Eliminar grasa a base de hamburguesas de cerdo

Cuando ocurren estas cosas siempre me hacen gracia y, al mismo tiempo, me provocan cierta estupefacción asquerosa, algo así como la sensación de saber que los algoritmos no son humanos, no entienden bien la idea de contexto, de lectura más allá de una publicación cada vez, con cada mirada, como si no entendiesen que vemos (algunos humanos) todo lo que nos pilla por delante, incluso cuando queremos ver menos.

Y así en Instagram se me apareció esta divertida combinación:

Junta una palabra con otra

A la siguiente palabra súmale
dos y encuéntrate sorprendido
con una nueva oración
aunque sea subjuntiva
sin repetir vocablo
pero ahíta de desesperación
contra aquella ventana
antigua observada
desde banqueta negra
mientras escribías poemas
bastante pobres
titulados naderías
junto dedales mudos
esperando siempre futuros ciertos
inesperados.

Une esta sílaba absurda,
no abandones nada
esquilma lenguajes sordos
buscando amaneceres imposibles;
aquel mínimo silencio
apágalo.

Vincula ese adjetivo acompañando
este sustantivo
formando grupos heterogéneos
sintácticamente cuestionables
hasta alcanzar cimas ridículas.

Casa esa materia verbal
– alternándola sencilla –
estos pocos adverbios terminados en mente
enumera
logra metas tramposas
articulando lenguas muertas
meticulosamente.

Concluye por fin.

¿Nada preocupante o todo lo contrario?

Si yo me hubiese encontrado un problema como ese (lo remarcado en rojo) de posicionamiento de la capa de índice bajo la capa azul, me sentiría avergonzado, yo, que no soy más que un aficionado de la «programación» web, que nunca se debió llamar tal cosa, puesto que es tan sólo un lenguaje interpretado… pero vaya, sin entrar en detalles tontos, ¿nadie se da cuenta de esos píxeles de desajuste o a nadie le importan?

Y aquí mi reflexión:

A casi nadie le importan y quizá a mí me importan demasiado. Es ridículo perder como yo habría perdido, horas en lograr que en cualquier tipo de dispositivo ese posicionamiento ocurriese siempre de manera exacta y sin dejar esa antiestética franja visible… a modo de chapuza. Pero es ridículo, sí, es absurdo. Tanto como todo el contenido junto del periódico en cuestión.

Las faltas de ortografía, gramática y de redacción, sin mencionar los típicos y frecuentes errores numéricos (confundir millones con miles o cosas parecidas) son tan frecuentes en este medio de comunicación que ya ni me preocupo por «hacerlo notar». Así que así seguimos… cada día dándole menos importancia a lo que decimos, a lo que nos dicen, a cómo nos lo dicen… y sin embargo nos atrevemos a llamarlo «información».

Cosas que pasan.

Mientras tanto en otra galaxia…

Palmeritas

De cuando en cuando compro un paquete de estas palmeritas que cuesta alrededor de 80 céntimos para tener algo que llevarme a la boca cuando llego al estudio tras los minutos dedicados a ejercicio físico en la piscina. No es que crea habérmelo ganado, pero sí que parece un poco «de Paulov» esto de darme galletitas si lo hago bien… afortunadamente no me doy electroshocks si lo hago mal.

Es una tontería, pero quería compartir esta pequeña cotidianidad.

Me disgusta que no se diga cotidianeidad en lugar de cotidianidad. Es como si una e se perdiese de alguna manera… pero esto es otra pequeña o insignificante tontería.

Acabo de leer que la RAE (oh, sacrosanta) permite ambas escrituras para la misma cotidianeidad. Así que felizmente, me desdigo de mi disgusto. JAJAJAJAJA

La máscara desdentada

Objeto encontrado fruto del Packaging… Me encantan las cajas que tienen formas curiosas para almacenar cosas simples, ordinarias… pero en las que se ha buscado una optimización de recursos, posiblemente económicos y alguna vez medioambientales.

Esta curiosa máscara no recuerdo qué guardaba, pero al final me interesa más el contenedor que el contenido. Es extraño.

Mezquindad

Mezquindad miente
una sarta de sartenes
con un ala llena de espuma de sol
que rompe la página azul
de porcelana.

No hay horizonte sin alas de sartenes
no hay un final para el sufrimiento
no hay aleluyas sin alma de reguero
mientras la cal de la luna
abate tempestades
a la orilla de tus ojos.

Y ahí el ritmo del verso se quiebra
y huye.

Diferencias mínimas

¿Pienso que pienso?
vs
¿Pienso qué pienso?

Esa mínima tilde cambia el complemento directo del primer verbo pensar al acto de pensar en el primero de los casos frente a la materia pensada por el segundo verbo pensar en la segunda cuestión.

Texto escrito con 2 palabras, tan sólo «pienso» y «que/qué», usadas de manera que la primera de ellas sea escrita en las cuatro esquinas del texto.

Minudencias…

Periferias

Si miras hacia arriba corres el peligro de estamparte pero verás caer el rayo que te mate.
Si miras hacia abajo la vida será triste aunque no te resbales.
Si miras al frente verás el horizonte pero te pierdes las estrellas y los misterios de cada paso.
¿Cómo vivir mirando a tres alturas a la vez?
Esta cuestión no es sólo metafórica.

Probando estilos en Scribus

Este lunes he pasado la mañana probando estilos de crear páginas maestras para incluir los números de página automáticamente en Scribus.

No es fácil pero tampoco es imposible. Ahora bien, no tengo claro que los resultados que obtengo sean interesantes.

Estoy en fase de aprendizaje, lo sé, pero a veces estoy algo perdido con respecto a normas estéticas en este ámbito.

De momento me decanto por una pequeña semielipse en fondo negro al lado exterior de las páginas numeradas con un dígito blanco sobre ella. Es sencillo y espero que no pongan muchas pegas en la imprenta con la cantidad de negro, que no supera el centímetro cuadrado.

El tipo de letra es una futura de 10 pt, pero no sé tampoco si debería ir a elegir otra letra menos ligera para tener más blanco sobre negro…

Hummm… probando, probando…

Esto no es una broma