Huyo de la poesía lírica
Hoyo para la poesía lírica
Hayo ensombrece la poesía lírica
Heyo Hiyo sin la poesía lírica
tonterías
Jueces hasta en la sopa
En esta época (y en otras también, pero en esta ya es excesivo) no paro de ver en redes sociales el juicio a todo, a lo que se hizo, a lo que no se hizo, a lo que se podía haber hecho, a lo que se debía hacer…
Así que…
He decidido erigirme en Juez Recursivo: Juzgo a quienes juzgan, incluido a mí, que juzgo a quienes juzgan, incluso a mí, que juzgo a quienes juzgan a quienes juzgan… etc, etc, etc…
Y por esta vez no voy a programarlo, pero sería tan sencillo.
Conjugación del verbo Destruir
Y cuándo pase esto… ¿Seguiremos dejando que destruyan nuestro planeta?
Verbo Destruir:
- yo no destruyo
- tú no destruyes
- él o ella no destruyen (salvo excepciones)
- nosotros y nosotras nunca destruimos
- vosotros y vosotras jamás destruís
- ellos (y algunas veces ellas) destruyen
Reunión de Té y Poesía OnLine
En marzo, con el confinamiento por coronavirus recién estrenadito, hicimos la reunión o tertulia poética de N’Clave de Po(esía) vía Skype después de valorar otras opciones y pasar un par de días analizando (en bastante profundidad) las herramientas disponibles con sus pros y sus contras para llevar a cabo videoconferencias grupales para más de 15 personas.
Finalmente opté por skype (sobre linux, lo que es todo un reto, dado lo mal que Microsoft, propietario de skype, se lleva con el software libre) y distribuí a la gente que se quería conectar en un par de grupos sucesivos, el primero a las 5 y el segundo a las 7.
Tuvimos un par de reuniones amables y sencillas, con no mucho más de 5 personas en cada una, lo que hacía muy fácil el manejo de este tipo de eventos, para que no acabe degenerando como en este chiste que está circulando en estos tiempos y que debería hacernos sentir avergonzados, en lugar de orgullosos de nuestro sentido del humor. Pero no se trata de aprender, ni siquiera en esta época pandémica, ni siquiera ante la posibilidad del fin del mundo.
Hoy vuelvo a proponer esta opción, que me hace trabajar un poco más, pero al fin y al cabo qué importa, teniendo en cuenta que aunque haga huelga o apagón cultural no importa lo más mínimo a nadie… ni siquiera estoy dado de alta como autónomo porque la gestora casi se rio de mí ante semejante intención y me dijo que no me salían las cuentas. Quizá tengo que pensar que la poesía y los talleres de escritura no son un trabajo como el sistema en el que vivimos define tal cosa, así que igual no puedo manifestarme, ni ponerme en huelga (sino ir de procesión o de vacaciones) como tampoco puedo darme de baja.
¿Por qué no abrir un taller nuevo de poesía online?
Desde que hemos tenido que enclaustrarnos, me he sentido sorprendido porque no ha habido bajas en los Talleres de Poesía Contemporánea y Escritura Creativa de Clave 53, sino, por el contrario, de manera neta, ha aumentado el número de personas asistiendo a los distintos grupos de manera telemática, en clases que se están realizando mediante Skype.
Llevo haciendo clases online de Poesía tanto tiempo que no fue complicado adaptarme, ni invitar a la gente a que se instalase lo necesario para ello (después del debate fútil sobre cuál es la mejor plataforma para estas cosas). Además, tenía material preparado desde hace más de 10 años que puedo reutilizar simplificando mi labor a la hora de poner en marcha los talleres.
Y sin embargo…
Siento algo de reparo a la hora de proponer un grupo nuevo de Taller de Poesía Online y no sólo mantener los grupos preexistentes.
¿Por qué no abrir un nuevo grupo de Taller de Poesía online en estos tiempos?
Hay una sensación extraña que no sé explicar, como de aprovechamiento del hecho de que sería algo demandado y fácil de hacer. Pero me resulta, no sé por qué, un poco oportunista.
Quizá estoy haciendo la observación de manera inapropiada, sin pensar en que esa gente que pueda demandarlo no tiene la oportunidad de unirse porque no lo estoy ofreciendo.
No sé.
No tengo una respuesta clara a si hacerlo o si no hacerlo y, de hecho, si, pongamos, se prolongase el confinamiento hasta después del comienzo del curso, lanzaría mi campaña con todas las campanas al vuelo, abriendo todo grupo que pueda abrirse, amén de que a partir del curso próximo, casi con total certeza mantendré un grupo online regular (además de los presenciales) seguramente con un mínimo de 3 o 4 personas.
Y sin embargo…
Siento algo de reparo en estos días. Es usar su necesidad, no sus ganas. Y eso no acaba de convencerme.
Pensando así, está claro que nunca me haré rico.
Este año no ha habido procesiones
Aborrezco la semana santa,
una semana en la que por arte de magia
se decide en gran parte del planeta
que no se trabaja porque hace no sé cuánto tiempo
(no es fácil saberlo con los líos de calendario
que ha habido desde entonces)
murió un tipo cuya existencia es cuestionada
o fue asesinado
o fue ajusticiado
y luego resucitó
y antes había sido recibido
por unos simpáticos palmeros..
Aborrezco que se cancelen clases
porque en caso contrario acaba viniendo
menos de la mitad de la gente.
Aborrezco que en todo lugar
una masa enfervorecida
de fe
a la que llaman tradición
siguen con atención unas procesiones
en las que se falsea la representación
de lo que pasó en aquella semana
que posiblemente no existió.
Aborrezco que un estado laico
tenga tantas festividades religiosas
y tan pocas civiles
como el día de la constitución
o el día de los trabajadores.
Así que algo bueno ha tenido
esta pandemia mundial
que no entiende de religión
y ha puesto en su sitio
(el silencio)
a cuantas creencias irracionales
campan últimamente por las conversaciones.
Así que algo bueno ha tenido
esta pandemia global
que ha demostrado que la poesía
sobrevive a todo.
Algunas voces femeninas me enamoran
Sí, sé que es raro, pero es ninguna parafilia extravagante, ni ningún tipo de fetichismo que, por otro lado, no me importaría que fuese.
Así es, algunas voces femeninas me resultan sumamente seductoras o atractivas. No todo iba a ser objetual… aunque puede que lo sea, teniendo en cuenta que existe lo que se denomina, desde el descubrimiento de la música concreta, objeto sonoro.
Por poner un par de ejemplos de mujeres cuyo cuerpo no conozco, ni su personalidad, pero de quienes sí conozco su voz son:
La mujer que dice que me haga de Spotify Premium para no tener música sin interrupciones. Es paradójico, porque no me gusta que me interrumpan la música (de eso se trata) para promociones variopintas, pero que lo haga una voz tan bella hace que quiera tener las interrupciones. Así que sin conocerla, además de estar ahorrándome dinero (prescindí de la cuenta Premium para desviar ese gasto a mi cuenta de «nube» Mega) también me resulta sumamente agradable.
Otro caso singular es el de la voz de doblaje de la actriz de Gillian Jacobs a quien vi en el papel de Britta Perry en la serie Community. Cada vez que oigo a esta actriz de doblaje, siento que la protagonista me gusta y no sé por qué. Y luego me acuerdo de que es su voz lo que más me gusta de ella. La actriz de doblaje se llama Antía Ávarez Jiménez y me dan hasta ganas de buscarla en facebook, pero en realidad eso es lo que haría que pasase de ser algo razonable a casi acoso.
Pero no son los únicos casos. Evidentemente, resulta más difícil en personas a quienes conoces en persona identificar si lo que te gusta de ellas (o ellos, pero no suele ser mi caso) es la voz. Es algo que seguro que tienen perfectamente conocido cualquier persona que trabaja o haya trabajado en Radio, pero nunca ha sido mi mundo.
Los datos de «tracking» de las URL
Cada vez que, desde redes sociales o similar, visito un enlace con esta estructura, por ejemplo:
https://revistabravas.jgm.uchile.cl/2020/04/04/29-peliculas-de-agnes-varda-para-ver-gratis-online-y-descargar/?fbclid=IwAR3xjCgTJcCnfpoXYt9f0YkR-8FFGgtTlZX1gJ9PMwNIY0g2FUHavZzxHg4
Me aseguro de quitar la parte en negrita que no es ni más ni menos que información que le sirve al servidor (valga la redundancia), para informarle de datos de navegación.
Es un esfuerzo inútil en tanto «tracking» producido de manera masiva, porque tarde o temprano, mi actividad será trazada como la de cualquier mortal que use Internet, especialmente la 2.0, pero sigo quitándola de cualquier reenvío que haga o cada vez que se me ocurre publicarla. ¡Qué le voy a hacer! ¿Soy un romántico o un guerrillero?
El enlace en cuestión era interesante, así que lo añado por si acaso alguien no sabe copiar y pegar…
Cine hecho por mujeres: 29 películas de Agnès Varda que puedes ver gratis.
Facebook es sólo esto
Por mucho que parezca el invento del milenio, las redes sociales (artificiales), las pretendidas protagonistas de una ficticia Internet 2.0, no son más que unas páginas web muy (pero que muy) sofisticadas.
El otro día me dio por asomarme a los bajos de la página principal de mi muro de FaceBook y me encuentro con esta imagen con un y muchos «div», layers y layers… de CSS y algo de javascript.
Pues no parece para tanto… aunque la parte de «servidor» no la vea, sé que no es más que una sofisticada (mucho) base de datos.
Y sin embargo parece que se comen el mundo… jejeje…
Pero me hacen gracia las pretensiones de las empresas que cotizan en bolsa.
El alabardero
alabardero: 1. m. Soldado armado de alabarda. 2. m. Soldado del cuerpo especial de infantería que da guardia de honor a los reyes de España y cuya arma distintiva es la alabarda. 3. m. coloq. p. us. Miembro de la claque.
A este soldado de jengibre
le arranqué la cabeza
a la menor ocasión
aprovechando que el gaznate
dejaba una mínima superficie
de contacto con el aire
desprovista de su caparazón.
¡Pobre alabardero guillotinado
no siendo un rey
que pudiera merecerlo!