Cuando te hacen un regalo tan emocionante

Ayer, mi querida Andrea Vidal Escabí me regaló (a mí y a varias personas que habíamos participado con unos cuantos haikus en su proyecto) esta preciosidad editada por ella y su madre con todo su cariño. Es tan bello el regalo que me quedé sin palabras.

Le pregunté si conocía el famoso libro de Raimond Queneau titulado Cien mil millones de poemas del que llevo usando una imagen desde que lo descubrí para anunciar mis temáticos de OuLIPO.

El bordado, dice Andrea, que lleva la portada está realizado con una técnica japonesa que yo no conocía:

La cubierta es un bordado japonés llamado kogin que usaron las clases bajas durante la dinastía Edo, pues tenían prohibido usar algodón o seda. Debían usar cañamazo que no sólo era muy duro, sino también muy poroso, así que bordaban las telas para hacerlas más gruesas

Me encanta saber que parte de mi trabajo consiste en inspirar creaciones como esta que hacen, claramente, del mundo un lugar mejor.

Libros de la Diputación de Málaga

La Diputación Provincial de Málaga tiene una editorial llamada Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (CEDMA) con una buenísima selección de libros de poesía, algunos de los cuales ya he tenido tiempo atrás y usado en los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de Clave 53.

En esta ocasión me he hecho con dos libros de Poesía (a unos precios increíbles, por otra parte), como son una antología de Poesía Mapuche y otra antología de 10 poetas portugueses, para complementar otro de 17 poetas mujeres contemporáneas de la poesía portuguesa que adquirí en Vaso Roto.

Mi colección preferida para los talleres es la denominada MaRemoto que «pretende abrir un espacio en el que pueda respirar libremente la poesía de las otras culturas del mundo» y es algo que ofrezco en los grupos de Poesía, donde solemos, tras cada inmersión poética en una de sus culturas, degustar también su gastronomía.

Marida muy bien la poesía con la comida… 🙂

Texto de hace casi 4 décadas: Pesadilla

Siguiendo la estela a un camión tuve el pensamiento vagabundo de que otra oscura noche (¿por qué no aquella?) un inevitable adelantamiento segaría mi vida; era trigo del reino; semilla de muerte y llegará un tiempo en que la cosecha haya de ser recolectada – ¿por qué aquella noche? – ¿qué diría la madura espiga teñida de oro?

El tiempo pasa y el destino mueve sus hilos invisibles y yo realicé la maniobra.

Nada pasó. Solo el tiempo. Y otro vehículo vino a interponerse en mi sendero. Y yo, confiado, ya repetía el proceso…

Mis ruedas notaron un bulto, mi coche lo franqueó zarandeado y mis ojos me gritaron, pero ¡no!, no era eso; no, no podía ser un cadáver; sin embargo, sí, lo había visto, claro y distinto. No cabía confusión.

Mi veloz mente, mucho más que el coche, disparada recordó la forma impresa.

No parecía un cadáver. Además cómo suponer que aquella masa ensangrentada debía de ser humana y, empero, sus ojos inyectados aún hablaban.

Sí. Sin duda había sido un ser humano, aunque la piel en algunos lugares de su delgado cuerpo huesudo y estirado ya no le cubriese.

Era la imagen misma del holocausto, del exterminio. Pedazos sanguinolentos de su carne descompuesta y verdosa esparcidos alrededor del despojado semiesqueleto con una cabeza carente ya de pelo, casi intacta, que parecía mirarme con suplicantes ojos saltones.

El ruido sugirió a mi imaginación cómo su cráneo vencido estalló dejando escapar una informe mezcla roja, blanca y gris que corrió a unirse con la que le circundaba y de qué manera sus rodillas crepitantes se quebraron en mis astillas dispersas.

Debí parar. ¡¿Qué podía hacer?! No importa, el código dice…

El de atrás no paró. Quizá todo ha sido una pesadilla. Sí, claro. Después de dos horas bajo lluvia turbadora y en aquella oscura carretera… perfectamente podía haber imaginado todo. Me sonreí orgulloso: ¡Qué gloriosa imaginación! Lo que era capaz de hacer a partir de un trozo de cartón. Sorprendente.

Por fin llegué a mi ansiado destino y me tranquilicé con un templado vaso de leche que me empujó a la cama.

Días después dos policías llamaron a mi puerta.

– ¿Es usted Fulano de Tal?
– Sí, lo soy. – Lo era, respondí.
– ¿Circulaba usted con su vehículo el día tal sobre las tal por la carretera tal?
– Pues… – vacilé – sí. ¿Por qué?
– Queda usted detenido en virtud del artículo…

Ya no oía nada. Qué tontería. Que pesadilla tan extraña o que broma tan pesada.

Es gracioso que, aún hoy pasados siete años, cuando me despierto en esta habitación blanca de paredes acolchadas pienso: ¡Todo es un sueño!

Sí, pero una pesadilla.

Presentación de Cartas a mi padre muerto

El lunes tuve el honor de presentar el libro de Armando Silles McLaney, titulado «Palabras. Cartas a mi padre muerto y otros alegres poemas».

Como otras muchas veces, improvisé la presentación y resultó un discurso bastante coherente, aunque últimamente temo ir perdiendo capacidades retóricas para realizar estas actividades así, a quemarropa, sin preparar un texto escrito ni unas misérrimas notas sobre las que apoyarse.

(Nota a pie de página: la palabra «notas», que significa según la RAE:

nota Del lat. nota. 1. f. Marca o señal que se pone en algo para reconocerlo o para darlo a conocer. 2. f. Observación manuscrita que se hace a un libro o escrito, y que por lo regular se suele poner en los márgenes. 3. f. Advertencia, explicación, comentario o noticia de cualquier clase que en impresos o manuscritos va fuera del texto. 4. f. Reparo o censura desfavorable que se hace de las acciones y porte de alguien. 5. f. Apunte que se hace para recordar algo. Tomar notas de una conferencia. 6. f. Mensaje breve escrito. 7. f. Papel donde se comunica una nota o mensaje. Rompió la nota en mil pedazos. 8. f. Noticia breve de un hecho que aparece en la prensa. 9. f. calificación (? puntuación en un examen). 10. f. Calificación alta en una prueba académica. Aspiro a nota. 11. f. Cuenta del importe total de una compra o de una consumición. 12. f. Comunicación diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores a los representantes extranjeros, o de estos a aquel. 13. f. Fama, relieve, prestigio. Intervención digna de nota. Escritor de nota. Hotel de mala nota. 14. f. Der. Especie de apuntamiento muy sucinto que se forma acerca de los recursos de casación civil por infracción de ley. 15. f. Mús. Cada uno de los sonidos en cuanto está producido por una vibración de frecuencia constante. La nota do. 16. f. Mús. Cada uno de los signos que se usan para representar las notas musicales. 17. f. Arg., R. Dom. y Ur. Artículo periodístico. 18. f. coloq. Cuba. Estado de embriaguez. 19. f. p. us. Estilo de un escritor. 20. m. y f. coloq. Esp. Persona a la que le gusta llamar la atención o que tiene un comportamiento inconveniente. Entonces el nota preguntó si nos iban a invitar a cenar. 21. m. y f. coloq. Esp. Persona cuyo nombre y condición se ignoran o no se consideran. Un nota entró en la joyería mientras la atracaban. nota de corte 1. f. Calificación mínima exigida para poder ingresar en un centro universitario con numerus clausus. nota de prensa 1. f. Comunicado que una institución o una entidad difunde a través de los medios de comunicación. nota discordante 1. f. Mús. nota que desentona en la interpretación de una composición musical. 2. f. coloq. Persona o cosa que rompe la armonía del conjunto. nota dominante 1. f. Mús. dominante. 2. f. coloq. Característica más destacada en alguien o algo. nota marginal 1. f. nota (? observación manuscrita). nota oficiosa 1. f. Noticia de los proyectos o acuerdos del Gobierno u otras autoridades que se comunica antes de su publicación oficial. nota tironiana 1. f. Cada uno de los signos taquigráficos que se usaron en la Antigüedad y en la Edad Media, y especialmente el que representaba a la conjunción et. nota verbal 1. f. Comunicación diplomática, sin firma, sin autoridad obligatoria y sin los requisitos formales ordinarios, que por vía de simple observación o recuerdo se dirigen entre sí el ministro de Asuntos Exteriores y los representantes extranjeros. dar la nota 1. loc. verb. coloq. Desentonar o actuar de manera discordante. tomar nota 1. loc. verb. Apuntar por escrito algo que debe ser recordado. 2. loc. verb. Grabar en la memoria algo que se debe recordar. U. t. c. amenaza.

me resulta curiosa porque explica lo que hacen las «notas» de música, en el sentido de marca o señal…)

Un momento de la presentación en la biblioteca municipal Rafael Alberti, donde se presentó:

Esto no es una broma