5 candidatas

Ahora que el número de candidatOs aumenta considerablemente (pues tendremos que considerar que para otro partido, este gajo desgajado de Podemos, que también dice representar, en parte, a la mujer, parece extraño que no lo haga con una mujer como principal bandera, y no hacía falta que fuese Manuela Carmena, pues bien podría serlo Inés Sabanés), me sorprende aunque no me sorprende encontrar que la inmensa mayoría de las interacciones que produzco y que mantengo es con mujeres.

Y para muestra un botón:

Supongo que por ello me cuesta entender tantas cosas de las que están pasando en el mundo y en la sociedad últimamente… (y desde siempre)

11S

No es casual que ya haya escrito una entrada sobre el 11S hace tiempo.
Es nuestro tiempo.
Tiempo post-11S.

Antes del 11S era posible viajar
sin pasar infinidad de controles de seguridad
que toda persona con dos dedos de frente
sabe que es absurdo.

Antes del 11S era posible imaginar
un insulto distinto a terrorista
para referirse a cualquier otredad
a quien se desease atacar posteriormente.

Antes del 11S era posible creer
en utopías.

Pero todo se derrumbó
después de la segunda torre
como un castillo de naipes
y ahora
tenemos una baraja rota
para hacer solitarios
mientras se quema la mesa.

Madrid Central

Claro que quiero Madrid Central.

Yo quiero Madrid Central.

Yo quiero las medidas que aprobó el pasado gobierno de la ciudad de Madrid. Claro que sí. Por eso lo voté y lo he vuelto a hacer.

Quiero que deje de volar absurdamente un helicóptero desde primera hora de la mañana por la ciudad.
Quiero que dejen ocupar espacios de paredes comunes para la expresión ciudadana.
Quiero que se destine financiación a paliar las desigualdades económicas, a la lucha feminista, a la administración pública y que realicen sus funciones con un objetivo político y social afín al mío.

Yo sí quiero Madrid Central.

Pero por más que lo repita no puedo obviar que la mayoría de la población de esta ciudad (que amo aunque tenga granos) ha votado decidiendo que no quieren Madrid Central.

Quizá no quiero que esa gente vote lo contrario a lo que yo quiero.
Quizá no quiero que esa gente vote.

Pero sí quiero.

Ahora se hablará de plataformas ciudadanas, de expresión popular de la calle, de asambleas vecinales, de colectivos… pero la realidad es que las elecciones municipales son la expresión de la voluntad de la población… que ha votado algo que me horroriza, pero lo ha votado y me consta que sin coacción.

¿Por qué no quieren Madrid Central?

Intento entenderlo pero no puedo.

Asistiré a alguna que otra manifestación, pero la gente ha manifestado en su voto que no quieren lo que yo quiero. Quizá, incluso, que no me quieren en esta ciudad, ni las actividades que quiero realizar, ni que exista, si puede ser, un ser diferente a ellos y ellas. Estas personas han votado y tienen su derecho a ser representadas en este sistema democrático representativo.

No me gusta.

Odio que se retire Madrid Central (que siempre me pareció una medida tímida contra la tiránica imposición del vehículo privado en la ciudad) pero odio también dejar de respetar a quienes no piensan como yo, aunque esas personas no respeten a quienes no piensan como ellas. Es un poco de «otra mejilla», lo sé, pero también tiene que ver con cómo entiendo la democracia y sus reglas de convivencia.

Así que…

Yo sí quiero Madrid Central.

Y como yo otra gente en esta ciudad.

Están en su derecho de manifestarlo. (Mientras no nos quiten ese derecho)
Manifestarlo en marchas por la ciudad, en firmas en webs, en cartas al defensor del pueblo, en publicaciones en redes sociales… incluso, manifestar su disconformidad en votaciones que encuentren a su paso. Y asumir las consecuencias funestas de no saber convencer al contrario.

Zamora o el misterio de la izquierda en Castilla y León

¿Qué extraño comportamiento han tenido los zamoranos para haber dado la alcaldía de manera mayoritaria y absoluta a Izquierda Unida cuando estas siglas hace casi un lustro que no son lustrosas y apenas se escuchan en tertulias, debates y mucho menos en gobiernos o coaliciones?

Podemos fagocitó lo poco que quedaba de IU (que desde mi perspectiva estaba obsoleta en sus mensajes y lo estaba haciendo muy mal desde el punto de vista mediático) con una especie de «alianza» que no era más que una captación de ese sector del arco político a costa de despojar a la izquierda de su nombre.

Algunos como Llamazares intentaron (muy malamente desde un enfoque estratégico) continuar un modelo de hacer política de izquierdas que lleva extinguiéndose desde la caída del muro de Berlín. Con pequeños matices, parecía un comunista de la vieja escuela, de esos que no han recibido el mensaje de que la sociedad no parece querer ese comunismo de lucha proletaria, como si el proletariado siguiese siendo el mismo grupo social hoy, en la sociedad de Internet y los smartphones que el que otrora fuese aguerrido bajo una mina de carbón antes de considerarse tan nocivo medioambientalmente.

No tengo idea de qué ha llevado a los zamoranos a votar esta opción política y me hacen gracia las entrevistas que da el alcalde de la localidad diciendo que las confluencias no benefician a la izquierda, que estaba en franca caída libre antes de la llegada de agrupaciones como la de Podemos, Ahora Madrid, Mareas, En Comú… ¿No recuerda acaso que el partido llego a estar en el Grupo Mixto por no alcanzar los mínimos de representatividad necesarios para tener grupo propio?

Recuerdo tiempos en los que Córdoba resistía como un bastión de la izquierda, pero algo ha ido pasando en Andalucía para que el Partido Popular y sus marcas blancas se hayan alzado con el poder masivamente. Parece claro que el modelo tradicional de partidos de izquierdas no estaba funcionando en ningún sitio… y sin embargo: Zamora.

El lunes, por curiosidad, estuve mirando viajes a Zamora para el fin de semana, aprovechando que el día 3 es mi cumpleaños y el martes acepté de Carmen que me regalase el alojamiento en la ciudad. Va a ser un bonito viaje. No suelo viajar por motivos políticos, y no creo que este viaje lo sea, pero de alguna manera quiero saber qué hace que una ciudad como esa, en el centro de una comunidad habitualmente gobernada por el PP, feudo tradicional y tradicionalista, tenga una alcaldía de color tan diverso e inesperado.

¿Habrá diablos por las calles u hordas rojas cantando a voz en grito La Internacional? ¿Habrá reeducaciones y lo llamarán Revolución Cultural? ¿Se organizarán los cosecheros por quinquenios? hummmm….

Algo despistada la propaganda en redes

No sé en qué universo está quién ha programado el anuncio de publicidad política (propaganda) del PP en las redes sociales para creer que alguna vez en mi vida votaré a semejante partido.

Ahora que está tan de moda (tendencia o lo que sea) el famoso marketing directo, ese que te muestra aquellos productos o servicios que más se ajustan a tus apetencias para movilizarte, me resulta extraño y casi diría perturbador que FaceBook haya considerado que, en algún filtro posible, soy un potencial votante de esas siglas que engloban, para mí, un arcaizante partido político anclado en un blanqueo del nacional catolicismo.

Imagino, por buscar una explicación, que el PP está desesperado por encontrar votantes ahora que están sufriendo una descomposición en las tres patas que siempre lo han sustentado (la más radical ultra, que llama a las demás derechas cobardes, la más rancia conservadora de imágenes y figuras que se arroba el dudoso honor de haber sido heredera de la alianza que la precedió y, por último, la que podríamos llamar sin escrúpulos, es decir, que tan sólo atiende a una moral o ética basada en el mercado y el mercadeo). Ante esa deflagración electoral, supongo que han decidido gastarse todos los ahorros (quizá porque han sido adjudicados en proporción directa a la representación parlamentaria que habían tenido hasta ahora) para aparecer en todas y cada una de las opciones posibles.

(Por cierto, tres patas convierte una superficie plana en un taburete, la manera más eficaz de estabilizar un asiento)

Por otro lado, mirándome a mí mismo (mí, me, mí, conmigo), me da por pensar que quizá siendo poco «posicionado», un tanto «equidistante» en redes tan públicas como esa azulita oscura, me encuentro rodeado de amistades muchas de las cuales puede que sean votantes de derechas. Y la red social ya sabemos que piensa que opinas lo mismo que tus amistades… Pero yo pienso, rara avis, por mi cuenta.

El otro día una amiga me dijo que si yo pensaba lo mismo que «Podemos» y le dije que no, que yo pensaba por mi cuenta y algunas de las cosas que pensaba (opiniones) coincidían con las que tiene Podemos en su propuesta programática y otras muchas no, incluso puedo debatir desde otro lugar del arco ideológico en cuestiones como la energética o tener mis dudas acerca de la metodología de implementación de políticas feministas. (Literalmente tener dudas)

Acostumbro a ver personas que piensan lo que deben pensar según el colectivo en el que quieran encajar, que no tienen dudas, ninguna duda, y cada día lo comprendo menos. Pero ya ha llegado el momento en el que no comprender a los demás me da absolutamente igual, incluso aunque me sienta solo.

Así que igual hay alguna razón extraña por la que la red social ha decidido mostrarme esa propaganda ante la que lo único que me ha salido ha sido… reírme.

Por cierto: cuantas más apariciones tenga, más gasto hará la formación, así que espero que me aparezca tantas tantas veces que no puedan permitirse mostrarla a alguna persona indecisa sobre quien puede que tuviese algún tipo de influencia decisiva.

¿Ha ganado el PSOE?

En las elecciones de este domingo pasado parece ser que el PSOE ha ganado. Es incuestionable que ha sido la fuerza más votada y también que es la que ha obtenido el mayor número de escaños (Ley D’Hont mediante). Es incuestionable que el PP ha obtenido los peores resultados de su historia y que Unidas Podemos ha sobrevivido a una posible hecatombe. Es un hecho que C’s ha casi duplicado su presencia en las Cortes y también que ha aparecido el partido nacional-católico de VOX con un abultado número de diputados.

Pero…

Mirando el detalle de las cifras:

Más del 50% de los votos del Ayuntamiento de Madrid ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de la Comunidad de Madrid ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de Castilla La Mancha ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de Castilla y León ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de la Comunidad Aragonesa ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de Extremadura ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de La Rioja ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de La Región de Murcia ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)

El 42,82% de los votantes ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX) sobre un total de 75,75% lo que hace un 56,53% de los votos.

Si no hubiese sido por la fragmentación del voto por los tres partidos de derecha, el sistema de asignación de escaños por diputación provincial (la famosa Ley D’Hont) hoy la izquierda no estaría ni de cerca tan contenta como está.

8 Comunidades podrían estar gobernadas por una coalición de partidos que incluye a VOX en sus alianzas si esas cifras se mantuviesen (lo que no está en absoluto garantizado).

Quizá un dato llamativo en dirección contraria es que en Andalucía no habría obtenido más del 50% de los votos quienes ahora están gobernando allí.

Es evidente (siempre lo fue) que las comunidades «históricas» de Cataluña, País Vasco y, en cierto modo, Navarra, País Valenciano, Baleares y también Galicia, son diferentes (incluso de otro color) al resto de las comunidades autonómicas, en sus posicionamientos políticos pero también en sus reclamaciones para la formación o reformulación de la estructura del estado. Es evidente que las políticas «unionistas» no sólo no ganan adeptos en esas regiones sino que evolucionan hacia su extinción. Algo estarán haciendo mal… (algo de autocrítica por ese lado no estaría de más).

En Galicia (tradicional feudo de PP) resulta sorprendente que no llegan al 50% de los votos de quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)

Por cierto, la barrita que le habían asignado a VOX en base a su representación por número de votos dista mucho de ser la que tendría y asusta (a mí me asusta) que por cada tres votantes del PSOE hay uno de ese partido. Quiero suponer que la longitud de la barra está en proporción con el número de escaños y no con el de los votantes, pero aún así… es algo tendenciosa y parece minimizar lo que, en realidad, ha sido una cosecha de electorado enorme y tremenda. Espero que se reduzca la tendencia, pero es lo que desea más de dos millones y medio de personas de este país. Algo hay que hacer con ello… Y yo no soy de ilegalizar…

Pero sobre la Ley de Partidos hoy no voy a hablar.

Europa

Soy un convencido europeísta
desde que viajé más allá de Europa
o incluso desde antes.

He estado leyendo sobre la Unión Europea
y su intento de realizar una constitución
que no parece que esté llegado a buen puerto.

He leído información sobre el libro blanco
que habla de las 5 posibilidades
que tiene la Unión Europea para seguir adelante
o estancarse.

Y temo que acabará siendo esto último
por más que no me guste
por más que sienta la necesidad
de europeizar el universo
con un eurocentrismo
del que me siento culpable
y orgulloso
al mismo tiempo.

Pero ya no me importa
ya no me importa nada
nada de nada.

Soy un convencido europeísta
que (ya) no desea viajar fuera de Europa.

No desea…
no.

Esto no es una broma