Verano QR

JMariano Velázquez

Esta página es sólo para ti. Es personal e intransferible, a pesar de estar alojada en mi web.

Este verano está siendo extraño (¿verdad?) y he decidido no hacerte usar el correo postal para minimizar riesgos de contagio, amén de ahorrarte salidas de casa, por si tu confinamiento sigue vigente o, sencillamente, no te apetece ir a una fila de personas enviando o recibiendo paquetes, sobres, sellos...

Espero que te haya gustado el sello de la carta que te he enviado y que lo conserves como un pequeño regalo y que por supuesto es tremendamente personal. En esta época en la que los códigos QR han hecho su demostración de fuerza posiblemente para quedarse (si has ido a algún restaurante ya sabes de qué hablo), he querido hacer uno para ti jugueteando con estas cosas que tanto me gustan:

Esta persona envío el siguiente poema que ahora forma parte del Proyecto QRQRQRQR de arte postal:

Casa soñada

Yo no quería, aúnque la puerta siempre estaba abierta,

como la de la casita de los Alisos. La que llaman de los Becerriles.

Esa no tenía puertas. Ni ventanas.

Abierta al sol, a los chopos y a los pinos.Al olor alcanforado de la resina y al sobresalto de los disparos de los cazadores. Quizás sí, quizá yo sea como esa casa. Desvencijada y con algún muro derribado.Con pintadas que son cicatrices.Con el alero expuesto a las lluvias. Al sol que quema y a la luna que me hiela. A todos los vientos. Con hollín en las paredes. Con huellas de tabiques que ya no existen. Hermosa casa en su más bello entorno. Todo armonía menos ella.Menos yo. Desde el sol de mi terraza, pleno.Desde el amor de los míos, repleto. Desde mi suerte de vivir. Envuelto de la música que es mi oxigeno y de pétalos que también elijo. De bellos y tristes recuerdos enmarcados. ...pero con un vacío de muebles en mi alma que, a cada latido, reclama amor. Porque, como la casa del pinar, necesito que me habiten. Llenar mi corazón del jubilo de amar. Y cada día, de sol o plomo gris. Cada noche, de estrellas o de desgarradores truenos pasa y deja un ladrillo menos en mis paredes, una mancha mas. Yo no lo quería ni lo rechazaba.Como siempre. Mis puertas batieron como alas que inician un cortejo inesperado y las llena de bellos colores que me elevan.

Que me hacen planear sobre el arroyo y asentarme en la espadaña del castillo. Y la parra virgen, el avellano, las rosas, los peces. Y su mirada, sus pasos, su sonrisa, su voz entraron por todas mis puertas y ventanas. Y, de pronto,la casa se recompuso. En muros de cal y tejas nuevas. Y desde el salón: el río, los chopos ocres, los pinos verdes, la ardilla y el tomillo. Juro que lo vi, que lo sentí mientras ella leía. A la sombra que iluminaba su pelo, al sol que daba sombra a sus ojos. Que todo pasó ante mí hasta que abrí los míos.

Ya de paso, te propongo que me envíes un poema propio y escribiremos un libro o revista online con los que reciba por este medio.

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