Sobremedicación

Me duele un poco el hombro.
El hombro me duele un poco.
Un poco me duele el hombro.
Duele me el hombro un poco.
El hombro un poco me duele.
Un poco el hombro me duele.
Duele me un poco el hombro.
Me duele el hombro un poco.

Sí.

Hoy voy al médico.
Después de que hace un mes
fui al médico.

El médico era una médico.
El médico era una médica.
La médica era una médico.
La médica era una médica.

En realidad es. No era.
Aunque
según sus propias palabras
le quedan dos meses
para jubilarse.

Mi médico anterior
era un médico y no era una médica
Y eso ahora ya no importa.
Hace dos meses
que se jubiló.

Hace años me encontré
con un médico que había sido mi médico
en Donosti
y me hizo tanta ilusión
que le saludé
y me recordaba
y me contó
que se había jubilado
y había vuelto a su tierra
que siempre sospeché
que era Euskal Herria.

Mi actual médico
(dudo si terminar la palabra con a)
me acaba de recetar
más de tres tipos distintos de calmantes
y le digo que yo rara vez
tomo calmantes
aunque no es que lleve bien el dolor
y me dice que
si me duele el hombro
es mejor que no me duela el hombro
así que es mejor que tome calmantes
antiinflamatorios
relajantes musculares
antidepresivos
cosa-profeno
cosa-zepán
cosa-til
.

Le pregunto
casi obnubilado por la lista de la compra
si no estaría bien
que tomase algún tipo de
cosa-prazol.

Mi médica
(dudo si terminar la palabra con o)
me dice
que es mejor no pasarse
tomando algo que no requiero
salvo que lo necesite.

Sí.

Me duele un poco el hombro.
El hombro me duele un poco.
Un poco me duele el hombro.
Duele me el hombro un poco.
El hombro un poco me duele.
Un poco el hombro me duele.
Duele me un poco el hombro.
Me duele el hombro un poco.

Pero es un poco.
Es cuando hago algunos movimientos.
Puedo no hacerlos y no me dolería.
¿Necesito calmantes
o evitar esos movimientos?
¿Hay alguna otra forma
de desinflamar que no sea farmacológica?

No tengo nada
absolutamente nada
en contra de la química
ni de los tratamientos médicos
farmacológicos.

Ahora me siento culpable
porque no voy a hacer caso
de su prescripción
y trataré de evitar el dolor
con métodos que pueden no ser
lo más razonable:
huir.

Ahora me siento responsable
de mi falta de compromiso
con su dedicación.

Ahora he pedido cita
privadamente
en una clínica
fuera de la Seguridad Social
que está cubierta
por una aseguradora de salud
privada
financiada por mis padres.

Ahora me siento incoherente
con mi defensa a ultranza de la sanidad pública.

Estoy también esperando
citas nuevas
para traumatología
de la seguridad social
para traumatología
de la aseguradora privada
(¿asocial?)
para nuevas pruebas ecográficas
de la seguridad social
para finales de octubre
(la pedí a primeros de septiembre).

Sí.

Me duele un poco el hombro.
El hombro me duele un poco.
Un poco me duele el hombro.
Duele me el hombro un poco.
El hombro un poco me duele.
Un poco el hombro me duele.
Duele me un poco el hombro.
Me duele el hombro un poco.

Pero es un hombro.

Yo llevo muy mal el dolor.
El dolor lo llevo muy mal.

Ahora no paro de pensar
en el tiempo que estaré
quejándome
quejándome
quejándome
y me canso a mí mismo
(no me canto a mí mismo)
me canso de quejarme
de que mi médica
de que mi médico
decida
que la medicación
es la única
que no se va a jubilar.

Cuando te hacen un regalo tan emocionante

Ayer, mi querida Andrea Vidal Escabí me regaló (a mí y a varias personas que habíamos participado con unos cuantos haikus en su proyecto) esta preciosidad editada por ella y su madre con todo su cariño. Es tan bello el regalo que me quedé sin palabras.

Le pregunté si conocía el famoso libro de Raimond Queneau titulado Cien mil millones de poemas del que llevo usando una imagen desde que lo descubrí para anunciar mis temáticos de OuLIPO.

El bordado, dice Andrea, que lleva la portada está realizado con una técnica japonesa que yo no conocía:

La cubierta es un bordado japonés llamado kogin que usaron las clases bajas durante la dinastía Edo, pues tenían prohibido usar algodón o seda. Debían usar cañamazo que no sólo era muy duro, sino también muy poroso, así que bordaban las telas para hacerlas más gruesas

Me encanta saber que parte de mi trabajo consiste en inspirar creaciones como esta que hacen, claramente, del mundo un lugar mejor.

Monarca por los suelos

El 3 de julio a las 22:00 caminaba por Madrid cuando me encontré esta sorprendente imagen o composición de una monarca por los suelos. Me acordé de un grupo de Facebook en el que estoy «metido», sin que sepa muy bien por qué, llamado Mensajes ocultos en el suelo de la ciudad, que va justo de eso, de buscar mensajes que vemos en los suelos y que nos llaman la atención. Es un bonito ejercicio de activación de la mirada, pero no suelo publicar nada. Lo que no es un buen síntoma.

Así que estaba orgulloso de este encuentro con esa Q de queen en mitad de Madrid y de saber que en algún momento subiría esta imagen a ese grupo curioso. He tardado más de 2 meses, pero es debido a la ausencia de aplicaciones de redes sociales instaladas en mi teléfono móvil.

Especialmente simpática esa composición que tiene el Himno de Riego (o su boca) tan cercano a un símbolo de la monarquía.

Ya iba siendo hora… y luego archivarla y olvidarla.

Mate en 2

No suelo perder el tiempo en estas cosas de intentar averiguar un reto mental en una red social, pero el otro día no pude substraerme a esta pequeña prueba de memoria, para saber si aún podía encontrar soluciones a problemas «básicos» de ajedrez, a lo que fui muy aficionado en mi adolescencia (que duró hasta casi los 30 años).

Tras un ratito, di con una solución (aún no sé si hay más, pero creo que no), que consiste en adelantar el peón obligando a las negras a mover el caballo (el rey está atrapado) y cualquiera de sus movimientos conduce a mate:

  1. Caballo come a peón (Jaque) -> Torre come caballo -> Mate
  2. Caballo come a torre (o cualquier otro movimiento) -> Torre a D8 -> Mate

De esas, la que más me gusta es la de dar un Mate con un peón defendiendo una Torre.
Hay algo épico en ese peón que me cautiva.

Práctica de Tango N’Clave del 24 de septiembre de 2023

Carmen de la Rosa siempre deja para el final (cuando queda menos de la mitad de la gente) esta fotografía de la Práctica de Tango N’Clave que venimos organizando desde 2003 y que nos llena de orgullo cuando nos reconocen el lindo ambiente que se genera.

La hacemos al grito de 3, 2, 1, TANGO

El otro día me dijeron que era como estar en casa, en familia, y «se me pianta el lagrimón«, que decía Gardel. Siempre defendemos que «el éxito» no es una afluencia masiva, sino una estancia feliz. Y parece que lo vamos consiguiendo.

Preparamos té (ayer un té azul traído de Taiwan y un té verde Gunpowder con miel de romero), compramos chocolates y hacemos bizcochos caseros con los que agasajar a quienes vienen a bailar, pero también a compartir una velada social (el Tango es un baile social) de cariño y presencia desde hace 20 años («que 20 años no es nada…»)

Apropiación

Al fondo un par de hombres con sus teléfonos a tope, escuchando cada uno por separado sus respectivos vídeos sin pensar que el espacio que ocupan (espacio sonoro) es un espacio compartido.

Y es que detrás de cada apropiación privada del espacio común casi siempre hay un hombre. Eso me resulta bastante triste. No quiere decir (un poco de lógica) que todos los hombres ocupen el espacio común más de lo que les corresponde, ni que no haya mujeres que también lo hagan, pero si escuchas un coche con la música puesta a todo meter, casi seguro que no hay ni que mirar para saber que será un hombre quien conduzca.

Me recuerda a la vergüenza que sentí en Bangkok por ser un occidental (hombre) que no viajaba por turismo sexual (explotación sexual) entre tantos otros que sí lo estaban haciendo. No quiere decir que todos los hombres sean explotadores sexuales, pero sí que la inmensa mayoría de las personas que llevan a cabo transacciones comerciales para «apropiarse» del cuerpo de una mujer (o un hombre, pero menos veces), se trata de personas hombre. Y, al ser yo una persona-hombre, me da vergüenza la asociación que puede realizarse, la sospecha que se cierne sobre mi comportamiento, siempre compadreado por otros hombres que lo comprenderían y avivarían.

Obviamente, unir en una reflexión mis penas (las mías, de hombre occidental heterosexual cis blanco de clase media) con la explotación sexual de mujeres puede parecer una banalidad, pero creo que si nos diésemos cuenta de que están relacionadas quizá haríamos algo más activo que una mera protesta en un diario personal.

Sleep-Wakeup

Estoy entre ambas órdenes de las teclas de mi ordenador que están siendo limpiadas concienzudamente para dejar de rebosar de mi sudor grasiento.

Me fijo poco en detalles fascinantes como este que tengo delante de mí cada día.

¿Funcionarían estos botoncitos o teclas si me los insertara en el cerebro? ¿Dónde podrían funcionar?

Esto no es una broma