Haré Confeti de mis Versos

Es un verso de Carmen Cruz, que dio lugar a diversas aproximaciones dentro del Taller de Poesía y Escritura Creativa de Clave 53 que mantengo.

Ya Sara Valverde había creado un poema del que hablase en otra ocasión en este diario, con ese mismo sugerente título.

Esta vez, fue Ernesto Pentón quien me pidió que lo leyese (si es que tal cosa era posible) en la presentación de su último libro de poesía, El Mago de Chicle, que tuve el honor de prologar.

El poema en cuestión es un objeto que existe dentro de una base de datos, que tras la ejecución de una determinada secuencia de comandos SQL, produce lo siguiente:

En el vídeo que se muestra a continuación, se puede ver la lectura que hice del mismo durante la presentación en el Centro de Arte Moderno de Madrid, el viernes 4 de Abril de 2014.

El poema, textual, que incluye la sentencia SQL es el siguiente:


HARÉ CONFETI DE MIS VERSOS
(Ernesto Pentón. El Mago de Chicle, 2014)

En este mundo traidor,
nada es verdad ni mentira,
todo es según el color
del cristal con que se mira.
Campoamor

sí, es cierto
también se puede hacer versos con una SQL
anidada

SELECT palabra1, palabra2 FROM diccionario

WHERE palabra1 IN

(SELECT palabra3 FROM laberinto)

AND palabra2 IN

(SELECT palabra4 FROM noche_oscura
WHERE luna IS NOT NULL)

UNION
SELECT palabra5, palabra6 FROM data_universo

WHERE EXISTS

(SELECT verso FROM rio_de_la_vida
WHERE fluye BETWEEN palabra5 AND palabra6)

UNION
SELECT palabra7, palabra8

FROM divinidad INNER JOIN humanidad
ON divinidad.centro = humanidad.centro

UNION

...y así ad-infinitum
(en el límite de anidamientos SQL de Oracle)

así que
si lo miras desde otro ángulo
yo me paso todo el puto día
escribiendo poemas
y
desde ese ángulo
cada día es una fiesta

 


La presentación completa del libro está en:
[youtube_sc url=http://youtu.be/O6oNnIU5Wg8?t=15m5s]

Serpiente, elefante o sombrero

El otro día, durante un taller de Poesía Visual que impartí, recordaba la historia del Sombrero que era una Serpiente que se había comido a un Elefante. Aquella divertida e ilustrativa anécdota de El Principito:

Recordaba esto porque me parecía que quien no era capaz de ver más que el sombrero, no podría nunca entender la Poesía (ni visual, ni textual). Es necesario ver el elefante y la serpiente… pero, por si no ha quedado claro, ver otras posibilidades que no me hayan dicho que existan. En caso contrario, estamos viendo el sombrero.

Me ha gustado encontrarme, divertido, el siguiente dibujo que juguetea con esa imagen de una manera nueva y, sin embargo, clásica.

Me gusta / No me gusta

A partir del texto
Me gusta / No me gusta
de Luis Buñuel (en el libro Mi último suspiro)

En la época del surrealismo, era costumbre entre nosotros decidir definitivamente acerca del bien y del mal, de la justo y de la injusto, de la bello y de la feo. Existían libros que había que leer, otros que no había que leer, cosas que se debían hacer, otras que se debían evitar. Inspirándome en estos antiguos juegos, he reunido en este capítulo, dejándome llevar por el azar de la pluma, que es un azar como otro cualquiera, cierto número de mis aversiones y mis simpatías. Aconsejo a todo el mundo que haga lo mismo algún día.

Me gusta pedir en mis talleres que hagan el ejercicio del «me gusta/no me gusta». La primera vez que lo hice fue en Fuentetaja, de hecho, en un taller al que asistí. La profesora, Graciela Baquero, era una mujer menuda que creía en la forma de impartir talleres que yo iba buscando y estuve tanto tiempo en su taller que, al final, me quedé solo y tuvieron que clausurarlo.

Era algo comprensible, pero me sentó bastante mal y prometí (o me prometí) que yo nunca lo haría. Aún no he clausurado nunca un taller regular de escritura ni siquiera con una sola alumna y lejos, bastante lejos, de mi casa.

Graciela, no obstante, sirvió de llave a todo un universo que pude conocer, pues me invitó a participar en un curso de formación para coordinadores de talleres de creatividad que impartía con Jaime Vallaure y con otro cuyo nombre no recuerdo (Miguel Navas, recuerdo hoy.

Jaime pasó a ser «mi faro» y él, a su vez, me abrió nuevas ventanas a otros mundos que yo ni siquiera había imaginado.

Me gustan los días de lluvia, aunque también los días de sol y los de nieve o viento; en realidad, lo que no podría soportar son los climas «perfectos», no variables, suaves, casi programados. Carmen, sin embargo, los adora y este es uno de los pequeños problemas de mi vida: Si alguna vez pensamos seriamente en el exilio no nos podríamos de acuerdo de ninguna manera.

Me encanta el cine. Todo el cine. Siempre cuento que decidí el lugar en el que vivo en función de la cercanía a la mayor cantidad de salas del centro de Madrid. Lamentablemente, con el pasar de los años, los cines me han ido abandonando y me siento un poco huérfano de salas.

El mayor de los traumas lo sufrí con los cines Luna, en los que proyectaban películas comerciales pero en versión original subtituladas, como más me gustan, ahora convertidos en un gimnasio «fashion» al que me apunté. Ha sido un error de los mayores de mi vida. Todo el mundo me decía que era esperable que lo dejase, y así fue. Algo que no todos saben es que yo mientras hacía ejercicio recordaba y tarareaba una canción de Serrat titulada Los fantasmas del Roxy, que habla de un cine que es demolido para construir una sucursal bancaria y los fantasmas de los actores comienzan a aparecerse en ella.

Antes me gustaban los cantautores y me podía llegar a aprender, de memoria, un sinfín de canciones por su letra, pero con el paso de los años he acabado por aburrirme.

Cada vez más me gusta la música instrumental.

Esto fue especialmente así desde que oigo Tangos. La mayor parte de las letras de tango, por muy orgullosos que muchos fanáticos porteños puedan estar, me parecen simplonas, cutres, sin fondo y repetitivas y tópicas hasta decir ¡basta!

Sin embargo, la música distorsionada y sensual de Piazzolla o la armónica de Hugo Díaz me ponen la piel de gallina y me hacen sentir unas ganas enormes de bailar y (a veces) llorar al mismo tiempo.

No me sorprende que Piazzolla fuese un admirador del Jazz, pues con los años, he descubierto en esta música una variedad y una libertad creativa al mismo tiempo que un cromatismo y una intensidad inigualable.

Me gusta la libertad creativa en todas sus formas. Adoro las búsquedas de John Cage, Brossa o Duchamp (Marcel). Para mí, sin búsqueda intelectual, un ser humano es poco diferente de un cordero.

Me gusta mucho cocinar. Tanto es así que cada día lo hago mejor y algunos amigos y familiares (poco objetivos) han empezado a sugerirme que me lo plantee en serio profesionalmente. De hecho, volviendo al tema del exilio, veo en esto una posible salida laboral.

No puedo soportar que alguien diga de la comida «esto no me gusta». Me llevan los demonios. A veces tengo que contenerme para no desear que fallezcan, en ese momento, de inanición espontánea.

Mis sobrinos (y su madre) lo hacen con frecuencia y es una de las principales razones por las que no voy más a Daimiel. Es más, le he dicho a Carmen varias veces que no pienso quedarme nunca con ellos a nuestro cargo mientras no cambien esa actitud.

Me gusta ser tajante. Sí. Pero ¡oh, contradicción! no siempre estoy seguro.

El escepticismo no es que sea algo que me gusta sino, más bien, algo en lo que creo (si es que se puede creer en no creer).

No me gustan los adoctrinamientos ni los adoctrinadores ni las doctrinas. Creo que ni siquiera me gusta la palabra doctrina.

Me gusta agotarme de escribir y sentir que no acabaría nunca.

Relojudías

relojudía

Dentro del Taller de Poesía Visual y Escénica que coordiné en El Patio de Martín de los Heros, durante el fin de semana del 18 y 19 de Enero de 2014, propuse hacer algo con 12 judías a cada asistente.

Yo, pasado el tiempo, acabé por hacer algo que tuviese que ver con eso, con el tiempo; e hice este relojudía.

Ahora, las judías quedarán guardadas para poder repetirlo cada cierto tiempo por otros lugares o sugerirle a otras personas que inventen otro objeto con ellas.

relojudia3

Envidia de mis alumnos

Ayer tuve envidia
envidia sana
lo sé
de mis alumnos.

Asisten a unos talleres de poesía
que coordino desde hace más de una década
y escriben
y juegan
y se abrazan
y se emocionan
libremente
sin pensar en el tiempo
por una hora a la semana.

Ayer quise ser uno de ellos
y saltar al otro lado
y emocionarme
y abrazar
y jugar
y escribir
sin pensar en el tiempo
por una hora a la semana.

Pero me gusta pensar
que gracias a que pienso en el tiempo
por una hora a la semana
hago posible que ellos
escriban
jueguen
se abracen
se emocionen
e
incluso
de cuando en cuando
aprendan o conozcan nuevos poetas
y nuevas poéticas
con las que seguir creciendo.

Ayer tuve envidia de ellos
y
hoy
de mí mismo.

¿Será que soy envidioso?

Carbón, Carácter, Cazo

Carbón: Dícese de aquella noche incandescente que se desvela en el brasero. Calor humano cuando enrojecen las mejillas. Diamante bruto.

Carácter: Aquel o aquellos defectos de forma que no inhabilitan los juicios de valor. Cosa que se suaviza con un poquito de sabiduría. Descripciones arbitrarias que se adjudican al ser; tras ser instruidos de esta forma.

Cazo: Casco de guerra con mango, para mantener al enemigo a la distancia de respeto. Lugar geométrico donde hace chocolate espeso mamá. Utensilio utilizado para cazar lo más sabroso de un plato.

Tras estas encantadoras definiciones que dieron mis alumnas del taller de poesía, les propuse escribir un poema con nuestros nuevos significados atribuidos a los viejos significantes. Yo escribí este:

Durante aquel carbón
mis juicios de valor
sin carácter
ayudaron a mis enemigos
a ponerse el cazo
con que lograron
carbón
construido a base de carácter
en el cazo.

Me gustan estos esquemas, aunque no los entienda

JACK-Diagram

Hace unos meses estuve ayudando a Carmen a configurar su sistema de salida de sonido de su flamante sistema operativo Linux UbuntuStudio, y acabé leyendo artículos que hablaban sobre un programita del sistema llamado Jack (lo que me recuerda un anuncio de mi juventud… «busco un hombre llamado Jacks«, en el que una sexy mujer comenzaba a desabrocharse una cremallera de un ajustado corsé de cuero negro que comprimía sus pechos).

No acabé de comprender el funcionamiento de ese programita, pero me encantó encontrarme ese fabuloso esquema. Me acuerdo de cuando presentamos El Aumento, de Perec, desarrollado y/o interpretado por alumnos de uno de mis talleres de Poesía dedicado a OuLIPO.

Me gustan estas flechitas que muestran el diagrama de un flujo de algo, ya sea lógico o sea de un líquido o un gas, como las representaciones gráficas de un gaseoducto, oleoducto o similar.

La ciencia del amor

Extraído de Wikipedia, con su permiso, corto y pego la biografía de Charles Cros, físico y poeta francés del siglo XIX a quien, entre otros, recuperó el soberbio André Bretón y lo compiló en la divertida Antología de Humor Negro que utilicé este martes pasado en el Taller de Poesía y Escritura Creativa.

Charles Cros (Fabrezan, de octubre de 1842 – París, 4 de julio de 1888) fue un físico, poeta e inventor francés.

Charles CrosInventó la fotografía en color, desarrolló de manera teórica un método para la obtención de fotografías en color, que se basa principalmente en la utilización de una pantalla en la que mecánicamente se depositan finísimas líneas coloreadas de los tres colores fundamentales, y que, colocada delante de una placa fotográfica para filtrar con la pantalla la luz que le llega a la placa, permite obtener la base para producir una imagen fotográfica en color, y, antes que Edison, fue uno de los precursores del fonógrafo, y le dio el nombre de paleófono a su invención.

El 30 de abril de 1877 envió un sobre a la Academia de Ciencias de Paris explicando su nuevo invento. En paralelo, Thomas Alva Edison patentó su primer fonógrafo el 15 de enero de 1878. Aparentemente Edison y Cros no conocían sus trabajos respectivos. Cros, también proveyó mejoras a la tecnología del telégrafo.

Su tumba está en el Cementerio de Montparnasse.

La ciencia del amor, fotografiado del mentado libro, lo dejo en estas páginas para compartirlo con quien desee leerlo.

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¿Para qué se hace un encuentro de performance?

Organizar, como vienen haciendo desde hace una década el Acción!MAD, es algo más que meritorio, es digno de ser considerado temerario, osado, aventurado, cuando menos. Agradezco a Nieves Correa que tenga la capacidad organizativa y gestora, además del tesón para mantener en el tiempo una propuesta como esta que enriquece la ciudad siendo una de las razones por las que aún adoro y deseo seguir viviendo en ella.

También a su equipo de colaboradores, entre los que alguna vez tuve el gusto de estar, como Yolanda Pérez, esta divertida performer con quien tuve la suerte de compartir un viaje a Helsinki, dentro del proyecto Jamón-Kinkkua y muchas otras cosas, vinos, poemas, risas y más risas.

Es una delicia de humor sardónico el trabajo de La Hostia Fine Arts y su ínclito representante, Fernando Baena, quien generosamente ha compartido recientemente su Tesis sobre el Arte de Acción en España entre 1991 y 2011, y que colabora como documentalista de este y otros muchos proyectos de arte de acción.

Dicho esto, voy a criticar lo que vi, desde la humildad y el reconocimiento debido a quien hace algo que yo no sé ni sabría por dónde empezar a hacer. (Creo).

El viernes pasado convoqué a mis alumnos de talleres de Poesía a que me acompañasen a ver un día de este formidable encuentro (les dije) que se hacía en Madrid y que era, cito mis palabras precisas: «El más importante encuentro de arte de acción y performance que se realiza en España en estos momentos«.

Se apuntaron menos de los que yo imaginaba, sobre todo, creo, por el clima, que desapacible desanimaba al más pintao. Pero, aun así, eran 6 personas que en pocas ocasiones habían visto algo como lo que les «prometía» que iban a ver.

Era en Matadero de Madrid, que, dicho sea de paso, no es uno de mis lugares preferidos, pues me hace recordar cuando firmamos o subscribimos el Manifiesto de los agentes artísticos independientes de Madrid en el que «denunciábamos» el despilfarro que Cultura/Madrid hacía en macro-eventos tipo La noche en Blanco o en infraestructuras, desviando el dinero dedicado a cultura a enriquecer a promotores inmobiliarios.

No obstante, Matadero tenía una nutrida programación, variada (¿demasiado?), dentro de la que, esa noche, en una de las inmensas naves (la 16), se daba cabida a una de las noches del encuentro Acción!MAD13. El programa era el siguiente:

Nave 16-4 e Intermediae – viernes 15 – 19:30 h

  • Pierre Valls (Francia)
  • La Raya: Fernando Baena, Rafael Suarez, Susi Bilbao y Anna Gimein (Madrid)
  • Theor y Domix Garrido (Murcia)
  • James King (Irlanda del Norte)
  • Presentación del Proyecto Artpotheek (Bélgica)
  • JFA Estudio (Madrid)

No estaban en orden, pero eso quizá no es tan grave. Tampoco estaban quienes actuaron finalmente. Cambios de planes de última hora…

Lo que sí es grave es que prácticamente nada de lo que pudimos ver (y digo ver, siendo bastante generoso) no era performance.

La presentación del evento lucía por su ausencia. Se agradecería que se tuviese en cuenta a los asistentes y no solo a los conocidos asistentes (entre los que me cuento, afortunado de mí). Un poquito de «relaciones públicas» o de información a quienes asisten a un evento así hacen que estos quieran volver alguna vez… además de que no se sientan tan perdidos.

No estoy hablando de explicar las performances, ni nada por el estilo, pero sí de presentarlas, introducirlas (anglicismo literal). Y no es labor del artista, está claro: los organizadores de un evento así deben encargarse de atender al público. Salvo que asuman que no hay público, salvo que asuman que, como suele ser habitual, son eventos en espacios públicos para un público tan conocido que acaba por ser privado.

No estoy hablando de tratar al asistente con condescendencia o suponiendo que no entienden nada, pero sí facilitar una contextualización mínima de lo que ocurre.

En un lugar apartado de la inmensa (repito) nave 16 (como si de Almacén 13 se tratase) había un proyecto que estaba teniendo lugar que solo si estabas muy enterado, si habías leído muy detalladamente el programa, podías saber que formaba parte del encuentro de performance: Era el JFA Estudio, un Test que no quise hacer porque ni siquiera estaba mínimamente explicado de qué cojones iba. Eran más de 5 páginas de test… tras lo cual, decían, te daban un vaso de vino. Creo que era un vino muy malo. No importa lo del vino. Importa que nadie se preocupó en presentarnos el proyecto.

En la otra esquina había una mesa a la que estaban sentadas dos personas enfrentadas, sobre la mesa, un timbre. Sobre ellos un foco de intensidad escasa. Otro foco también cenital apuntaba a un paquete de sillas amontonadas envueltas en una tela traslúcida. Nadie nos dijo que aquello era parte de las performances del AcciónMAD, pero como somos chicos listos y además nos conocemos, pues nos acercamos a ver si en algún momento pasaba algo.

El tiempo pasaba y allí seguíamos, de pie, algo aburridos ya, pero bueno: Nadie esperaba que fuese divertido.

Presionaron el timbre de la mesa. Uno de ellos se levantó y fue, ceremoniosamente a desempaquetar las sillas que quedaron así expuestas al modo de Merzbau de Kurt Schwitters. Se suponía que teníamos que interaccionar con ellas, pero estaban bajo otro foco, muy teatralmente expuestas. Esa cuarta pared fabricada de luz, no había quien la transgrediera. Así que no hacíamos nada. Seguíamos mirando. Ellos volvieron a sentarse.

Estuvieron un rato intentando, con algún dispositivo, hacer algo supuestamente tecnológico que no acertábamos a saber qué era.

El tiempo pasaba y allí seguíamos, de pie, algo aburridos ya, pero bueno: Nadie esperaba que fuese divertido.

Presionaron el timbre de la mesa. Uno de ellos se levantó y fue, ceremoniosamente, a descubrir un proyector que estaba proyectando el muro de Facebook del evento de Acción!MAD13. Comenzaron a escribir algo en él, pero el espacio en el que se estaba proyectando era diminuto y no había quién lo leyese. Supuestamente, teníamos que hacernos seguidores o ver el muro pues estaba pasando allí algo en tiempo real.

Nadie sabía muy bien qué esperar, así que seguíamos esperando, de pie, algo aburridos…

Una de mis alumnas, por hacer algo, acabó por seguir el muro y darse cuenta de que estaban a la expectativa de que nosotros, el público, hiciese algo con las sillas.

Con el tiempo, claro, hasta los más torpes acabamos por hacer algo diverso con los objetos que habían desempaquetado como presente para nosotros. Con un poco más de tiempo, habría acabado por hacer acto de presencia hasta los efectos de la erosión.

Hacer algo con tecnología en las performances es «peligroso», pero es lo que hay. Si te lanzas por esta vía y te falla, tienes que poder seguir adelante. No dejar que se estanque en un sinvivir en el que todos los asistentes pueden suponer que está habiendo problemas técnicos. Pero no fue la única con tecnología de por medio… y en la mayoría de los casos, el uso que se hace de ella es infame: no aporta nada, salvo ruido. Además de que suele darse el caso de personas que no saben usarla quienes la usan, dando lugar a desastres que se resolverían con unos papelitos… por ejemplo. Además de haber simplificado y dinamizado la acción, generando más acción. Pero bueno, la idea no era mala… del todo.

Y, he de reconocer que, al menos, esto era una performance. Aunque no me gustase.

Lo siguiente fue una presentación de espaldas al público, que seguía jugeteando con las sillas, a oscuras, contándonos sin detalles, sin estructura, lo que podíamos ver. Entonces me enteré de que lo del Test era del AcciónMAD.

Tras la presentación, a oscuras, seguimos a oscuras.

Un colectivo presentó durante un largo rato y también con un proyector sobre el muro oscuro, en el mismo rincón en el que habían estado proyectando los anteriores, el proyecto Artpotheek, una sala en Bruselas a las que, según dijeron, seríamos bien recibidos. ¿Quiénes? Performers, asistentes, cualquiera que lo oyese…

Aquí comencé a estar seguro de que no tenemos claro esta pregunta:

¿Para qué se hace un encuentro de Performance?

Esta información no era útil para cualquier asistente, sino solo para aquellos, llamémosles, iniciados, que ya nos conocemos, que sabemos lo que puede esperarse, que disfrutamos más, muchas veces, del hecho de encontrarnos con otros amiguetes que se dedican a lo mismo… pero está claro que no es algo que se haga para público, para asistentes que no necesariamente estén interesados en un local en Bruselas dedicado al Arte de Acción.

Pasé del tema y dediqué más atención a mis alumnos, a ver si, con suerte, no se aburrían tanto y tenían ganas de aguantar algo más. Yo quería ver algo de performance, mostrarles algo del trabajo de Fernando Baena, pero no parecían muy dispuestos a soportar otro tostón mal presentado, lejano, diminuto… sin voz.

Esta es otra cuestión: creo que estamos tan acostumbrados a tener poca afluencia de público que hemos ido reduciendo el espacio escénico, la presencia, hasta hacerla casi imperceptible. Lo que era francamente ridículo, teniendo espacios tan grandes como la INMENSA nave 16. Es decir: ¿Por qué no proyectar a gran escala? ¿Se contaba con que solo iban a aparecer los 4 gatos de siempre?

La presentación de esa cosa la podía ver hoy mismo en Internet. Es más, creo que hay cabida en otros horarios, fuera del prime time performático, para hablar de cosas que solo interesan a «iniciados/profesionales del sector». Pero claro… ¿Para qué/quién se hace un encuentro de Performance?

Varios alumnos no aguantaron más. Habían pasado 2 horas. Eran las 21:30. (Empezaba a las 19:30) No había habido más que una performance y muy aburrida y mal conducida. Y hacía frío.

Llegó la presentación de La raya: Maniobra de conocimiento realizada junto a Susi Bilbao, Anna Gimein y Rafael Suárez, durante un recorrido en zigzag por los sucesivos pasos fronterizos desde A Guarda hasta Vilareal de Santo Antonio.

Pero eso era una presentación, no una performance. Era la presentación de la documentación de una acción, una presentación performática, si se quiere, pero una presentación, no una performance. Está claro que el debate sobre lo que es una performance, o sobre la importancia de la documentación hasta el punto de ser «más importante» que la acción misma estaba implícito (o así lo quise ver, para darle algo de trascendencia).

La acción me habría parecido interesante. Pero lo que estaba ocurriendo no era la acción. Y no me interesaba, más allá del golpe de efecto de entrar con un vehículo motorizado, lo que habitualmente se llama coche, en mitad del espacio escénico. Espacio que, una vez más, no quedaba en absoluto claro, de manera que hubieron de llamar la atención al respetable para que se reubicara. Al menos, tuvieron la intrepidez de hacerlo directamente, sencillamente, sin esperar media hora a que lo descubriésemos en el muro de ninguno de ellos en una red social.

Algo de agradecer son «las tablas» de Fernando Baena y de Rafa Suárez que amenizaron una tarde que iba camino de ser la más inolvidable y aburrida de cuantas haya visto hasta ahora de Performance. Su simpatía y diversión salvaron la corrida… por hacer un guiño al taurino Baena.

Incluso una de mis alumnas me confesó que esa sí que le había gustado… y yo la deprimí diciendo que ni siquiera me parecía que fuese una performance. Tras esto, también ella se fue.

Atribuyeron en un par de ocasiones la expresión «maniobra de conocimiento» a Rafa Lamata, lo que le debían, por otro lado, pero volví a cuestionarme: ¿Para quién se hace un encuentro de Performance? Volvía a estar claro que se hace pensando en los conocidos, en quienes sabemos quién es el ínclito Lamata.

Tras la cocainómana rayita, performance o no, vino lo único digno de estar en este festival. Creo que, en gran parte, se organiza para ello, para poder conocer el trabajo de una artista como Hilary Gilligan. Dicen de ella en la web del Acción!MAD13:

Hillary GilliganHilary Gilligan (Irlanda del Norte)
Domingo 17 de Noviembre / Matadero Madrid – Nave 16.4
Martes 19 de Noviembre / Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla) ¿Qué tendrá que ver con MAD?
Sábado 23 de Noviembre / Sala Fundación Cruzcampo y Espacios Urbanos de la ciudad de Málaga ¿Qué tendrá que ver con MAD? (Es posible que sea porque se necesite financiación, pero…)

Hilary Gilligan nació, vive y trabaja en el noroeste de Irlanda. Nacida en 1963, educada en Irlanda y Toronto, Canadá en 1997 fue galardonada con una maestría en Bellas Artes por la Universidad de Ulster, Belfast.

Los medios que utiliza varían desde la fotografía, el vídeo, la instalación, la performance, el arte colaborativo, arte público y el arte comunitario. Hilary obtuvo varios encargos de arte público, becas de viaje del Consejo de las Artes de Irlanda y del Ayuntamiento de Belfast. Su trabajo ha sido expuesto, realizado y presentado en Alemania, Inglaterra, Irlanda, Serbia, Estonia, Australia, Japón y Canadá. Desde 2006 está involucrada en el proyecto «Creating Babies versus Art».

Por suerte, hubo un cambio de planes y mostró su acción el viernes. Fue lo único que mereció la pena de toda la tarde, pero eran las 22:20. Más de la mitad de los asistentes se habían ido. Fue poco o mal presentada, también, pero su presencia y la elección de espacio escénico lo cambió todo: eligió el centro de la inmensa nave y dio la luz, por fin, para que dejásemos nuestros letargos y prestásemos atención y pudiésemos ver una acción, una performance. POR FIN.

Pero no pienso contarla. Quien no tuvo el coraje de aguantar, no merece conocerla, salvo por una o dos fotografías que seguro que se encargan de publicar con posterioridad al evento.

Y esta es otra vez la cuestión: ¿para qué se hace un encuentro de Performance?

Parece ser que, principalmente, para documentarlo. Y que luego pueda aparecer en libros, en tesis, en material escolar… y se siga creyendo que se hace para un público maltratado, ignorado, que si no busca en los libros, no interesa. Estoy de acuerdo en que debe buscarse contexto en los libros, pero un encuentro de Performance debe ser de Performance art, de piezas de arte hechas con acciones, no solamente una excusa para generar documentos que justifiquen de cara a alguna galería el acto, sino sobretodo la muestra de las acciones.

El tema es largo y, posiblemente, controvertido.

Ni siquiera me atrevería (so pena de ostracismo) a mostrar estas reflexiones a las organizadoras del evento. Ni a otros organizadores de eventos similares. Pero creo que estamos echando a la poca gente que se nos acerca con una actitud rayante en el desprecio, en el orgullo, incluso, que nos hace olvidar que lo deberíamos hacer para ser un acto público, generoso, que genere inquietud, que aliente las ganas de saber desde la amabilidad, que atraiga otredades y no las repela, que no se sustente en la endogamia de las mutuas palmadas (que tengo a bien y por suerte dar y recibir). Este camino nos lleva a la extinción dinosáurica.

Y luego nos quejamos del Tango y su mundo cerrado…

Pero eso es otra historia.

Esto no es una broma