¿Es necesaria otra Toma de la Bastilla?

Jean-Pierre Houël – Bibliothèque nationale de France

Hoy festejamos (los francófilos) la Toma de la Bastilla, como símbolo de lo que se puede hacer si se desea colectivamente.

Cada vez más deseo cosas individualmente y no colectivamente, entre otras cosas porque cada vez soy menos (el neoliberalismo me ha derrotado). Sin embargo recuerdo los tiempos en los que La Marsellesa me emocionaba haciéndome llorar al oírla cantar por las personas que atendían al Rick’s Café por hacer callar o, cuando menos, mostrar la resistencia a ser apabulladas por las enaltaciones nacional-socialistas.

Nada era tan idílico como se pintaba, ni en esa película propagandística ni en la conclusión sangrienta de la Revolución Francesa, pero algo se hacía de manera colectiva y había principios que defender que no fuese el de incertidumbre.

Hoy no ocurriría. No ocurre. Y ahí tenemos el 4M.

Pero he querido festejar ese 14 de julio (que hasta consideraría día 0 del año 0) felicitando a mi querida amiga Sylvie.

La suerte está echada (a perder)

Hacer que las cosas cambien
no es cuestión de suerte

Y esa cruz roja se convierte en un signo más (+) para afirmar que también puedes ahí (en Correos) comprar un boleto de la cruz roja.

O sea, que hacen un llamamiento a que tengas SUERTE y puedas CAMBIAR LAS COSAS.

Nada de opciones políticas que creas que puedan cambiar las cosas.
Nada de decisiones personales que creas que puedan cambiar las cosas.
Nada de responsabilidades por adquirir que creas que pueden cambiar las cosas.
Nada de disciplina de trabajo que creas que puede cambiar las cosas.
Nada de solidaridad que creas que puede cambiar las cosas.
Nada de evitar egoísmos que creas que pueda cambiar las cosas.
Nada de modificar hábitos que creas que puedan modificar las cosas.
Nada de nada… salvo ganar dinero con intención de cambiar las cosas.

¡Qué cosas!

banderitas

Debajo de mi casa vive un señor que dice en su balcón ser republicano y además hace gala de su (presunto) respeto por el colectivo LGTBQI+…

En la otra vivienda del tercer piso vive su amiga, la única que le soporta en todo el portal, que es quien decidió poner una banderita de apoyo, no a España, aunque ella así lo crea (pero yo la conozco) sino al partido que acaba de ganar las elecciones del 4M en esta comunidad o, incluso, a los homófobos, racistas, machistas de sus socios de gobierno.

Me alegra ver que puede que se acaben enemistando por tal profusión de banderitas, pues a río revuelto ganancia de pescadores. O lo que es lo mismo, divide y vencerás.

Es posible que así pueda encontrar algo más de comprensión en la de la banderita bicolor cuando el irrespetuoso de las bibanderas multicolores decida que él lo vale y los demás tenemos que aguantar sus decibelios infernales, sus ruidos, sus insultos, su falta de respeto por cualquiera que no sea él.

Con republicanos así, me haría monárquico, pero con españolistas como su amiga, me haría republicano… y quizá al final no tiene nada que ver con la política tal como se suele entender.

Más allá de la visión, habitamos Carmen y yo en un ático en perfecta sintonía con las estrellas, la luna, el sol y todo el resto del vecindario.

Mi cumpleaños y la sociedad

A ver si lo entiendo:

En Madrid, en las pasadas elecciones, se acaba de decidir que los servicios públicos no son esenciales para la ciudadanía y poco a poco van a terminar de desmontarse.

La privatización ha llegado al nivel en el que más vale empezar a ahorrar para una operación de vesícula que pueda llegar a tener en un futuro. O exiliarse.

Las ayudas a amistades van a ser las sustituciones «imparciales» de los fondos de ayuda social que antes corresponderían a la Consejería de asuntos sociales, así que la gestión de las ayudas a refugiados, fruto de una descompensación de la explotación de la riqueza de la Tierra, o la ecología (que ya de antes se viene «individualizando la responsabilidad»), o, para colmo, el compromiso con los cumplimientos de los Derechos Humanos, recaen definitivamente en cada persona individual, no en el estado.

Y digo yo…

Así las cosas, ¿para qué hace falta el estado?

Pues que se encarguen de gestionar nuestros dineritos y su reparto las buenas empresas de Internet, como Facebook, por ejemplo, que sabe bien hacerlo democráticamente elegidas por una ciudadanía que ha decidido no mirar al futuro… o yo me pierdo algo, que puede ser.

Donar, plantar, ceder…

Los madrileños ya pueden plantar o donar árboles con el proyecto Replanta Madrid

¡Qué buena noticia! Ya podemos donar, plantar, etc… los madrileños por nuestra cuenta, así, sin planes municipales, sin más que una pala y una semillita… lo que viene siendo ordinariamente: «plantar un pino».

Veo a un montón de hombres (hombres de los de traje azul y corbata…) haciendo un paripé de fotografías y plantíos y pienso en las últimas elecciones autonómicas y me da verdadero asco, por no decir pavor, la sensación de que admitamos como algo bueno la dejación de responsabilidad, la falta de interés por la actividad pública a la que deberían dedicarse…

Y hay que aplaudir la iniciativa, claro que sí.

Pues yo no lo hago.

Bajo este aparentemente buen proyecto se esconde una privatización paulatina de la gestión pública, de la asistencia social, de la gestión medioambiental, de la educación…

Y es que de un tiempo a esta parte ha proliferado el número de personas (voluntarias o cobrando sueldos que no quiero imaginar) que se dedican a solicitar la participación económica de la ciudadanía en diferentes ONGs, ya sea del cuidado de niños y niñas, para salvar el planeta del cambio climático, para evitar los bombardeos en según qué regiones del mundo o para cualquier otra cosa de la que, sin voluntad política, se deposita la responsabilidad casi única en la buena voluntad (en actos caritativos) de la buena gente que pueda con su dinero privadamente aportar un granito de arena para ayudar a paliar los problemas… que en ningún caso se plantea resolver.

Es decir, se ha decidido que los problemas están ahí para quedarse, que no se va a buscar soluciones ni a evitarlos, sino que se va a buscar la manera de morir más dignamente… y, por supuesto, pagándolo privadamente aquellas personas capacitadas.

No puedo compartir esa euforia por proyectos como este que los lleva a cabo el ayuntamiento que ha decidido tumbar la propuesta más ecológica que ha tenido Madrid en décadas (Madrid Central) por un absurdo defecto de forma y con un objetivo claramente electoralista.

Pero las elecciones autonómicas dicen que la gente prefiere ese modelo, así que sean esas personas, quienes apuestan por ese modelo neoliberal, quienes aporten a las caritativas limosnas para las personitas que lo están pasando mal… como consecuencia del modelo neoliberal.

Yo me bajo de esa moto. Aun a sabiendas de que hay urgentes necesidades de colectivos que no tienen otra forma de abordarlo. Lo sé, pero ya no quiero formar parte de esta ciudad… casi ni quiero…

¿libertad o socialismo?

Ha ganado esta falacia de confrontación como si ese «o» fuese una disyuntiva y no una conjuntiva (ambas podían ser ciertas y lo son si se comprende el significado tanto de socialismo como de, fundamentalmente, libertad).

Hoy vivo en una triste democracia que ha elegido aniquilarse.

Nada sorprendente, pues, como dice Carmen, no ha ganado la libertad, sino el individualismo. Y sí. Completamente cierto: esa era la verdadera forma de ese eslogan que ha arrasado en las últimas elecciones de la comunidad autónoma de Madrid, donde habito cada día más desencantado.

Individualismo o socialismo.

Y de eso se trata, de que la mayoría ha elegido individualismo (porque ha sido una sobrada mayoría sin excusas de «es que la izquierda no ha ido a votar«, «es que no está bien representada»…).

Un individualismo cortoplacista que piensa en obtener un rédito en reducción de impuestos (que luego, no obstante, no se produce) o en una «libertad» del haga usted lo que le dé la puta gana. Eso no es lo que entendemos por libertad quienes creemos en una libertad responsable de las medidas a largo plazo, que no desean tener que vivir en una sociedad estratificada socialmente, que implique más conflictividad, más enfrentamientos derivados del reparto injusto de la riqueza generada (por todas las partes que conforman la sociedad, no sólo por empresarios, ni sólo por trabajadores).

Un individualismo que dice «Si lo quiero, lo tengo».

Un individualismo que piensa «Ya me preocuparé del clima en otro momento»

Un individualismo que opta (cuando lo hace) por la caridad y no por la reforma estructural que no la haga precisa.

Un individualismo que quiere fiestas, diversión, entretenimiento y no cultura (porque a lo que se le llama cultura…).

Un individualismo que hace gala de incorrecto, de irreverente, de maleducado, que afirma que lo contrario es de progres afeminados… o similar, así, desvergüenza sin complejos.

Un individualismo que apuesta por las apuestas para saltar cuánticamente de clase.

Un individualismo que habla de una meritocracia que no puede suceder pues la intervención de la estructura formativa la hace imposible para quien no pueda pagársela. Muestra de ello son las formaciones basadas en másteres que tanto se estilan, las universidades privadas y cada día más orientadas a fabricar engranajes (Bologna mediante).

Un individualismo que opina que la empatía es ingenua, pero que no tiene reparos en defender «a los suyos» de la manera más tribal posible.

Un individualismo que somete a las mayorías de diferentes a la minoría de homogeneizadores como si apartarse de la norma fuese delictivo (y pronto…)

Un individualismo que considera innecesario tener un servicio asistencial que cubra a la totalidad de los individuos que conforman la colectividad, sino tan sólo a aquellos que puedan permitírselo, porque en realidad es un individualismo de mentira: No es la libertad del individuo la que se persigue, sino la libertad del consumidor. Si no tiene capacidad de consumir, no es ciudadano.

Hoy estoy triste y no merece la pena hablarlo mucho más. Sé lo que hay. Lo palpo en la calle. Lo vivo en mi portal. Lo veo en cada excursión.

Hoy la voz de la sociedad ha dicho: no quiero ser una sociedad, quiero ser un grupo de consumo, quiero ser la quintaesencia del capitalismo más despiadado, pero quiero ser rico… y a los demás que los folle un pez.

Hoy no me atrevo a expresar otra cosa que la que salga del diccionario, sin más añadidos, así que me he lanzado a este juego definicional oulipiano:

libertad o socialismo

Estado de quien no está preso o sistema de organización social y económica basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y distribución de los bienes.

Forma de organización política, dotada de poder soberano e independiente, que integra la población de un territorio de quien no está dominado por un sentimiento o conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí de la disposición de los órganos de la vida relativa a las clases sociales económicamente menos favorecidas y moderada en gastar basada en la cosa que es objeto del dominio y el conjunto de los organismos destinados a la gestión y el funcionamiento de una parcela determinada de la vida social perteneciente o relativo a una agrupación de individuos o relativo al estado de los que están entre dos extremos de la suma de los productos del suelo o de la industria y la asignación del valor del producto entre los distintos factores de la producción de todo aquello que es apto para satisfacer, directa o indirectamente, una necesidad humana.

individualismo o socialismo

Tendencia a pensar y obrar con independencia de los demás, o sin sujetarse a normas generales
o
sistema de organización social y económica basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y distribución de los bienes.

Idea religiosa, económica, política, artística, etc., que se orienta a combinar ideas en la mente y ejecutar o practicar algo con condición de independiente del resto de las personas, o sin poner en una cosa algún objeto para que no se caiga por reglas que se deben seguir o a que se deben ajustar las conductas, tareas, actividades comunes a todos los individuos que constituyen un todo, o a muchos objetos, aunque sean de naturaleza diferente
o
conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí de la disposición de los órganos de la vida relativa a las clases sociales económicamente menos favorecidas y moderada en gastar basada en la cosa que es objeto del dominio y el conjunto de los organismos destinados a la gestión y el funcionamiento de una parcela determinada de la vida social perteneciente o relativo a una agrupación de individuos o relativo al estado de los que están entre dos extremos de la suma de los productos del suelo o de la industria y la asignación del valor del producto entre los distintos factores de la producción de todo aquello que es apto para satisfacer, directa o indirectamente, una necesidad humana.

vs

libertad o socialismo

Estado de quien no está preso
o
sistema de organización social y económica basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y distribución de los bienes.

Forma de organización política, dotada de poder soberano e independiente, que integra la población de un territorio de quien no está dominado por un sentimiento
o
conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí de la disposición de los órganos de la vida relativa a las clases sociales económicamente menos favorecidas y moderada en gastar basada en la cosa que es objeto del dominio y el conjunto de los organismos destinados a la gestión y el funcionamiento de una parcela determinada de la vida social perteneciente o relativo a una agrupación de individuos o relativo al estado de los que están entre dos extremos de la suma de los productos del suelo o de la industria y la asignación del valor del producto entre los distintos factores de la producción de todo aquello que es apto para satisfacer, directa o indirectamente, una necesidad humana.

Trump y las matemáticas

Y ahora sabemos cómo se derrotó a Trump con la justicia e imparcialidad de las matemáticas.

Es un vídeo muy interesante del canal de Eduardo Sáenz de Cabezón, llamado «Derivando» que en ocasiones se pone realmente complicado. Pero aún así me gusta seguirlo para sentir que no he olvidado todos mis conocimientos matemáticos adquiridos a lo largo de décadas de aprendizaje.

Ideal tener esta publicación en las elecciones más terribles que he vivido hasta ahora. Y las que quedan. Cuando en la Comunidad de Madrid está a punto de entrar en el gobierno por voluntad popular un partido que hace gala de su racismo, machista, homófobo y, por supuesto, alabador de viejos tiempos franquistas que llama «rojos» a quienes deseamos una república, a quienes nos parece estupenda la inversión en sanidad pública, en educación pública (lo público, así, en general) para garantizar unos mínimos de calidad de vida para todas las personas por el mero hecho de serlo.

Votaciones convocadas con muy mala intención (nada es casualidad) un día de diario, a raíz de un incidente de transfuguismo que no les pasa la más mínima factura con su «aliado» a quien, claro está, están devorando.

Predicciones astrológicas

Parece que no pasa el tiempo:

    Año de necesidad de acuerdos.
    Grupos que se escudan en todo tipo de ideas para mostrar su talante netamente fascista.
    Panorama mundial será bastante complicado.
    Estancamiento económico.
    La incidencia dependerá de los responsables últimos que gobiernan en las distintas autonomías.
    Situación inarmónica que no facilitará las cosas.
    Regresarán las tensiones en el terreno internacional y económico.
    Se puede decir que este año será una copia del anterior.
    Para la gente normal será un año regular, bueno o muy bueno.
    Será aconsejable evitar los viajes.

Lo encontré en una agenda que estaba deshaciendo para reciclarla (reutilizarla, en realidad) del 2005, que había sido ya usada para servirme de cuaderno de los talleres que entonces coordinaba de Desarrollo de la Creatividad.

Tremendo.

Feliz 2005 y que la suerte les acompañe.

Fuck VOX

Por supuesto que estoy de acuerdo con Fuck VOX: no es complicado, pues es un partido que representa todo aquello que repudio con todas mis fuerzas: machista, racista, clasista, violento, intolerante, etc, etc, etc.

Pero.

Sí, voy a poner un pero a este «fuck VOX» y no tiene nada que ver con que se utilice el inglés (un idioma que nos coloniza paso a paso), sino con el hecho de que no podemos atraer tan sólo con negativas.

Hay mucho que ofrecer, no sólo la exclusión a VOX sino un mundo en el que estas ideas no tengan cabida, ofrézcanme un ideario, un programa, programa, programa, que me convenza (me tienen casi preconvencido, sólo hay que articular en positivo lo que queremos).

Quiero un mundo igualitario, feminista, inclusivo, quiero apoyos a colectivos sociales que lo están pasando peor en un sistema cruel e insolidario, quiero una república, quiero una república, quiero una república laica, completamente laica, donde la religión esté relegada al ámbito privado, por supuesto sin financiación pública, ni reconocimiento de «el sentir religioso» como si negasen «sentir no religiosos», quiero una sanidad pública, quiero una educación pública de calidad, financiada con una tasa impositiva que repercuta más sobre quien ingrese más, sin ningún tipo de privilegio, quiero que la carta de los derechos humanos no sea papel mojado ni un mero horizonte, sino una realidad a la que ceñirse para incrementar la libertad desde ahí, no desde la estúpida dicotomía de «libertad o XXX».

Quiero una condena contundente a toda violencia más allá de los mínimos límites puestos ahora mismo, que condenen socialmente a cualquier maltratador, hasta el punto máximo aplicado con contundencia a esa lacra que debería acordarse en denominar terrorismo machista.

Quiero una posibilidad de reconocimiento de las diferencias culturales identitarias hasta el punto de que se pueda plantear estructuras federales o diferentes encajes territoriales, como si cualquier asunto de esta índole fuese materia política y por tanto materia de debate parlamentario.

Quiero que el respeto a las libertades individuales no esté por encima de las libertades sociales hasta convertir al ser humano en lobos devorándose a sí mismo para garantizar su derecho a matar a la otredad.

Quiero tantas cosas… que no tengo que «fuck vox» para ello. Quiero que VOX no sea votado porque la población comprenda que lo que pide esa formación es inaceptable en una democracia que dice perseguir unos estándares de libertad, igualdad y fraternidad propios de una civilización que busca mejorar la calidad de vida de la sociedad.

Quiero, claro que sí, que haya un cordón sanitario o como se le quiera llamar, para garantizar que quien hace apología de la violencia machista, racista, etc, no pueda estar en las instituciones que se supone que están para protegernos a modo de contrato social, pero sobre todo, quiero enamorar a quien de mí no se enamora…

Porque sin amor no puede haber una política constructiva que ilusione y gane elecciones.

¡Más amor y menos odio!

Y desde ahí… ¡Yo votaré el 4M!

Esto no es una broma