Soy el mal, soy el capital

Tengo unos vasos de plástico que me han regalado, fruto de una adquisición de Carmen que llevaba una milonga junto a su amiga y compañera Inma Garrido. Ellas no llegaron a gastarlos y los iban a tirar, después de clausurada su milonga.

Yo le dije que no lo hicieran y que me los podía quedar yo, para mis encuentros de Té y Poesía o para los talleres, pero me resulta difícil usarlos por la imagen que dan de mí.

Hace un par de años, un asistente a los talleres me comentó que podía adquirir, en lugar de vasos de plástico y cucharillas de plástico que les regalaba antes de cada clase para tomarse un té, unos vasos de papel y cucharillas de palo de bambú… que eran más ecológicos. No lo puse en duda (bueno, sí lo puse en duda, pero él tenía razón), así que a partir de entonces estoy suscrito a un pedido a través de Amazón (lo que ya de por sí no es muy ecológico) por el que me traen 400 vasitos de papel/cartón que aseguran que es reciclado. Eso sí, vienen envueltos en paquetes de plástico conteniendo 50 vasos cada uno. Plástico que procuro reutilizar para tirar el té fresco y que no se pudra en la bolsa grande y no tener que cambiarla cada poco tiempo.

Los palitos de bambú casi no se utilizan porque he reducido casi a la completa extición el uso de azúcar o edulcorantes, en general, lo que los hace superfluos salvo para quien los solicita explícitamente.

Así que ahora doy una imagen de ecologista concienciado (aunque antes lo fuese y no diese esa imagen), de modo que poner sobre la mesa los casi 40 vasos de plástico que heredé de la milonga es casi sacrílego y, sin contexto, puede resultar un detrimento de mi imagen de ecologista concienciado.

Por momentos, he llegado a pensar en tirarlos sin usar, para no perjudicar mi imagen de ecologista concienciado, o en usarlos para algo privado, de modo que no normalice su uso como algo poco nocivo para el planeta, pero hay cierta componente hipócrita en esa acción o esas acciones que perjudicarían la imagen que yo tengo de mí mismo, aunque no la de ecologista concienciado que puede que tengan de mí.

El problema de los vasitos de papel/cartón reciclado es que la mayoría de las personas que los utilizan consideran que ya pueden tirarse, sin más, a la basura y yo me resisto a no darles un uso adicional o varios usos antes de desprenderme de ellos, lo que genera un espacio desaliñado, lleno de papeles sucios y vasos usados, que voy poco a poco reutilizando para tirar el té fresco que uso (para ahorrar sobrecitos, cartón, cuerdas, plástico), para fabricar cubitos de basura… pero no doy abasto para librarme de tanta basura convirtiéndome en una especie de industria del reciclaje que poco tiene que ver con un taller de poesía o un estudio de artista… así que mi imagen de ecologista concienciado está afectando a mi imagen de coordinador de talleres de poesía.

¡Ay, las imágenes! ¡Qué poco dan cuenta de lo que realmente cuenta!

Bacalao

Una pequeña composición con la que jugueteé para decorar la publicación de la receta de marmitako de bacalao que publiqué en una red social.

Fue realizada utilizando Inkscape 0.91 r13725, sobre Linux Mint 18.1 «Serena» – Cinnamon (64-bit). No es la herramienta más potente del mercado, es más, cabría preguntarse si está «en» el mercado. Es lo que tiene usar software de código abierto.

Diversos intereses

No sé por qué son tan dispares mis intereses, pero sé que rara vez incluyen el deporte (especialmente la actualidad sobre actividad deportiva) ni lo que se suele denominar crónica social o «cotilleos» de gente presuntamente famosa.

¿Qué le voy a hacer?

Esto es una captura de pantalla de las pestañas de wikipedia que tengo abiertas en mi teléfono móvil son algunas de las cosas sobre las que siento que no sé lo suficiente…

Hallowin

No me gusta disfrazarme.
Siempre me ha resultado cansado
y en la mayoría de los casos ofensivo
para alguien.

Entrar en el debate de si es una fiesta
pagana o religiosa
importada o exportada
nacional o internacional
me parece de una banalidad
desorbitada
propia de quienes tenemos
tiempo para perder.

No me gusta ver caerse a nadie
aunque haya gente que se ríe
con ello
sin que yo lo comprenda mucho.

Soy una persona demasiado seria

supongo.

Alto talle

Un par de textos recuperados de la basura de los papeles de hace décadas, cuando escribía tan cursi como nunca jamás reconoceré públicamente (salvo en este público diario íntimo que comparto en internet cada mañana):

De fino y alto talle bien ceñido, largas piernas de vaqueros terminadas en agresivas botas que, junto su marrón chaqueta abierta usada, daban ese aspecto duro de quien sabe que no puede no ser mirada.

De colofón un liso negro largo pelo que exigía una caricia mientras le acariciaba la espalda erecta desde el tacón a su erguida cabellera; su pelo que, como vela, da esplendor al buque con el soplo del amigo de marineros y aventureros, besaba sus mejillas y sus labios haciéndome latir, rabiar de envidia admiradora ensimismada hasta rayar la indiscreción que mi mirada clavaba en los espacios que a sus costados dejaban sus dos brazos embutidos con autoridad y firmeza en, de su chaqueta, sus bolsillos.

Y, luego, se fue.

Boulevard de Donostia 12 de marzo de 1995.

Hoy cambiaría palabra por palabra cada uno de los textos de entonces. Aún no había tomado clases de escritura. Me faltaba una lectura sofisticada, compleja, que me hiciese consciente de que la labor de escribir no es sólo juntar palabras pretendidamente bellas y lugares tan comunes como miradas clavadas o arrugas en el alma.

Me cuesta atreverme a no tirar estos papeles sin la exhibición (tienen algo de exhibicionismo estos escritos) pública de los textos en mi diario. Pero me resulta duro escribirlos sin modificación, sin la tachadura que haría hoy en día, tanto ética como estéticamente.

¿Por qué lo hago?

¿Cuándo, cuándo se pierde ese encantador descaro en la mirada, esa transparente expresión de la alegre sonrisa protegida por dientes tan pequeños y aún tan blancos?

Tamara, chica linda de nariz pequeña, sin edad, como toda ella, que pedía ser mirada y mimada y tonteaba como quinceañera coqueta que se sabe bonita y cuán lejos aún están esos años en que tendrá que desprenderse de jóvenes prendados por esa mirada que irá entristeciéndose, con esos ojos que no querrán seguir hurgando en el mundo, avariciosos, con esas manos que se moverán más controladas, la mente más lenta… arrugas en la piel y en el alma, pero hoy sé feliz, que todos cuantos te miremos nos contagiemos un poco de esa envidiable alegría de la inocencia perdida, arrancada por Tamaras de mi vida, de mi recuerdo, casi tan bonitas como tú, casi tan… tan… tan melocotón en flor, piel de canela y ojos cual faros que al caminante arrastraron por senderos de luz en el triste camino de tinieblas.

Sé ese camino, sé esa luz y brilla como hoy aquí en Donosti para iluminarnos y recordarnos que mereció la pena seguir el rastro.

Nota: me atreví a darles una transcripción de estos soliloquios de sobremesa a los tutores que ahora ella necesita estando en él, sin atreverme (su edad pone las cosas mucho más difíciles) a pedirle a la encantadora camarera que me sirviese de correo en lugar de otro café.

Y es que hay cosas que no cambian.

Restaurante Zaguan, Donosti, 31 de Agosto, 28. 12 de abril de 1995

Bellísimo

Ya sé que estoy muy sutil con esto del machismo, pero esto me lo parece, aunque pueda resultar una banalidad: Bellísimo no está en el diccionario en el que sí está Bellísima. No entiendo el porqué me sugieren como alternativa «crudelísimo», como si esa raíz «bell», de «bellísimo» viniese o proviniese de «bellum», de donde procede la cruenta guerra.

Concordancia gramatical

Por favor… léase con toda la calma y precauciones del mundo este texto que puede estar absolutamente desfasado en unos años:

Estoy un poco harta de esos escritores o escritoras que solo se dedican a hablar mal de otros autores o autoras.
La envidia, seres humanos, es una puta mierda. Sigue tu camino y deja a la humanidad en paz.
Gracias

Una amiga publica esto en una red social y yo acabo viendo exclusivamente lo que quiero ver… como todo el mundo, supongo.

En este caso, la imposibilidad de mantener nuestro idioma en un equilibrio imposible entre género gramatical y género sexual. Para mí es uno de los frentes equivocados de la lucha feminista, pero es sólo una opinión. Que finalmente puede estar completamente equivocada, como todas las opiniones.

Me falta un «esos escritores o esas escritoras» y un «otros autores u otras autoras» para ser medianamente justo… si bien es verdad que la tendencia a indicar en primer lugar al género gramatical masculino podría ser un claro signo de discriminación.

Por ende, recuerdo que la etimología de «humanos» procede de «hombre»… y ya no sigo pero veo que la batalla en el lenguaje es compleja y algo ridícula.

Si bien es verdad que le reconozco la «visibilidad» de «escritoras», en la primera frase, para dejar de asumir que «escritores» solo pueden serlo hombres.

Podríamos sustituir escritores o escritoras por «personas que escriben o que se dedican a escribir» y acabaría por englobar también a aquellos colectivos que no se sienten incluidos en esta bipolar representación.

Esto no es una broma