No sé si el miedo tiene color
pero cuando se han caído todos los servidores
de wordpress que administro
simultáneamente
he entrado en color amarillo
hasta casi verde
de bilis
de enfado
por impotencia.
Nunca he querido depender
de una maldita base de datos
que no comprendo
para tener una página web
aunque entienda los beneficios
que aporta
como este diario absurdo
que poco a poco ocupa
más y más
espacio
en el ciberespacio
y en algún lugar físico
que no quiero conocer
ni ser demasiado consciente de su existencia
pues la culpabilidad
por el calentamiento global
incrementado por ese consumo despedido
de energía para mantener equipos electrónicos
que guarden esta tontería
que a nadie
verdaderamente
parece importarle.
Hace años ya
que mi web es una y trina
y dos de las personas de la misma
son bases de datos
para este diario
y para una galería de fotografías
que permita prescindir
de empresas a las que darles mis datos
o donde depositar una confianza
que no se han ganado.
Confío
arriesgándome
en una sola empresa
que no es que sea especialmente fiable
sino que me evita
tener que montar
mi propio servidor
y mantenerlo
con las consecuentes
dificultadas
y aumento de precios
por IP dedicada
y gastos eléctricos
por ordenadores disponibles 24×7.
Y cuando
como hoy
me siento
impotente
ante la dificultad
de resolver esta locura
de vida
soy consciente
de mi vanidad
de mi minudencia
de mi insignificancia
de mi inconsciencia.