Desconexión

Cuando un artículo como este sobre la caída en desgracia de una actriz norteamericana pasa a ser el más leído de uno de los periódicos de más trascendencia político-social en España es que algo va mal.

Es decir, tenemos muchos temas de los que estar al tanto y elegimos este como principal… quizá estamos hartos de las noticias, de que no pasen de ser informaciones que no transforman nada la sociedad ni la política. Quizá llega el momento de dejar de leer y actuar, pero es un momento delicado en el que elegir el camino correcto o no hacerlo ya no es cuestión de palabras que, según dicen, se las lleva el viento, sino de acciones que, en muchas ocasiones, resultarán molestas y hasta violentas.

Hay que decir que vivimos tiempos violentos en los que se están violentando nuestros derechos civiles, ciudadanos, laborales, sociales, con la excusa de la crisis por bandera y que, ante esta violencia instituicionalizada y aparentemente tolerada, se están empezando a levantar aires de revolución, con lo que de violencia explícita esta tiene.

¿Es razonable «atentar» con spray rojo contra los representantes electos a la entrada o salida de sus lugares de trabajo? Seguramente respondería no la mayoría de las veces, pero cuando se está reaccionando a medidas poco o nada razonables que están siendo tomadas por estos contra los electores, repito, con la excusa de la crisis, es que se ha entrado en una dialéctica en la que la razón no impera. Allá donde no hay razón, la violencia se impone.

O volvemos a cauces razonables o vamos camino de enfrentamientos violentos allá dónde miremos. Y cada vez más entre nuestros amigos, en nuestro propio entorno, nos encontraremos con enemistades acérrimas más viscerales que dialécticas, más instintivas que racionales. Y habrá comenzado la guerra.

Le tengo miedo al futuro
. Quizá es que mi malestar físico no ayuda a ser optimista o quizá es que no veo que de la violencia y su tentación terapeútica se salve nadie. Una vez que se empieza a abofetear para defender un argumento, hay pocas ocasiones de volver atrás.

El 15M se está comenzando a radicalizar y es (o era) inevitable, puesto que las palabras son demasiado lentas para la mayoría de la gente. Necesitamos ver (rápido) resultados. La violencia es más sencilla, más atractiva y más vistosa. Me temo que el camino será este… también porque por otros lados la rapidez del desmantelamiento del estado de bienestar social que habíamos adquirido a lo largo de un siglo está siendo devastadora y parece exigir respuestas contundentes y rápidas…

Y yo escribiendo….
despacio
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espacio
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Privatizaciones

Necesidad de liquidez, se aduce, pero la verdad es que parece la forma menos molesta de obtener ese efectivo tan necesario. Pero menos molesta… ¿para quién?

Esta es la cuestión. Se habla de la privatización del agua, por ejemplo, o de la educación o de la sanidad y sabemos qué pasará en breve: unos inversores (es decir, gente que tiene efectivo) aportará lo que ahora mismo se necesita (es decir, efectivo) pero sabemos que a medio plazo la educación, la sanidad, por ejemplo, de carácter público irán en caída libre, movimiento uniformemente acelerado, hasta el batacazo que no veremos problemático teniendo un servicio de pago que nos cubra las necesidades. Pero sabemos o deberíamos saber que a largo plazo, cuando las cosas vayan mal (e irán mal o peor) esos inversores (es decir, gente que tendrá efectivo y se habrá enriquecido más con el proceso de explotación de los servicios privatizados) verán molesto aportar ese efectivo tan necesario.

Y habrá que privatizar más cosas.

Es una espiral hacia fuera que no augura un final feliz.

Hay que romper la curva antes de que la curva nos rompa a nosotros el cuello. No es posible seguir privatizando sin parar para no resultar molesto a quienes tienen la capacidad (el efectivo) de invertir y generar puestos de trabajo, actividad empresarial, etc… ¿Por qué no pierden nunca dinero quienes «lo arriesgan»? Se supone que lo arriesgan a costa de su posible aumento o disminución, es lo que convierte el dinero en capital, base del capitalismo. Está bien, ni siquiera me voy a poner antisistema, pero en esa definición de capital ni siquiera se tiene en cuenta la posibilidad de que el capital merme.

En Italia, en un referendum de cuatro puntos hecho a los ciudadanos, se les preguntaba en torno a la posible privatización del agua y han dicho que no se privatice: pero no han dicho cómo obtener el efectivo que se supone que era tan necesario como para llevar a cabo esa medida. Cuando contesten a esto será cuando demuestren si saben ser constructivos de un nuevo modelo socio-económico o, simplemente, cambiarán agua por aire…

Populismos

Los tiempos no cambian
Encontré la foto de la derecha en El País, ayer, y no pude por menos que recordar lo que había hecho Manuel Fraga Iribarne en un año antes de que yo naciese.

Compuse este díptico al modo de los Antes / Después de los adelgazantes y similares, para mostrar que el paso del tiempo sólo ha teñido de color la imagen, pero que la actitud sigue siendo la misma: yo me baño así que no hay peligro / yo me como un pepino así que no hay peligro. De 1966 a 2011. Han pasado 45 años y todo parece seguir igual o camino de serlo. Terrorífico.

Entonces era Ministro de Información y Turismo durante la confiscación de gobierno llevada a cabo durante 40 años por Francisco Franco, al que recientemente se intenta, desde la Academia de la Historia, dejar de llamar dictador. Tiempo después, Fraga, fundó Alianza Popular que acabó llamándose, acertadamente desde un punto de vista estratégico, Partido Popular. Esta diferencia entre Alianza y Partido hace creer que es unitario, que no son un grupo diverso de pensamientos más o menos próximos cuyo único interés de base es impedir que gobierne un partido de izquierdas como el PSOE o algo peor

Suya es la perla, en 2007, en unas declaraciones a El Faro de Vigo, donde comparó a Franco con Napoleón, afirmando que «el franquismo ha sentado las bases para una España con más orden«. ¿Cómo no se prohíbe su partido que no ha condenado el terrorismo de estado producido en este país durante cuarenta años con la Ley de Partidos?

Ahora Mariano Rajoy, otro gallego, toma el relevo de las acciones populistas de su antecesor, también siendo ministro de Interior (como lo fue de Gobernación el señor Fraga), durante un año y otros cargos parecidos de duración breve… no se sabe si por su ineptitud o por su gran eficacia para realizar su trabajo en tan poco tiempo.

En breve, da miedo pensarlo, este populista de la «nueva» derecha, será el presidente del gobierno.

Obvio decir que los populismos no son sólo de los partidos de derechas, (ahí están los varios ejemplos que uno puede encontrar en latinoamérica) y que suele tratarse como estúpidos a los ciudadanos desde todos los ángulos. Pero si los ciudadanos no hacemos nada al respecto en las urnas, ni en ningún otro contexto, salvo las manifestaciones de cientos de miles de personas (muchas menos que las que salen a la calle en el caso de la victoria de un equipo de fútbol), me temo que es razonable pensar que, efectivamente, somos estúpidos y fácilmente manipulables.

Cómanse un pepino a mi salud, que no necesita de su «sacrifico«.

Bildu

Mi amigo Juan Carlos Poto Etxeberria escribe en su Twitter:

Y los gritos en Genova (Bildu fuera)…España cada vez entiende menos a Euskadi. Será que nos explicamos fatal… 😉

Y yo no puedo por menos que contestarle:

Sí querido amigo, cada vez que oigo estas cosas me asusto mucho. Pero es que este país siempre ha sido franquista. Tenemos una desgraciada herencia no resuelta que viene desde la invasión visigótica, la convivencia no pacífica con los musulmanes, el radicalismo al que se fue tendiendo hasta culminar con unos reyes católicos en la época en la que las reformas religiosas y sociales comenzaron a modificar la forma de sentir de los países emergentes europeos. España se lo perdió. Se convirtió en ese bastión del oscurantismo y la tradición más a ultranza y acabó por continuar aislada hasta el punto de que nuestra única revolución fue contra el rey más liberal que habíamos tenido, allá por 1808. Y así seguimos, tras decenas de golpes de estado con un bipartidismo que siempre ha sido crónico de nuestro país, como cuando gobernaban conservadores frente a liberales. Seguimos en las mismas, pero cada vez más, se parecen más. Y no entendemos que pueda haber más de 2 opiniones sobre algo… sea lo complejo que sea. Y si esas opiniones se parecen, pues lo llamamos, además, consenso y no ruina democrática.

Por eso quizá lo que pasa en SOL es tan importante para algunos de nosotros: nos demuestra que existimos, aunque no vaya a tener demasiada incidencia. Demuestra a la gente que en Madrid (y en otros sitios) hay gente que piensa de otra manera, que está dispuesta a hablar de otras cosas y de otra forma…

Pero el Nacionalismo es intratable… Nadie se atrevería, en SOL ni en ningún lado, a alegrarse de que BILDU haya ganado las elecciones en Gipuzkoa. Y yo me alegro: me alegro porque sé que al fin muchos de mis amigos tienen representación, sé que es un buen comienzo para hablar de democracia… para revocar leyes de aplicación arbitraria como la Ley de Partidos… pero solo es eso, como SOL, sólo es un comienzo… ahora toca seguir y defender lo poco que se ha conseguido. Pero algo es algo, no?

Elecciones

La democracia, tal como la tenemos, ha hablado.
La sociedad española, que a veces se me olvida, es claramente de derechas.
No sé cómo en algún momento había pensado que la opción de IU podía ser mirada como alternativa a PSOE para que no se imponga la política neoliberal de la derecha (aunque ya con el PSOE estaba ocurriendo)
No sé de qué ilusión me dejé llevar.
Pero el caso es que la derecha ha triunfado masivamente en los municipios españoles.

Yo nunca votaría a alguien como Rita Barberá o Esperanza Aguirre por la manera que tienen de vestir. Sí, sé que suena muy superficial, pero es que los prejuicios tienen eso. Sin embargo, cuando paseo por un pueblo como Daimiel me encuentro con clones de estas señoras. Cuando paseo por un pueblo como Colmenar Viejo me encuentro con clones de esas señoras. Cuando paseo por muchos barrios de Madrid me encuentro con clones de esas señoras y muchos trabajadores con el mismo, exactamente el mismo, aspecto que Gallardón, que Camps, que otros como ellos. Incluso encuentro muchos que se parecen a José Blanco y algunos, un poco desaliñados, a Rajoy o Zapatero.
¿Buscamos parecernos a nuestros políticos o que nuestros políticos se nos parezcan?

Supongo que yo no quiero parecerme a nadie, aunque se me parezca gente, aunque acabe pareciéndome a gente. Pero mi sensación es que la inmensa mayoría de la gente desea que se nos parezcan nuestros políticos, que nos representen también en el vestir.
Pero claro, esto es contradictorio con la afirmación por la que digo que no votaría a alguien como Barberá.

La verdad verdadera (quizá lo de antes era mentira) es que no votaría a alguien que tiene intención de obtener la liquidez que ahora mismo hace falta desmantelando lo que considero más sagrado: educación pública y sanidad pública.

Hoy no quiero ni acercarme por ese patio de vecinos en el que estará todo el vecindario voceando a favor y en contra… pero la curiosidad me puede. No voy a venderla como interés antropológico social porque no lo es. Es un morbo aburrido y adulto, postelectoral.

Puerta del Sol

Acabo de volver de la Puerta del Sol de Madrid, hoy, 20 de mayo de 2011, y siento que se ha estado produciendo un fenómeno revolucionario único en la historia de España. Pero me pregunto: ¿y esto que va a cambiar?
Y la respuesta es obvia: Ya ha cambiado cosas.

Ha cambiado la imagen que la sociedad tiene de sí misma. Si después de este día alguien aún dice que no se puede hacer nada, que sólo los partidos pueden convocar, o los sindicatos, o la iglesia (que es otro sindicato) o alguna gran empresa, que como no se forma parte de lo uno ni de lo otro, no se puede hacer nada…. si alguien cree esto después de esta semana es que no se ha enterado de lo que ha estado ocurriendo: un grupo de personas han conseguido captar la atención, la escucha, de todo el país. Su discurso es heterogéneo y naïf, pero es verdadero. Hacía falta que volviésemos a ser capaces de distinguir el valor de la verdad en el discurso.

En cuanto a cambios concretos, podemos pensar que a corto plazo lo ideal sería (desde mi punto de vista) un fraccionamiento en la representatividad política en las instituciones: el bipartidismo de partido único que lleva establecido en el poder desde hace décadas es falaz, humillante, arrogante porque puede y, cada día, menos democrático. No necesita debates para hacer reformas tan impopulares como las que está haciendo últimamente (ni el PSOE en el gobierno central ni los distintos PPs en sus correspondientes feudos), no necesitan escuchar a los ciudadanos porque dependen demasiado de otros a quienes prestan oídos.

Creo que el objetivo principal de una convocatoria como esta de www.democraciarealya.es es, sobre todo, fomentar la reflexión individual y, conseguido parcialmente este objetivo, es inverosímil que con las diferentes sensibilidades políticas que existen sólo sean elegidos 2 partidos políticos. Sé lo que es la Ley Electoral actual y su perverso sistema D’Hont pero confío en que el reparto de voto sea lo suficientemente grande como para que la representatividad sea también repartida. Esto llevará a un debate parlamentario sano y necesario en épocas difíciles, donde el aprobar decisiones difíciles sin más apoyo que los de un partido es, cuando menos, triste.

Y ahora no sigo escribiendo que viene mi amiga Aída, pero me gustaría hablar de lo que va a influir a más largo plazo…


Se ha ido Aída y continúo mi pequeña especulación sobre el futuro de esta protesta y su repercusión.

A medio plazo, hay que plantear como objetivo concreto que en las elecciones de 2012 no se planteen como un mero trámite de cambio de mano del cetro gubernamental. Pero, mientras tanto, es importante sentir y saber, ser consciente de que el gobierno que sea tendrá que tener presente que una revolución late en las calles y hay que escucharlas.

Imaginaba, por ejemplo, el escenario en el que se presentase la «necesidad» de una nueva reestructuración económica, como los ajustes fiscales y laborales de la última reforma, la contemplada en el Real Decreto-ley 10/2010, de 16 de junio, de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo e imaginaba cómo se lo pensarían dos veces antes de volver a poner a la sociedad en una situación de crispación semejante.

Una revolución late en la calle.
Hay que escucharla, porque de ella depende el futuro.

Es posible que, incluso aunque no se vea lo que va a cambiar, ese cambio está ahí, ya ha llegado y no se va a ir.

El cambio y el lugar de cambio no es el gobierno, sino el cerebro de cada uno de los integrantes de la sociedad. Esta movilización está movilizando ese órgano, desde hace tiempo tan necesario para funcionar en una sociedad responsable, básico para la democracia, llamado cerebro.

Antisistemas

Nosotros no somos antisistema, el sistema es antinosotros

En un comentario a una noticia sobre la acampada en Sol me he encontrado esta frase que lo resume perfectamente. Era hora de defenderse, no ya de luchar, sino de protegerse. Cuando vemos caer a plomo todo lo que socialmente se ha ido consiguiendo a lo largo de más de 160 años de reivindicaciones de trabajadores, de ciudadanos, de personas que han deseado un mundo mejor, más justo, más equitativo, más solidario, haciéndose eco de la gran revolución, la importante entre todas las revoluciones: La Revolución Francesa y su viejo lema de Igualdad, Libertad y Fraternidad.

Buscando en Internet el origen de este lema me he encontrado con lo siguiente en Wikipedia:

Durante la ocupación alemana de Francia durante la II Guerra Mundial, el Gobierno de Vichy lo sustituyó por la frase Travail, famille, patrie (Trabajo, familia, patria), para ilustrar el nuevo rumbo del gobierno.

Pero mucho más detallado en un blog titulado Diario de Guerra:

Trabajo, Familia y Patria – 15/09/1940.

Camaradas,

El Mariscal Philippe Pétain ha asentado las bases de la nueva Francia con la publicación hoy en la revista Deux Mondes (Dos Mundos) de su artículo “La Política Social del Futuro” en el que ha repudiado públicamente el decadente lema Liberté, Égalité, Fraternité (Libertad, Igualdad, Fraternidad) y lo ha reemplazado por el de Travail, Famille, Patrie (Trabajo, Familia, Patria).

Es tremendo cómo ese lema fue un emb-lema de las aspiraciones de los ciudadanos que aspiraban a serlo desde 1789. Y cómo cada cierto tiempo se censuraba, se consideraba subversivo o revolucionario. Lo que me parece más tremendo es que siga siéndolo. Aún hoy, o quizá hoy más que nunca, ese lema serviría perfectamente en las manifestaciones que se están produciendo en España. Lo que ocurre es que habría que matizar quién es ahora el tercer estado y quienes son los nobles, pero lo que resulta evidente es que hay una clase social que parece estar por encima de las obligaciones a las que nos sometemos los plebeyos.

Es momento de denunciarlo, aunque sea creando un nuevo encierro en un Juego de Pelota que puede ser una plaza de Sol en el centro de Madrid.

Hace años hice una acción, casi para mí solo, sobre el Km0. Ahora me veo en la tesitura de no encontrarme bien de salud como para acudir a lo que considero la mejor manifestación que he podido vivir. Una manifestación que, ingenua, reclama la vuelta de la ideología, el dejar de ser considerados recursos humanos, consumidores, clientes, para ser considerados ciudadanos. Con la responsabilidad que eso implica, con el esfuerzo que supondrá de acción y reflexión. Se acabará con la pasividad y la inacción. Es preciso formar parte de este nuevo presente. Creer en ello lo hará existir.

Y ahora… ¿por qué?

Es evidente que influirá en las elecciones. A nadie se le escapa eso, pero es que lo razonable en los ciudadanos en un sistema democrático es que deseen influir en las elecciones. Esto es participar, no sólo introducir un papel en una urna. Esto es democracia participativa, por fin, vista en algún lugar.

Sorprende ver la capacidad de organización que demuestran tener, generando en pocos días una estructura de comisiones y subcomisiones encargadas de lo más pragmático y de lo más utópico, pero autogestionados, sin financiación de una entidad financiera ni un grupo de poder mediático. Está claro que otro mundo es posible y esto es una demostración de la que les gusta a los escépticos: el movimiento se demuestra andando.

Y yo no me atrevo a ir.

No me atrevo a tener que correr en un momento dado y que mi maldita fisura anal resurja. No sé cómo participar pero es el momento. Este es uno de esos momentos que, si los pasivos actuamos, convertiremos en Histórico. Puede ser un gran momento en el futuro, puede ser lo que andamos necesitando: confianza en la gente, en nosotros mismos, en que los humanos tienen verdaderamente el poder en sus manos y no en las de otros. Y esto exigirá compromiso, dedicación, acción, presencia, pero reportará un mundo nuevo, en el que el lema revolucionario deje de ser revolucionario para ser definitorio del sistema.

Entonces, en ese posible entonces, no habrá necesidad de ser antisistema, porque el sistema no estará luchando contra nosotros.

Ya he votado

Creía que habría más
gente
pero estaba yo
solo
delante de la funcionaria
de correos
que se congratulaba de que no hubiera
nadie
no sé si se congratulaba de que no hubiera
nadie votando
o simplemente
de no trabajar.
Así que voté.
No sé si servirá para algo
pero voté.

Quizá me acostumbre a votar de esta manera.

Hoy voto por correo

Es cómodo y barato. Me hace sentir bien y como con la conciencia tranquila, pensando, además que quizá cambie alguna pequeña cosa en el futuro si todo el mundo lo hiciera. (Sobre lo poco que creo que se puede cambiar desde el gobierno político de una nación hipervinculada e hiperdependiente de decisiones exteriores o interiores pero más procedentes del ámbito económico que político, mejor no hablo en esta ocasión).

Este año me parece especialmente complicado votar porque lo más probable es que, llevado de la mano de la indignación que genera la mala gestión de la crisis, me dejase inducir por la idea de que cualquier cambio es mejor que estar como estamos. Pero no cualquier cambio. Sí que creo que conviene el cambio, pero no cualquiera.

Leyendo un buen artículo sobre La diferencia entre abstenerse, votar en blanco y no votarles me he sentido claramente identificado, en tanto que llevo un tiempo afirmando que uno de los peores males que tenemos en este país es el fuerte bipartidismo derivado, entre otras cosas, de una ley de representación electoral de dudosa efectividad, salvo para los que están en el gobierno y en la oposición.

Este año se están produciendo fuertes cambios en la forma de hacer política, no por los partidos políticos, sino por otro tipo de asociaciones que, gracias a la concreción de propuestas realizadas a través de Internet (la famosa Red 2.0 parece que empieza a tomar cuerpo), han llegado a movilizar a la población, como en el reciente Movimiento 15-M y su toma de la puerta del sol. Me habría gustado participar, sentirme fuerte como para acudir a la manifestación, no creo que lo suficiente como para acampar, pero sí para apoyar día a día a quien lo haga.

Miro con resquemor los movimientos que se han producido, dicen, por estas vías en los países del norte de África, sintiendo que no conocemos lo suficiente ni de su evolución ni de su verdadera gestación. No creo que realmente fuesen movimientos espontáneos, pero no sé en realidad qué los motivó, quién los necesitaba. Mi intuición me dice que tienen que ver con una guerra entre los intereses Chinos y los Occidentales en la esquilmada tierra africana, pero mi pobre intuición no me da detalles.

En cuanto a Islandia, país que siempre me ha atraído singularmente, querría saber más y de primera mano cómo se están desarrollando los acontecimientos allí, pero lo que parece evidente es que también en este caso, la forma de hacer política es distinta a la que llevamos contemplando desde hace más de 50 años. Recuerda a revoluciones más o menos aguerridas, pero habría que verlo y vivirlo allí.

Eso sí, no queda ya duda de que algo se está moviendo. El mundo occidental necesita un cambio, necesita una adaptación a una situación en la que los modelos (políticos, económicos y, posiblemente, sociales) han de ser puestos en cuestión, reformulados, reinventados.

Dependerá de nuestra participación (la mía y la tuya) cómo serán los nuevos modelos. Nos lo estamos jugando todo en estos días… no de votación, sino de participación.

Me voy a votar.

Hay que matarlos o algo peor

La ira es muy mala consejera. Cuando se instala en las instituciones es tremenda y conduce a dictaduras más o menos salvajes. Cuando se instala en la gente, en la sociedad, se obtiene un grado de violencia en el ambiente que hace que la convivencia sea siempre agresiva.

Ayer una persona a la que admiro desde el punto de vista artístico se vanagloriaba de haber participado en una cacerolada que había terminado por impedir que los candidatos del partido popular pudieran celebrar un mitin en Lavapiés. Se alegraba del hecho de que había sido necesaria la intervención de la policía para que los desalojasen de allí, a los señores del PP, más o menos indeseables.

Lo puso en su muro de facebook como algo de lo que sentirse orgullosa y muchos incluso la felicitaron por ello, se congratularon y yo no quise (llámame cobarde) entrar en la polémica (sería el único polemizando) diciendo que no me parecía correcto ese comportamiento.

Que no simpatizo con el PP es algo que no creo que tenga que demostrar, pero que no me gusta evitar su discurso con la violencia no creo que sea algo que tenga que defender. Debería ser evidente que la violencia no fomenta el debate, el sano ejercicio de escuchar, discernir, criticar y, finalmente, elegir la opción más deseable para cada uno. Es un cierto relativismo moral, claro, pero es inherente al buen funcionamiento de la democracia.

Si no hay relativismo moral, si una de las opciones es correcta y las otras incorrectas, si una es buena de manera absoluta, la democracia es un error. Se trataría de llevar a cabo un trabajo dialéctico-lógico que dedujese cuál es la única elección correcta y terminar con el asunto.

Soy demócrata incluso para creer que puede estar equivocada la mayoría, pero ese error está en su capacidad para ser libres, para decidir, incluso aunque me parezca que se equivocan, pero arrogarme la sensación de que yo no puedo ser quien está equivocado me parece tan peligroso como que otros se equivoquen.

Libertad, libertad, sin ira hay libertad…

rezaba una canción de mi juventud de Jarcha que adoré durante décadas. Aún la escucho, ahora gracias a Spotify, de momento. Y es que es así de cierto: es preciso dejar de lado la ira para permitir el libre ejercicio de los derechos de los demás, por más que creamos que no hacen lo correcto. Sin ira será posible la libertad, pero la ira se ha ido instalando en la sociedad ayudada por los discursos patéticos de los partidos políticos actuales que saben que la ira es más vistosa que el discurso, saben que tienen que ser espectaculares y no únicamente coherentes o éticos.

Su única ambición (y puede que incluso siendo bienpensado sea de buena fe) es alcanzar el poder y para ello, en este mundo mediatizado en el que nos toca vivir, es preciso ser escandaloso, ruidoso, mucho más que los demás, hacer más y más ruido, gritar más alto… pero esto no es política (al menos no ideológica) y cuando la oposición a uno de los partidos que más hace esto lo hace también, siento que se ha entrado al trapo de la demagogia, de la violencia barata y callejera, de las verduleras, de la que hace el PP.

Ahora hay un terremoto en Lorca y todos van a fotografiarse en la zona. Y tienen la desfachatez de decir que han suspendido los actos de campaña. Pero ¿a quién pretenden mentir? Todo lo que hace un político es buscando electorado. Incluso cuando dicen que han dejado de buscar electores. Es su trabajo y entiendo que lo hagan, pero no nos insulten diciendo que no lo hacen. No nos mientan.

Ah, se me olvidaba, es preciso mentir para que salga un discurso creíble.
No se trata de conseguir un discurso cierto, sino verosimil.

Es como en cine, el maquillaje se utiliza para lograr un efecto de naturalidad que no se tendría con la naturalidad de la piel sin maquillar (error que cometen los fundamentalistas de cine europeo con frecuencia).

Resumiendo: me habría gustado que a esos mitineros del PP les hubieran, simple y sencillamente, ignorado hasta el punto de que hubiesen sabido que lo que dicen no convence, que lo que pretenden no interesa, que no serán votados. No me ha gustado que a esos mitineros demagogos se les haya tratado con la demagogia del ruido.

Ruido x Ruido = Ruido al cuadrado.

Pego la letra de la canción para que quede aquí, por si alguien en Internet… mientras se pueda, la busca y quiere tenerla.

Libertad sin ira

Dicen los viejos que en este país
hubo una guerra,
que hay dos Españas que guardan aún
el rencor de viejas deudas;

dicen los viejos que este país necesita
palo largo y mano dura
para evitar lo peor.

Pero yo sólo he visto gente
que sufre y calla, dolor y miedo,
gente que sólo desea
su pan, su hembra y la fiesta en paz.

Libertad, libertad
sin ira libertad,
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad,
sin ira libertad,
y si no la hay sin duda la habrá.

Dicen los viejos que hacemos
lo que nos da la gana;
y no es posible que así pueda haber
gobierno que gobierne nada;

dicen los viejos que no se nos dé rienda suelta,
que todos aquí llevamos
la violencia a flor de piel.

Pero yo sólo he visto gente
muy obediente, hasta en la cama
gente que tan sólo pide
vivir su vida, sin más mentiras y en paz…

Libertad, libertad
sin ira libertad,
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad,
sin ira libertad,
y si no la hay sin duda la habrá.

Esto no es una broma