Como en otras ocasiones, realizando intrusismo en el diseño gráfico con mucha, mucha modestia y algo incluso de vergüenza, le he compuesto este cartel y las octavillas asociadas para su nueva aventura: La Milonga Romántica en el Club Savoy cada miércoles a las 21:30.
Tango
¿Y si mi cuchara es un tenedor?
Ayer surgió una conversación durante la cual uno de los participantes comparó lo que la gente sabe hacer con «comer con el tenedor un caldo«, cuando, según el susodicho, lo suyo es comerlo con una cuchara.
Y claro, no he parado de preguntarme desde ese momento si eso es correcto.
En primer lugar, está la cuestión del tenedor en lid, si no puede ser lo suficientemente amplio como para abarcar el caldo, pero en segundo lugar está el caldo, pues no dejo de imaginarme el famoso caldo gallego o esos caldos (sopas) orientales de pasta y carne que ya no sólo con tenedor, sino incluso con palillos puede ser disfrutado. (Por cierto, no sé por qué, esto me recuerda que leí una vez lo ridículo que es vincular mentalmente pasta a Italia cuando lo verdaderamente razonable sería vincularla con China, por históricos motivos obvios).
No paro de preguntarme si no es una bonita imagen, mucho menos prosaica que la de comer un caldo con cuchara, incluso, por qué no, con cucharón. Pero ya se sabe mi tendencia a la inutilidad, a la poesía y otros males de la humanidad que se encargan de comer caldo con tenedores… siendo mancos y ciegos.
Tengo la imagen tan grabada en mi cabeza desde que la pronunció que no quiero dejar que se me olvide (¡ole con esa triple negación!) y me encantaría usarla para realizar una acción poética con ese nombre, con ese motivo, con esa imagen.
Ahora tengo que elegir para ello el caldo adecuado, el tenedor preciso y la ocasión propicia. Pero esto es caldo de cultivo para mi creatividad. Nada mejor para retarme que un «imposible«.
En ningún momento durante la conversación el argumentista dudó de estar en posesión de esa cuchara indispensable ni, por fundación, poner en entredicho conocer la composición de ese caldo. Es una de esas personas que saben, como cuando alguien habla del «buen gusto», que nunca jamás suponen que ese «buen gusto» no sea el suyo.
Hay que añadir, casi en último momento, que el interlocutor pretende enseñar a comer caldos con cuchara.
Tuve que estar callado. No pude intervenir. No tengo ni idea de si conozco el caldo debatido ni mucho menos si mi cuchara no es realmente un tenedor. ¿Existen diferencias irreconciliables entre los tenedores y las cucharas? Hablar de lo indecible me recordaba a Wittgenstein. También a Roland Barthes. Pero me quedó el agridulce sabor de la obediencia debida a la autoridad… en algo tan absurdo, íntimo y personal como disfrutar de un caldo.
www.carmendelarosa.com
La semana pasada dedicamos varios días a rehacer la web de Carmen de la Rosa.
Es un trabajo que suele resultar cansado y tedioso, aunque los resultados han sido bastante satisfactorios. Ha quedado una web moderna y profesional, seria y sutil, delicada y dulce… como ella.
Sigo programando HTML con mi muy querido editor VI, sobre, por supuesto, Linux (Mint), y como habitualmente, he tenido problemas de codificación de las páginas. Nuestras queridas Ñ/ñ, por no hablar de los Euros (€) que están contenidos sin problema en UTF-8, resulta que no lo están tan fácilmente en ISO-8859-1, así que a veces las páginas no tienen ni idea (porque yo no lo incluyo) el conjunto de caracteres que las construye.
Esto es así porque yo solía programar en aquella época en la que solo había ASCII… 256 caracteres y había que apañarse… pero en estos tiempos modernos (jejejeje) las cosas pueden simplificarse si se saben algunas nociones como incluir un «tag» meta en las cabeceras de cada una de las páginas web estáticas que manejamos diciéndole cuál es el tipo de caracteres con el que está hecho ese fichero.
Eso puede hacerse de diversas maneras:
< meta http-equiv="Content-Type" content="text/html; charset=utf-8" >
que se puede abreviar como:
< meta charset="UTF-8" >
Para indicar que el conjunto de caracteres es de tipo UTF-8, pero también dejándolos en iso-8859-1 añadiendo la siguiente metainstrucción:
< meta http-equiv="Content-Type" content="text/html; charset=iso-8859-1" >
Para ver qué tipo de codificación contienen los archivos existe el comando file y un ejemplo de su utilización sería:
giusseppe@PCTACENS /media/GSPDISK/jmdomin/web-sites/carmendelarosa $ file -i es_*html
es_bio.html: text/html; charset=utf-8
es_clases.html: text/html; charset=iso-8859-1
es_contacto.html: text/html; charset=utf-8
es_contacto.iso-8859-1.html: text/html; charset=iso-8859-1
es_fotos.html: text/html; charset=iso-8859-1
es_frames.html: text/html; charset=utf-8
es_main.html: text/html; charset=utf-8
es_nclave.html: text/html; charset=utf-8
es_videos.html: text/html; charset=us-ascii
Y, por último, la posibilidad de convertir archivos de un formato a otro, mediante el comando iconv, en este caso incluido en un script que convierte todos los archivos de un determinado directorio pasado en la línea de comandos, de un formato (UTF-8) a otro (ISO-8859-15).
#!/bin/bash
DIRECTORIO=$1
cd $1
for file in *.txt
do
iconv -c -t ISO-8859-15 -f UTF-8 "$file" -o "${file%.txt}.iso8859-15.txt"
done
Cambiando *.txt por *.html, podría cambiar todos los archivos html de una web y así hacer que tuviesen el mismo tipo de codificación, invirtiendo el orden de -t (to-format) y -f (from-format), para tenerlos todos en UTF-8, en lugar de tener variedad de formatos.
Clases de Tango de Carmen de la Rosa
(Fotografía de @Elena Eslava)
Empiezo el curso haciendo este cartelito para Carmen de la Rosa, mi querida Carmen, quien pone en marcha las clases que va a proponer este ciclo de 2015-2016.
En breve, la información más actualizada estará en la web de la Asociación Cultural Clave 53. Esto será lo que me toque hacer estos días… y voy con retraso. ¡Demasiadas vacaciones! 😉
Humano, demasiado humano
El domingo
bailando Tango
me dijeron que yo era muy humano
y no supe cómo encajarlo
(me vinieron a la cabeza
Adolf Hitler
Friedrich Nietzsche
y Carmen de la Rosa)
así que maticé
que humanos hay de muchos tipos
y que claro que era humano
que había humanos agradables
y humanos desagradables
pero procuraba ser
humano agradable
siempre que podía
sabiendo
a ciencia cierta
que no siempre lo soy.
Otra vez años 40
El sábado por la noche estuvimos viendo una presunta batalla de bandas de Jazz en un local mítico llamado Galileo Galilei, de Madrid, obviamente situado en el 100 de la calle homónima.
Y, como cada vez que vamos a una milonga de tango, volvimos a repetir esta lucha retro-futurista que mantenemos desde hace más de una década: Carmen es decididamente vintage, incluso desde antes de que el manido término llegase a nuestros oídos. Ella usaba teléfonos de los años 20 incluso antes de tener teléfono (cierto cierto) Y mi película preferida es y creo que será, por muchos años, Blade Runner.
Si a ella le gusta la estética de los 40, con ese tono que, como decía un presentador del evento del sábado, parece provenir de películas en blanco y negro, a mí me gusta el futurismo punk de Darryl Hanna. Cuando hablan de recuperar el pasado a mí me entran sarpullidos en la mente. Incluso porque además, no puedo evitarlo, me surge una mirada crítica y exenta de romanticismo, que cuando piensa en los maravillosos años 20 solo puede hacerlo sabiendo que la mortalidad era mucho mayor, que los personajes que, habitualmente, nutren las películas son los de una casta superprivilegiada de snobs, de los que ahora apenas se hace cine, pero que siguen existiendo, por desgracia.
Chocamos hasta en la forma de entender la música, el baile, que ella asocia a pasos y técnica aprendible, con lo que se perpetúa su manera de entender la enseñanza casi académica de algo tan popular como el Tango, por ejemplo. Está claro que ella no es la única y, afortunadamente, es más que capaz de ver que hay otras maneras, otras formas, y no solo tolerarlas, sino cuestionarse su propia metodología. Esto la honra, y la respeto, en mucho, por ello.
De los albores del XX rescato las vanguardias, luchadores por el futuro, visionarios o constructores de nuestra estética o de la que aún está por venir. Incluso en música (o Tango), ya sean John Cage o Piazzolla. Y del Jazz, quiero saber qué se está haciendo hoy, pensando en un tiempo venidero.
Es gracioso, viéndolo desde un punto de vista cinético (por decirlo así), ella camina mirando hacia el pasado, como en una marcha atrás hacia delante (¿oximoron o mala construcción de la imagen?), mientras que yo lo hago apoyándome en el pasado pero con la mirada puesta lejos en la distancia que me queda por recorrer, hacia un futuro siempre ignoto, pero construible con la intención de este presente.
Quizá, por ello, como pareja, encajamos tan sumamente bien: caminamos (y me pongo tanguero) permitiendo que nuestras miradas se dirijan hacia donde cada uno de nosotros deseamos; y nos encontramos cada día en el instante mágico del abrazo presente.
Clases de baile
lo primero es la persona
lo primero es la persona
lo primero es la persona
lo primero es la persona
lo primero es la persona
lo primero es la persona
esta persona
esa persona
aquella persona
estas personas
esas personas
aquellas personas
lo segundo es la música
lo segundo es la música
lo segundo es la música
lo segundo es la música
oír la música
escuchar la música
vibrar (con) la música
sentir la música
lo tercero es el movimiento
lo tercero es el movimiento
lo tercero es el movimiento
lo tercero es el movimiento
movimiento desde dentro
movimiento hacia fuera
movimiento en el espacio
movimiento en el tiempo
lo cuarto es la técnica
lo cuarto es la técnica
lo cuarto es la técnica
la técnica para escuchar la música
la técnica para escuchar el movimiento
la técnica para escuchar la técnica
lo quinto es olvidarse
lo quinto es olvidarse
lo quinto es olvidarse
lo quinto es olvidarse
lo quinto es olvidarse
olvidarse de las cuatro anteriores:
olvidarse de la técnica (en primer lugar)
olvidarse de el movimiento (en segundo lugar)
olvidarse de la música (en tercer lugar)
olvidarse de la persona (de todas, en cuarto lugar)
lo sexto es recordar
lo sexto es recordar
lo sexto es recordar
lo sexto es recordar
lo sexto es recordar
recordar que lo único que queda es el placer
recordar que lo único que queda es el deseo
recordar que lo único que queda es el amor
recordar que lo único que queda es la vida
recordar que no hay nada más que recordar
Milonga Excepcional
Ayer estuve trabajando para Carmen como diseñador gráfico. No es algo que tenga entre mis profesiones más remuneradas, teniendo en cuenta que nunca he cobrado por ello, pero alguna vez sí me he ahorrado un poquito. En este caso, se lo he ahorrado a alguien a quien quiero.
Convoca Asociación Cultural Clave 53 | Música por Carmen de la Rosa
Eso sí, el diseño se hizo con la estricta utilización de herramientas de software de código abierto, (en este caso GIMP, sobre Linux Mint) gratuitas, generosamente desarrolladas por gente que no cobra por ello, en la mayoría de los casos, y que permite ahorrar dinero a muchas personas a quienes quieren. ¡Qué maravilla de gente hay por el mundo!
(Se nos olvida a veces, viendo la televisión, pero preciso es recordarlo cada día: la mayoría de la gente es «buena«)