Ahorra tiempo: Automedícate.
De la serie Publicidad En Cubierta
Diario
Recital Presentación en la Librería Menosdiez
Viernes 21 de Junio 2019 a las 19:00
Talleres de Poesía y Escritura Creativa
Asociación Cultural Clave 53
y
Giusseppe Domínguez
Te invitamos a la presentación del libro de Poesía
VERSO BLANCO
Escrito por:
Alejandro Gallego, Andrea Vidal Escabí, Daniel Moreno Gil, Delia Bianchi, Ernesto Pentón Cuza, Eva Obregón Blasco, Irene Chacón, Isamaría JM Isabel Jiménez, Javier Jiménez, Jose Luis González, Sal Ander, Kay Woo, Tanja Ulbrich, Leticia Rejas Rujas, María Jesús Orella, María José Gómez Sánchez-Romate, Pablo Velado Pulido, Paula García Izu, Pepa Delgado, Vanessa López, Virginia García Falagán y Yolanda Jimenez
Editado por Giusseppe Domínguez
Me alegra informar que participo en una presentación performática de un proyecto interesantísimo de Marta PCampos que se expone en el Instituto Cervantes el martes 4 de junio a las 19:00.
Es curioso que no lo quiera llamar performance y sí «presentación performática», pero tiene algo que ver con el hecho de que la acción está concebida tan sólo en parte para ser una obra en sí misma y otra parte para ser una presentación de la obra de Marta PCampos, ese diccionario en el que, de manera rocambolesca, he acabado por estar citado.
¡Qué divertido!
Terminada la maquetación del libro colectivo de este curso 2018-19, me voy haciendo pequeños detalles a modo de experimentos editoriales que mejoran la calidad de los ejemplares, pero es peligroso no caer en manierismos excesivos o barroquismos fruto del deseo de demostrar habilidades…
Hoy he estado reduciendo el ancho de una línea que separaba los números de página para hacerla menos masiva por decirlo así y he encontrado que diferencias en la décima de milímetro son muy significativas. Aunque pueda parecer ridículo. Por ende, he preferido no encajar la línea vertical con la horizontal para no dejar una sensación de claustrofobia, de encerramiento, con una numeración encarcelada.
El diminuto sello de una clave de sol que hace referencia obvia a la Asociación Cultural Clave 53, a falta de una definición editorial independiente de los talleres. Es algo que está por llegar, pero eso será en un futuro próximo y seguramente no para el libro colectivo, que seguirá siendo fruto de los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación.
Son pequeños detalles y aun así me importan.
Como siempre, editando y trabajando con software libre, el libro ha sido maquetado sobre Linux Mint, usando LibreOffice como herramienta para revisar el texto, compuesto con Scribus y la portada está realizándose en este momento con Inkscape.
Por fin han llegado los 25 ejemplares que he terminado de editar las Memorias de Julia Urbán, una mujer que depositó su confianza en mí hace casi dos años y que estuvo trabajando en la escritura de su autobiografía que han terminado por ser un precioso libro de más de 240 páginas.
He probado una imprenta nueva y no parece que haya ido mal, aunque tampoco es que el producto sea muy sofisticado, así que es complejo valorar cómo habría sido la edición de una tirada más complicada.
La portada ha perdido algo de brillo (de tono, más bien) pero creo que la culpa es mía por no saber manejar correctamente paletas de color adaptadas al mundo editorial. Tendré que seguir aprendiendo.
De momento, orgulloso de haberle podido hacer realidad ese sueño a un precio razonable y con una calidad bastante alta, siendo un editor recién llegado, pero que compensa su escasa experiencia con trato personal y entrega absoluta.
Maquetar es un trabajo aburrido, pero que curiosamente me gusta hacer.
Diseñar portadas para el libro es un trabajo menos aburrido; mucho más creativo, pero que me cuesta mucho más hacer.
Siempre una cosa u otra realizada con herramientas de software libre que desde luego llegan de sobra a donde yo puedo llegar. No podría apreciar la diferencia utilizando software propietario.
Para maquetar utilizo Scribus y para los diseños de portada el fantástico Inkscape, siempre sobre Linux, claro.
El viernes pasado tuvimos otro de los encuentros que se vienen realizando (aunque no se realizan solos, no «lo tuvimos», así como así…) una vez al mes cada viernes llamados N’Clave de Po(esía). Es gracioso cuando alguien al finalizar me dice que lo podía organizar cada semana… y me veo obligado a mencionar que la actividad es completamente gratuita y que yo no ingreso nada de ella y que tengo que vivir de algo en esta economía capitalista que por h o por b me ha tocado vivir.
En esta ocasión varias de las personas asistentes trayeron algo de comer al evento, lo que siempre agradezco mucho más de lo que reflejo, pero es que sería algo incómodo para quienes no han traído nada y no se han percatado de que esta actividad requiere un asistente algo más activo de lo que suele ser habitual.
Afortunadamente, las personas que llevan tiempo en mis talleres van dándose cuenta de que la poesía implica o debería implicar generosidad y suelen ser quienes traen algún presente que presentar en la presente ocasión.
En la del viernes pasado, Maria Jesús Orella se presentó, como hace ya un par de años, con más de un kilogramo de torrijas de su propia factura y además se encargó de comprar unos platitos de plástico (y aún así, la pobre, estaba algo avergonzada por si afectaba demasiado al planeta con su consumo de plástico) unos tenedores, unas servilletas… o sea, su generosidad fue una demostración de que me rodeo de buena gente y no creo que sea casualidad. Me siento orgulloso de que esto ocurra y, ahora sí, contribuir activamente a hacerlo posible.
Se leyeron poetas de distintas procedencias y muy genéricamente equilibrados/as:
y algunos nombres más que no apunté, aparte de las personas presentes que se leyeron a sí mismas.
Fue un encuentro amable, como tiene intención de ser, amén de sencillo, poético, íntimo, social y divertido (porque todo lo anterior no está reñido con la diversión, aunque haya quienes piensan que no es compatible)
Siguiendo la idea de realizar letras con diversos objetos, en esta ocasión con unos cuantos botones (no más de 10) tomados de una camisa rota.
Letras, letras, letras…