hablar delante de un espejo

ejercicio narcisista
o antinarcisista
que consiste
en hablar
diciendo nada
como en la celebérrima conferencia de mi admirado Cage
pero sin parar
hasta que algún acontecimiento
acontezca
como suelen hacer
los acontecimientos

es un ejercicio que me recuerda
que hay otro mundo al otro lado
de ese espejo que encierra una imagen
especular
que no espectacular
aunque seguramente tengan algo que ver
con ver
con mirar
con esperar
con espectar
con espectativar…
con espéculas
espúreas
que hipérboles
acuerdan
acatar
a
qatar
o
simetrías
oh
simetrías
que brilláis más allá de las estrellas
y me recordáis
lo poco
armónico
que soy
sin que eso sea óbice
(quería usar esa palabra)
para ser un ser como son los seres
por otra parte
un ser
servil
serpentino
seratoninante
sin
dominio
de mí
mismo

de ese
que está en el espejo
mejor
ni hablar.

Ejercicio

Perdieron su tiempo.
Los primeros
se habían dejado impresionar
por
modelos de mujer.
En Las Tablas
la Virgen
era precoz.
En este siglo
sus posibilidades
son
demostraciones
de purismo.
Su personalidad quedó
oscurecida,
recuerdo
de segunda mano.

No vacila en
encontrar
su retórica
y allí
residió muchos años
volviendo a su tierra.

Ejercicio de Taller de Poesía de Clave 53:

Texto extraído de Historia de la Pintura Española de Editorial SALVA. Libro RTV100, de Enrique Lafuente Ferrari, página 57. Eligiendo palabras que me interesasen para componer este poema. Seguro que habría habido otros miles de poemas posibles escondidos en esa página.

Todo el día programando

acabo de terminar la web de clave
la web de clave
la web de clave
y suena una especie de especia
en mi cabeza
como túnel de gusano
que me arrastra al otro lado del universo
verso
donde la web de clave
la web de clave
la web de clave
no suena como un animal dentro de mi cerebro
carcomiéndolo
devorándolo
arroyando las neuronas como si fuesen un manojo de hilos de lana vieja
una de esas cosas
una de esas
una
a

a

.

Ofertas desmedidas: 52% de Descuento en Taller de Poesía

Uno (yo) ya no sabe qué inventar para seguir impartiendo talleres de poesía, que me encanta, que es lo que más me gusta hacer. Lo intenta y no convoca, lo sigue intentando y lucha contra elementos como armada invencible que se dio por vencida porque no volvió a intentarlo. Claro, era algo denodadamente caro. Si solo hubiese sido una gota de agua cayendo sobre un cráneo…

Este año, lanzo unas ofertas que parecen sacadas de un anuncio de televisión. He copiado métodos marketinianos de los que nunca he sido muy amigo, he usado retórica del ahora o nunca, como si fuese verdad, he olvidado cierta cantidad de reparos entre éticos y estéticos, para enviar este email:

Taller de Iniciación a la Creación Poética
El despertar de la Sensibilidad Contemporánea

Si te apetece escribir poesía en un ambiente divertido, para aprender, crecer y desarrollar tu capacidad creativa… ¡este es tu curso!

Plazas limitadas. Grupos de un máximo de 10 personas.

Iniciación: Todos los Martes – 20:00-21:00
Cuota: 40 Euros/mes
Promociones: 29 €/mes a desempleados, universitarios o si traes a un amigo. 35 €/mes en pago trimestral.
Inform. y Reserva: 655 99 04 13
Coordinador: Giusseppe Domínguez (www.giusseppe.net)
Lugar: C/Carranza, 5, 1 Izda. Metro Bilbao (Escuela El Manantial)

La primera clase se puede probar gratuitamente. Todo el mes de Octubre por 19€.
¡Cuéntaselo a quien creas que le puede interesar!

Para reservar una plaza, responde a este email o SMS a 655 99 04 13 enviando tus datos de contacto.

Los Talleres Presenciales de Poesía de Clave 53 comienzan el Martes 2 de Octubre

Si has realizado talleres de escritura con antelación, puedes incorporarte al grupo avanzado, los miércoles a las 20:00.
Si buscas un taller On-Line, también disponemos de esa posibilidad (vía Skype) que puede interesarte.


Información detallada del Taller de Iniciación a la Creación Poética

Objetivo

El taller conseguirá que escribas poesía con fluidez, encuentres tu voz propia, con la que expresar tu sensibilidad, la que te permite sentir el mundo en el que habitas, el contexto que te rodea y que capturas pero parece escaparse entre las palabras.

Nos vamos a enfocar en esa búsqueda a través de ejercicios basados en la palabra. Pero siempre pensando en la palabra en libertad: palabra poesía. Liberados de normas y patrones, independientes del dictado de la crítica, nos dejamos llevar por nuestro propio sentir para descubrir ese arma cargada de futuro, que, según palabras de Gabriel Celaya, es la poesía.

Compartiremos con otras personas con inquietudes semejantes el taller, para ver, en y con otros, nuestra diferencia. Las posibilidades de aprender de otros se multiplican, viendo cómo va cobrando realidad el sueño de escuchar los textos propios leídos por otros. También incidiremos en la manera de leer nuestros poemas para hallar una forma cómoda y, al mismo tiempo, sólida y segura de darle voz a nuestros textos.

Mediante ejercicios de escritura en grupo, escritura automática y otros juegos que incentiven la escritura, nos liberaremos para encontrar la palabra que no manejamos en nuestro habitual diccionario y que, sin embargo, forma parte de nuestro cotidiano, así como para luchar contra el bloqueo ante la página en blanco, gran pequeño enemigo de todo escritor.

Dinámica de las clases

En todas las sesiones se llevan a cabo tareas individuales, a propuesta del coordinador, que van generando un hábito de escritura que, al mismo tiempo, nos saque del lugar común y que nos vaya conformando en una búsqueda de estilo propio y un compromiso con la labor de creación que nos modifique la vida.

Existirá un acompañamiento teórico, situando las distintas corrientes literarias más actuales así como repasando la creación poética desde su arranque a la modernidad hasta nuestros días. Propuestas de lecturas y la posibilidad de compartir con los participantes los textos que más nos han influido, para comentarlos y darnos a conocer a través del material que nos ha hecho ser lo que somos.

El curso dura hasta Junio. No es un curso homologado. Serás invitado a participar en una revista en la que los alumnos publican sus trabajos y a final de curso se edita un libro colectivo.

Contenido pedagógico

    La libertad creativa. Primer contacto con la poesía.
    El inicio de la contemporaneidad. El contenido poético.
    Primeras rupturas formales. Frontera entre poesía y prosa: prosa poética vs poesía en prosa.
    La dificultad como puerta abierta y no como puerta cerrada: el camino al desarrollo de la creatividad.
    La escritura grupal. El concepto de autoría. Ejercicios variados de poesía en grupo.
    El bloqueo: luchando contra la página en blanco.
    El malditismo. La poesía de la vivencia. Las prevanguardias.
    El lado oscuro de la poesía: liberándonos de nuestra autocensura.
    Decadentismo, Parnasianismo y Simbolismo. La Poesía en Francia de fin de siglo XIX.
    La precuela de las vanguardias literarias: el romanticismo. El despertar de la sensibilidad poética.
    Proyectos de poesía fusionada con pintura y otros recursos misteriosos.
    Una idea fija: La poesía pura.
    Poesía y política. El Poeta de la revolución. Futurismo ruso.
    Relaciones entre las vanguardias artísticas y poéticas. El surrealismo.
    La inspiración y el compromiso con el trabajo. El diccionario de lo cotidiano.
    El estilo propio. La experimentación como búsqueda.
    La selección de poemas. Proyecto de libro de poesía. La publicación de la intimidad.

Recuerda:
La primera clase se puede probar gratuitamente. Todo el mes de Octubre por 19€.
¡Cuéntaselo a quien creas que le puede interesar!

Para reservar una plaza, responde a este email o SMS a 655 99 04 13 enviando tus datos de contacto.

    Un saludo,
    Giusseppe Domínguez
    655990413
    poesia@clave53.org
    www.clave53.org

PS: No imprimas este email si no es necesario. El medio ambiente te lo agradecerá.


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Asociación Cultural Clave 53
info@clave53.org
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Nota Legal (y no sólo)
En cumplimiento de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y Comercio Electrónico, así como de la LOPD 15 31/12/1999, te queremos comunicar que tu dirección de correo electrónico figura en la base de datos de la Asociación Cultural Clave 53. Te enviamos este mensaje informativo sobre las actividades que organizamos porque, o bien en algún momento nos has facilitado tu dirección de correo electrónico, o alguna persona pensó que podía interesarte el contenido de nuestros mensajes.
Además de la citada ley, siempre has tenido derecho a que te borremos de nuestra base de datos enviándonos un correo electrónico a la dirección borrarme@clave53.org.

Y ahora lo hago llegar también a mi diario, a este blog por si llega a más gente… no. Eso no será así. Quien lee este diario ya me conoce y sabe que me da por saco (ahorraré exabruptos) enviar esta publicidad tan llamativa que acaba por ser chillona. Pero son medidas algo desesperadas por seguir haciendo algo que me apasiona. Y eso lo defenderé, incluso por encima de mí mismo… 😉

Un texto de hace años que encontré en la arqueología de la preparación de mis talleres de este año o curso escolar…

Texto de un ejercicio de uno de mis talleres de escritura.

En el 147, desde Glorieta de Bilbao a Barrio del Pilar
Madrid, 22 de septiembre de 2010
Viajamos: Giusseppe Domínguez, Sara Valverde y Jorge Cabello

Después de tanto plan, me encuentro con que en realidad la realidad hace o no realidad mis planes. De nada ha servido pensar en el 21 y todo lo que podía ver desde él. Al final, el 147. Me gusta más este número aunque ¡qué curioso! Ambos son múltiplos de 3. Hoy viajamos 3 en 1 autobús, en 1 múltiplo de 3. Si dividimos el 147 tocamos a 49 -> ¡Un cuadrado perfecto!
¡Qué maravilla! Las matemáticas me rodean y hacen de mi mente un efervescente zumo gris.
Ha oscurecido casi sin pensar. Mientras, otra mujer no tan mayor, toma al asalto el asiento dejado por su antecesora. Su antecesora temblaba al salir.
Pasamos bajo los cristales donde di clases a Luis, el niño rico que espero que no me requiera más.
Se ha cerrado la noche en Martínez Campos como un látigo dejando de latir y se funden soltando una r y un go.
Estamos entre sandalias y abrigos, bufandas con minifalda y un velo musulmán (en realidad, siempre en realidad) era un pañuelo azul como la tinta de este bic con el que cubrirse el pelo.
Son las 20 horas y 30 minutos. Noche negra en Castelar.
Me gustan los amarillos y verdes y azules parchís de este bus moderno que habla con voz fraccionada como gritos sordos.
Sara en primera fila, Jorge al final. Yo en mitad del autobús oyendo los pitidos de los vehículos, los crujidos de la arquitectura rodante que nos traslada y las voces… siempre las voces que me recuerdan que la humanidad se esfuerza por comunicarse.
Hay fuentes en la ciudad con llanto en crisis. Palabra mítica que convoca debates.
Cuento 5 personas hablando con móviles y siempre imagino que hablan entre ellos sin saberlo, sin haberse visto nunca. Son como las voces del ordenador central de la EMT.
Voy teniendo menos espacio desde que entramos en la Castellana (que no es un anís).
Cada cierto tiempo salgo a la calle y encuentro bellezas en cada mirada, en cada sonrisa hallo empatías y la gente (yo soy gente) sonríe poco. Hay que sonreír más. No vivir más, vivir mejor; no ganas más, gastar mejor.
Mis pensamientos dispersos son presentidos por la mujer de ojos inquietos que se está bajando del autobús.
Cuzco tiene paradas con mujeres peruanas. Suben y bajan en la arteria S N.
¿Cómo pueden, tantos ojos, no encontrarse?
Veo la Plaza Castilla y no puedo evitar recordar a mis padres.
¡Qué bellos los semáforos en esta fiesta de colores y luz! Madrid tiene una luz que no deja de rosprenderme. Hace años que no veía la parte exterior del intercambiador.
El reloj analógico de este anciano me ha regalado información.
Sara se volvió preocupada por si el chico con muletas no tenía asiento. No sé si es él o su amigo quien tiene un olor a sudor insoportable, casi petroquímico.
Este es el A, pero el otro el B1. ¡Joder! Próxima parada, Moforte de Lemos.
El perro de luz verde de CajaMadrid flota en el lienzo negro de la noche.
Estreno en Disney Channel. Cam Rock 2.
Y otro analógico de otro anciano me dice que son las 9 menos diez. (que no son las menos uno, claro, claro)
Ha desaparecido la ciudad!! Sólo los coches y algunos árboles miran nuestro viaje. ¡Estamos cerca de Finisterre! Las paradas tienen unos nombres tan sugerentes que pienso en lo bellas que son las palabras y unos ojos azul claro tras unos cristales ligeros dicen estar tristes o cansados. Quizá solo cansados.
Nuestro viaje está siendo bien largo pero tan intenso e interesante como suele serlo todo viaje cuando se tienen los ojos abiertos y siempre hay que recordar que los ojos están en el cerebro y no en la cara.
Bajamos en la próxima parada: Bañeza con Ponferrada. Les rescato de su estado absorto. Bajamos.

Mes y medio de vacaciones

O casi.

Mis vacaciones casi no lo son y mis no vacaciones casi no son no vacaciones, lo que equivale a decir que casi son vacaciones. Tengo una borrosa frontera que divide días laborales de no laborales. Trabajo todo el tiempo, como aquel que decía que trabajaba mientras dormía (un escritor surrealista francés cuyo nombre ni recuerdo ni quiero buscar, citado por Breton en el Manifiesto Surrealista). Trabajo mientras camino por la playa, buscando un nuevo método de publicar en este diario, trabajo mientras leo (y he leído bastante este mes y medio) incluso aunque las lecturas sean o pretendan ser más entretenidas que formativas, trabajo mientras hablo con Carmen sobre nuestros planes, y planificamos, planificamos…, trabajo mientras asisto a una exposición de una alumna de un taller de poesía online en Garrucha, que me gustó más de lo esperable, todo sea dicho; trabajo desde Colmenar, desde Vera, desde Madrid, buscando nuevos temas para mis talleres de escritura, para mis eventuales talleres de creatividad, acepto clases particulares de matemáticas desde la costa almeriense, y cuando vengo a Madrid, hace ya más de 10 días, sigo trabajando… buscando maneras de convertir esta ciudad en un lugar más lleno de poesía.

Pero no escribo.

Procuro no escribir. Se me escapa un poco mientras hago alguna anotación junto a alguno de los libros que estoy leyendo. Pero poco más. Nada en este diario, nada en otros formatos, tampoco emails, nada en papel, por supuesto, salvo alguna postal.

Tampoco, durante estos días, he seguido haciendo o trabajando en mi proyecto actual de «Las Lenguas». Intento estar ocioso. Descubrir el placer del aburrimiento. Descubrir la necesidad de volver a mis tareas cotidianas, a mi rutina, a la que intento desde hace años construirme. Y cuando consigo aburrirme hasta ese punto, adoro la vuelta, adoro este retorno a mi hogar, a mis tareas, a mis labores, a mis lenguas y mis clases, mis talleres, mis amigos, mis amigas, mis emails, mi diario diario, mi escritura…

¡Qué dulce la vuelta cuando se adora a lo que se regresa!

Incluso disfruto de un rato de ausencia de Carmen, un breve receso en nuestra presencia compartida. Ella se fue a su pueblo natal y yo quedé en el mío, en esta enorme villa manchega. Y la añoro, la añoro y mensajeo, telefoneo, esperando ansioso su regreso y disfrutando ansioso su ausencia.

Adoración, ansia, añoranza, rutina y producción, parece imposible unir todo esto, pero es así, así es… adoro mi vida con ansia hasta el punto de añorar la rutina de mi producción.

Presentación de 2 libros de mi querido Ernesto

Este jueves próximo, Ernesto Pentón, paciente escritor de poesía íntima, presenta y recita sus dos últimos libros de poemas.

Canto al Infinito
Memorias del otro lado del mar

Son libros prologados por mí, ambos, con todo el cariño que les tengo, que le tengo, que tengo a su autor, que es uno de mis alumnos, aunque no me guste la utilización de esta designación para los asistentes a mis talleres, en los que propongo juegos con los que desarrollan sus capacidades, pero no enseño, no soy maestro ni profesor: Soy coordinador de ejercicios lúdico-poéticos, creativos, con los que cada uno (y, por supuesto, cada una) desarrolla su propia forma de escribir, enseñándose a sí mismo, de una manera bastante socrática (y, por supuesto, de modo socrático).

También le eché una mano con la búsqueda de local, que en esta ocasión es ofrecido por unos ex-alumnos de Carmen de sus clases de Tango, Julie y Sebastien, que han abierto en Chueca llamado Charlotte. Es un local cuco, recoleto, muy bello y delicado, casi como un poema de Ernesto.

Y diseñé (con GIMP) la invitación con las portadas que Ernesto había buscado. Creo que es una especie de creación lateral de las que me gusta no (vana)gloriarme, pero que asumo como propia en cierta medida. Esa colaboración en la concreción de proyectos, en la puesta en marcha de acontecimientos que, de alguna manera, enriquezcan la vida cultural de esta ciudad por la que sigo sintiendo algo… llamémosle amor.

Seguro que será divertido, seguro que será poético, seguro que será delicado e intenso…

No querría perdérmelo por nada del mundo.

¡Qué alegría lograr hacer reales los sueños!

Emoción desbordada

Con la emoción desbordada, le he leído a Carmen hoy el último prólogo que he escrito para un libro de poesía de uno de mis alumnos. Otra vez, Ernesto nos regala flores. Yo, tan solo puedo corresponderle con un prólogo. He leído el texto y he llorado. Me siento tan frágil, tan vulnerable en ocasiones…

Lo dejo aquí, pendiente de últimas revisiones, antes de subirlo al apartado correspondiente de mi web.

Memorias del otro lado del mar, de Ernesto Pentón

El hombre es el olmo que da siempre peras increíbles
Octavio Paz

Decía Octavio Paz, en su libro Las peras del olmo, que el artista transforma su fatalidad en un acto libre, que es a esta transformación a lo que llamamos creación.

Todos o casi todos nos enamoramos; solo Garcilaso convierte su amor en églogas y sonetos. Sin Lepanto, Italia, el cautiverio de Argel, la pobreza y la vida errante en España, quizá Cervantes no hubiera sido lo que es; pero muchos de sus contemporáneos vivieron esa vida y, sin embargo, no escribieron El Quijote.

Y así parece haberlo entendido Ernesto quien, con esta biografía como fondo, nos sumerge en un río de lo imaginario, de su infancia por el que van a surcar los poemas de este libro. Pero él es el río con meandros, cascadas, rápidos, remansos… desembocando en libros.

Escrito en mitad de una crisis de transición vital de descendiente a ascendente, estas memorias son la cima de la carrera de Ernesto como Poeta que ahora se enfrenta al gran reto de superarse (y le va a costar) pero siempre encontrará la manera de sorprendernos y mostrar otra de sus miles de facetas de este modesto Da Vinci cuyos conocimientos (siempre en aumento gracias a su curiosidad infantil) son enormes y, en gran medida, aún ignotos.

A lo largo de este río-libro vamos viendo el crecimiento de Ernesto, su desarrollo como persona, incluso pasando por un rito de iniciación sexual que nos cuenta con su habitual frescura directa como un puñetazo que acaricia el alma. Pero trasciende su propia biografía para, por ejemplo, a partir de Tres Casas, hablarnos de sus raíces, de las de sus padres, de las de sus abuelos, haciendo un maravilloso paralelismo entre tres casas y tres generaciones.

Además lo hace con una riqueza increíble de vocabulario, despliegue cubano-caribeño que llena de sensualidad el texto a partir de mención de frutas que asumimos sabrosas, de plantas voluptuosas de colorido y abundancia en la que se gestó la generosidad de Ernesto, que, como la naturaleza, parece estar siempre invadiendo nuevos territorios, con una prosa dulce, sin empalago, que convive junto a poemas narrativos de soberbia llaneza. Parece inevitable hablar de ternura cuando leemos a Ernesto, pero queda más evidente que nunca cuando, como en la foto con su padre, le vemos sonreír.

Y es que este libro es, sobre todo, una dadivosa apertura de su historia íntima, desnudo, con la generosidad del pudor que nos hace sentir al lector en deuda con él al leerle, pues con su llorar nos hace llorar y con su reír nos hace reír, logrando una empatía mágica y única que disuelve la frontera entre lector y escritor. Es emocionante sin caer nunca en sensiblerías y nostálgico sin caer en la autocompasión. Nos dan ganas de abrazar el libro, como parte física del autor que tenemos entre manos.

Sobre los protagonistas humanos de esta confesión autobiográfica, aparece un importante personaje que es esa Habana de su infancia, la infancia misma, esa tierra prometida, al tiempo que purgatorio, entre ciudad y campo, de dimensión humana, quizá en ocasiones, demasiado humana y, sin fáciles proclamas, deja vislumbrar una simpatía social con el lado más humilde de la sociedad, como por ejemplo en el relato “El caviar y la cebolla”.

La alternancia prosa-poema con la que dispone los textos, dota de una ligereza extraordinaria al libro que, sumada a la sutil naturalidad del texto y a las pequeñas confidencias cotidianas genera un ambiente cordial (de corazón a corazón, diría). Es difícil entender qué material utiliza Ernesto para lograr esa mezcla equilibrada de sencillez, sinceridad, crudeza de lo cotidiano y, al tiempo, profundidad, emoción y pasión por la creación poética.

Como coordinador de talleres de poesía, me emociona su poema, pero también los cruces de versos prestados por otros asistentes a los talleres, como cuando me encuentro con el epígrafe de Carmen Mariátegui en el poema “El deber cumplido” y la miríada de detalles que nos regala, de cómo los distingue, de las relaciones que le sugieren, de donde podemos inferir que ya llevaba un poeta dentro que pugnaba por salir a contarnos lo que ve. Como cuando a través de “una vista hermosa por la que valía la pena vivir”, sabemos que era hermosa porque él, poeta, podía ver la hermosura, la belleza en todo lo que rescata de su memoria para obsequiarnos. Incluso con la excusa de un sueño realiza una descripción poética de la índole del acto creativo.

Su pasado como niño que albergaba un poeta, podemos verlo en poemas que nos dicen claramente que entendía lo que es la poesía, como dicen los versos del último párrafo de Pájaro encendido, “entendía algunas cosas. / Por eso supe que la abuela / se había convertido en pájaro”. Entendía, ya entonces, la metáfora, entendía la sublimación poética, la mirada diferente y necesaria para encontrar en el mundo la belleza, incluso en el abismo de la muerte. Pero vinieron los tiempos de asunción de su responsabilidad como creador, de su aceptación de condición de poeta: “Predicar era para mí como hacer poesía”, nos confiesa, pero si dejó, con el tiempo, de predicar, afortunadamente, no dejó de hacer poesía.

Leyéndole, dan ganas de contar cuál fue mi primer poema, contárselo a él y a todos, pero ¿qué importa el mío (esto es un prólogo a su logos)? Importa el suyo y para contar el origen de mi poesía, tendré que escribir un libro. Así, estas memorias resultan acicate para que quien las lea se sienta impulsado a confesar, y confesarse y confesarle, escribiendo con toda la intimidad que suscita, como cuando nos habla de él como escritor, de su yo poeta y de cómo surge esa voz propia.

El más logrado de todos los poemas, al menos en lo que se refiere a hablarnos de cómo Ernesto se convierte en Poeta, es aquel en el que nos cuenta que quería creer en los ángeles, nos habla de un amor de adolescencia y cómo esa experiencia supo trocarla en un primer poema, que no hablaba de ángeles, usando la catarsis de la poesía para conjurar la fatalidad, convirtiéndola, como diría Don Octavio, en creación poética. De dónde estaría y cómo sería ese primer poema, no nos da pistas, salvo que ya no importa. Fue solo una primera piedra del edificio que ha construido sólido y duradero, museo vivo de la palabra poética, llamado Ernesto. Versos de los que relata su nacimiento, y cómo esa catarsis le permitió superar tristezas y convertirse, con el paso de los versos, en el poeta valiente y tierno que es hoy día.

En los últimos poemas parece haber querido conectar con la poesía filosófica y mística de su libro Canto al infinito, que también tuve el gusto de prologar, en un intento de mostrar una evolución personal y vital que tiene su reflejo inevitable en sus versos.

Hasta las últimas páginas, hemos ido viendo crecer al niño y al libro en paralelo y ahora queda Ernesto que siempre será niño y será padre, esposo, amigo, maduro y viejo, pero, sobretodo, siempre será uno de esos olmos que dan peras increíbles.

Giusseppe Domínguez, Madrid, marzo de 2012

El recuerdo dulce de un Taller en Santander

Aún recuerdo el tierno viaje a Santander, con la belleza de sus campos que se cerraban acercándose a la ciudad, preciosa, donde impartí un Taller de Poéticas Objetuales y Performance durante el último fin de semana del mes de Enero de 2012.

Jana y sus compañeras de piso, las adorables Marta y Lu(cía), decían vivir en Manhattann por la belleza de las vistas desde sus ventanas. Mejor no les cuento que, cuando estuve en Manhattan, las vistas eran espantosas desde las habitaciones de los mortales, pues los edificios son tal altos que, a duras penas puedes ver algo distinto a una enorme pared frente a tu ventana. Ya querría Manhattan (la de los mortales) tener las vistas que había desde este piso 11 de las afueras de Santander. Me enseñaron a distinguir a una ola del mar que tiene el divertido nombre propio de La Vaca Gigante.

El domingo por la mañana callejeando acabé por llegar antes de tiempo al lugar en el que se impartía el curso y pude aprovechar para observar el suelo. Sé que eso de mirar el suelo en exceso es peligroso y puede conllevar a la pérdida de conciencia por el choque con una farola, por ejemplo, ya me lo decía mi padre, pero también lleva a una mirada cariñosa de lo que todos damos por sentado o por pisado, que son las baldosas y cuya belleza, en ocasiones, merece una o dos fotografías.

Las líneas que trazan son tan adorablemente geométricas que les dediqué un proyecto fotográfico entero, llamado Líneas (en Madrid) a lo largo del 2011.

Para terminar, me encontré, en la otra acera del sitio al que me dirigía, la fotografía triste y pesimista a la que ignoré, salvo por el hecho de que me resultó interesante saber que, en el peor de los momentos, siempre nos quedará la escritura, aunque sea en las paredes.

Que no, que no es verdad. Tu vida es lo que tú quieras hacer con ella. Si es una mierda es porque eres coprofílico… y eso es cosa tuya, no me meto… pero «LA» vida no existe. Existe como vida de alguien, último y único responsable de el resultado en el que se convierta ese LA.

Así que a trabajar y a hacer que no sea una mierda: aléjate de todo aquello que te huela mal. Es una pista para alejarse de la mierda. Aléjate de lugares en los que haya muchas moscas, aunque eso te pueda dejar en soledad. Pero, seguramente, evitará más de una mala pisada.

Y si, por último, caes en la mierda en la que tu vida puede caer, no olvides que no es nada más que un paso en un camino. Sigue caminando y procura andar en dirección a algún lugar sólido y limpio en el que te sientas a gusto.

No dejes nunca de caminar… salvo que te guste quedarte donde estás. O jódete.

Contexto

Estaba en el metro volviendo de dar una clase en Aluche cuando me encuentro con un niño jugando con un avioncito de estos que son como maquetas de los reales y pienso en lo importante del contexto.

Ver una imagen como esta sin saber que es una compañía que ha quebrado es muy distinto a ver una imagen como esta sabiendo que ha quebrado. La imagen no cambia, lo que cambia es el contexto. Es una obviedad, pero a veces lo olvidamos y no sacamos el suficiente juego a estas posibilidades que nos brinda la situación.

Podemos jugar a imaginar composiciones objetuales con piezas que, en particular, resulten llamativas por el contexto en el que las utilicemos, ya sea algo como un avión de una compañía que ha quebrado o, por el contrario, imaginar contextos en los que las imágenes cotidianas que manejamos serían chocantes: por ejemplo, un bolígrafo azul bic… con el que se había matado a un hombre. ¿Seguiremos viendo tan solo el bolígrafo? ¿No veremos lo aludido por contexto?

Insisto en que son obviedades, son herramientas semióticas básicas en todo hacedor de poemas visuales, pero ¿por qué no extendemos este juego a otros ámbitos no poéticos aparentemente? Sería como crear una suprarrealidad (el surrealismo tiene aquí su aparición) mucho más interesante que la última temporada de Fringe.

Voy a jugar un rato…

Esto no es una broma