El origen
El 10 de diciembre de 2014 encuentro una convocatoria/proyecto artístico denominado La Consulta, en la que instan a formular una pequeña cuestión existencial, que viene con la garantía de ser propuesto por Jaime Vallaure y un par de personas más que no conozco.
Inmediatamente, procedo a enviarles el siguiente correo electrónico a la dirección reservada para ello, laconsulta3@gmail.com:
Tengo un pasado variopinto pero un futuro tinto.
No tengo claro el para qué sirvo
ni si aquello para lo que puede que sirva es algo que sea remunerado.
Es una pequeña (o no tanto) cuestión existencial.
Al día siguiente recibo una respuesta indicándome que La Consulta tiene a bien aceptar a trámite mi cuestión (pequeña y existencial) con las siguientes palabras:
Hemos recibido correctamente tu consulta.
Agradecemos sinceramente tu interés.
Consideramos que tu cuestión se ajusta a los planteamientos y parámetros de nuestra investigación.
En breve nos pondremos en contacto contigo para comenzar el proceso y encarar el asunto propuesto.
Atentamente
La Consulta
Les acuso recibo de su cordialidad y quedo a la espera de sus primeras propuestas que no se hacen esperar: Al siguiente día comenzaría este proyecto, que en realidad ya había comenzado, llamado La Consulta: Caso 30.
El 12 de diciembre de 2014, viernes para más información, recibo a las 22:07 de la noche un correo electrónico en mi buzón que queda sin leer hasta el día 15 de diciembre de 2014, lunes para más información. El mensaje contiene las siguientes sugerencias:
Ante todo agradecerte la confianza que has puesto en La Consulta a la hora de acometer tu asunto.
Si te parece bien vamos a comenzar a trabajar, pero antes vamos a necesitar unos materiales muy sencillos.
Éstos deberían ser reportados diariamente a lo largo de cuatro días consecutivos:
Necesitaríamos cada día una serie de SIETE números del uno al seis -se pueden repetir cifras –Ej: 2451223–. Sin pensártelo demasiado, los primeros que te vengan a la cabeza.
Insistimos, estas series de números sería necesario que fueran enviadas diariamente.
Esperamos tus series numéricas.
Atentamente
La Consulta
El lunes mismo, a las 09:37, expido un correo electrónico con el siguiente asunto: "Los dígitos de la consulta" conteniendo el presente mensaje:
1534625
(Diariamente lo serán...)
A partir de entonces, comienza una correspondencia ininterrumpida de 105 envíos numéricos repartidos, como no podía ser de otro modo, diariamente.
El proyecto sigue evolucionando puesto que unos días después recibo la propuesta de aclarar mi cuestión ¿para qué sirvo? en un formulario conteniendo 10 preguntas que son respondidas tras las desconectadas fechas navideñas el día 7 de enero de 2015. Estas respuestas son la génesis de La Consulta Caso 30.
Incansables, los consultantes, habían también iniciado una propuesta nueva que me lancé a explorar, proponiéndome un viaje por mi propia imaginación, solicitándome el envío de profesiones y su descripción:
Estimado Giusseppe
Como hemos observado que el ejercicio diario lo practicas a la perfeccion te queríamos añadir una nueva tarea cotidiana muy básica que nos puede ayudar a profundizar en tu cuestión.
El asunto consiste en que nos mandaras diariamente una profesión inexistente en la que tú te sintieras bien, cómodo, feliz, pleno, realizado, completo.
Insistimos en que tendría que ser algo inventado que en la actualidad no es factible pero quién sabe en un fúturo próximo o lejano.
Estas profesiones serían todas ellas remuneradas.
Si lo estimas oportuno puedes añadir cuánto será el cobro por llevarlas a cabo (diario, mensual, anual, por entrega del trabajo realizado o ...)
Lo que te proponemos habría que hacerlo diariamente al igual que haces con los números.
Si quieres nos puedes mandar más de una profesión al día.
Sería ideal que no lo pensaras demasiado, que fuera un pensamiento casi expontáneo, un deseo que se escapa como un globo que asciende fugaz a los cielos.
¿Lo ves factible?
A la espera
Atentamente
La Consulta
En paralelo al despacho numérico, corrieron otros tantos envíos profesionales, algunos de los cuales se concretaron, de facto o de hecho, en trabajos por los que fui consecuentemente remunerado. Todas estas facetas quedan expuestas a lo largo y ancho del presente informe que no dejaré de agradecer a los estimados consultantes o consultadores: Jaime Vallaure, Teresa del Pozo y Rafael Suárez.