Newsroom

Newsroom imgHoy he encontrado un artículo que mi amigo Juan Carlos Etxeberría ha escrito sobre esta obra maestra de las series de televisión contemporáneas y no he podido evitar (ni querido) responderle a su comentario con unas palabras de las que quiero dejar constancia en este diario.

Tenía claro que tarde o temprano tendrías que escribir sobre esta serie. Te recomiendo, tras el final de la tercera, que no olvides a su creador (Aaron Sorkin) y sus obras: El ala oeste de la casa blanca, Studio 60. Por supuesto que es ideologizante. Es parte de su encanto, no un motivo de rechazo: es prodemócrata, pero sin ser excesivamente cruel con un republicanismo al que intentar conducir a senderos menos espeluznantes que los que puede llegar a seguir.

Y, tras Sorkin, lánzate a las series de David Simon (también cargadas de “mensaje” social-político, sin por ello desmerecer) que son de tan alta calidad que dejan a cualquiera de las demás series de televisión en una especie de segundo nivel. No es que sean “series” buenas, es que son “otra cosa.

Recomendable: The Corner, The Wire, Tremé e, incluso, la bélica The Kill Generation.

Con respecto a la secuencia impactante con la que la serie arranca, no pude evitar contestarme a esa pregunta tan interesante: ¿Por qué es Madrid (elije la que te corresponda, ya sea país, ciudad…) la mejor ciudad del mundo?

De lo más interesante, desde mi perspectiva, es que Mr Sorkin no solo se limita a hacer una serie buena para un sector profesional, sino para cualquiera que quiera verla, es entretenida, inteligente, profunda, compleja… lo necesario cada vez más en este mundo del siglo XXI del que tontería simplista es decir que es un cambalache, problemático y febril.

Querido amigo, como de costumbre, gracias por tus palabras y por un texto tan interesante.

Candadian THE NEWSROOMHoy he descubierto que es un remake de la serie homónima canadiense del 1996, que no conozco. Pero no creo que sea importante para lo que Sorkin logra con ésta, amén de diferente actualidad político-social en la que ubica la misma.

The Corner

Otra maravilla de la narrativa contemporánea norteamericana filmada, de nuevo escrita y producida por David Simon. The Corner es el equivalente a The Sound and the Fury, de William Faulkner, pero en pleno arranque del siglo XXI. Cada pequeña secuencia tiene la intensidad de un cuento de Bukowski, pero la actualidad postmoderna de Don Delillo.

Mana realismo sucio por sus cuatro costados, pero también cierta contención narrativa, al más puro estilo Carver.

Dicen en El País, 11 años después de su realización, sin haber sido mostrada en televisión en España, lo siguiente:

Con The Wire, David Simon y Ed Burns retrataron de la manera más real posible las calles del Baltimore más crudo. […]

The Corner se centra en una familia destrozada por la droga que vive en uno de estos barrios. Durante seis episodios sigue, a modo de falso documental por momentos, las vidas de Gary y Fran y su hijo adolescente DeAndre. El libro contaba historias reales y de hecho, los verdaderos protagonistas hacen cameos en la serie y aparecen fotografías suyas en los títulos de créditos del final de cada capítulo.

Y, como The Wire, tiene esa mirada caleidoscópica y compleja (casi completa) sobre la ciudad y su deterioro de manera que muestra «el sistema«, en sí, sin hacer concesiones para un público que necesite evasión o empatizar con actores/personajes más o menos guapos, más o menos agradables, más o menos malvados, más o menos… tópicos.

Nada de esto en The Corner. Tan solo una desoladora historia humana, demasiado humana, de miseria y dolor, de degradación y abandono, de abstracción a partir de lo más despiadadamente concreto, del detalle sin morbo, del minimalismo audiovisual y narrativo, como si no se preocupase por crear una audiencia masiva. Es una pieza de arte y cultura, de verdadero cine, aunque sea un producto preparado para la televisión, financiado por la poderosa HBO, que acabará convertida en una serie de culto para cuatro gafapastas como yo que la adoraremos hasta la saciedad.

The Corner es una de las más logradas tragedias realizadas para la televisión, son 380 minutos de gloria dramática, de auténtico despliegue discursivo, interpretativo, sin dejar de lado la belleza de una maquinaria audiovisual que concuerda con la forma de componer poemas o novelas en el albar del milenio entrante.

Es un tanto lamentable que el trailer intente «venderla» como una serie de policías y ladrones, de acción, de efectos y efectista, cuando lo verdaderamente mágico de esta serie o miniserie o lo que sea es justo lo contrario, su ausencia de trucos de magia o saltos de trampolín cada vez más altos.

Quien ve una de estas series con el disfrute emocional y, al mismo tiempo, intelectual que produce, encuentra en todas las demás un vacío, una hoquedad, una trivialidad que las hace completamente previsibles, banales, aburridas, por no hablar del golpe de gracia que el cine que está llegando a las pantallas recibe.

Después de ver The Corner, The Wire, Tremé… ¿quién soporta la tontería de Mad Men? ¿quién aguanta el saltimbanquismo de Homeland? ¿o incluso la bonachería inverosímil de Toni Soprano?

Es como probar un buen vino: al mismo tiempo un placer y un castigo. Ya nada vuelve a ser igual.

Poesía visual en una serie de televisión (en la cabecera)

[youtube_sc url=http://youtu.be/cTunFLo_TG4]

Estoy absolutamente cautivado con este pedacito de vídeo, que apenas dura 5 segundos. Pero fotograma a fotograma, se puede apreciar la belleza visual de esta composición que se utiliza como cabecera en una serie de televisión relativamente convencional narrativamente hablando.

Una maravilla fotograma a fotograma. Está claro que el sueño de los surrealistas de hacer un cine-poesía, está empezando a fraguarse, ni más ni menos, que en televisión. Aunque de una manera un tanto insospechada.

Dejo una colección de imágenes que contiene el vídeo para que se pueda apreciar a lo que me refiero.

Esto no es una broma