Carmen: Tengo la cabeza llena de cosas.
Giusseppe: Toma claro: Sesos.
Diario
Carmen: Tengo la cabeza llena de cosas.
Giusseppe: Toma claro: Sesos.
Y ahí estaba yo
a la puerta del lefties
esperando 33 segundos
y buscando una key para pressionar
para poder continuar por mi camino
sobre el reflejo de unos puntos suspensivos.
http://newsroom.fb.com/company-info/
¿De verdad que es posible ser más simple? ¿Anticapitalistas unámonos publicado en una red social fruto del más absoluto éxito neoliberal?
Pues vaya.
Me pregunto si ¿no estará lleno de idiotas que creen ser genios porque siempre fueron buenos en lo que se supone que debían ser malos?
Ahí lo dejo.
Reflexiones facilonas para un lunes facilón.
Pues acabas consiguiendo esa «pequeña cabaña en el bosque» y luego te toca mantenerla, con un montón de pasta y/o trabajo dedicado a su cuidado.
Por supuesto y dada la lejanía de cualquier lugar (incluso para comprar el pan) necesitas un coche.
Y cualquiera que te visita dice que lo que tienes es una gran casa.
Así que has dado con 3 de 3 de aquellas cosas de las que decías querer alejarte. Quizá, sólo quizá, no es tan sencillo. Pero vamos que por decir tonterías que no sea… ¿para qué, si no, está Internet? 🙁
La palabra esdrújula es esdrújula, y la palabra llana es llana, pero la palabra aguda no es aguda. ¿Será una contradicción (que es aguda)?
Hay series de humor disparatado como esta que, lejos de ser una sitcom convencional, acabarían siendo una serie de culto si su humor no fuese tan absurdamente disparatado.
La trama de los capítulos es absolutamente prescindible y lo único importante acaba siendo la creatividad llevada a experimentaciones propias de atrevidos cortometrajistas. De ahí su interesante formato de 20 minutos.
Es muy de agradecer la ausencia de «risitas» enlatadas tras los presuntos gags de la misma que, por otro lado, no se suceden como «chistes» sino que son la esencia misma de la serie: prácticamente toda ella es un continuo gag con varias caras.
Un ejemplo es este epílogo de un capítulo de la sexta temporada que propone un avance imaginario de una supuesta versión lusa de Los Gremlins, revisitando los tópicos hasta hacerla absolutamente absurda e inverosímil.
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Y yo, que cada día soy más superficial, me fijo en que los tres hombres de la imagen (asumo que son hombres, que ya es mucho suponer) llevan barba, una barba hipster, parece, pero las mujeres llevan pelo largo algo modosito y mejillas sonrosadas. Bueno, puede que esté sobrerreaccionando, pero veo en esta imagen cierto sexismo de nuevo cuño, cierto neomachismo, por llamarlo de algún modo, que nada tiene que ver con que existan textos escritos sólo por mujeres, como comentaba ayer, pero sí con esa pasividad ideológica hipster que, carente aparentemente (todo es apariencia) de ideologías o posicionamientos, más allá de los banalmente estéticos, o de diseño, dejan claro que los hombres y las mujeres «no son lo mismo».
Ahí dejo esta pequeña intrascendente reflexión a partir de un icono simplista y que posiblemente no sea tan marcado como quiero ver. Pero no puedo dejar de verlo.
Está claro que el mensajito tontuno abunda en las redes sociales (este u otro), pero que nadie se pare a pensarlos, a leerlos con profundidad, me parece algo inadecuado.
Más allá de que nunca me ha caído bien el Jodorowsky y su oportunismo marquetiniano, su chamanismo de andar por casa y su literatura de autoayuda que, eso sí, nunca es barata… me paro a leer línea a línea:
Maestro (ya empezamos mal), tengo un problema (¿problema? ¿uno? ¿tengo?) con mi hijo (…):
Ni quienes damos clases deberíamos ser llamados maestros, pues implica cierta posición de poder (maestro=master, amo), ni se puede suponer que los problemas «se tengan», ni mucho menos que quien lo tiene sea el padre, pues quien verdaderamente lo tendría (supuesto que se pudiera) sería el hijo, ni está claro que sea sólo uno (y no trino ;-)), un único «problema».
Con esto, que no es más que el comienzo del primer párrafo, ya he pasado unos segundos pensando… y algunos más comentándolo en este estúpido diario solitario.
No sigo palabra por palabra, pero mi mente sigue haciéndolo (notas, colegio, alta calificación…).
Este primer párrafo, inmediatamente, lo invierto o conmuto para ver si sería igual la reacción de quienes lo publican:
[…] alta calificación en matemáticas y pésima en dibujo.
…
– ¡Lo pondré de inmediato a tomar clases particulares con un profesor de dibujo!Jodocosa: – Necio, ponlo de inmediato a tomar clases particulares con un profesor de matemáticas.
Pero ya el último párrafo, esa coletilla moralista y utilitarista me parece el remate del absurdo:
¿De verdad que todos servimos para algo? ¿Y ese algo no es lo mismo?
¿A nadie le suena esta última frase a repartición de roles preasignados en la sociedad?, en una sociedad ya no estratificada, sino directamente de castas, como la más tradicional de las hindúes, donde hay quienes sirven para la religión, quienes sirven para la guerra, quienes sirven para el comercio, etc.
A mí, que me paso la vida cuestionándome ¿Para qué sirvo? me parece de una vacuidad tal esta frase que ya sólo por ella no leería nada más de este Jod-ido.
Pero la pregunta no importa, el pensamiento crítico, la duda, es algo del pasado, lo importante es la respuesta, el saber, el saberlo todo… hay que ser más listo, más y más algo, el mejor dibujante o el mejor matemático… el más, el más… para conseguir el éxito.
Porque de eso se trata, de éxito, de ser el más, el que va a procrear, el que se quedará como líder de la manada, el que transmitirá su superioridad a la progenie.
Y a mí que sigue interesándome, con más o menos dolor agudo en las articulaciones, el fracaso…
He encontrado la manera de capturar la pantalla de mi nuevo y flamante teléfono móvil, lo que en realidad no sirve de mucho, salvo para demostrar que todo lo que puedo ver puedo copiarlo…
De momento, es una utilidad inútil, paradójica, por tanto, que me permite saber de qué manera tengo ubicados los iconos en la pequeña pantalla… lo que no tiene la más mínima importancia, por otro lado.