El sábado fue mi cumpleaños

Fue un fantástico día que comenzó a las 0:00 bajo la lluvia en una terraza de un bar cutre incluso aunque intente «hipsterizarse»(Mesón Nueva Galicia) con mi querida amiga Aida Márquez, la simpar Sofia y algunas estupendas personas más algunas de las cuales ni siquiera conocía.

En mi día «oficial» de cumpleaños, el sábado, disfruté de un plan maravilloso con mi amada Carmen De La Rosa asistiendo a un Concierto de 2 Pianos con música de Rajmáninov, Debussy… y otros cuyos nombres no recuerdo.
Después una estupenda cena casi en la misma calle (no muy lejos del bar cutre de la noche anterior) y un patxarán bajo la música de Billie Holiday en el Central.

¡Qué maravilla de música!
¡Qué maravilla de ciudad!
¡Qué maravilla de vida!

Hoy estoy celebrándolo con agradecimientos a todas las personas que se acordaron de mí. (Excepción sea hecha, esta de conectarme a Facebook un domingo)
Así da gusto cumplir años, cumplir meses, cumplir días…
Así da gusto vivir.

¡Quiero ir a por mi primer milenio!
Y luego ya si eso vamos viendo.
😉

Haciendo Turismo Rural dentro de la M30

El sábado nos entretuvimos haciendo una excursión urbana, dentro de la M30 por imperativo categórico, como quien dice, debido a que decidimos coger uno de esos cochecitos de los que apenas he hecho uso desde que me dí de alta con Car2Go y alejarnos de nuestro céntrico-hipster barrio para ir a zonas más arboladas, tranquilas, de anchas aceras que casi podríamos denominar campestres.

Aprovechando que había uno cerca (lo que no suele ser frecuente) le propuse a Carmen dirigirnos a la zona del Paseo de Yeserías, donde tengo una clase particular y observo habitualmente la disponibilidad de terrazas ajardinadas, bajo árboles que creo que se llaman plátanos y a cuya simiente le tengo alergia. No obstante, aventureros como estábamos, nos dejamos llevar y fuimos a esa zona que resultó estar completamente tomada por policía nacional, policía municipal, antidisturbios y muchos, pero muchos seres humanos vistiendo camisetas de colores equivalentes a las de equipos deportivos. Es decir, que nos habíamos metido de lleno y sin saberlo en el corazón del enemigo: el fútbol.

Parece ser (me informó un agente con metralleta) que había un importante partido de final de algo… entre equipos foráneos a la capital en el estadio Vicente Calderón, en prevención de lo cual se había realizado ese despliegue de fuerza presuntamente disuasoria.

En resumen: teníamos que irnos de allí lo más rápido posible. Así que continuamos conduciendo hasta terminar cerca de la región más meridional de Madrid dentro del cinturón de la M30 que es el recinto en el que pueden dejarse aparcados los vehículos de Car2Go.

Comimos en una calle cuyo nombre no recuerdo (Puerto Serrano, 26) en una terraza llamada «Tapas de Bacalao» en un ambiente muy diferente al habitual postureo de nuestro Malasaña querido.

Fue una divertida experiencia que terminó satisfactoriamente cuando pudimos regresar a la región «contaminada» y nos adentramos en el Matadero de Madrid donde estaba teniendo lugar el encuentro de Poesía Poetas 2017 y tuvimos la fortuna de encontrarnos con unas estupendas personas afines con intereses afines que incluso guardamos cola para presenciar o asistir a una performance/acción de la ínclita Ester Ferrer.

Restaurante Nice to meet you

El cumpleaños de Carmen tuve el placer de pasar con ella la mañana completa que, tras una visita al Centro de Arte Centro-Centro de Cibeles, culminó en un restaurante en el que habíamos reservado y al que acudía con bastantes reservas, asumiendo que iba a ser caro pero al mismo tiempo frío, impersonal y de escasa comida de baja calidad, tan sólo justificando su elevado precio en la elevada planta que ocupa en un edificio de un hotel de Madrid, sito en Gran Vía número 80.

Pero me equivoqué, la comida resultó ser deliciosa, el trato sumamente personal y agradable, el lugar cálido y bello, justificando de por sí ese precio de unos 40€/persona que pudo haber sido más, pero que mereció cada céntimo.

Comenzaron ofreciéndonos con suma amabilidad una mesa junto a la ventana de una preciosa pared curvada que desperdicia espacio de mesas en aras de la intimidad y la esquisitez o el buen gusto.

Nada más sentarnos, nos trajeron una cesta con escaso pan (el pan ya no es un alimento básico, parece ser) y un par de chupitos de crema de legumbres, rico y detallista.

La camarera que nos atendió casi en todo momento fue simpatiquísima, como si quisiera trabajar en ese trabajo, y nos hizo un par de fotografías para que no tuviésemos que hacernos selfies todo el rato.

Pedimos un entrante para compartir (Primer plato… Croquetas de cigala con salsa criolla francesa) que estaban deliciosas. La salsa era opcional y, desde mi punto de vista, ensordecía el aroma a mar de las cigalas encroquetadas. Tan sólo una la probé de este modo. El resto de la salsa, acabó cayendo bajo la absorción del pan de aceitunas que nos habían ofrecido.

Carmen optó por un plato principal de pescado (Merluza al horno con muselina verde sobre puré cremoso de Vitelotte y crujiente de cebolla en dos cocciones) mientras yo me decantaba más por carne (Solomillo de buey gallego asado al sarmiento con patatas revolconas, verduritas de temporada, espuma de foie y Oporto)

También tomamos postres (ahí subió un poco más el precio de lo que podría haber sido, pero tampoco injustificadamente) y acompañamos la comida con un vino muy rico tinto por copas, en lugar de una botella, pero esto fue exclusivamente debido a que a continuación teníamos que trabajar. El precio de la botella estaba dentro de lo razonable para un lugar semejante.

Lo que realmente acabó por resultar precioso más allá de nuestras espectativas fueron las vistas desde la terraza a la que nos instó a visitar la amable camarera. Es un lugar para repetir, a pesar del precio, de cuando en cuando. Resulta verdaderamente inolvidable, así que el precio de la comida cunde con generosidad.

24/7. CONECTADOS

El martes pasado, aprovechando el cumpleaños de Carmen como excusa, nos regalamos un día formidable que da para dos entradas (por lo menos) de este blog (diario): Una para comentar la exposición 24/7.CONECTADOS del Centro de Arte Municipal (CentroCentro de Cibeles) y otra para recomendar el maravilloso restaurante «Nice to meet you», planta 14 de la terraza del hotel Dear Hotel.

En primer lugar, la exposición 24/7 CONECTADOS me atrajo desde el primer momento que vi el cartel:

Comisariada por Luisa Espino, con mucha elegancia, la muestra incluye piezas no únicamente de la postcontemporaneidad más multimedia y bastante vana, sino un abanico interesante de obras desde el arte conceptual ortodoxo de los 70, con vídeo acciones estupendas como la de Martha Rosler (EE.UU., 1943) y su discurso sencillo y eficiente, pasando por una selección supongo que bastante personal de artistas mucho más jóvenes españoles.

Artistas presentes en la exposición: Tania Blanco (Valencia, 1978), Harun Farocki (República Checa, 1944 – Alemania, 2014), Ceal Floyer (United Kingdom, 1968), Cristina Garrido (Madrid, 1986), Christian Marclay (EE.UU., 1955), Marta Minujín (Argentina, 1943), Begoña Olavarrieta G. (Granada, 1982), Ana Riaño (Bilbao, 1985), Paco Roca (Valencia, 1969), MP&MP Rosado (San Fernando, Cádiz, 1971), Martha Rosler (EE.UU., 1943), Francisco Ruiz de Infante (Vitoria-Gasteiz, 1966. Vive y trabaja en Francia), Mladen Stilinovic (Serbia, 1947 – Croacia, 2016) y Superflex (colectivo danés fundado en 1993).

Formidable el vídeo montaje en torno al teléfono de Christian Marclay en el que utilizando fragmentos de películas bastante populares y que reconocemos con facilidad genera una pseudo conversación con un hilo narrativo bien hilado, valga la redundancia, en el que hay principio, desarrollo y fin. Un final altamente cinematográfico y bien elegido de una imagen despegando a plano general.

[youtube_sc URL=https://youtu.be/yH5HTPjPvyE]

Pero el paseo continúa y me encuentro a la entrada del mismo una inteligentísima propuesta en torno al tema central de «conectados», por parte de Begoña Olavarría, quien había dispuesto un bloque con tarjetas que fotografié con la siguiente propuesta:

Ayer, por supuesto, llamé por la tarde a Begoña para preguntarle por la obra, cómo es que se le había ocurrido, si había tenido mucha repercusión, muchas llamadas, alguna anécdota, le comenté, por mi parte, que me resonaba su trabajo a la célebre pieza «Conversaciones Telefónicas» (que ella no conocía) de Isidoro Valcárcel Medina de 1973, cuando distábamos bastante de andar tan «conectados».

Fue una amena conversación para un par de personas que no se conocían y que como único interés en común era el arte contemporáneo. La sensación de hablar idiomas parecidos me conmovió como si, verdaderamente, estuviésemos parcialmente «conectados».

Bastante sugerente también me resultó la pieza del alemán Harun Farocki (República Checa, 1944 – Alemania, 2014) en la que utilizando una serie de «televisores» muestra películas o fragmentos de la historia del cine reflejando cómo éste retrataba los obreros y el movimiento de las fábricas a lo largo del siglo y pico que lleva entre nosotros. Obviamente, se pueden echar de menos películas, pero la selección no deja de ser válida. La imagen que forman los monitores muy bien expuesta tampoco es mala ni descuidada, sino, muy al contrario, de una delicadeza sorprendente.

Otra obra muy delicada, casi zen, me pareció la proyección de una libreta de anillas principalmente por la sabia elección del lugar hacia el que se proyectaba, haciendo coincidir el anillado central con un ángulo obtuso de la sala. Le debemos la pieza a Ceal Floyer (United Kingdom, 1968) de origen paquistaní.

A punto de terminar, me encontré con unas obras que me habrían resultado intrascendentes si no me hubiese acercado al material, porque algo me atrajo de ellas pero no era la imagen sino la factura.

Obras de Ana Riaño (Bilbao, 1985) donde juguetea y se burla de lo más virtual y conectante que aparentemente hay, como pueden ser las redes sociales reelaborando las imágenes con el material menos virtual posible: pintura acrílica sobre papel. De este modo, revierte la irrealidad virtual en realidad concreta, palpable (comercializable también, a diferencia del trabajo intangible de Begoña Olavarraía, pero ese es otro debate).

Otros trabajos me atrajeron mucho menos, pero no desmerece en nada la colección expuesta en este centro de arte que merece la pena visitar, incluso habitualmente, tan sólo por la increíblemente bella transformación del edificio antaño Palacio de las Telecomunicaciones (o sea, Correos).

Nos superamos en estupidez día a día

Hace un par de meses compré un parche de tela para reparar un descosido en un pijama que quiero seguir usando.

Carmen me dijo que ahora había muchas pegatinas de tela porque estaban de moda. Yo le pregunté si se había puesto de moda arreglar la ropa rota. Ingenuo de mí. Pero la respuesta en sí me sorprendió lo justo: «No, se ha puesto de moda ponerse pegatinas reparadoras sobre ropa que está intacta».

Lo cual me llevó inmediatamente a pensar en lo absurdo del tema: compramos ropa rota (intencionadamente) pagando más por ello. Luego compramos reparadores para arreglar algo que no necesita arreglo (decoración). Ni se nos ocurre arreglar aquello que hemos comprado roto, por supuesto. Sencillamente, nos deshacemos de ello. Y lo llamamos reciclar.

Vemos con malos ojos a quien no puede arreglarse la ropa y la lleva rota porque o bien no le preocupa o bien no se puede permitir su reparación. Les tachamos de «pordioseros«. (Muchas veces me lo han llamado, sí)

Pero veo que realmente la estupidez humana no tiene límites:

Los primeros vaqueros manchados de barro salen a la venta por 414 euros.

Tallarines con verduras

Es uno de los platos recurrentes de nuestra alimentación. Sencillo aunque medianamente laborioso.

Ingredientes para 2 personas:

aceite de oliva y una cucharada de mantequilla
dos dientes de ajo
una cebolla
media berenjena
medio calabacín
un pimiento italiano
un par de tomates maduros
un par de zanahorias medianas
una cucharada de harina
una hoja de laurel, orégano, sal y pimienta
y
por supuesto
doscientos cincuenta gramos de tallarines
(en esta ocasión, fueron de esos «nidos» de tallarines de espinacas que tienen menos de un 1% de espinaca, pero son verdes)

Preparación

En una olla se pone agua abundante a cocer con una hoja de laurel, una cucharada de sal colmada y otra de mantequilla (yo usé margarina).
Cuando esté hirviendo, se añade la pasta y se cuece el tiempo que precise. No pasarse, que luego puede que le toque esperar y sigue «reblandeciéndose», así que mejor que quede bastante «al dente» aunque a los hispanos no nos acabe de gustar la pasta así y los italianos nos maldigan por ello.

Mientras tanto, en una gran sartén, hacemos un sofrito con lo demás añadiéndolo en el siguiente orden:

(Aceite, sin pasarse pero sin quedarse cortos, que luego la berenjena lo absorberá todo)
Primero dos dientes de ajo laminados.
Antes de que estén tostados se añade la media berenjena cortada por la mitad longitudinalmente y luego cada mitad otra vez por la mitad. Estas cuatro cuartas partes longitudinales de media berenjena se cortan transversalmente de manera que vayan quedando cuatro sectores circulares cada vez.

Cortamos la cebolla. La añadimos a la berenjena sofriéndose.

Siempre mientras tanto… cortamos de la misma manera que la berenjena la mitad de calabacín. Cuando la berenjena absorba casi todo el aceite de la sartén, añadimos el calabacín y lo dejamos un poco absorber el vapor antes de remover.

Preferible no pelar las verduras, salvo las zanahorias, las cebollas y los ajos. Pero asegurarse de lavarlas bien, por aquello de los posibles contaminantes, de los matabichos, etc.

Siempre mientras tanto… pelamos las zanahorias y cortamos el pimiento. Cortamos las zanahorias en círculos de escaso grosor. O sea, finas láminas. Cortamos la pareja de tomates en tacos pequeños de unos 3 centímetros cúbicos cada uno, como máximo.

Echamos el pimiento cortado al sofrito. Esperamos a que se reblandezca con el vapor de lo que vaya haciéndose y luego removemos.
Echamos las zanahorias cortadas al sofrito. Esperamos a que se reblandezcan con el vapor de lo que vaya haciéndose y luego removemos.
Echamos los tomates cortados al sofrito. Esperamos a que se reblandezcan con el vapor de lo que vaya haciéndose y luego removemos.
Un poquito de sal y una chispita (je) de azúcar.

Es posible que, para este momento, la pasta esté en su punto, así que escurrimos (NO LAVAMOS) y reservamos parte del agua de la cocción.

Cuando el sofrito esté más o menos en su punto, que es cuando el tomate ha soltado todo su juguito y se ha deshecho, añadimos la cucharada de harina asegurándonos bien de remover para que no se pegue.
Vertemos un vasito de la cocción de la pasta y dejamos que se mezcle bien.

Unimos la pasta y el sofrito en el recipiente más adecuado y, si es necesario, añadimos un poquito más del agua de la cocción, lo que facilitará la adsorción del sofrito a la pasta que se agradece que sea tallarín para tener superficie plana considerable.

Servimos caliente espolvoreando con un puñadito de orégano y pimienta que moleremos sobre el plato para que esté más fresca.

Y a comer.

sinsentido

Estoy pensando en escribir un libro cuando la noche no aparece en lontananza y aquellas personas que se pierden por Ciudad Real viajan a lugares insospechados, sin embargo, he de reconocer que la no, la noche más larga, ha sido aquella en la que cualquier humano, cuando un humano… no sé cómo acabar las frases en las que aparece la palabra humano, ser humano o no ser humano that is the question; es mejor pensar en otra cosa antes que seguir insistiendo en la misma porque todo esto no es más que una locura sin principio ni fin cuándo se empieza a hablar sin saber qué c****** se va a decir o qué c*** se va decir, tuvo, acaba por ser un despropósito sin sentido y es muy gracioso como hasta un maldito programita de interpretación de texto oral acaba por entender que c****** no se puede decir y qué c*** tampoco se puede decir y me toca las… narices.

Recibido al dictado improvisado de la web https://talktyper.com/es/

Palimpsesto: Metáforas viscerales

No soy poeta de metáforas viscerales
pero noto una opresión
a unos tres centímetros a la izquierda
del esternón
aproximadamente entre el frente
y la espalda.

Una opresión que podríamos calificar de muscular
incluso sin saber lo que hay dentro de esta cavidad
denominada tórax
cuyo nombre deriva del latín
a su vez de un vocablo griego más arcaico
que significa coraza.

Siento que la expasión de la región intracostillar
está inhibida en cada inhalación
cuando ella está en casa.

Apatía de la musculatura intercostal
asternales decaídas en depresión hacia flotantes
y un diafragma inervado por frénicos de duelo
sofoco
con sensación de opresión en la región torácica o abdominal.

Podría decir (sencillamente)
que me duele el corazón de verla así
que se me encoje el alma
ánima de cañón con pólvora de silencios
que la angustia me hiere
que me puede su mal.

Pero el silencio impuesto en aras de la calma
está cerrando el paso a la voz de dolor
al grito sano
y se me pudre dentro
la contención prudente de un millar de miserias
y sus manos buscando el pomo de una puerta.

Está claro, está claro

A mí me viene bien
que sepan bailar bien
porque claro, está claro…
yo ya he hecho muchos cursos y no quiero más clases
porque si bailas con alguien que no baila bien
pues claro
no lo disfrutas
y yo voy a disfrutarlo
porque no bailo con cualquiera
porque hay sitios donde te estafan
y te hacen bailar con gente que no baila bien
y conozco a casi todo el mundo y ya no quiero perder el tiempo
así que no sé si lo que tú llevas es eso
pero de todos modos
no quiero perder el tiempo
porque no tiene sentido, ¿sabes?
quiero que quien baile conmigo tenga más nivel que yo
claro
claro
porque si no no aprendo más
y las mujeres tenemos eso, que así aprendemos más
y los hombres tienen que saber llevarnos
y claro
es que si no, pues no disfrutas
y ya me han estafado en muchos sitios
que te cobran y luego bailas con gente que no tiene nivel
y que no va a clases
y claro
yo no quiero eso
yo
yo
yo….

bueno, ya veré si voy
ya veré
yo.

Esto no es una broma