talleres
Llueve
Llueve mi corazón ciénaga opaca
nubes de luz que agota una eñe inalterable
llueve llanto gris asfalto
un horizonte verde de perlas endiosadas
diademas de placas tectónicas en mitad de las Azores
llueven sutilezas de la noche
llueve alquitrán amargo
cerveza envenenada
llueve un carnaval de músicos borrachos
sobre tu penacho de lágrimas ladrillo
llueve un mar de mares enlosado
apoteosis en tesis sintéticas y apocalípticas
llueven miembros de gabinetes episcopalianos
llueve una miriada de miradas mirloventrescadas
sinsentidos y alborotos
llueve una sinrazón sin aderezos
tiniebla y duda
llueven gotas de niebla en ocasos casos
llueven mochilas cargadas de futuro
poemas cargados de palabras
y palabras cargadas de mochilas
llueven añiles y albañiles
radiadores blancos e infinitos que caen desde tu nuca a tus riñones
llueven cabinas telefónicas con mujeres intentando alcanzar la ranura del teléfono para insertar una moneda
llueven libros multicolor de autores multiforma
llueven lomos
llueve un cargador del móvil apagado
reliquias de olvidos que trasladamos a la memoria desde el debatir del portal craneal
llueven regalos de miradas
amigas galas
teutónicas
hispanas
llueven moléculas de dióxido nítrico
sobre mis campos y los tuyos
llueven fogonazos de alcanfor y de bombillas
llueve una inmensa columna de letras negras
sobre este cuaderno transparente
llueve un poco más que ayer que no llovía
más que un sinfín de proyectiles
en un lejano barrio de París
llueve en las calles
y en ese minúsculo pedazo de nuestros labios que queda descubierto cuando nos estamos besando
llueve un palacio de almas que cae cae cae siempre de pie para que no se rompan
en mitad de un prado almidonado
llueve sin parar y sin final
como un poema que abarque el universo
y que lo empape de poesía hasta que el último
se entere, por fin, de que es esponja.
Camino
Tres mañanas a la semana recorro una distancia aproximada de unos 7 kilómetros aunque me he quedado dudando sobre la cifra, puesto que supongo una velocidad de unos 6 km/hora y no suelo superar la hora seguida de camino.
Voy desde un lugar (A) a otro (B) y vuelvo.
El lugar (A) es el apartamento en el que tengo la suerte de poder pasar un tiempo durante cada verano. Aún no he decidido la calidad de la suerte. Aunque la «buena» suerte es la de poder, no necesariamente la de hacerlo.
El lugar (B) es una bola de piedra rota en el paseo marítimo que une las urbanizaciones de la playa de Vera con la localidad adyacente de Garrucha.
En concreto, el lugar (B) se encuentra justamente situado sobre la frontera entre estos dos municipios (Vera/Garrucha) y la zona demarcada por la arena de la playa del Mediterráneo Occidental.
Por ser aun más precisos: El punto (B) se sitúa en la confluencia del paralelo 37,188 y el meridiano -1,818, habiendo partido desde el lugar (A) sito en el cruce del paralelo 37,210 y el meridiano -1,810.
Puedo imaginar un punto (A’), como lugar en el espacio, que, encontrándose a la misma latitud de (A) se sitúe a la misma longitud, es decir sobre el mismo meridiano, que el lugar de destino (B). Puedo también imaginar (innecesariamente) un punto, digamos, simétrico (B’) situado en la intersección del meridiano que transita por el origen (A) y el paralelo que atraviesa el destino (B).
Las coordenadas del punto (A’) serían (37,210, -1,818).
Se forma un rectángulo esférico que acota mi desplazamiento o, al menos, lo aproxima entre los vértices A, A’, B, B’ cuyas distancias angulares (conviene recordar, de cuando en cuando, que habitamos algo parecido a una esfera) serían aproximadamente las siguientes, con tres cifras decimales de precisión:
Variación de longitud:
AA’ = 0,008º
Variación de latitud:
A’B = 0,022º
Convertir esas distancias angulares a metros puede hacerse usando la vieja (obsoleta) definición que hacía equivaler el metro a la diezmillonésima parte de cuadrante del meridiano, es decir, suponiendo que 360º son equivalentes a 40.000.000 metros (4×10^7m)
Con esta inexacta regla de tres, puedo traducir la variación de longitud (0,008º)
a (0,008 x (4×10^7) / 360) ~= 8/9 km = 889 metros. (metro arriba o abajo)
y la variación de latitud (0,022º)
a (0,022 x (4×10^7) / 360) ~= 2.445 metros
Asumiendo por simplificar (porque siempre hay que simplificar) que ese rectángulo esférico puede suponerse plano dada la poca variación angular, podemos utilizar el Teorema de Pitágoras para estimar la distancia entre (A) y (B) en línea recta en:
AB = 2.601 metros
mientras que
AA’ + A’B = 3.333 metros
De este modo, una razonable aproximación a la distancia que recorro por las mañanas sería el término medio del doble de ambas (la ida y la vuelta) que, sacando factor común y simplificando, bien podría ser, en resumidas cuentas:
AB + BA’ + A’A = 3.333 + 2.601 = 5.934 metros = 5,934 km.
Bien, tras unos sencillos cálculos, puedo afirmar que camino 5.934 metros tres mañanas a la semana pero lo realmente inquietante es que intento optimizar algo que no tengo bien definido mientras camino.
Busco una especie de geodésica que, de alguna manera, recorra mínimos energéticos y dinámicos:
Podría decir que esas geodésicas que busco trazar proceden de alguna aplicación del Principio de Mínima Acción o relacionado con el Principio de D’Alambert y eso me lleva a pensar en la alarmante conexión de lo que representa, a simple vista como desconexo, pues es D’Alambert uno de los padres del enciclopedismo y, por ende, de los diccionarios.
Resulta algo absurdo pues parte del objetivo del ejercicio que realizo al caminar es gastar o consumir energía, llevando a cabo esfuerzos innecesarios, sin embargo, no puedo evitar ahorrar energía caminando por zonas cuya superficie no reciba iluminación solar directa, lo que reduce la temperatura sobre la que se apoyan en los sucesivos movimientos repetitivos las extremidades inferiores con las que me ayudo en el desplazamiento (gracias al rozamiento) y que suelen denominarse pasos y pies respectivamente.
Calcular si el ahorro energético derivado de tener los pies a la sombra en un determinado trayecto es mayor o menor que el que se produciría por realizar desplazamientos rectilíneos minimizando la distancia implicaría tener en cuenta factores tan complejos como la inclinación solar, variable en función del día del año y la hora en la que se realiza la caminada así como la intensidad lumínica que depende de la atmósfera y su composición química o humedad ambiental (nubes incluidas).
Por no mencionar la energía interna del sistema cuerpo-humano que voy desplazando y cuya actividad químico-gastronómica influiría tanto o más en el buscado gasto energético que las componentes mecánicas de la actividad física en cuestión.
Es decir, voy caminando con mi motor de combustión con tejidos orgánicos como continente y materia orgánica variada como contenido que es sometida a una serie casi inexplicable de procesos metabólicos o reacciones químicas de carácter exotérmico que habitualmente se reducen al sencillo apelativo de digestión.
Como mencioné, casi de pasada, las geodésicas que recorro no solo buscan una optimización energética sino también dinámica, es decir, trazando curvas cuya suavidad pueda minimizar la fuerza necesaria par realizar modificaciones en la dirección del vector de la velocidad instantánea lineal de mi desplazamiento, así como para mantener la aceleración lineal tan mínima y constante como sea preciso para vencer la fuerza de rozamiento que, no obstante, es en última instancia quien más me ayuda a avanzar gracias a ese principio de acción-reacción en un sentido para, tras dar la vuelta en el lugar que denominamos destino (B), avanzar en sentido contrario, de este modo retrocediendo (sin poder volver sobre mis pasos pues la asimetría del movimiento impediría que mis huellas del recorrido (A->B) puedan ser pisadas por mis huellas (B->A).
Resulta incuantificable y de extremada dificultad aproximar las desviaciones necesarias que me veo forzado a realizar para no coincidir en el mismo lugar espaciotemporal que otros objetos móviles cuyas personales y rebuscadas trayectorias se entrecruzan con la mía; no obstante, son significativas aquellas en las que un grupo de núcleos matéricos vinculados se desplazan perpendicularmente a la tangente media de mi recorrido.
Si hasta ahora me había centrado en la optimización de los aspectos energéticos y dinámicos directos, queda por comentar la reducción de energía derivada de la no adquisición de equipamiento específico cuyo coste habría requerido en diferido de la correspondiente carga de trabajo que habría, a su vez, exigido un esfuerzo y consumo energético como el que puede ahorrar gracias a la naturaleza porosa y ligera del material con el que pueda estar elaborado, como en el caso de las camisetas, pantalones y calzado deportivo que no puede competir con mi inespecífico vestuario genérico, cuyo único aporte en la optimización de mi camino estriba en la sobreutilización del mismo reduciendo así el trabajo requerido para su eventual sustitución.
(Sin mencionar el coste energético de la industria de ropa y calzado deportiva para la fabricación de las prendas que no adquiero).
Todo este proceso estimativo podría haberse simplificado o, cuando menos, facilitado, utilizando o sirviéndose de dispositivos portátiles que contabilizasen algunas de las magnitudes en lid, así, un podómetro o medidor de distancias recorridas basado en un sistema de geolocalización GPS (Global Positioning System).
Si bien su acarreo afectaría al resultado, falseándolo, pues tanto la masa del objeto humano siendo desplazado variaría, así como también la cantidad de calor que produce por el contacto del mencionado dispositivo con alguna parte de la piel al opacar e impedir su refrigeración al contacto con el aire y disipar el calor del aparataje electrónico.
En cualquier caso, además, la utilización de sistemas o dispositivos de código cerrado o propietario implica la aceptación y confianza en los datos proporcionados lo cual, si bien no implica aparentes gastos ni ahorros energéticos, sí exige esfuerzos que, en última instancia, puede que hagan a corto plazo la vida más fácil, pero no a medio y definitivamente nunca a largo plazo.
Esta última afirmación queda pendiente, como no podía ser de otra manera, de ser desarrollada en más profundidad.
Los programas de los Talleres de Poesía de Clave 53
Cada curso busco nuevas formas de interesar e interesarme por y para realizar esta tarea tan placentera que me he asignado: Coordinar Talleres de Poesía y Escritura Creativa.
En los Talleres de Poesía de Clave 53, el temario de los dos primeros años/cursos suele ser el mismo desde hace años, porque llegué a una especie de «metodología» o algo similar a eso que me parecía y me sigue pareciendo vigente para una persona que quiere iniciarse en los vericuetos de la Poesía Contemporánea.
Podría resumirse en un primer curso de Despertar a la Sensibilidad Contemporánea, en el que vamos acompañados de autores desde las primeras rupturas hasta las vanguardias, con el fin de no considerarse demasiado original, pero por otro lado, para ser consciente de lo que implica ser poeta; y un segundo curso que retome donde terminase el anterior, transite por vanguardias menos conocidas y llegue a OuPILO y la fabricación de Heterónimos. Ambas buenas maneras de enfrentar la conciencia de una poética propia.
A partir del tercer curso, tengo que tirar de «hemeroteca»: Habitualmente, voy fundiendo material para los niveles inferiores de modo que nunca haya visto nadie nada del contenido previsto a partir del contenido de los niveles superiores de otros cursos. Para ello, me apoyo en las decenas de libretas que llevo realizadas desde que comencé hace más de 12 años a coordinar talleres de Poesía. Menos mal que soy una persona ordenada hasta la saciedad… aunque siempre me inquieta no tener todo ese material en PDF o digitalizado de alguna manera. Poco a poco, con los talleres Online, voy haciendo este pequeño gran trabajo de sistematización y, al mismo tiempo, de análisis.
Por último, está el curso, llamemos, avanzado: aquellos locos poetas que quieren seguir asistiendo a mis talleres incluso cuando yo les afirmo que no tengo más que «enseñarles»… y son el gran desafío de un coordinador de talleres de escritura creativa.
Cada curso busco en las librerías e incluso en ocasiones en Internet (aunque aún soy muy analógico en este rol) nuevos materiales, antologías, libros curiosos, propuestas nuevas, juegos a los que aún no haya jugado (no sabiendo, así, si son o no aburridos).
Para este curso tengo algunas locas propuestas basadas en los diccionarios, como no podía ser menos después del proyecto de Isidoro Valcárcel Medina en el que he estado involucrado, así como jugueteos con otras formas de hacer poesía, sonora, audiovisual, y literaturas de diversos contextos.
Así, por ejemplo, este 2015-2016 voy a probar a mezclar una compilación de poetas prostitutas chinas de la dinastía Tang junto con otra antología de diplomáticos españoles del siglo XX y ver qué resultado da. Si no lo pruebo no lo sé.
Muchos de los grupos temáticos que voy probando en el grupo avanzado han dado lugar a los Monográficos de Poesía que luego puedo incorporar a los talleres regulares o bien puedo mantener como cursos temáticos independientes. Es una forma práctica (a pesar de ser poeta soy pragmático) de reutilizar material y darle cierta cohesión y exigencia que dentro de un taller regular a veces se pierde.
El Juego da mucho Juego
La enorme cantidad de espacio destinada a la definición de esta palabra da una muestra de su enorme importancia… ¿o no? Quizá el tamaño no lo es todo. 😉
El caso es que estoy preparando el material para impartir un Taller de Juegos Absurdos en la Asociación Donantes de Risas de Rivas Vaciamadrid y me he encontrado con dos textos altamente interesantes y sugerentes, que casi me dan todo el trabajo hecho.
En primer lugar, la etimología de la palabra es fabulosa y puede conectarse con variedad de cosas:
Juego: Del lat. “iocus” – “chiste, broma, juego de niños” (cf. it. “gioco”, fr. “jeu”, port. “jogo”, cat. “joc” con el mismo significado que en cast. pero también ingl. “joke” – “chiste, broma” y en cast. “jocoso” – “chistoso”), proveniente del protoitálico *jok-o (por ej. en um. “iuka – “palabras”) y finalmente del PIE *yek- “palabra, declaración”. Está relacionada además con el bretón “yezh” – “lengua”, irlandés med. “icht” – “gente” y el protogermánico *jeh-a como en al. ant. “jehan” – “declarar” y en al. mod. “beichten” – “confesar”. Ésta última sería un calco lingüístico del lat. “confiteri” – “confesar” (compuesto por “com-” – “junto” y “fateri” – “admitir”).
Mientras que “iocus” dío lugar a la palabra “juego” y sus relacionadas en las demás lenguas romances, aquella más frecuentemente utilizada con el mismo significado en latín era en realidad “l?dus”. Sin embargo ésta fue reemplazada por “iocus” en algún momento y en consecuencia no dejó casi huella en el castellano (cf. “lúdico” – “emparentado a juegos” o el juego llamado “ludo” en latinoamérica también conocido como “parchís” en España).
Fuentes: Kluger p. 104, Watkins p. 102, Vaan p. 308.
Pero no lo es menos la propia definición de la XXIII Edición del Diccionario de la Lengua Española editado recientemente por la RAE:
juego. (Del lat. iocus). 1. m. Acción y efecto de jugar. 2. m. Ejercicio recreativo sometido a reglas, y en el cual se gana o se pierde. Juego de naipes, de ajedrez, de billar, de pelota. 3. m. Cada uno de los que se juegan con naipes, y se distinguen por nombres especiales; p. ej., la brisca, el solo, el tresillo, etc. 4. m. juego de azar. 5. m. En los juegos de naipes, conjunto de cartas que se reparten a cada jugador. 6. m. En el juego del mus, cuarto lance de la partida, que solo se lleva a cabo cuando el valor de las cartas de al menos un jugador alcanza 31 o más tantos. 7. m. Disposición con que están unidas dos cosas, de suerte que sin separarse puedan tener movimiento relativo; como las articulaciones, los goznes, etc. 8. m. Ese mismo movimiento. 9. m. holgura (? espacio entre dos piezas). 10. m. Determinado número de cosas relacionadas entre sí y que sirven al mismo fin. Juego de hebillas, de botones, de café. 11. m. En los carruajes de cuatro ruedas, cada una de las dos armazones, compuestas de un par de aquellas, su eje y demás piezas que le corresponden. 12. m. Visos y cambiantes que resultan de la mezcla o disposición particular de algunas cosas. Juego de aguas, de colores, de luces. 13. m. Casa o sitio en donde se juega a lo que se expresa. Se reunieron en el juego DE pelota. 14. m. Habilidad o astucia para conseguir algo. 15. m. Dep. En el tenis y otros deportes, división de un set. 16. m. pl. Fiestas y espectáculos públicos que se usaban en lo antiguo. ~ a largo. 1. m. juego de pelota cuando esta se dirige de persona a persona. ~ carteado. 1. m. Cada uno de los de naipes que no es de envite. ~ de alfileres. 1. m. juego de niños que consiste en empujar cada jugador con la uña del dedo pulgar, sobre cualquier superficie plana, un alfiler que le pertenece, para formar cruz con otro alfiler, que hace suyo si logra formarla. ~ de azar. 1. m. juego cuyo resultado no depende de la habilidad o destreza de los jugadores, sino exclusivamente de la suerte; p. ej., la lotería. ~ de billar. 1. m. billar. ~ de cartas. 1. m. Cada uno de los que se juegan con cartas, y se distinguen por nombres especiales; p. ej., la brisca, el solo, el tresillo, etc. ~ de compadres. 1. m. coloq. Modo de proceder dos o más personas que aspiran al logro de un fin, estando de acuerdo y aparentando lo contrario. ~ de cubiletes. 1. m. coloq. p. us. Destreza o artificio con que se trata de engañar a alguien haciéndole creer lo que no es verdad. ~ de damas. 1. m. damas (? juego que se ejecuta en un tablero de 64 escaques). ~ de envite. 1. m. Cada uno de aquellos en que se apuesta dinero sobre un lance determinado. ~ de ingenio. 1. m. juego en que por diversión o pasatiempo se trata de resolver una cuestión propuesta en términos sujetos a ciertas reglas; p. ej., las charadas, las quincenas, los logogrifos, los ovillejos y los acertijos de todo género. ~ de la campana. 1. m. juego infantil en que dos niños, dándose la espalda y enlazándose por los brazos, se suspenden alternativamente imitando el volteo de las campanas. ~ del hombre. 1. m. hombre (? juego de naipes). ~ del oráculo. 1. m. Diversión que consiste en dirigir preguntas en verso varias personas a una sola, y en dar esta respuestas en el mismo metro de las preguntas. ~ de los cantillos. 1. m. juego que juegan los niños con cinco piedras pequeñas haciendo con ellas diversas combinaciones y lanzándolas a lo alto para recogerlas en el aire al caer. ~ de manos. 1. m. Acción de darse palmadas unas personas a otras por diversión o afecto. 2. m. juego de agilidad que practican los prestidigitadores para engañar a los espectadores con varios géneros de entretenimientos. 3. m. Acción ruin por la cual se hace desaparecer en poco tiempo una cosa que se tenía a la vista. ~ de niños. 1. m. Modo de proceder sin consecuencia ni formalidad. 2. m. Acción o cosa que no ofrece ninguna dificultad. ~ de palabras. 1. m. Artificio que consiste en usar palabras, por donaire o alarde de ingenio, en sentido equívoco o en varias de sus acepciones, o en emplear dos o más que solo se diferencian en alguna o algunas de sus letras. ~ de pasa pasa. 1. m. juego de manos (? de los prestidigitadores). ~ de pelota. 1. m. juego entre dos o más personas consistente en lanzar contra una pared, con la mano, con pala o con cesta, una pelota que, al rebotar, debe ser relanzada por un jugador del equipo contrario. ~ de prendas. 1. m. Diversión consistente en decir o hacer los concurrentes algo, y paga prenda quien no lo dice o hace bien. ~ de rol. 1. m. juego en que los participantes actúan como personajes de una aventura de carácter histórico, misterioso o fantástico, afrontando incluso situaciones de riesgo. ~ de sociedad. 1. m. juego que se realiza en reuniones sociales. ~ de suerte. 1. m. juego de azar. ~ de tira y afloja. 1. m. juego de prendas que consiste en asir cada uno de los que lo juegan la punta de sendas cintas o pañuelos, que a su vez coge por el extremo opuesto la persona que dirige el juego, y cuando esta manda aflojar deben tirar los demás, o al contrario, y pierde prenda quien yerra. ~ de trucos. 1. m. trucos (? juego de destreza y habilidad que se ejecuta sobre una mesa). ~ de vocablos, o ~ de voces. 1. m. juego de palabras. ~ público. 1. m. juego que se lleva a cabo con tolerancia o autorización legal de la autoridad. 2. m. Casa o local donde se lleva a efecto ese juego. ~s florales. 1. m. pl. Certamen poético solemne en el que, a modo de los trovadores medievales, se premia al vencedor con una flor natural. ~s malabares. 1. m. pl. Ejercicios de agilidad y destreza que se practican generalmente como espectáculo, manteniendo diversos objetos en equilibrio inestable, lanzándolos a lo alto y recogiéndolos, etc. 2. m. pl. Combinaciones artificiosas de conceptos con que se pretende deslumbrar al público. ~s olímpicos. 1. m. pl. Competición deportiva mundial de juegos de verano y de invierno que se celebra cada cuatro años en un lugar previamente determinado. ORTOGR. Escr. t. con mays. iniciales. abrir ~, o el ~. 1. locs. verbs. Empezarlo. 2. locs. verbs. En el fútbol y otros juegos deportivos, lanzar la pelota desde un lugar donde hay gran acumulación de jugadores de ambos equipos, hacia un compañero desmarcado en la banda contraria del campo, para que pueda jugarla sin estorbos. acudir el ~ a alguien. 1. loc. verb. dar bien el juego. a ~ con. 1. loc. prepos. En proporción y correspondencia, en armonía. Por fin puso las cortinas a juego con las paredes. cerrar el ~. 1. loc. verb. En el del dominó, hacer una jugada que impida continuarlo. conocerle a alguien el ~. 1. loc. verb. Penetrar su intención. crear ~ un jugador de fútbol u otro juego deportivo. 1. loc. verb. Proporcionar a sus compañeros continuadas oportunidades de atacar y conseguir tantos. dar bien el ~. 1. loc. verb. Tener favorable la suerte. dar ~. 1. loc. verb. Favorecer o ser beneficioso o útil para algo. 2. loc. verb. Servir para muchas cosas. dar mal el ~. 1. loc. verb. Tener contraria la suerte. despintársele a alguien el ~. 1. loc. verb. Engañarse por estar la pinta equivocada, tomando un palo por otro. en ~. 1. loc. adv. En un intento. Están, andan en juego poderosas influencias. Ponen en juego todos sus medios. 2. loc. adv. En peligro. Está en juego tu reputación. fuera de ~. 1. loc. sust. m. En el fútbol y otros juegos, posición antirreglamentaria en que se encuentra un jugador, y que se sanciona con falta contra el equipo al cual pertenece dicho jugador. hacer ~. 1. loc. verb. Mantenerlo o perseverar en él. 2. loc. verb. Dicho del jugador a quien le toca: Decir las calidades que tiene; como la de entrada, paso, etc. 3. loc. verb. Dicho de una cosa: Convenir o corresponderse con otra en orden, proporción y simetría. hacerle a alguien el ~. 1. loc. verb. Obrar de modo que le aproveche a él, involuntaria o inadvertidamente por lo general. ~ fuera. 1. expr. U. en algunos juegos de envite cuando se envida todo lo que falta para acabar el juego. meter en ~ a alguien. 1. loc. verb. Excitarle con viveza para que ejecute algo, especialmente como diversión. no dejar entrar en ~. 1. loc. verb. coloq. no dejar meter baza. por ~. 1. loc. adv. Por burla, de chanza. verle a alguien el ~. 1. loc. verb. conocerle el juego.
V. casa de juego marcha del juego tabla de juego
Talleres de Poesía de Clave 53 – Curso 2015-2016
Talleres de Poesía de Clave 53
La primera clase se puede probar gratuitamente. En Iniciación, todo el mes de Octubre por 19€.
¡Cuéntaselo a quien creas que le puede interesar!
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Comenzamos el Curso 2015-2016
Clases en Madrid. Comienzo a partir del 6 de Octubre. Grupo Nuevo.
Taller de Iniciación a la Creación Poética
El despertar de la Sensibilidad Contemporánea
Si te apetece escribir poesía en un ambiente divertido, para aprender, crecer y desarrollar tu capacidad creativa… ¡este es tu curso!
Iniciación: Martes – 20:00-21:00
Cuota: 42 Euros/mes. (Todo el mes de Octubre por 19€) Matrícula GRATIS.
Promociones: 40 €/mes en pago trimestral. 29 €/mes a desempleados, universitarios.
Inform. y Reserva: 655 99 04 13 / poesia@clave53.org
Coordinador: Giusseppe Domínguez (www.giusseppe.net)
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PRIMERA CLASE DE PRUEBA GRATIS
Talleres de Poesía Contemporánea y Escritura Creativa Curso 2015-2016
Lunes
de 21:00 a 22:00 – Monográficos Mensuales (Octubre/Noviembre – OuLIPO) – Comienzo Martes 19 de Octubre
Martes
de 20:00 a 21:00 – Iniciación – Comienzo Martes 6 de Octubre (GRATIS)
de 21:00 a 22:00 – Intermedio
Miércoles
de 20:00 a 21:00 – Avanzado – Necesaria entrevista previa
Jueves
de 21:00 a 22:00 – On-Line (Vía Skype)
Plazas limitadas. Grupos de un máximo de 10 personas
Información detallada de todos los cursos en http://www.clave53.org/poesia
Información del Taller de Iniciación a la Creación Poética
Objetivo
Nos vamos a enfocar en esa búsqueda a través de ejercicios basados en la palabra. Pero siempre pensando en la palabra en libertad: palabra poesía. Liberados de normas y patrones, independientes del dictado de la crítica, nos dejamos llevar por nuestro propio sentir para descubrir ese arma cargada de futuro, que, según palabras de Gabriel Celaya, es la poesía.
Compartiremos con otras personas con inquietudes semejantes el taller, para ver, en y con otros, nuestra diferencia. Las posibilidades de aprender de otros se multiplican, viendo cómo va cobrando realidad el sueño de escuchar los textos propios leídos por otros. También incidiremos en la manera de leer nuestros poemas para hallar una forma cómoda y, al mismo tiempo, sólida y segura de darle voz a nuestros textos.
Mediante ejercicios de escritura en grupo, escritura automática y otros juegos que incentiven la escritura, nos liberaremos para encontrar la palabra que no manejamos en nuestro habitual diccionario y que, sin embargo, forma parte de nuestro cotidiano, así como para luchar contra el bloqueo ante la página en blanco, gran pequeño enemigo de todo escritor.
Dinámica de las clases
En todas las sesiones se llevan a cabo tareas individuales, a propuesta del coordinador, que van generando un hábito de escritura que, al mismo tiempo, nos saque del lugar común y que nos vaya conformando en una búsqueda de estilo propio y un compromiso con la labor de creación que nos modifique la vida.
Existirá un acompañamiento teórico, situando las distintas corrientes literarias más actuales así como repasando la creación poética desde su arranque a la modernidad hasta nuestros días. Propuestas de lecturas y la posibilidad de compartir con los participantes los textos que más nos han influido, para comentarlos y darnos a conocer a través del material que nos ha hecho ser lo que somos.
El curso dura hasta Junio. No es un curso homologado. Serás invitado a participar en una revista en la que los alumnos publican sus trabajos y a final de curso se edita un libro colectivo.
Recuerda:
La primera clase se puede probar gratuitamente. Todo el mes de Octubre por 19€.
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Un tipo no ayuda
Un tipo no ayuda a buscar una dirección a una chica porque no va a poder tirársela. Damas Club. Las piedras son tan falsas como el amor que venden.
Centenares de coches se hacinan unos sobre otros con miedo.
Pienso en el puto dinero y en cómo obtenerlo 10 veces al día. Nadie se da cuenta de que nos llevan como corderos hasta para cruzar la calle.
Te diría algo, por ser lo más bonito que he visto en media hora, pero te asustaría.
Construyen y construyen viviendas que se destruyen porque no están habitadas.
A veces, el mejor viaje es permanecer inmóvil.
Un hombre sentado en el pescante de un camión va recogiendo cartones.
Trozos de marcas rojas y blancas, cintas de plástico atadas como colgajos a rejas que impiden entrar a robar desperdicios de desguaces. La tinta, pintura, entre los adoquines, parece pis.
Botellas en cajas en el suelo. Charcos. Publicidad en los charcos y en el suelo.
Un tipo ríe como un gallo pero lo de los gallos no es risa.
Ambulancias, a todas horas bajan y suben la avenida dejando, tras su rastro de luces, gente bajo la helada, durmiendo en cajas.
(Burguer)
Son como cerdos
comiendo cerdos
Los peces en el escaparate nunca estuvieron vivos.
Y el camarero del restaurante sale escamado para saber qué hago: la escritura es sospechosa.
Creen amarse
hoy.
Puertas y puertas de locales vacíos. Una escalera de incendios.
No nos entendemos y en las miradas sentimos desconfianza. Los bancos, como las putas, siempre que pueden ocupan las esquinas.
Un hombre se saca los mocos.
Guirigai delante de la furgoneta de la policía.
Es inevitable
llorar.
Es inevitable
reír.
Beber cerveza.
Comer patatas fritas aprovechando que los demás escriben y pensar que me follaría a alguien
y luego sé
que no lo haría.
Clases de Tango de Carmen de la Rosa
(Fotografía de @Elena Eslava)
Empiezo el curso haciendo este cartelito para Carmen de la Rosa, mi querida Carmen, quien pone en marcha las clases que va a proponer este ciclo de 2015-2016.
En breve, la información más actualizada estará en la web de la Asociación Cultural Clave 53. Esto será lo que me toque hacer estos días… y voy con retraso. ¡Demasiadas vacaciones! 😉
Discurso de Graduación para 21 Poetas Sin Ánimo de Título
No sé cómo se escribe un discurso de una graduación.
Esta frase me recuerda el inicio de un libro de e.e.cummings titulado “yo, seis noconferencias”:
Permítanme advertirles – dice cummings – cordialmente de que no tengo ni la más remota intención de hacerme pasar por un conferenciante. Dar conferencias es supuestamente una forma de enseñar, y supuestamente un profesor es alguien que sabe. Yo nunca supe, y sigo sin saber. Lo que siempre me ha fascinado no ha sido tanto enseñar como aprender…
Y en ese discurso me inscribo, en el de la voluntad de aprender como hasta ahora de poetas sin ánimo de título. A los que hoy, vamos a titular.
No tienen ánimo de título pero no significa en ningún momento ni por ninguna razón que no tengan ánimo. Han demostrado hasta ahora un ánimo bárbaro, caníbal, un ánimo férreo, un ánimo … animado, incluso. Pero ánimo por ser poetas, por vivir siendo poetas, por pelear a la contra, como diría Bukowski, en un mundo que fomenta lo prosaico y lo seguro, ánimo, diríamos, por ser poetas sin ánimo de título, sin demanda de reconocimiento externo, sabiendo que ese es un lugar en el que es fácil perderse.
Hasta hoy, son poetas sin título de tal. Intrusos del verso libre, podríamos decir. Son poetas del juego, del filo del cuchillo, de la inestabilidad, de la búsqueda constante, de la experimentación, de la creación (nunca ex-nihilo), poetas del futuro, que no desdeñan el pasado. Son, sobre todo, poetas humanos, humanos, humanos, humanos, poetas humildes. Y esta humildad es la que me parece más destacable.
humildad. (Del lat. humil?tas, -?tis). 1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.
Humildad en tanto modestia: cualidad de humilde, falta de engreimiento o de vanidad. Humildad frente a soberbia, frente a esa presunción de omnisciencia que paraliza cualquier posibilidad de aprender nada nuevo pues se da por supuesto que ya se conoce. Humildad humana que trata con equidad a los semejantes, a poetas y otros seres vivos que van saliendo adelante por el mundo, por la vida. Humildad sincera, callada, que guarda la voz para alzarla en forma de poema.
modestia. (Del lat. modest?a). 1. f. Virtud que modera, templa y regla las acciones externas, conteniendo al hombre en los límites de su estado, según lo conveniente a él. 2. f. Cualidad de humilde, falta de engreimiento o de vanidad. 3. f. Pobreza, escasez de medios, recursos, bienes, etc.
Y así vuelvo a encontrarme con el deseo de seguir viviendo como lo hago, defendiendo talleres de escritura en los que aprender, de aquellas personas que se acercan, con inquietud, con esa callada sinceridad, a formarse como poetas, como si eso fuese posible, como si yo pudiese ayudarles…
Hoy vamos a burlarnos de esa vanidad con un poco de ironía, presentando esta ceremonia de graduación a partir de la cual los poetas de ayer serán poetas mañana, pero poetas titulados, poetas que poseen un renombre o distintivo con que se conoce a alguien por sus cualidades o sus acciones en el ámbito académico.
Nos reímos del renombre, pues les vale con el nombre
Nos reímos de la distinción, pues son tan distintos que cada uno es único
Nos reímos del reconocimiento, pues buscan el conocimiento
Nos reímos de las cualidades, pues se trata de poemas
Nos reímos de la academia, pues es para lo único que sirve en poesía.
Veintiuna personas, veintiuno por ciento (RAE)
El numeral uno, una se apocopa en la forma un únicamente cuando antecede a sustantivos masculinos: un libro, un coche; o a sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica: un águila, un alma, un hacha; pero no se apocopa nunca cuando antecede a sustantivos femeninos que no comienzan por /a/ tónica: una amapola, una mujer, una novela.
Consecuentemente, todos los numerales compuestos que contienen el numeral simple uno, una se comportan de la misma manera y solo se apocopan ante sustantivos masculinos y ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica. Por lo tanto, igual que decimos una mujer, una amapola, debemos decir veintiuna mujeres, treinta y una amapolas (y no veintiún mujeres, treinta y un amapolas). Asimismo, debe decirse uno por ciento, veintiuno por ciento, treinta y uno por ciento (y no un por ciento, veintiún por ciento, treinta y un por ciento), ya que el numeral uno, una solo se apocopa ante determinado tipo de sustantivos, y por es una preposición.
Son 21 poetas sin ánimo de título
divididos arbitrariamente en 3 promociones
asociadas arbitrariamente a 3 poéticas
asociadas arbitrariamente
Son 21 poetas
Son 21 persona maravillosas
Son:
Alejandro Gallego, Ana Gesteiro, Carmen Cruz, Carmen Garrido, Diana Córdoba, Dolores Vallejo, Ernesto Pentón, Eva Obregón, José Luis González, Juan Carlos Orella, Juan Carlos Ortega, Laura Moya, Mónica Saad, Nines Cuenca, Raquel G. Figueiras, Sara Valverde, Sheila Reyes, Susana Recover, Tanja Ulbrich, Vera Moreno, Vicente Navarro-Abad