¡Qué cosas tiene Instagram!

En Instagram estoy intentando hacer un pequeño damero a base de publicar fotografías en color alternadas con imágenes de la Colección de Poesía Visual del Proyecto Lejanías que son líneas y frases blancas sobre fondo negro.

Hoy he publicado una fotografía del poema visual Dulce pero utilizando algunos «hashtags» poco habituales como el de «#definición», pensando, ingenuo de mí, en la definición de la palabra dulce que está incluida en la pieza.

No había caído en las acepciones de la definición de la palabra «definición». Y ha ocurrido esto cuando he ido a ver qué otras «definiciones» aparecían bajo esa etiqueta en la red social de imágenes…

No lamento su muerte

Stan Lee
95 años.

Creación permanente
para escapar del tedio
buscando un ser humano
o sobrehumano
que pudiese parecerse a él
y no podía encontrarlo.

No lamento su muerte
y envidio
lo poco que conozco de su vida.

Envidio su constancia
su dedicación
y
en parte
su éxito.

Envidio que viviese 95 años.

Pienso en su vida y no en su muerte
y no lamento su muerte
y sí festejo su vida
viéndome algún homenaje
audiovisual a su memoria.

Habiendo tantas vidas desperdiciadas
la suya no fue una de ellas.

¡Viva!

Huesos prosaicos

Se está llenando de prosa mi estructura
ósea
y ya no corre por mis venas
poesía
arterias de pasión
anquilosadas
que barajan la opción de volverse ensayo
ante la mirada asesina de unos versos
desubicados.

Todo hueso es prosa
calcárea y absoluta
un llanto de asfalto
que ocupa mis silencios
con ruidos de azulejos rotos.

El corazón gime a la puerta de una válvula cerrada
olvidando que una vez fue víscera metáfora
dejando mi sangre hecha de cemento y hiel
cortar la circulación
sin atributos.

La prosa me invade la locura
hasta volverme cuerdo de remate
hasta perderme en la duda gramatical
estilizada.

Prosaico versador de realidades
subyace un horizonte de pasado
en el que escribí lo versos menos tristes de una noche
a la luz meditabunda de una hoguera.

Se está llenando de prosa mi estructura
se está llenando de prosa
se está llenando
y prosa.

7 de noviembre

8 de noviembre
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10 de noviembre
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32 de noviembre
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Soñé

Hoy tuve tiempo
para soñar.

Tus labios me miraban
sin luz.

Soñé con la tristeza
vistiendo un traje de fieltro azul
encaramada a la duda
descarnada.

Tus labios me miraban
sin agua.

Soñé con la tibieza
en la región lumbar de Capadocia
abierta en canal
marino.

Tus labios me miraban
sin paz.

Soñé con tres trenes trapezoidales
(tristes ya estaba ocupada)
aniquilando una superficie
esférica.

Tus labios me miraban
sin latido.

Soñé con sudores de plomo
chorreando por el costado de tu olvido
a la orilla de un autobús
urbano.

Tus labios me soñaban
sin fin.

Publicación en Papeles para Mirar

Me han publicado una pieza de poesía visual titulada «ABCDario Ajedrez 9×9» en un libro de titulado «Pequeña convocatoria de Poesía Visual» editado por la Asociación Cultural Babilonia, de Valencia.

Participé en la convocatoria enviando un poema de la serie ABCDarios realizado en el 2013. Me hace una ilusión especial estar en el libro junto a grandes de esta forma de poesía como un referente Antonio Gómez, a quien tengo el gusto de conocer en persona.

Como niño con zapatos nuevos

Estoy sorprendido de mí mismo.

No he comprado zapatos
desde que tenía que usarlos
para trabajos en los que el calzado era importante
para teclear.

Aunque recuerdo una vez
en Segovia
que hube de adquirir unos zapatos
para poder bailar Tango
hace tan sólo un par de años.

Mayor sorpresa es que los zapatos
sean marrones.

Siempre he preferido zapatos
negros
si no podía evitar ir con calzado deportivo.

Uso calcetines de algodón absorbentes
y blancos incluso aunque soy consciente
de que existe una postura estética contraria
a esta combinación tan
(parece ser)
irreverente.

Este tipo de cosas convierte la mayor nadería
en una revolución.

He comprado zapatos
de una marca que presuntamente está indicada
para personas con dolencias podales
pero he de reconocer que mi fauna de calzado
estaba al borde de la extinción.

Camino por las calles con mis nuevos zapatos
con suela acolchada
mirando a los demás seres humanos
pensando si se habrán fijado en que mis nuevos zapatos
marrones
son mucho más sofisticados que yo
y si habré de dejarme barba
para ajustarme
a la consonancia que exigen mis nuevos zapatos.

Por primera vez en mi vida
temo ser pisado
por si se manchan los zapatos
y los aparto del sol en su reposo doméstico
para que su piel no sufra desperfectos.

Como niño con nuevos zapatos
estoy ilusionado con algo tan carente de importancia
que me sorprende
el porqué no he descubierto antes
el poder revitalizador
del consumismo.

El teclado

El teclado me habla entre risas apagadas
con una mirada sorda de labios carnales
para no decirme nada más que un olvido
y gritarme al alba un silencio aturdidor.

El teclado me habla pero yo no le escucho
porque estoy cansado de su palabrería
llena de letras muertas empapadas en sangre
de estos dedos que apenas sostienen la verdad.

El teclado me habla con la razón de peso
de una lágrima aciaga que ocupa un horizonte
sin encontrar la miseria del paso del misterio.

El teclado me habla para reñirme quedo
por no escribir sonetos a la luz de la luna
e ignorar el aprecio de los clásicos muertos.

Esto no es una broma