,
nos comíamos las almas,
nos amábamos
como hoy,
como cada mañana,
como cada noctámbulo minuto.

Tocábamos
lágrimas ocultas bajo la almohada,
tocábamos laúd
ignorando su uso,
ignorando un común ritmo sinovial
para acompasar tu corazón
al mío,
bajo amapolas sin volcán.

Tocabas mi tocado laúd amamantado
y sin significancia
cual una grulla loca amansa osos africanos.

Y así, poco a poco,
nos volvimos uno
y olvidamos la dualidad

acompañándonos.

corazones

de goma
de goma rosa
de coma
de coma rosa
de loma
de loma rosa
de toma
de toma rosa
de soma
de soma rosa

como de soma
como de toma
como de loma
como de coma
como de goma

los corazones rosas
daban saltitos

yo los miraba sin poder dejar de mirarlos
yo intentaba descubrir su deformación elástica
yo quería apartar la mirada

de goma
de coma
de loma
de toma
de soma

los corazones rosas
daban saltitos

sobre el central
más gordo
un oso gordo
lanzaba un beso gordo
hacia mí

los corazones rosas
daban saltitos

los laterales
estaban en diagonal
flecha cupido
atravesando imaginaria
un corazón rosa
que daba saltitos
con sus adláteres saltimbanquis

yo soma
yo goma
yo loma
yo toma
yo soma
yo coma
yo loma
yo soma
soma soma soma..

0 1 2

números entre corchetes
avanzan hacia infinitos
insondables
perdiendo la palabra
que nunca quisieron sostener
en el horizonte de una contraseña

el destornillador
atrona el silencio
con gritos de luz azul

son órdagos del tiempo
anudados en cordones
de lana muerta

0 1 2
a la orilla del mar
a la orilla del mal
a la orilla

dejándose llevar por olas de indiferencia

Poesía Tendencia

La poesía es la tendencia de esta temporada

Calentita, gustosita, agradable al tacto, o todo lo contrario: hay de todos los colores.
Hazte con ella en todas sus formas en los talleres de poesía y escritura creativa de Asociación Cultural Clave 53.

Hace años, la sobrina de Carmen, que es fantástica vendiendo y sabe cómo atraer seguidores (su cuenta de Instagram es un fiel reflejo de la afirmación), me sugirió esta expresión que seguramente sería atrayente, pero también mentira.

Es una mentira que la gente está deseando escuchar: que la poesía es «agradable», que «da gustito», que puede ser calentita o a tu gusto, incluso (y esto es lo peor) que es terepéutica.

Es una mentira que llena de seguidores las cuentas de quienes escriben ese tipo de poesía, esa «nopoesía«, esa «twittersía» que regala premios de Espasa y vende libros por millares.

Es una mentira de las que premia el sistema en el que vivimos inmersos.

Pero yo siempre he defendido que la poesía contemporánea (y el arte contemporáneo) sólo es interesante en tanto en cuanto busca revertir o subvertir la perversión del sistema. Para ello ha de buscar el riesgo, el peligro permanente, casi el fracaso pero sin garantías, sin ninguna garantía.

Quizá por ello no he querido nunca usar ese «anuncio» que podría ser muy eficaz, que podría conseguirme muchas personas interesadas en mis talleres de poesía.

Puedo engañarme diciendo que más adelante les mostraré que la poesía es incómoda, que es un camino de espinas y no de rosas, que no sana sino enferma, que la primera carta a un joven poeta de Rilke ya lo dice claro… pero no lo creerán pues todo lo que parte de una mentira, es mentira; es un edificio que se sostiene en barro. Y yo prefiero un cuchitril pero sobre granito.

Y sobre esa piedra, erigiré mi iglesia.

El culto a la poesía riesgo, la poesía valiente, la poesía prueba-y-error, la poesía sin esperanzas, la poesía sin panfletos, la poesía sin soflamas, la poesía desnuda y en lo oscuro, la poesía rota, la poesía en crisis permanente, la poesía sin futuro, la poesía libre, la poesía voladora, la poesía desalmada, la poesía interna y sincera, la poesía intensa, la poesía loca, la poesía racional, la poesía irracional, la poesía que niega el principio del tercero excluido, la poesía infinita, la poesía desagradable, la poesía insana, la poesía fría, hostil, desarrapada, la poesía triste y pobre, la poesía cuyas deudas sean con toda la poesía arriesgada, valiente, experimental, desesperanzada, fracasada que haya sido escrita y leída antes de generar nueva poesía arriesgada, valiente, experimental, desesperanzada, fracasada…

La mascarilla de la multa

No es una mascarilla que use.
Es la mascarilla de la multa:
La llevo en el bolsillo desde
hace más de 3 meses cuando la
consideré inadecuada para sus
funciones profilácticas y sin
entrar en debates sosos sobre
su posible utilidad sanitaria
reconozco como la única razón
para seguir portándola cierto
miedo a ser multado. Por ello
a pesar de ir cambiándome las
apropiadas mascarillas casi a
diario, no la descarto con la
diligencia que debería poseer
para no ir acarreando un saco
de virus muertos ni una bolsa
de bacterias fermentadas como
morboso ramillete de violetas
ácido ribonucleico azul lacio
con el desvaimiento de la luz
caduca en plástico envoltorio
durante los próximos 6 meses.
Descubrí con sorpresa absurda
que no soy el único portador,
ni soy la persona atemorizada
por policías omnipresentes en
cada balcón o en cada terraza
donde campa gran intolerancia
donde escasea amable empatía.
La tiraré, sí, la tiraré. Hoy
sólo quería escribir un texto
sobre una pequeña confidencia
de la que no me siento ni más
ni menos tonto que cualquiera
pero de la que me avergüenzo.
Esto no es una broma