ME VOY DE INSTAGRAM (no yo, pero es un clickbait innecesario en mi propio diario)

ME VOY DE INSTAGRAM

Así es… Llevaba tiempo dándole vueltas a este asunto y por fin me he decidido:

El 5 de febrero cerraré todas mis cuentas de Instagram y Facebook, tanto las mías personales como las de mis proyectos individuales.

El mundo está tomando un derrotero que no me gusta y no quiero ser partícipe de él.

Mi razonamiento es el siguiente a grandes rasgos:

1 – Estas redes sociales están radicalizando a la sociedad
2 – Esta radicalización se debe a que los algoritmos dan más visibilidad a los mensajes extremos
3 – Estos mensajes extremos tienen más visibilidad porque provocan más interacciones
4 – Estas interacciones son provocadas ya que cuanto mayores sean, mayores serán los ingresos de las propietarias de estas redes sociales

Creo que es así de sencillo y, como digo, no quiero ser partícipe del entramado.

Sin ánimo de caer en la conspiranoia, pienso que estamos viviendo un auténtico asalto a la democracia por parte de una oligarquía empresarial.

Una oligarquía que está fomentando esta polarización de la sociedad para provocar el enfrentamiento.

Y de esta manera —con el enfrentamiento de la ciudadanía— desencadenar un cambio de sistema económico y social.

Soy consciente de que todo esto podría ser el argumento de una mala novela de ciencia ficción, pero a los hechos me remito.

Tengo la sensación de estar viendo cómo se acerca un tsunami, y no quiero quedarme quieto a la espera de que me lleve por delante.

Comprendo que poco puedo hacer contra las corporaciones que controlan el cotarro, pero al menos no quiero sentirme idiota del todo:

Vale que me controlen, que se apoderen de todo… pero al menos que no sea con los cuatro céntimos que sacan de mí (con publicidad, con mis datos, etc.).

Ya ves, al fin y al cabo es mi humilde aportación para cortarles el grifo… Y poco más.

Me he cansado de quejarme sin hacer nada, de indignarme con su hipocresía y censuras, de su fomento de la tontuna generalizada y de su avaricia sin límites.

Y es que, en definitiva, me he cansado de sentirme idiota.

Pero no te eches a llorar todavía: Sigo disponible en carne y hueso para lo que tú quieras.

¡Un abrazo!

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Llorch Talavera

Un buen amigo, pareja de la gran performer y amiga Isabel León y creador de proyectos tan bellos como Dondodo, publica este post en Instagram y le he respondido lo siguiente, que realmente lleva tiempo rondándome la cabeza, pero especialmente desde el espaldarazo de los «broligarcas» a D. Trump.

Concuerdo completamente con su planteamiento, pero no tengo el coraje o la posibilidad (no estoy seguro) de poder «independizarme» de la dependencia de las mal llamadas redes sociales (son bases de datos propietarias o privadas, no conviene perderlo nunca de vista).

Le he respondido lo siguiente, sintiendo que se vaya a ir, pero también agradeciendo que haya gente valiente que plante cara a estos gigantes de mierda.


Enhorabuena por una decisión tan coherente. Mi trabajo me pone muy difícil llevar a cabo esa decisión, pero ya, de paso, me hace pensar si mi propio trabajo no es un clavo más del engranaje. Llevo también días pensándolo y, de momento, me quedo solo con las redes (servidores) de Meta, pues nunca he tenido muchas otras.

Pero soy consciente de la hipocresía y censuras a las que está abocada toda la red (internet) desde hace décadas. Y la deriva no es prometedora.

El camino hacia la carne y hueso se antoja sinceramente revolucionario. Pero demasiado marginal para pagar un piso en Madrid viviendo de la visibilidad pública. 😐


No tengo muy claro qué hacer en función de lo que está ocurriendo en internet desde hace tiempo. Pero es que realmente afecta muchísimo a mi trabajo pues es casi impensable decirle a la gente que no tengo whatsapp para comunicarme, y es absolutamente imposible no usar ningún dispositivo sin Android (Google) o Apple o usar su navegador o su buscador, por no hablar de pagar el peaje abusivo y casi extorsionador del famoso SEO y su casi monopolio en la publicidad online.

Nota: Mi hosting privado, adquirido ahora por bluehost, posiblemente descansa sobre servidores de Amazon. ¿Sólo nos queda lo analógico? ¿deep web?

Cara al sol

Caminando por Callao
en mitad del invierno
de camino a mi estudio
me da el sol en la cara.

Apenas puedo ver
más allá de sombras
que parece que vienen
a agredirme.

Es una falsa impresión
fruto de la visibilidad
impedida por el astro
incandescente.

Quizá sea eso lo que quiere decir
esa maldita cancioncita:

    No veo nada
    pero quiero ir hacia adelante
    a atacar
    a quienes creo que me atacan
    sin tener ni idea
    de si verdaderamente es así
    con la enorme desventaja
    de la ceguera,
    considerándola
    elección divina
    y no prueba de mi vida
    cavernaria1.

Al menos,
eso sí,
llevo una camisa nueva.

Nota1: Referencia al celebérrimo mito de Platón, no insulto malintencionado. 😉

Renombrar el Golfo de México

Cuando alguien habla de renombrar algo y se arma la marimorena, me alegra mucho pensar que la palabra tiene tanta fuerza como para provocar huracanes.

Es que me dedico a lo de la palabra y cada cual arrima el ascua a su sardina.

Ahora, después de escribir esto, tengo ganas de unas sardinas al espeto.

¿Por qué habré empezado esta tonta disertación sobre el poder de la palabra?

Te doy mi palabra: no tengo ni la remota idea.

Conclusión:
Idea es una isla y remota significa desierta.

Eclécticas lecturas

A juzgar por las lecturas que realizo a lo largo de mis periodos vacacionales, se podría deducir que soy algo ecléctico, que es una palabreja que se las trae.

Según la RAE:

Del gr. ἐκλεκτικός eklektikós; literalmente ‘que elige’.

adj. Perteneciente o relativo al eclecticismo.
Sin.: sincrético.
adj. Dicho de una persona: Que profesa las doctrinas del eclecticismo. U. t. c. s.
adj. Dicho de una persona: Que adopta una postura ecléctica. U. t. c. s.
Sin.: conciliador, sintético, equidistante.

Pero principalmente en la faceta de el eclecticismo de la acepción que he remarcado en negrita:

De ecléctico e -ismo.
m. Adopción, en el juzgar u obrar, de una postura intermedia entre doctrinas o actitudes diversas.
Sin.: moderación, conciliación, equidistancia. Ant.: extremismo, radicalismo.
m. Combinación de elementos de diversos estilos, ideas o posibilidades. Eclecticismo arquitectónico.
Sin.: sincretismo, mezcla.
m. Fil. Escuela filosófica que procura conciliar las doctrinas que parecen mejores o más verosímiles, aunque procedan de diversos sistemas.
Sin.: sincretismo.

Quizá también en la primera de ella, pues cada día más quiero llevar a cabo una actitud en la que la suspensión del juicio sea protagonista en mi vida.

Me estoy haciendo «equidistante«.

Todos los políticos son iguales

Cada vez que oigo la expresión «Todos los políticos son iguales» o «son todos unos ladrones» o similares expresiones de disgusto con la clase política (me pasaba lo mismo con «la casta»), me da por pensar que esa persona no cree en la democracia, al menos no en la representativa. Y muy probablemente tampoco en la democracia directa.

Y no quiero argüir que la alternativa ya la vivimos durante 40 años en este país, pero me dan ganas de bloquear a quien publica estas cosas en una red social y va enervando las mentes de quienes sí que creemos que la política juega un papel relevante en nuestra calidad de vida hasta el punto de ir haciendo una mella, una grieta, por la que se colarán aires putrefactos de ideología (sí, política al fin y al cabo) abiertamente fascista que realice lo que esta imagen parece proponer.

Un tal Tejero (entre otros), allá por febrero de 1981, ya estuvo a punto de hacer lo que propone como «solución». Algo así como una solución final. Y, al menos a mí, no me gustó.

Lluvia

«Llueve en mi corazón como llueve en la ciudad»
Versos de Paul Verlaine en un poema que tiene como epígrafe el verso de Arthur Rimbaud
«Llueve dulcemente en la ciudad».

lluvia de misiles
lluvia de muerte
lluvia de indiferencia
lluvia de indignación
lluvia de información
lluvia de desinformación
lluvia de fango
lluvia de empatía
lluvia de intolerancia
lluvia de rabia
lluvia de muertos
lluvia de datos
lluvia de lágrimas
lluvia de pérdidas
lluvia de solidaridad
lluvia de insultos
lluvia de tristeza
lluvia de olvidos
lluvia de ignorancia
lluvia de ignominia
lluvia de intereses
lluvia de desinterés
lluvia de miseria
lluvia de miserables
lluvia de inmisericordes
lluvia de misericordia
lluvia de compasión
lluvia de ataques
lluvia de cifras
lluvia de apoyos
lluvia de desconexión
lluvia de hiperconexión
lluvia de patrioterismo
lluvia de patrañas
lluvia de fake-news
lluvia de silencios
lluvia de gritos
lluvia de alaridos
lluvia de pedradas
lluvia de barro
lluvia de desesperación
lluvia de desesperanza
lluvia de despedidas
lluvia de despistes
lluvia de desquicios
lluvia de inseguridad
lluvia de bombas
lluvia de invasiones
lluvia de violencias
lluvia de infortunios
lluvia de catástrofes
lluvia de crueldad
lluvia de insolidaridad
lluvia de ocupaciones
lluvia de incumplimientos
lluvia de oprobios
lluvia de agravios
lluvia de deshonor
lluvia de desvergüenza
lluvia de vergüenza
lluvia de fanatismos
lluvia de dogmatismos
lluvia de incoherencias
lluvia de exigencias
lluvia de abrazos
lluvia de ternura
lluvia de ruidos
lluvia de cañones
lluvia de tanques
lluvia de manifestaciones
lluvia de iniquidad
lluvia de cálculos
lluvia de frialdad
lluvia de amenazas
lluvia de dolor
lluvia de pobreza
lluvia de desposesiones
lluvia de posesiones
lluvia de imposiciones
lluvia de mierda
lluvia de mierda
lluvia de mierda
lluvia de mierda
lluvia de mierda
lluvia de
lluvia.

Insultos indiscriminados

Ayer, una persona de cuyo nombre no quiero acordarme, en una red social que no era conocida por ser la más hostil, me escribió un mensaje privado preguntándome que si yo no contestaba a desconocidos.

Le pregunté (porque en realidad (en «la» realidad) no le conozco) que si éramos desconocidos y me dijo que sí, pero que eso podía cambiar, que me había propuesto (no sé cómo ni por qué cauce) que acudiera a una reunión que organizaba para visitar algunos puntos clave de Madrid, supongo que hablando por el camino.

La cuestión es que me dio por mirar su perfil para ver de qué o cómo nos conocíamos y encontré un sinfín de mensajes en los que insultaba «sin querer» a toda persona que no opinase como él, cayendo, en multitud de ocasiones en despersonalización o deshumanización como se supone que hace un régimen totalitario o uno que aspire a crear las condiciones para que este régimen se dé.

Alguna vez llamaba «borregos» a quienes, al contrario que él, creyeron (yo me incluyo, visto lo que vi alrededor) que el COVID o la COVID había sido una pandemia global. Es decir, quería invitarme a mí, borrego según sus palabras, a charlar (no balar) con él. Harto estúpido el tema, pero qué le vamos a hacer.

En otra ocasión, «neandertales» o protohumanos a quienes decidían votar en las elecciones no suponiendo (al contrario de lo que él «sabe con certeza») que todos los partidos sean iguales o sean movidos por intereses tenebrosos fruto de la confabulación sionista (sic). Así que también aquí desea citarse con seres, según sus propias palabras, infrahumanos, para charlar con ellos.

Evidentemente, esta persona y yo tenemos poco en común, allende algún punto en el que podamos estar de acuerdo: el fuego era también usado por los neandertales. Pero no quiero, en ningún momento, quedar con él para que me «ilumine» y consiga, así, «ver la luz» que ahora mismo me es negada por mi propio aborregamiento.

¡Qué desesperación esta la de la crítica tan salvaje y ad-hominen!

Personalmente, no quiero saber nada de Milei, ni de Ayuso, sino de sus políticas, porque sí, sí hay diferencias entre las distintas propuestas políticas. Y lo que está haciendo Ayuso en Madrid no es fruto de la demencia ni de la maldad: no nos engañemos, es una voluntad intencionada de acabar con los servicios públicos. Y se está votando eso. Así que asumamos que el problema no es Ayuso, como no lo era Esperanza Aguirre, el problema es que se vote esa inmediatez irreflexiva de conseguir liquidez sin pensar en el futuro, en un futuro en el que la infraestructura que hemos fabricado a lo largo de medio siglo de democracia social se desmonte sin más alternativa que una falsa meritocracia neoliberal que se fundamenta en una ilusoria igualdad de oportunidades para hacer dinero con el que pagar los derechos.

Este párrafo sobre IDA y Milei y la socialdemocracia va en relación a las muchas veces en mi entorno social (algo rojillo) en el que se critica a esas personas perdiendo el foco en ilusionar y convencer a quienes han de desear un modelo distinto del que estos dirigentes con tintes autoritarios desean implantar y «nos venden».

Manifa

Alguna persona de las que el domingo inundaron Madrid en protesta por la privatización de la Sanidad Pública que está llevando a cabo el gobierno de la comunidad, gobernado con saña por la presidenta Isabel Díaz Ayuso, dejó abandonado este cartel en los setos del Paseo de Recoletos.

Al pasar (de paso, dicho sea de paso) por el paseo, lo recogí y lo deposité en un banco de piedra unos metros antes de comenzar la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión.

El hermano de Carmen me hizo esta fotografía en la que parece que estoy manifestándome, pero la verdad es que no lo estoy haciendo. ¿O sí?

Cada día tengo menos confianza en mi posible incidencia en la sociedad venidera… pero igual no es tan importante. Soy menos y menos: cada día un porcentaje algo menor del planeta.

9 de junio: elecciones europeas

Ando bastante perdido con la escisión de los partidos de izquierda, sin que yo entienda en absoluto la razón subyacente o me niegue a aceptar que es una mera cuestión de egos.

He pasado algo de tiempo viendo el sistema electoral de la Unión Europea para ver si tiene sentido votar a partidos que andan perdiendo representación a pasos agigantados por sus malas decisiones estratégicas.

Por momentos, incluso, he valorado no complicarme la vida y votar, por primera vez en mi vida, lo que se llama voto útil (PSOE) con toda la nariz tapada.

Pero parece ser que no va a ser necesario puesto que no hay algo tan parecido a la Ley D’Hont en estas elecciones, o más bien, al tratarse de una circunscripción única y no aplicarse barrera mínima o umbral mínimo de representación, es posible votar sin pensar demasiado en su posibilidad de consecución de escaños.

(Con esto no pretendo atacar la celebérrima y polémica Ley D’Hont)

Aun así, me gustaría tener más clara mi decisión de a quién votar, teniendo clara la deriva que va a tener este parlamento cada vez más (ultra)derechizado.

Me lavo las manos. Vídeo por Analía Beltrán

Otro vídeo de la acción realizada para el 6º Aniversario de PEPA (Pequeño Evento de Performance Art) comisariado por Analía Beltrán y del que se puede encontrar más información en el artículo que escribí hace unos días o bien en la sección de acciones de mi propia web.

Esto no es una broma