No todo el monte es orégano, ni té verde

Esté pequeño botecillo de 50 gramos de té negro Earl Grey me lo trajeron mis padres (padre y madre, sin menoscabo) de la misma patria de Excalibur, cuando estuvieron visitando a su nieto, alias mi sobrino, en Exeter. Dijeron que era un regalo del infante y yo les dije que muchas gracias (en cualquier caso).

Estoy alargando su vida desde hace más de un año (confinamiento mediante) para disfrutar cada tacita, porque es verdaderamente delicioso. He comprado otros tés Earl Gray, los he tomado en sitios, cuando lo tienen, y este es único.

El otro día realizamos una compra para casa de varios tés e infusiones de una tetería a la que solía ir en persona, pero que dada la situación actual (alguna vez leeré esto y puede que no sepa a qué me refería) ha cerrado y sólo atienden online (en realidad tampoco, porque su servicio digital es penoso). Acabé escribiéndome en whatsapp con la propietaria de la tienda de tés que me trajo en persona el pedido de más de 50€ en tés. Para aguantar otro confinamiento.

Compré, entre otros, un par de Earl Grey (un Lady Gray también, que es una especie de sucedáneo light del Earl), pero no tiene ni punto de comparación con esta marca Whittard que acabé buscando en internet para ver si podía volver a comprar exactamente el mismo… pero no lo encuentro en España y la compra y envío desde Inglaterra alcanza la friolera de más de 18€/100 gramos… o sea, 180€/kg… que vamos, que luego dicen que el solomillo es muy caro, pero el té…

Pero, a pesar del precio, no descarto acabar volviendo a adquirirlo porque hay pocos tés que me hayan impresionado tanto como este.

Amapolas en el cráter, episodio 028

Hoy me he despertado a las 06:00 y una de las cuestiones que tenía en la cabeza a esas extrañas horas era si no me había quedado corto con los dígitos para numerar los episodios de Amapolas en el Cráter, pero estuve haciendo unos mínimos cálculos mentales y me di cuenta de que a un episodio semanal (como es intención de mantener a partir de este curso 2020-2021) y unas 30 semanas/curso, quedarían dígitos para numerar hasta 30 cursos más. Y me he quedado algo más tranquilo con mis previsiones a la hora de numerar archivos, carpetas o, en este caso, episodios de un programa radiofónico.

En este episodio han participado leyendo poesía:

  • Isabel Jimenez
  • Tanja Ulbrich
  • Pepa Delgado
  • María Jesús Orella
  • Susana Olalla
  • Mónica Rubio
  • Fabiana Estévez Sotil
  • Ernesto Pentón
  • Giusseppe Domínguez
  • Armando Silles
  • María José Gómez Sánchez-Romate
  • Irene Chacón
  • Lucía Herrero
  • Yolanda Jiménez
  • Andrea Vidal
  • Javier Jiménez
  • Dunia Ben-Aissi Gómez
  • JMariano Velázquez
  • Ester Morales
  • Aitana Agostini

Avellanas

Avellanas llanas
avellaneda da
avejarruco co
menta la actualidad.

Y seguimos
en un silencio atroz
de autocensura
mordiéndonos los labios por no morder vecindarios
que eligen lo que eligen
y matan a quienes matan
impunemente
indumentario
imperial
insulto.

Y seguimos
perdiendo la palabra
por otra palabra
dejando que se cuelen los juegos
en la seriedad de la sala
obviando
que la vida son dos días
y tres llueve.

Recuerdos
de Euskadi
maitea.

Error de tres órdenes de magnitud

Ya ni es noticia que un periódico cometa un error como este, de tres órdenes de magnitud: de 10 elevado a 3, de mil sobre uno… da igual. Todo da igual con tal de hacerlo rápido. Rápido, rápido, furiosamente rápido… a mil millones de kilómetros por hora, a 2 metros por segundo, a cien billones de trillones de años luz… qué más da. Ya nada importa, un viernes por la noche, mientras EEUU decide su futuro y con ello el de la Tierra, así, en general, sin importar si alguien ha cometido un error como ese.

247.000 millones de dólares, frente a los modestos 383 millones de dólares de su contrincante, no parece diferencia baladí…

Da igual.
Y a mí…

Cierto desconcierto

abierto, ta/ acierto/ aliabierto, ta/ boquiabierto, ta/ cierto, ta/ concierto/ corniabierto, ta/ cubierto/ desacierto/ desconcierto/ descubierto, ta/ desierto, ta/ despierto, ta/ dispierto, ta/ encubierto, ta/ entreabierto/ incierto, ta/ macroconcierto/ maniabierto, ta/ patiabierto, ta/ perniabierto, ta/ piernabierto, ta/ reabierto, ta/ recubierto, ta/ redescubierto, ta/ semiabierto, ta

El otro día en un taller de poesía alguien usó la palabra «descubierto» y me quedé con ganas de pasarle las palabras en el DLE que terminasen en «bierto», pero eran realmente pocas, así que me decidí por una búsqueda de aquellas que terminan en «ierto» que son unas pocas más: 26.

Ahí están.

Sydney’ko Gure Txoko

A esta camiseta le tendré siempre un cariño especial. Cuando llegué a Australia, allá por principios de los 90, aquel fue el lugar más amable que encontré y donde recibí más cariñosa acogida. Amén de comidas inolvidables, caseras, sin temor a la contaminación de una cocinera malaya que se mezclaba con las más tradicionales recetas vascas.

Aún conservo amistades de aquel lugar tan maravilloso al final de Liverpool Street llamado Gure Txoko que en euskera significa «nuestro rincón».

Acogedor como un rincón, cobijo de viajeros que respeten la idiosincrasia identitaria vasca, allí conocí a un grupo de personas con las que pasé unas navidades algo desoladas, vistiendo una chaqueta amarilla que dejó nota, queriendo besar a una muchacha de quienes todos estábamos enamorados, acabando por hacerme amigo de mi querida Elena A. Fraser (Ishwar gyani), que en aquella época era la persona más «desbocada» que yo había conocido nunca y hoy es masajista ayurvédica en Valencia.

La he usado menos de lo que habría querido, al menos fuera de la intimidad, pues en Madrid ya recibí improperios en el metro en cuanto vieron la bandera de la izquierda (la de la derecha no la veía nadie). Pero aún así, han sido 5 lustros acompañándome la vida.

En el último periodo la he usado hasta la extenuación, entre otras cosas porque su tela me encantaba y la altura de su cuello, pero se ha ido desgastando y empieza a ser imposible seguir usándola sin parecer un desarrapado… incluso para casa, donde Carmen demanda cierta vestimenta de respeto a la pareja (y yo también).

Y por ello ha llegado el momento de cantar una canción triste y dejarla ir, pero me quedarán las fotos y el recuerdo de una camiseta que comprime y contiene el calor y la gentileza con la que siempre he sido tratado en Euskadi y en ese rincón en un rincón del mundo.

Poema de Olga Tokarczuk

Trad. Ada Trzeciakowska

***
Nosotros no nos encontrábamos
no nos buscábamos en los huertos con una manzana
entre los murmullos de la seda en naves de las iglesias

Siempre estuvimos uno dentro del otro
en el cuerpo de dios de doble cara
en las pinturas medievales de los sótanos de los museos
y en las fotos de nuestros padres
inocentes como papel

Nosotros -maestros de cruzarnos-
solo permanecimos uno frente al otro
y en espejos de la piel nos reflejamos enteros
el mundo se alejó en silencio y con el dedo en los labios
los bosques echaron raíces en el suelo
las ciudades guiadas por el olfato encontraron lugares
donde los hombres las construían infinitamente
los ríos entraron en los mares como los trenes en las estaciones
los montes inasibles cuajaron en las cuevas

Si yo soy un monte
tú eres una cueva dentro de mí
lugar en el monte donde no hay monte
lugar dentro de mí donde no estoy

***

Myśmy się nie odnajdywali
nic szukali w ogrodach od jednego jabłka
w szelestach jedwabiu po nawach kościołów

Myśmy zawsze byli w sobie
w ciele boga z podwojoną twarzą
w średniowiecznych obrazach z podziemi muzeów
i na fotografiach gdzie nasi rodzice
niewinni jak papier

Myśmy — mistrzowie mijania —
— tylko stanęli na przeciwko siebie
i w lusterkach naszych skór odbili się cali
świat odszedł po cichu i z palcem przy ustach
lasy wrosły w ziemię
miasta węchem odnalazły miejsca
gdzie je w nieskończoność budowali ludzie
rzeki wtoczyły się w morza jak pociągi w dworce
nieuchwytne góry okrzepły w jaskinie

Jeżeli ja jestem górą
to ty we mnie jaskinią
miejscem w górze gdzie nie ma góry
miejscem we mnie gdzie mnie nie ma

 

Ahora que está de moda hablar del Premio Nobel (además de eso llamado COVID), le quiero dedicar esta página a un poema de Olga Tokarczuk, que ganó el del 2018, compartiéndolo con Peter Handke, el 2019, pasando sin pena ni gloria por un desapego inaudito en esta edición tras los escándalos sexuales del año anterior y el despropósito del predecesor.

Nadie habló de Olga Tokarczuk.

Le debía este poema.

Esto no es una broma