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La B
…
proyectos
Preparando portada para mi próximo libro de poesía programable
Se le llama code-poetry, pero en este caso es más bien poesía programable. Al fin y al cabo, ha salido de un programa hecho en C.
Estoy probando diferentes portadas, que quiero que tengan sólo texto (mínimo), y un único color plano (o dos).
Por supuesto y siguiendo mis consignas casi fundamentalistas, todo está realizado con software de código abierto: Inskape sobre Linux Mint.
Presentación de Planiverso
Mañana se presenta el libro de poesía Planiverso.
Una iniciativa de Yolanda Jimenez, quien coordina el proyecto consistente en la recuperación de 10 poetas mujeres procedentes de los 5 continentes (2 por cada uno) poco conocidas, traducidas en ocasiones y «leídas» poéticamente por 10 poetas españolas, entre las que se encuentran Kay Woo, Isamaría JM, Andrea Vidal Escabí, Leticia Rejas Rujas, María José Gómez Sánchez-Romate, JMariano Velazquez, Ernesto Pentón Cuza, Virginia García Falagán, Juan Peláez Gómez y la misma Yolanda Jimenez.
Yo participo con un extravagante y cariñoso prólogo en la presentación de este libro que vi gestarse en las tripas de la Asociación Cultural Clave 53.
Este es el prólogo con el que he participado:
Prólogo Planiverso
Un libro es un continente, pero este libro es un continente de continentes, un viaje a otros mundos, una mirada que ha huido afortunadamente de resultar folklórica, a los textos de una decena de mujeres poetas poco conocidas (ahora, tras la publicación de este poemario lo serán algo más, produciéndose una divertida paradoja) desde los ojos de una decena de poetas (de diversas procedencias) que habitan Madrid. Como comenta Yolanda Jiménez García, se trata de un safari poético con ánimo de lucro, el lucro de las sensibilidades ajenas que captura cada lector o lectora de cada píldora-poema dispensada por el universo.
A lo largo del periplo que nos ofrece la presente antología comisariada por Yolanda, recorremos las jaimas del disputado Sahara Occidental, regamos semillas de muerte en el vientre de mujeres mozambiqueñas, sobrevolamos océanos perlados de barreras de coral, lanzamos el ancla a puertos de caderas naufragadas, vadeamos el río Han de la mano de una niña todo corazón, alzamos el brazo como diosas libres, bebemos el canto del urheimat1 indoeuropeo, también – ¿por qué no? – desamordazamos voces a la luz extremeña, olemos la tristeza de la carne amontonada en galeones esclavistas y sentenciamos a poesía toda la faz de la Tierra.
Cuando oí hablar por primera vez, a principios del 2019, de este proyecto, me surgieron infinidad de preguntas como, por ejemplo, si tiene sentido hacer una separación temática en continentes que, de alguna manera, carecen de justificación física o geográfica salvo en un sentido político, fronterizo: ¿Es Rusia asiática o europea? ¿Turquía? ¿España, incluso? Y recordé la antigua clasificación en tres continentes de las antiguas civilizaciones que, en puridad, sería un único Eurafrasia, incluso, más atrás en el tiempo, aún está la referencia a una Pangea que abrazaba a toda especie animal y vegetal, cuya deriva sobre el magma terráqueo ha derivado en esta instantánea que hoy habitamos poblada de manera altamente desigual, como desigual también es el reparto de riqueza económica o idiomática.
Idiomas que plasmados quedan en esta cuidada edición bilingüe que presenta los poemas de las poetas cuasidesconocidas en sus propios sistemas de escritura, deleitándonos con la hermosa caligrafía árabe de Jadiyetu Omar Ali, el hangul del gran Seayong en la poesía de Lee Sumeyong, o el majestuoso cirílico (de San Cirilo) que nos ofrece Iryna Fedirko.
Los textos en alfabeto latino, procedente del griego oriental a través de los etruscos, adaptando el abyad (consonántico) fenicio, descendiente del protosinaítico, con origen en los jeroglíficos egipcios con eventual influencia cuneiforme, nos hablan de la posibilidad de intercambio de ideas, de la revolución que supuso el descubrimiento o invento de la escritura, pero también de la utópica transcripción de sentimientos individuales para poder hacerlos colectivos, si es que hay individuo que no sea social, de la necesidad que tiene cada poeta de expresar, cada artista de crear, esa necesidad de la que habla R. M. Rilke en sus Cartas a un joven poeta, esa necesidad que convierte la inscripción de signos sobre una hoja de papel en poesía.
Y si toda escritura es en origen jeroglífica o pictográfica, quizá eso explica por qué conviven tan bien estos poemas con las bellas ilustraciones que Vicente Ruiz parece haber dedicado cual cordilleras tectónicas intercontinentales.
Las poetas Noemía de Sousa, Ali Cobby Ekerman, Hinemoana Baker, Madhumita Das, Catalina Clara Ramírez de Guzmán, Phillis Wheatley, María Clara González de Urbina han sido transcritas usando ese alfabeto latino y pueden urgirnos a una pregunta incómoda: ¿De quién son los idiomas que hablamos? Cabe reflexionar sobre la manera en la que los idiomas han resultado en ocasiones ser utilizados (y aún hoy) como herramientas de dominio, de “colonización”, por el devenir de invasiones, migraciones, desplazamientos humanos mediante los que hemos poblado la tierra emergida de palabras (somos lenguaje), de discurso, de preguntas, de miradas, de abrazos pero también de desolación, guerras, odios e iras.
¿Cabría haber realizado este libro de otra manera atendiendo a otros criterios? Claro que sí, pero no es importante, pues ha sembrado la semilla para conocer más, para viajar más lejos, para no olvidar; un llamamiento al descubrimiento, una búsqueda de la poesía en toda otredad, en la distancia y el tiempo, en sensibilidades múltiples, recuperando el placer del encuentro, del safari, sabiendo que safari significa viaje en suajili, lingua franca de África centro-oriental cuya raíz es la voz árabe safar (???) de significado equivalente.
Conscientes o inconscientes de ello, de estar realizando un safari poético, Yolanda Jiménez García, J.Mariano Velázquez, Juan Peláez Gómez, Leticia Rejas Rujas, Kay Woo, Isabel Jiménez Moreno, Ernesto Pentón, Virginia García Falagán, María José Gómez Sánchez-Romate y Andrea Vidal Escabí han viajado a esas otras sensibilidades con empatía desbordante, con afán de vínculo, tendiendo puentes de corazón y palabra entre continentes distantes, entre culturas diferentes, entre seres humanos, buscando abrazar con sus poemas aquellos otros poemas de una docena de mujeres en el mundo que representan a la humanidad completa, a la más doliente de ella en ocasiones, la olvidada, la ignorada, la denigrada… y lo han conseguido.
La pérdida de tiempo ecologista
Concienciado como estoy con la reducción de papel innecesario, llevo varios días intentado imprimir un documento cuyas páginas tienen unas dimensiones atípicas, de 20 centímetros de ancho por 9 de alto, de manera que cada par de páginas caigan sobre un único folio DinA4 de 21×29,7 cm. Pero me está resultando tan difícil que estoy gastando papeles por prueba y error que no debería gastar. Todo por ahorrar un total de 40 páginas y sus correspondientes recortes (pues la superficie externa a las páginas es sobrante) que aunque intento pensar en maneras de aprovechar sé que, de alguna manera, podrían haberse evitado.
No obstante, llevo tanto tiempo pensándolo y probado con el ordenador que quizá el desastre lo esté provocando por otro lado, en lugar de darle al botón de imprimir y recortar con el cutter correspondiente posteriormente.
Y entonces caigo en que ser ecologista, o intentar serlo pues es una carrera imposible, es algo nefasto en el sentido de la productividad, puesto que cualquiera o casi cualquiera en mi situación ya tendría hecho lo que yo estoy tardando en hacer varios días por ahorrarle al planeta 40 folios.
Puedo pensar en usar papel reciclado y así sentirme algo menos culpable o, incluso, papel reutilizado por la otra cara, aunque quede más cutre, lo que me lleva a esa otra consecuencia de intentar ser coherente a costa, incluso, de acabar teniendo menos repercusión porque el trabajo final está «peor acabado», aunque más medioambientalmente sostenible.
Por otro lado, voy a pegar (con pegamento, otro pequeño monstruo antinatura) las páginas recortadas sobre pedazos de cartón que están siendo recuperados de la basura pero que difícilmente saldrán de ser poco más que basura. Sí, muy concienciada basura, pero no tan glamurosa como una elección de papel Munken Pure sobre Cartulina Gráfica negra muy porosa, por ejemplo.
Vivo rodeado de basura. Intento sacarla de lo que he generado. Intento minimizar, no ya mi huella ecológica, sino mi huella consumista (si es que hay diferencia), pero en ese permanente intento, acabo olvidando que debo ser competitivo para poder financiarme y poder seguir haciéndolo.
Y así sigo…
Sin respuestas.
Oklahoma no es un buen lugar, de Vicente Navarro Abad
Muy satisfecho con el trabajo realizado por ambas partes (la mía como editor y la Vicente Navarro Abad como poeta y diseñador gráfico de la portada) en el proceso de edición de este libro.
He elegido para la ocasión un tipo de letra curiosa, huyendo de mis amadas sans-serif radicales, como la Futura o la Verdana, para recaer en un tipo amable, suave, pero no excesivamente llena de gracia: Cabin Regular
Usé para esta ocasión la imprenta Lozprinter.com que me ha permitido obtener un libro con un acabado en la cubierta bastante espectacular, aunque algo peor el posicionamiento de las cajas en la tripa del libro.
Escribí un prólogo en el que me enternecí bastante que quiero dejar aquí:
Prólogo de Oklahoma no es un buen lugar
Giusseppe Domínguez, M-20190913
Plano general de un prólogo con un Cadillac burdeos al fondo pisando una desgastada línea discontinua amarilla
caerán en cascada sobre el acantilado
de estas páginas entre tumba y tumba,
descubrirán el dolor de un nuevo idioma
El poemario que tienes en tus manos no es propiamente un poemario, es más bien una colección de libros de poesía que se han decidido comprimir en uno solo, es una librería densa en un único volumen, un universo de versos que anda a la caza de un nuevo idioma más allá de cascadas y acantilados, de tumbas y de ojos.
Conocí a Vicente en una cena hace ya más de 15 años y, de inmediato, nos caímos bien mutuamente acaparando prácticamente toda la conversación de la velada; y es que conversación contiene versación, que es algo que a él, como a mí, le aprisionaba o apasionaba desde hacía tiempo. Un año después comenzó a asistir a los talleres de poesía que coordino desde el 2002 en la Asociación Cultural Clave 53 y nuestras charlas arreciaron, su ansia por expandir el conocimiento cabalgaba con la mía y fuimos enriqueciéndonos en la búsqueda de textos interesantes, poéticos, que nos revolviesen el alma y el intelecto, si es que ambos entes no son uno.
Ese enriquecimiento se aprecia en casi omnipresente referencia literaria, epígrafes de poetas tan alejados en el espacio y el tiempo como Edgar Allan Poe y Pedro Andreu, pasando por el romanticismo, el simbolismo, las vanguardias de principios del siglo XX, acmeísmo ruso, la generación perdida, el Jazz, la arquitectura, el diseño, la cultura pop, el cine… el cine. Sí. Vicente hace poemas que parecen guiones cinematográficos y posiblemente guiones cinematográficos que parecerán poemas. De cuando en cuando, en sus poemas encontramos acotaciones cinematográficas, como expresiones externas, técnicas, que nos situasen más allá de la emoción, sin abandonar, dicho sea de paso, la capacidad lírica de la poesía, emotiva, votiva, volitiva…
Toquetea la parodia de sí mismo, huyendo de la poesía más convencional, acariciando el postmodernismo, incluso apropiacionista, ecléctico por definición: trata de reunir, procurando conciliarlos, valores, ideas, tendencias, etc., de sistemas diversos, baraja la poesía experimental o el mero juego de estilo sin mayor pretensión (ni menor) que la exploración pura.
Este poemario escrito a lo largo de la última década estaba en las telarañas de su memoria (ROM) cuando quiso rescatarlo para trabajarlo con la intención de publicar su primer libro de poesía. Una vez decidido, nos pusimos codo con codo, pantalla mediante, a lidiar con la periodicidad que da la vida moderna hasta esculpir este libro (primero de varios, me consta) pues cada poema ha sido cincelado con mimo, tallado con fuerza, con la dureza requerida para extraer piedras preciosas de las simas de la tierra.
La poesía de Navarro-Abad corretea, juega, escudriña, busca; la poesía de Navarro-Abad es erótica, tierna, jugosa, risueña, burlesca, seria, profunda, social, socarrona, inteligente, culta, banal, cotidiana… todo ello en ocasiones simultáneamente, lo que conlleva cierta precaución a la hora de acercarse a sus textos pues más allá de la broma está la ética, más allá de la vulgaridad está la sofisticación, más allá de la anécdota está la voluntad de universalidad, ahí mismo está el conocimiento hondo de culturas lejanas, así, como quien no quiere la cosa. Es parte de su juego y su búsqueda personal, la de ser una especie de zen urbano en la vorágine del nuevo milenio en el hemisferio occidental, con fútil modestia porque es imposible mantenerla: Vicente Navarro-Abad es un erudito que no reconoce serlo… pero se le escapa por los poros, no puede evitarlo.
Oklahoma no es un buen lugar, verso del poema Fábulas de cama, llegó a ser el título perfecto de estos poemas que tienen el aroma de una road-movie, de los neumáticos quemados de un descapotable que escribe poemas con el humo en la carretera del futuro. Te recomiendo, lector o lectora, que levantes tu pulgar junto al arcén y te dejes transportar a lo desconocido. Te aseguro que el viaje será divertido, diverso y verso.
Poesía de Cartón
He comenzado una serie de cartones intervenidos con spray con distintos «motivos», a modo de un libro realizado con páginas, cada una de las cuales es un cartón de las mismas dimensiones. ¿Cómo realizaré la «edición» de un libro semejante que contendrá 27 páginas de cartón? ¿Cosidas o pegadas? ¿Dentro de alguna caja que haga las veces de soporte?
Palimpsesto: 7 versos
El verso es un camino entre silencios
El silencio es una pared sin ventanas
La ventana es un ojo de las casas
La casa es un recuerdo de los árboles
El árbol es un sarpullido de la tierra
La tierra es una pelota contra tiempos
El tiempo es una palabra en siete versos
Palimpsesto: La noche de san juan
Palimpsesto: La noche de san juan
Presentación de Verso Blanco
Recital Presentación en la Librería Menosdiez
Viernes 21 de Junio 2019 a las 19:00
Talleres de Poesía y Escritura Creativa
Asociación Cultural Clave 53
y
Giusseppe Domínguez
Te invitamos a la presentación del libro de Poesía
VERSO BLANCO
Escrito por:
Alejandro Gallego, Andrea Vidal Escabí, Daniel Moreno Gil, Delia Bianchi, Ernesto Pentón Cuza, Eva Obregón Blasco, Irene Chacón, Isamaría JM Isabel Jiménez, Javier Jiménez, Jose Luis González, Sal Ander, Kay Woo, Tanja Ulbrich, Leticia Rejas Rujas, María Jesús Orella, María José Gómez Sánchez-Romate, Pablo Velado Pulido, Paula García Izu, Pepa Delgado, Vanessa López, Virginia García Falagán y Yolanda Jimenez
Editado por Giusseppe Domínguez