Responderle

Soy malísimo con el leísmo/laísmo… y suelo dudar más de lo aceptable para alguien que se dedica a las letras, a correcciones ortotipográficas en esta incipiente editorial a la que ahora mismo sólo denomino Gabinete Literario de Clave 53. Así que cuando el autocorrector del ordenador me subrayó mi «responderle» como error y me sugirió cambiarlo por responderla/lo… me encontré con la duda y tuve que acudir a buscarlo en Internet. (Me avergüenza reconocerlo)

Afortunadamente, tal como yo había supuesto, no es complemento directo de la oración (que sería la respuesta dada, no el destinatario de la misma), así que debía ser LE.

Me sentí algo orgulloso de no haberme equivocado esta vez. Pero seguro que no será la última que tenga que recurrir a buscar para aclararme. «shame on me»

El Síndrome de Jesse Pinkman

Este texto, ajeno, perteneciente o al menos presente en el muro de facebook de Gloria Green, podría subscribirlo palabra por palabra. Me ha encantado, aunque, como remachan en uno de los comentarios críticos con el mismo, el tono agresivo acaba por hacer que tan sólo quien ya está de acuerdo con lo dicho lo subscriba. Al fin y al cabo, hemos decidido no querer escuchar la voz discordante de la nuestra desde hace tiempo… y cada día más.

Recordáis ese capítulo de Breaking Bad, al principio de la serie, en el que Jesse Pinkman tiene que deshacer un cadaver en ácido (no voy a entrar en lo riguroso de “deshacer” un cadáver en un ácido más bien flojito, y no en una base)?

Walter, profesor de química, le dice que compre una cubeta de plástico (no recuerdo qué polímero menciona). Jesse primeramente va a hacerlo, pero acaba diciendo algo así como “poliestireno my as*”, y decide hacerlo en una bañera, en su casa.

Porque él, a pesar de ser un ignorante en el tema, cree que tiene suficiente conocimiento para poder decidir y opinar. A pesar de no saber absolutamente nada de química y estar ante alguien que sí, a él, su “sentido común” y su “conocimiento” (o más bien, la falta de este) le dicen que el plástico es más endeble que su bañera, y qué tontería gastarse dinero en una cubeta cuando la casa de su abuela tiene una bañera estupenda, así que decide llevarle la contraria.

Creo que todos sabemos cómo acaba el capítulo: con la bañera, el ácido y el cadáver en el salón de la casa de Pinkman.

Pues el síndrome de Jesse Pinkman lo tenemos ahora con los conspiranoicos y magufos, esa gente que sin tener ni pajolera idea, se atreve a opinar, y hasta cree que su opinión es válida porque desde su ignorancia les parece que “tiene sentido”.

– “Cómo me va a proteger una tela de un virus?”

– “Enfermo asintomático? Si no tienes síntomas no puedes estar contagiado!”

– “Si los científicos se corrigen en algo totalmente nuevo, sobre lo que se dijo hace unas semanas, es porque no tienen ni idea.”

– “Si los tests dan falsos negativos y falsos positivos, es porque no sirven”.

– “Es perfectamente posible poner un microchip a alguien con una vacuna, a los animales se les implanta con una aguja, así que, por qué no?”

– “Si tomo vitamina C y como bien, no hay virus que me tosa”.

– “No tengo ni idea de la diferencia entre las ondas de mi microondas y el 5G, pero el 5G nos va a matar a todos”

-“Como las farmacéuticas son empresas, y como tales, buscan hacer caja, vamos a tomar una visión radical, y rechazar todo lo que venga de ellas por sistema, y tomar la lejía que me vende este señor que es economista y se compró un título falso de una titulación no homologada por 1400 euros en una universidad cuyo campus es un bajo en una ciudad de Cataluña, que seguro que él busca lo mejor para mi y ha encontrado un remedio milagroso que lo cura todo”.

Si a ellos, que no tienen la más mínima formación en virología, epidemiología o medicina en general, les cuadra… Por qué no? Será una opinión tan respetable como la de los expertos que llevan años, o décadas de estudio e investigación, porque absolutamente todo en esta vida es opinable, a que sí?

Tranquilos, que sois muy listos. Solo las mentes brillantes descubrirían secretos de estado y conspiraciones de las grandes élites usando google y YouTube, los tontos somos los demás, desde luego.

Tras esta publicación hay un debate de personas que con argumentos disparatados intentan rebatir alguna de las cuestiones que plantea, pero demuestran más que nada que el texto en cuestión es completamente necesario, o al menos, vigente en grado máximo.

Entre otras cosas, me he detenido en uno de los «hilos» que ha hablado sobre la «maldad» del 5G, que siempre me hará gracia y he acabado interviniendo, curiosamente, contra alguien que opinaba, como yo, que la tecnología 5G dista mucho de ser peligrosa (en su caso seguramente mejor informada pues es teleco), pero lo curioso es que utilizaba un argumento equivocado y he querido «corregirle» de cara a otras posibles conversaciones, para que no sea su error lo que dé pábulo a terraplanistas de diverso pelaje:

Un hombre ha publicado un texto contra el 5G con un enlace a una web que prueba que es de muy alto coste energético, lo que sería un argumento correcto para atacar esta tecnología, vinculándolo con el calentamiento global, sin ir más lejos, pero no lo hace así, sino que afirma:

El 5G si que nos va a matar todos. Es la única zona donde discrepo.

Una ingeniera de telecomunicaciones interviene diciéndole que no sabe de qué habla y, además, le llama gilipollas y machista… (puede que lo sea, no sé, pero me parece excesivo el lenguaje que usó para desacreditarle):

Soy ingeniera superior de telecomunicaciones gilipollas. He comido más antenas en mi vida que pan. De verdad que me hacen sentir mucha vergüenza ajena esta gente. Te matrículas en telecos, estudias 7 años y luego me cuentas lo peligrosa que es la Red 5g. Es que sois ridículos por Dios. Los ingenieros de telecomunicaciones nos llevamos las manos a la cabeza cuando os leemos. No debes ni saber la longitud de onda que se usa, ni el espectro, ni el acceso… de verdad, hacéis sentir bochorno. Da igual si te has hartado a estudiar. Te desacredita hasta el más tonto del pueblo. ¡qué país por dios!

Me llama la atención esta frase «ingeniera superior de telecomunicaciones gilipollas» porque con la ausencia de la coma, «ingeniera superior de telecomunicaciones, gilipollas», en realidad se está llamando gilipollas a sí misma, pero no quiero ahondar en esta tontería.

Gloria Green publica

es que no es plato de buen gusto que te den lecciones sobre tu propio campo… como mujeres encima supongo que sabes que es algo que nos pasa mucho!

La dueña del muro (con permiso de Facebook S.A.) consigue que la conversación se «reacomode» a los términos del civismo y la buena educación y el hombre en cuestión pregunta con ingenuidad (y algo de mala intención):

Soy optimista – estoy seguro que podéis conversar como personas normales sin confundir machismo/chemtrails/insultos con el tema aquí de 5G. A ver si lo logramos.

María, una pregunta simple, por favor: ¿como es posible que con más densidad de estaciones (ya que necesitamos una en cada esquina de calle), y con 100x más energía emitida en total, no tener más energía en nuestro cuerpo? O sea, ¿es correcto decir que más energía electromagnética será absorbida del cuerpo humano? O no?

Gracias de antemano por tu respuesta, no soy irónico, todo en serio.

Pd: tengo masters en ing medioambiental (que incluía este campo), así que ahora que hemos establecido nuestros conocimientos quizás podemos tener una conversación mas útil.

Me llama la atención que ambos tengan que demostrar su autoridad (falacia de autoridad), mediante la enumeración de su curriculum académico o profesional, pero es comprensible dado el tema que parece alejar a ajenos a la materia.

La ingeniera de telecomunicaciones procede a responderle de la siguiente manera:

estás hablando de ondas electromagnéticas y ni mencionas la frecuencia ni la longitud de onda. El problema son las ondas de microondas por ejemplo. Tienen una frecuencia altísima y tocan átomo. Al tocar el átomo con tanta frecuencia lo hacen vibrar y generan calor. Por eso cocinan. Las ondas que usamos para trasmitir información en antenas no tocan átomo.

¿sabes cuántas asignaturas de física y matemáticas hacemos en telecos antes de estudiar las ondas electromagnéticas? Para aprobar antenas y radiocomunicaciones primero nos hemos comido unas 30 asignaturas hiper complejas. La Red 5G no va a cocinar a la gente porque las características de esas ondas no hacen eso. Con todo vuestro nabo, os ponéis a opinar de cosas que necesitan 7 años de estar encerrados estudiando y fliparla en colores porque los temarios no se acaban nunca. Nos hacen calcular a boli y papel toda la física que tiene cada antena y vienes tú con tremenda gilipollez. Hacéis un ridículo espantoso. Espantoso.

Pero yo no pude dejar pasar lo que vi sobre las microondas (por cierto, ninguno, siendo ambos ingenieros, lo rebatió) y publiqué, algo que no suelo hacer en estos tiempos, el siguiente texto en la conversación (sin aportar datos sobre mi aclamada formación académica), la verdad es que con mucho miedo… Pero bueno. Así están las cosas, cada día más autocensura.

XXXX Me gusta este debate, pero debo discrepar en este punto (seguro que puedes repasar el espectro electromagnético para ello) «El problema son las ondas de microondas por ejemplo. Tienen una frecuencia altísima y tocan átomo. Al tocar el átomo con tanta frecuencia lo hacen vibrar y generan calor. Por eso cocinan.». Esto no es correcto. (Todo lo anterior y relacionado con el 5G es más que correcto). Es sólo una puntualización (innecesaria, quizá). Las microondas, que son de mucha más baja frecuencia que, pongamos, el infrarrojo (frecuencia que emitimos, sin ir más lejos, por nuestro propio calorcito humano, sirva esto también de argumento contra el 5G), lo que hacen es emitir en una longitud de onda que es absorbida por las moléculas de agua para vibrar (creo recordar que en realidad es rotar, pero no es relevante), o aumentar su energía cinética en cualquier caso, mediante un cambio de estado en los niveles energéticos de la molécula, haciendo que aumente la temperatura (variable termoestadística por antonomasia) por cocción electromagnética inducida. Espero que esta ridícula puntualización no se entienda como mansplaining. Un saludo, por lo demás, agradecido por la publicación de este texto por parte de Gloria Green.

No me quise meter a hablar de lo que significa «tocar átomo», pero eso es casi poético, más que mecanocuántico y espero que no me vilipendien por machista… o perderé la fe en el ser humano.

A su vez, revisando los mensajes, he decidido responder al mensaje del ingeniero medioambiental con la siguiente información:

El cuerpo humano no sólo no tiene problemas absorbiendo radiación electromagnética (la del sol lo es, y de mucha mayor frecuencia/energía que la del 5G), sino que a su vez la emite en forma de Infrarrojos permanentemente, lo que nos convierte en antenas de emisión energética de nuevo de más alta energía (y penetrabilidad) que la absolutamente inocua que pueda emitir el 5G o, como dice La ingeniera de telecomunicaciones, la 100G llegado el caso.

Y después de hacerlo sí he pensado que algo de machismo puede que tenga pues he enmendado la plana antes a ella que a él… aunque en cierto modo, creo que ella puede que lo escuche o se dé cuenta del error y no creo que él esté dispuesto a cambiarla y siento que esta ha sido la razón por la que he puntualizado a quien creo que prefiero ayudar. Me cansa discutir con terraplanistas.

Galería de fotos de Amapolas desde el balcón

Si ayer escribía sobre la maravillosa recepción que me dio el tener los 430 ejemplares de la edición del libro de poesía colectivo Amapolas desde el balcón, hoy he comenzado a preparar los repartos para las personas que han participado en el mismo.

He apilado 420 ejemplares en 3 filas de 7 columnas de 20 ejemplares cada una, para poder contar sin contar, como quien dice.

Una vez agrupado el material, lo he fotografiado desde distintos ángulos (los libros son algo muy fotogénico) para enviarles el álbum así obtenido a cada poeta de la antología.

Además de un álbum en la página de Facebook de Clave 53, he subido, tras prepararlas, las fotografías a la galería de mi página web, en un nuevo apartado dedicado a ello denominado Clave 53. Por si había dudas. 😉

Abanico de Amapolas

Comenzar el nuevo ciclo con todas las anormalidades que se están dando, pero recibiendo este precioso abanico de amapolas que hicieron posible las personas asistentes a los talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53 este año pasado, dadas las dificultades, la complejidad para continuar coordinando talleres vía online, la dureza de afrontar el estrés de una pandemia global, pero conjuntamente ser capaces de generar poesía, de engendrar belleza, de crear un objeto tan maravilloso como es este conjunto de amapolas que han venido a ser lanzadas desde el balcón que nos abren los versos al horizonte… comenzar así es un placer inconmensurable del que me siento emisor y receptor, causa y efecto, al mismo tiempo.

Tengo unas ganas enormes de hacer entrega de estos libros que han sido mi mejor trabajo como editor hasta la fecha. Son una verdadera joya para tener entre las manos, con un cálido papel rojo, con unas preciosas solapas informativas, con unas tipografías bien elegidas, un diseño de portada minimalista pero amable. Ha resultado un objeto delicioso.

Y no puedo sino agradecer a las 25 personas que han hecho posible que este libro vea la luz en un periodo tan oscuro de la historia. Allá donde todo parecía prosa, han puesto poesía. Se lo agradeceré siempre.

Poetas participantes en la antología

Yolanda Jiménez, Kay Woo, Pepa Delgado, Anita Ges
Javier Jiménez, Dunia Ben-Aissi, Ester Morales García
Sal Ander, Pablo Velado Pulido, Paula García Izu
Andrea Vidal Escabí, Ernesto Pentón Cuza
María Jesús Orella, Vanessa López
Armando Silles McLaney, Francisco Domínguez Agudelo
Leticia Rejas Rujas, Isabel Jiménez Moreno
Inmaculada Sánchez Costa, Lucía Herrero Villazán
María José Gómez Sánchez-Romate, Alejandro Gallego
JMariano Velázquez, Susana Olalla Serra, Irene Chacón

Ahora toca pensar una manera viable de realizar una presentación de un libro colectivo sin aglomeraciones, manteniendo la mínima probabilidad de contagios epidémicos, pero al mismo tiempo intentando hacer llegar un rayo de esperanza, de sensibilidad, de empatía, a la mayor cantidad posible de gente. Es un reto a nuestra creatividad, a nuestra forma de afrontar las dificultades con soluciones imaginativas que sean capaces de alcanzar sendos objetivos.

Hoy el día ha comenzado bonito. Mi vida está rodeada de momentos inolvidables como este. Y soy tan feliz…

upgrade a linuxmint 19

¿Qué necesidad tengo de actualizar a LinuxMint 19.3 si todo me va bien con LinuxMint 18.1?

La realidad es que no tengo ninguna necesidad ahora de hacerlo, pero puede que no me venga mejor cuando el LM 18 pierda su soporte:

18.1 Serena Ubuntu Xenial Long term support release (LTS), supported until April 2021.

Es decir, que si ahora no hago nada, me veré en la tesitura de que me convenga hacer esa actualización allá por abril o mayo de este prometedor 2021, prometedor de incertidumbres y crisis sanitario-económico-sociales varias. Así que quizá es mejor planificar y anticiparme a ese año con una actualización que me dejará con la «conciencia tranquila» hasta abril del 2023.

Estoy siguiendo las instrucciones de la Comunidad de Linux Mint con todo el cuidado posible, pero sabiendo que muy probablemente algo irá mal. Así que estoy mentalizado para, en un momento dado, tener que llevar a cabo una instalación completa, borrando todo lo que tengo, reinstalando fuentes (lo que puede ser un lío), así como aplicaciones que uso y que ya ni recuerdo. A pesar de todo, hice copias de seguridad pertinentes, backups de mi trabajo en más de 5 dispositivos… y lo peor que puede pasar es que acabe perdiendo 3 días… en este periodo prevacacional en el que estoy.

Ahora mismo se está descargando todos los paquetes en local para proceder a la instalación. Cruzo los dedos y pulso Enter.

Esas P

Esas P camufladas
como si fuesen R
en un juego siniestro de impostación
quieren abandonar el mundo de los vivos
y perderse en la niebla de la miseria
quieren ser lobos
con piel de cordero
corderos
con piel de lobos bobos
y saben que las descubrirán
así que dejan tres a la vista
para que quien quiera que las busque
se dé por satisfecho
abandone el rebaño a su suerte
deje de lado la mirada más allá de la apariencia
y olvide que toda R
es una P con un palito
o incluso que toda P
es una R sin palito
y no veo en ello connotación sexual alguna
con la que abrir un debate carente de interés
una P es una I
es una M
es una A
por mucho que sorprenda
en la escala del átomo y molécula.

No juego a un juego
que es un juego dentro del gran juego
y juego sin parar al juego
que es el juego dentro del gran juego
o el juego del juego del juego del juego.

Ejemplar de prueba de Amapolas desde el balcón

Hoy he recibido el ejemplar de prueba del libro colectivo de este curso (atípico) que también ha resultado ser atípico como libro, pues es el primero que edito con solapas y he aprovechado para escribir un texto amable y merecido para las personas que lo han hecho posible.

PORTADA

CONTRAPORTADA

© Susana Olalla Serra, Dunia Ben-Aissi, Ester Morales García, Lucía Herrero Villazán, Inmaculada Sánchez Costa, Pablo Velado Pulido, Vanessa López, Irene Chacón, Paula García Izu, Armando Silles McLaney, Yolanda Jiménez, María José Gómez Sánchez-Romate, JMariano Velázquez, Isabel Jiménez Moreno, Javier Jiménez, Andrea Vidal Escabí, Francisco Domínguez Agudelo, Pepa Delgado, Sal Ander, María Jesús Orella, Anita Ges, Alejandro Gallego, Kay Woo, Ernesto Pentón Cuza y Leticia Rejas Rujas, 2020

SOLAPA

Amapolas desde el balcón es el título elegido este año para la edición de este libro colectivo que escriben con absoluta libertad las personas asistentes a los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53. Es un título que hace referencia a unas amapolas que han surgido en las circunstancias más adversas posibles, en esos tiempos que dicen erróneamente no ser buenos para la lírica, amapolas que resisten los vapores sulfurosos de un cráter, que se erigen en emblema de esperanza que arrojar desde el balcón con la más cálida de las intenciones: Poner poesía en periodo prosaico y estadístico.

Gracias a las 25 personas que lo han hecho posible y han contribuido con su poesía a hacer del mundo un lugar mejor.

En la solapa de la contraportada he enumerado los libros que llevamos hechos en Clave 53 desde hace ya más de 13 años… y han sido bastantes, a uno por año, salvo una excepción. Una maravilla estar rodeado de gente tan interesante que confía en mí para guiar el proceso de exploración que culmina en un libro de poesía con el que regar el mundo.

CONTRASOLAPA

Mi web es una y es trina

A modo de taburete, la web en la que he estado trabajando desde primeros de marzo hasta ahora es una y es trina, sí, se trata de 3 patas que sustentan una especie de triunvirato que espero que no acabe tan mal como el famoso juliano.

La web Base

El esqueleto o lo que la aglutina es lo que llamo la base que está hecha casi «from scratch» en lo que se refiere al estilo, al aspecto, al comportamiento en diferentes dispositivos…

web base

El diario en WordPress.org

Sobre ella (o bajo ella, no sé) hay instalada una base de datos que gestiona, desde el 2011, mi diario, en el que escribo, como su nombre indica, casi diariamente, excepto en temporadas estivales o fiestas de guardar (el 1 de mayo o el 6 de diciembre).

De hecho, elegir el estilo del wordpress que la muestra me llevó gran parte del mes de marzo, hasta que di con una combinación de dos «themes» que me gustaban y de los que personalicé el definitivo, que pasó también a influir para unificar el estilo que usaría en las otras 2 patas de esta web trifásica.

web blog

La galería en Piwigo

Pero lo más sofisticado fue cuando decidí que no quería utilizar ninguna de las herramientas más habituales de gestión de álbumes de fotos o imágenes para almacenar el material visual que tenía (que había tenido previamente en picassa, luego en google-photos, o para el que había desarrollado o implementado «sliders» de javascript más o menos engorrosos).

Así que «inventé la rueda» instalando en mi hosting una aplicación llamada Piwigo (open source para más datos) que maneja y almacena las imágenes: la galería.

web galeria

Subirlas a ese espacio requerían, para no ser demasiado pesadas en término de tamaño de archivo, su procesamiento, reducción de resolución, renombrado para evitar caracteres especiales, minúsculas para homogeneizar, etc… que hice gracias a la programación, pues hablamos de más de 3000 imágenes.

Unificar estas tres componentes y que parezcan una sola web y no múltiples ha sido complejo, pero lo más difícil todavía fue revisar reordenar y modificar todo el trabajo que tenía más o menos mal documentado desde el 2008 (fecha de la última actualización importante de la web) hasta hoy.

12 años de trabajo que han sido fructíferos en términos de obra, de producción casi industrial, de proyectos complejos y largos… muchos de los cuales no habían visto la luz hasta hoy.

Ahora siento un alivio considerable y una extraña sensación de vacío, sigo teniendo material en curso, en lo que estoy trabajando que aún no está en esta web, pero ya sé dónde ponerlo cuando acabe.

En resumen:

  1. Marzo: Pruebas de personalización de temas de blog (con instalaciones en desarrollo sobre una raspberry, para no «romper» nada importante), así como elección de tipo de letra, colores…
  2. Abril: Ordenación de material visual, de documentación de acciones, revisión de trabajos pendientes de un final…
  3. Mayo: Creación de la base de datos Piwigo para almacenamiento de las imágenes. Elección y personalización del tema elegido. Por momentos, parece algo superfluo que se podría haber hecho agrupando esto con el Diario en WordPress.org, pero me resulta más fácil compartimentar.
  4. Junio: Creación de la web base. Generación de una plantilla dinámica, pero que no haga uso de javascript salvo en lo imprescindible sino que sea responsive y con animaciones pero exclusivamente basándome en estándares CSS3 y HTML5 (me encantan las etiquetas «semánticas»).

Han sido meses de confinamiento y agradezco (a mí mismo, supongo) haber tenido el tiempo para poder afrontar algo como esto que muchas de las veces, mientras lo estaba haciendo dudaba que tuviese el más mínimo sentido en esta época de red social y publicación en plantilla.

Espero que me dure el trabajo principal, si no una docena de años como la anterior web, por lo menos más de 5 años.

Flecos

Quedan flecos
que son flechas
como flemones
flatulentos.

Quedan flecos
flebíticos
que inflaman fequillos
fletaneros.

Quedan flecos
que son flexiones
irreflexivas con alma de fletán
flexible.

Quedan flecos
en el flexómetro de mi inquietud
flemática con arcos de metal
flexuoso.

Quedan flecos
en ángulos flechados
sobre la fleja del rinoceronte
fletador.

Quedan flecos
por mi alergia al fleo
y su pijama fexibilizador
sobre el flete.

Quedan flecos
que se mueren en un fletante
y cadencioso flexo
sordo y flemudo.

Quedan flecos
sin flejar
en aquel horizonte fletamento
que vimos flexionar.

Quedan flecos
pero pocos y flectados
en la flechería
de nuestro flegmático fleto sin flegma ni flor inapropiada.

Esto no es una broma