Periferia de una guerra

Estamos en la periferia de una guerra
lo más alejados posible del centro del huracán
pero de cuando en cuando
una bomba se escapa y mata a algunos de los nuestros.

Porque esto es una cosa de ellos y nosotros.
Claro, en eso se basan las guerras.

En esta guerra no es fácil reconocer la frontera
o el frente
porque es altamente poroso.

Hay una sombra de más de un millón de kilómetros cuadrados
que tiene armónicos ocupando la Tierra
y la tierra.

No sabemos qué hacer
ya no sabemos qué decir
no sabemos qué sentir
porque intentamos comprender lo incomprensible:
la violencia como medio.

La impersonalización produce monstruos

Alguien (esta impersonalización es con la buena intención de no personalizar en el mensajero) ha publicado esta demagoga reflexión en uno de esos lugares (impersonalización innecesaria) de internet donde la gente (otra impersonalización más) hace estas cosas:

Alguien ha echado la cuenta: el rescate de las autopistas nos sale a unos ciento y pico euros por cabeza. Con esa cantidad yo hubiera preferido, por ejemplo, rescatar la luz para una familia que no pueda pagarla. Pero como ya han decidido por mí, pues que me digan al menos qué trozo de autopista es el mío, que ya sabré yo lo que hacer con él. Comprarme un martillo neumático, cargármelo y plantar amapolas.

Pero esta nueva impersonalización sí me parece más preocupante:

  1. El alguien que ha echado la cuenta es el gobierno o ministerio correspondiente, elegido democráticamente en nuestro (seguramente mejorable) sistema electoral. Sabiéndolo, poniéndole nombre, personalizando, quizá acabemos por entender que es nuestra responsabilidad decidir quién nos gobierna.
  2. La decisión se toma por mí. ¡Toma pues claro! Es lo que tiene una democracia representativa, que no es que no sea democrática, pero se delega en terceras personas (las que conforman un gobierno y un equipo ministerial) encargadas de tomar esas decisiones que, si no nos gustan, deberíamos asumir que son cambiables. Pero la realidad es que ha vuelto a gobernar el PP, tras años de encontrarme este tipo de comentarios, así que estoy empezando a pensar que hay poca cultura democrática y aceptación de resultados electorales en este país, o en mi entorno… y no me gusta.

Es equivalente a cuando veo este tipo de gráficos que supuestamente justifican la falta de representatividad del gobierno o los agentes elegidos por la población:

Obviamente no defiendo que tenga que gobernar el PP por ser el partido más votado, es más yo era de los partidarios de haber llegado a un acuerdo entre PSOE (si algo le quedaba de S) con UP. Pero ese sector, junto con los naranjas, decidieron conformar una mayoría absoluta que ha permitido al PP formar gobierno.

Los que votaron son los que deciden que la democracia participativa les representa, los que no votaron no están mostrando qué es lo que decidieron. No digo que pase nada por no votar: en España el voto no es obligatorio, pero si no votaron no pueden inferir que todos los que no votaron piensan como ellos. Es más, lo que se hace es extrapolar el porcentual de los votos al total, ignorando el no-voto que no dice nada (todo lo que se suponga que pueda estar diciendo es mera especulación).

Hay quien votó al PP, hay quien votó al PSOE, hay quien votó a UP, hay quien votó a C’s, hay quien votó a otros… y todas estas personas merecen mi total respeto, aunque no voten lo que a mí me gustaría que votasen.

¿Ahora se trata de aguantar y «tragar»? No, se trata de asumir que se está haciendo y tomando decisiones que hemos elegido entre todos aunque no sean las que me gustan.

Por último: este tipo de comentarios se seguirán haciendo incluso cuando salgan las votaciones por referendums o asambleariamente o de cualquier otra manera (decide Madrid o lo que sea) porque lo único que reflejan es la falta de responsabilidad y la carencia de respeto a las diferencias, lo que conlleva que no seamos un buen país para la democracia.

La peatonalización de la Gran Vía

El Partido Popular llevará a los tribunales el corte al tráfico de la Gran Vía de Madrid

Está claro que Esperanza Aguirre es una política demagoga a más no poder, hasta llegar a afirmar que el corte de tráfico es de tipo «fundamentalismo medioambiental» y de «odio a los coches como símbolos de riqueza».

Luego tachan fácilmente a otros de populistas pero su mensaje es tan simplón y ramplante como para quedarse mirando con los ojos abiertos esperando a Esperanza intentando suponer que va a ir a algo más.

Dice, en el artículo, que la medida de peatonalización de la Gran Vía es política… pero ¡claro! Para eso se votan a partidos políticos. Para que tomen decisiones políticas basadas en ideologías políticas. En caso contrario, es decir, si los políticos dejan de tomar decisiones políticas, tomarán decisiones apolíticas lo cual les convertiría en absurdos.

En mi opinión, el problema no estriba en la peatonalización de la Gran Vía, que se hizo mal, lateralmente, a medias, con miedo a dejar demasiado cortado todo… sino en la falta de peatonalización en toda la región central de la capital, que lo está pidiendo a gritos.

Veo cada día con más inquina la cantidad de espacio desperdiciado para el uso del coche aparcado o circulando en las estrechas calles del distrito centro (en las que habito) y no comprendo la razón para no peatonalizarlas inmediatamente, dejando libre, por qué no, el tráfico en Gran Vía y calles principales, para que quien lo desee pueda acercarse a un centro que no tiene espacio, así que luego habrán de buscar aparcamiento privado (ya que apuestan por el uso de un vehículo privado tiene sentido) y gastar lo que deseen para ostentarlo como verdadero símbolo de riqueza.

Las iniciativas tímidas que esta alcaldesa y su equipo están llevando a cabo me parecen eso, timoratas, apolíticas, mediocres, cuando ostentan milagrosamente casi el poder. Es hora de hacerlo, por favor, es hora ya de dejarse de medias tintas y gobernar políticamente, tomando decisiones políticas, que para eso tenemos una representante del partido ecologista Equo al mando de la concejalía correspondiente.

Trump o el Fracking ha ganado las elecciones

Sigo pensando que hay mareas ocultas cuya corriente no conocemos y puede que no lleguemos a conocer y este es uno de esos casos en los que me da la impresión que realmente el motivo por el que ha ganado las elecciones es por la defensa de una cerrazón geopolítica que se puede pretender debido a cierta autarquía energética.

Leí en algún artículo que EEUU se convertiría en principal potencia energética mundial, exportadora de hidrocarburos, superando a los medioorientales, gracias al fracking, aunque posteriormente se lean otros artículos que dicen que este método drástico de obtención de petroleo ha entrado en riesgo de no ser competitivo.

No obstante, en ambas lecturas, aparentemente de ideologías contrapuestas, presumo lo mismo: que Donald Trump ha hecho de esa posible autarquía su bandera. En el primer caso, porque podría liberarse de la necesidad de mantener guerras contra diestro y siniestro, mucho siniestro, para perpetuar una competencia mercantil que obligue a bajar los precios del combustible y permita continuar un despilfarro irracional energético. En el segundo caso, si deja de sostener guerras de las que el periodo Obama (premio Nobel de la Paz) ha sido generoso, el precio del crudo aumentará en esas latitudes haciendo que vuelva a ser productivo desde el punto de vista de la rentabilidad la producción procedente de fracking de EEUU.

Sigo pensando que esas mareas ocultas y que me son desconocidas movían aguas turbulentas para la geoestratégica mundial o para el medioambiente. Ha perdido la batalla esta segunda postura, pero en ningún caso creo que ninguna de ellas tuviera una mirada a largo plazo de cómo hemos de vivir, de qué modelo de planeta deseamos, ni nada por el estilo.

Y si a ello le añadimos otras cuestiones… sigue pareciéndome tremendo que Donald haya ganado esas elecciones.

Estrumpir

estrumpir: De estrumpido. 1. intr. Sal. Hacer explosión, estallar, meter ruido.

Qué simpático que la casi única palabra que contiene trump en el diccionario de la lengua española de la RAE tenga esta acepción.

Ya parecen las aguas volviendo a su cauce y la población comienza a hablar de otros temas, como si existiesen otros temas. Pero sigo nervioso por las consecuencias, principalmente internas, que puede acarrear el hecho de que se haya elegido a un xenófobo explícito, a un machista explícito, a un «inpolítico» explícito. Mi amiga Mythreyi sigue viviendo en EEUU y sé que para ella a partir de ahora (ni siquiera hace falta que este señor alcance la casa blanca) la vida allí será peor dado su color de piel, su procedencia india, su religión.

Hay algo en el planeta que no está funcionando muy bien… como lo es el hecho de que Belén Esteban sea una celebridad. Pero es lo que hay. Y, afortunadamente, hay otras muchas cosas que no están a esa altura.

Preocupaciones cuando no hay gobierno

preocupaciones

Es evidente que estamos muy preocupados porque este país no tenga gobierno más que en funciones
o en defunciones.

Evidente que nos preocupa la crisis
de edad.

Evidente que nos preocupa la privacidad de la que Apple es abanderada.

Es evidente
de vid del vino en ofertas.

Evidente que he engordado y estoy tan preocupado que lo busco en el que hogaño
era un gran periódico
de los representantes de ese cuarto poder.

Evidente el caso y el morbo y la noticia política lleva un tono
de telecinco y hola.

Evidente.
Y así seguimos.

¿Y si tuviéramos un sistema electoral de «segunda vuelta»?

Me pregunto qué habría pasado si tuviésemos un sistema de segunda vuelta electoral, al modo del sistema francés (al menos para elegir al presidente de la república).

Tras las elecciones del 20 de diciembre de 2015 se habrían podido presentar, tras no llegar a acuerdos, tan sólo las dos fuerzas políticas mayoritarias (PP/PSOE) y es mi deber suponer que habría ganado el PP, pero esta vez por mayoría absoluta, claro, como siempre en este tipo de sistemas.

Después de la decepción de ayer/anteayer, voy dándome cuenta de que la vida sigue, fiebres aparte, y que hay mucho margen de maniobra, incluso políticamente hablando.

Un partido como Unidos Podemos era inconcebible hace 5 años y ahora está ahí, miedos aparte, siendo el tercer partido más votado y por más de 3 millones de personas.

Está claro que la derecha (C’s incluidos, por supuesto) ha pensado de esa manera, de segunda vuelta y ha decidido agrupar su voto en el más votado. Esto le ha supuesto (merced al Sistema D’Hont) una importante mejora electoral.

Sí, seguimos pensando en términos de derecha/izquierda y aunque ya no sean como eran en el siglo XX (pre-caída-múrica), es cierto que hay muchas diferencias, pero no son tan irreconciliables como parecen.

Los comunistas han dejado de tener rabo y cuernos, pero los franquistas han dejado, también, de fusilar a los disidentes y meterlos en cunetas o en la cárcel. Las exageraciones producen monstruos y los monstruos se alimentan de nuestra carne y nuestra mente.

Sigo sin comprender, como decía ayer, cómo ha podido votarles tanta gente, habida cuenta de sus múltiples escándalos, y no, no me creo que todo sea una consecuencia del fraude electoral. Habrá habido fraudes, pero seguro que de otros lados también. Sólo que en el PP son más y más cabezotas y no creen en la democracia. Yo, ingenuo, sigo creyendo en la democracia incluso o a pesar de lo que pasó el domingo.

Ahora toca otro día de dolorosos comentarios en las redes sociales de las que estoy desconectado afortunadamente por enfermedad, y no quiero ni pensar en algunos encuentros con amigas cuyo pensamiento dogmático y prepotente les hace, en el fondo, creer tan poco en la democracia como esos (muchos, no todos) votantes del PP que tanto denostan.

Esto no es una broma