Dos tarjetas de visita
visitan mi escritorio
recordándome
que no hay recuerdos inútiles
que no hay olvidos incautos.
Dos tarjetas de visita
caen
junto papeles adhesivos
en una dolosa quietud
sabiéndose
obsoletas
como yo.
Diario
Dos tarjetas de visita
visitan mi escritorio
recordándome
que no hay recuerdos inútiles
que no hay olvidos incautos.
Dos tarjetas de visita
caen
junto papeles adhesivos
en una dolosa quietud
sabiéndose
obsoletas
como yo.
Me proponía hace unos días una de las personas asistentes a los talleres, mi querida Mónica Rubio, que estaría bien pasar un fin de semana con un grupo de gente reunida en algún lugar «especial» dedicándonos a CREAR.
Y por supuesto que me parece sugerente, pero no pude por menos que imaginar a ese grupo de gente pasando un fin de semana dedicándose a CROAR durante todo el tiempo que durase esa inmersión «croativa».
Quizá, ese sería un lugar al que llamar Croacia con merecidas razones. 😉
Este sábado pasado, día 6 de mayo, se celebraba la inauguración de la Exposición Cromático en la Fundación Dados Negros, en Villanueva de los Infantes, comisariada por Pepe Buitrago que tuvo a bien invitarme a ser el presentador del evento (tan solo tenía que leer el texto del programa) y me sentí tremendamente orgulloso de ser «seleccionado» para tal labor.
Yo había convocado a varias de las personas que asisten a mis talleres de Poesía y Escritura Creativa y nunca tengo ocasión de pavonearme como corresponde a un coordinador de Talleres semejantes, así que pretendía que me vieran valorado por afines que, por alguna razón en ocasiones misteriosa, me tienen en estima. Vinieron más de una docena de mis «tallerines«.
Algo más motivo de orgullo fue cuando en 2019 me pidieron obra de poesía visual (de la serie Inflexiones, que estaba por entonces publicando en Instagram) para exponer en lo que acabó siendo 2 años después, pandemia mediante, Derivaciones IV:
El día 2 de octubre de 2021 inauguramos Derivaciones 4, un proyecto del Centro de Holografía y Artes Dados Negros en el que participan Fernando Aguiar, Ana Alonso y Julia Fernández, Edu Barbero, Giusseppe Domínguez, José Iges, Clara López Cantos, Mateo Maté, José María Parreño, Francisco Pérez Belda, Víctor Santal y Javier Seco.
Una vez más, en Dados Negros, la poesía experimental. Donde probablemente no existan límites entre los diferentes lenguajes: una poesía abierta; una conexión entre música, palabra, objeto, imagen, sonido, vídeo y acción… Entre pensamiento, crítica y creación.
Diversidad temática que quizá invite al espectador a cuestionarse todos esos lenguajes y a participar en el proceso creativo, ampliando los límites de la creación artística.
Ya en su momento me vanaglorié de esta participación, pero otro día más quería recordarme a mí mismo que soy importante, claro, que soy artista, que soy… lo que sea que soy de lo que me pueda sentir orgulloso. 😐 ¡Qué vano!
Cuando te duele el estómago
y piensas que una palabra esdrújula
debería doler menos.
Cuando te duele la cabeza
y piensas que las palabras llanas
expresan muy bien su contenido.
Cuando te duele el corazón
y piensas que las palabras agudas
son todas esdrújulamente metafóricas.
Hace mucho que no uso la palabra neanthertal
como insulto
quizá porque no es más que una población
que no ha de pensarse que
por extinguida
fuese inferior.
En el fondo
utilizar neandertal (con esa d pronunciada como tal)
como insulto
es insultante
para la raza humana
que se convirtió
en genocida
de sus congéneres.
Los neandertales
o neanthertales
no consiguieron
exterminarnos
aunque puede
que también lo intentasen.
El insulto
es cada vez más
una palabra poco descriptiva
que procuro no usar
pues de la única persona que dice algo
es de quien lo emplea.
Pues si 20 no son nada
ni hablar de 3.
Y sin embargo parece
otro universo
otro siglo
otra vida
…
Esta captura de pantalla
fue tomada durante una vídeoconferencia
que mantuvimos durante los días
duros
del confinamiento
el 17 de abril de 2020
con mi hermana y mi madre
en tiempos
en los que había que lograr
risas en la tristeza
compañía en la ausencia.
Hoy es un feliz recuerdo
de que no todo tiempo pasado
fue mejor.
En ese orden, sí, en ese orden.
Son pocas letras.
De hecho son: 3+5, 7, 2+4, como si poco a poco tendiesen a desaparecer, pero si no están se nota mucho.
Yo lo noto mucho.
Arrojo
vidrios
en el contenedor apropiado.
Arrojo
cartón
en el contenedor apropiado.
Casi todo
lo orgánico
en el contenedor apropiado.
Incluso
las pilas
en el contenedor apropiado.
Y siento
cada día más
que estoy poniendo tiritas
en un mundo
que se está suicidando.
Viendo una serie bastante «tontuna» en netflix para pasar la sobremesa de diario con Carmen sin salir corriendo a trabajar, me encontré con este fragmento de la cabecera que me recuerda muchísimo a una amiga suya y coordinadora de una de las milongas más exitosas de Madrid.
(Con respecto al éxito de convocatorias de eventos:
No me canso de repetir que éxito no es tener mucha gente que acuda a tus eventos, sino tener mucha gente que está contenta de haber acudido a tus eventos. No siempre coinciden ambas acepciones)
He decidido que quiero entrenar a una IA (Inteligencia Artificial) para que escuche poesía, no para que la escriba, que eso ya lo hago yo. 😛
Harto de ver cómo la gente genera «poemas» con una IA no hago más que pensar (con esta inteligencia natural que tengo) que ¿por qué no se entrena a la IA para que escuche poesía y no para que la escriba?
En realidad, se entrena a las IA para que HAGAN cosas, pero eso está dejando claro a qué acciones no consideramos HACER, por ejemplo: escuchar, atender, aprender, respetar… y sólo son medios, caminos para conseguir fines en esta distopía maquiavélica llamada SXXI.
Voy a escribir (seguramente por carta y manuscrito en búsqueda de lo analógico anacrónico) a varias personas enviándoles un texto que diga:
Este poema está escuchado por una IA de código abierto.