Recital y Presentación de Una silla en el fondo del mar

Traemos al mundo otro poemario colectivo, que ya van siendo docenas, desde el 2007 en que empezamos a proponer en los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de Clave 53 que terminaríamos el curso haciendo un librito colectivo.

En esta ocasión, nos hace especial ilusión haber contado con la colaboración desinteresada de Iván Araujo que nos realizó una acuarela con el motivo del título y casi sin modificar nos sirvió para un diseño de portada precioso sobre un papel con mucha textura que parece casi de tela.

Sábado 24 de junio a las 19:00 en Centro Social Pasillo Verde Ferroviario presentación de la antología poética escrita por poetas asistentes a los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de Clave 53

Centro Social Pasillo Verde Ferroviario. Martín de Vargas, 46
(Metro Embajadores L3 o Pirámides L5)

Tras el evento, nos tomaremos algo en el agradable bar del propio Centro Social que han reservado para este evento. Entrada completamente gratuita hasta completar aforo.

Escrito por:

Irene Chacón, Melody Weitz, Daniel Laseca, Eva Obregón Blasco, Pepa Delgado, Sara Mansouri Bellido, Armando Silles McLaney, Andrea Vidal Escabí, Brais El Muyayo, Andrea Perissinotto, Susana Recover, María Jesús Orella, Ester Morales García, Ena Rojo, Caro De Arana, Ernesto Pentón Cuza, Isabel Jiménez Moreno, Francisco Domínguez Agudelo, Anita Ges, Ettore Ravina, Jose Luis González, Kay Woo, Javier Jiménez, Mónica Rubio Jara, Susana Olalla Serra, Javier Villa Pacheco, Carla Aurelia, María José Gómez Sánchez-Romate, Inmaculada Sánchez Costa, Ricardo García Fernández, JMariano Velázquez, Pablo Velado Pulido, Delia Bianchi en 2023

Presentación en Radio Utopía de «Una silla en el fondo del mar»

El viernes 16 tuvimos la presentación en Radio de nuestra silla en el fondo del mar.
RADIO UTOPÍA / AVDA SOMOSIERRA 12 IZDA 1 D / Edificio Cristal (San Sebastián de los Reyes)

El programa de radio completo, que fue dirigido por Armando Silles McLaney, se puede descargar o escuchar en los siguientes enlaces:

16-6-23: Presentando «Una silla en el fondo del mar», poemario colectivo

https://www.ivoox.com/16-6-23-presentando-una-silla-fondo-del-audios-mp3_rf_110655213_1.html

También disponible en:

https://archive.org/details/olvidatuequipajeunasillaenelfondodelmar-16-6-23

El viernes lo pasamos muy bien en esta ocasión estupenda que nos prestó Radio Utopía y hablamos de nuestro librito, de esas sillas que hicieron «poesible» y se nombró, claro, a todas y cada una de las personas que participaron en el libro. No pudimos leer poemas de todas, pero el sábado le podemos poner remedio en la presentación en persona del libro.

El libro colectivo de este curso 2022-2023 de los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de Clave 53 ha sido escrito por:
Irene Chacón, Melody Weitz, Daniel Laseca, Eva Obregón Blasco, Pepa Delgado, Sara Mansouri Bellido, Armando Silles McLaney, Andrea Vidal Escabí, Brais El Muyayo, Andrea Perissinotto, Susana Recover, María Jesús Orella, Ester Morales García, Ena Rojo, Caro De Arana, Ernesto Pentón Cuza, Isabel Jiménez Moreno, Francisco Domínguez Agudelo, Anita Ges, Ettore Ravina, Jose Luis González, Kay Woo, Javier Jiménez, Mónica Rubio Jara, Susana Olalla Serra, Javier Villa Pacheco, Carla Aurelia, María José Gómez Sánchez-Romate, Inmaculada Sánchez Costa, Ricardo García Fernández, JMariano Velázquez, Pablo Velado Pulido, Delia Bianchi .

Cuando tu trabajo depende del sol

No soy agricultor, pero de un tiempo a esta parte consulto cada día el parte meteorológico «por horas» en Aemet para saber si puedo aprovechar el día para hacer cianotipias o no. Si a eso le incluimos (o le restamos) los días en los que tengo clases o talleres y no puedo desplegar lo necesario para el revelado, que transforma el espacio en un cartonero estudio fotográfico, lo que quedan son ventanas de trabajo reducidas y que parece que me van a dar un respiro ahora mismo, así que tengo que interrumpir esta entrada que estoy escribiendo el viernes para que sea publicada el próximo miércoles y poder aprovechar esos huecos en trabajos dependientes de la climatología. ¿Quién me lo iba a decir?

Disquettes

Tengo que hacer algo con este material tan estupendo. Seguramente, haré pruebas de cianotipia, pero también podría probar a hacer algo con spray.

Para no terminar de sorprenderme, también tengo discos de 5 y cuarto (cinco pulgadas y cuarta), esos discos blandos que aún no sé si se podrán enviar por correo a modo de postal, pero que estaría bien saberlo.

Pronto, haré un par de pruebas de intervención sobre estos soportes casi analógicos a los que tengo mucho mucho cariño.

Web de Edita Clave 53

Ya he dado casi por concluida la web de Edita Clave 53 que me ha llevado mucho más tiempo del que esperaba, en gran parte porque no le he dedicado tiempo continuado, pero en otra gran parte porque hacer una «tienda» con WooCommerce no es tan fácil como lo pintan.

En primer lugar tuve que dar con los «colores apropiados» lo que me llevó a rediseñar la web de Clave 53, así como a retocar la de Giusseppe.net.

En segundo lugar, a buscar información sobre lo que hay que poner o escribir en los Avisos Legales, así como a intentar entender cómo es la «tarificación impositiva», que en el caso de los libros tienen un IVA del 4%, pero en el caso de piezas de arte es del 10%, pero sin embargo los envíos incluyen un IVA de 21%, contengan lo que contengan.

En tercer lugar, encontrar fotos medianamente bellas para diseñarla, pero con mis exigencias habituales (código abierto o libres de derecho o, mejor aún, fotografías propias). Tras ello, modificar sus tamaños sin que pierdan calidad para que la web no sea muy muy pesada.

Generar la estructura de páginas básicas que dan información sobre lo que hay en la web, así de los servicios que ofrece. Por supuesto, redactando cuando no lo tenía el contenido de las mismas.

En cuarto lugar, personalizar el aspecto de la misma, para que no tenga un perfil demasiado «editorial», ni una «librería» online, ni demasiado informal, pero que contenga ambas cosas.

En quinto lugar, comenzar a dar de alta productos en la «tienda» que he decidido llamar STORE, sin que sepa muy bien por qué, más allá de que no me gusta autodenominarme «tendero», aunque lo sea.

Empecé, tras un par de libros de prueba míos, por los libros de las personas que han editado últimamente conmigo y que han depositado su confianza y 10 ejemplares por poeta en Clave 53.

Por último, dando de alta mis propios libros, mis cianotipias y en breve irán apareciendo otras piezas que no tienen mucha salida porque no se sabe ni siquiera que están a la venta.

Cuenta de Instagram de Clave 53

Hace meses, posiblemente, perdimos nuestra cuenta de Instagram de @asociacionculturalclave53 (que entonces se denominaba @ac_clave53) y no nos habíamos dado ni cuenta, hasta que la semana pasada intentamos acceder y nos dijeron (esos entes misteriosos) que no podíamos acceder porque habíamos violado no sé muy bien qué norma sobre la edad que atribuíamos a la cuenta, de una Asociación Cultural, que no de una persona. Así que la habían dado de baja sin posibilidad de recuperación. ¡Y yo no tenía un backup! 😉 #tango #poesía

El lunes pasé toda la tarde configurando de nuevo una cuenta (no es tan fácil como parece) para que esté conectada con la página Facebook de Clave 53 y todo ello intentando hacerlo desde el navegador del PC, para poder gestionarla más cómodamente.

Es un poco aburrido y nunca se sabe si realmente merece la pena el trabajo dedicado a las redes sociales para recuperar la inversión de tiempo empleada (e incluso de dinero, anuncios mediante). Pero parece una buena idea para darle visibilidad a la web de la editorial, entre otras cosas, además de para poder desprender la publicidad de los talleres de mi propia identidad o cuenta en Instagram (la siguiente tarea pendiente es preparar lo que vaya a ir publicando en la misma, para no tenerla casi muerta).

No me representa

En esta ocasión no hablo de política y de si el sistema parlamentario «representativo» que tenemos me representa más o menos.

Es una revisión de 3 imágenes de libre disposición que busqué en internet para usar en el carrusel de la página web que estoy haciendo para la tienda de la Editorial de la Asociación Cultural Clave 53 y me he encontrado con que esta imagen, por bella que sea, no tiene nada que ver conmigo, así que la tengo que quitar de la web.

Pero quería, al menos, dejar un pedacito de constancia en este diario de que, en algún momento y por alguna razón, quizá subconsciente, fue seleccionada como una de las que me gustaron.

Es complicado elegir una imagen que proyectar, pero es incluso más complicado tener algo que proyectar.

Me enfado poco

A pesar de ser una persona bastante vehemente en mis discusiones, en realidad me enfado muy poco y muy pocas veces por un error de alguien que sé que no ha sido intencionado.

Vengo desde hace años trabajando con la imprenta LozanoImpresores.com (desde que se llamaban online lozprinter.com) y en general estoy contento con su relación calidad/precio y su atención al cliente suele ser muy satisfactoria, detallista, cuidadosa… hasta que he pedido algo que no parecía que revistiese complejidad:

La Segunda Reimpresión Revisada (arreglando algunas erratas menores) del libro de Eva Obregón Blasco La palabra dormida que presentamos en diciembre y ha sido un «éxito de ventas» que ha hecho necesaria la reimpresión de otros 100 ejemplares.

Bien.

Se procedió a modificar esas erratas que contenía la primera impresión de la primera edición y, tras consultar (internet y a compañeros editores) si era preciso un nuevo ISBN o un nuevo Número de Depósito Legal, que me respondieron con un ambiguo: «si hay pocos cambios, no es necesario» (aunque ese «pocos» no queda nada claro), realicé un presupuesto tirando a ajustado para que la reimpresión fuese muy muy económica asumiendo (erróneamente) que no llevaría mucho trabajo.

Eva Obregón aceptó y pagó mi servicio de «intermediario» /editor/ con la imprenta rápidamente y les envié a imprenta la nueva tripa (el interior) del libro con las modificaciones pertinentes y el abono por transferencia anticipada correspondiente.

Un par de semanas después aún no había llegado así que les llamé para saber en qué estado se encontraba el pedido y me dijeron que lo enviaban inmediatamente. No me habían hecho llegar FERROS, pero asumí que no era necesario porque las modificaciones eran menores.

Y llegó mal. A finales de febrero, casi un mes después. No habían modificado el archivo interior, así que teníamos otros 100 ejemplares con las erratas sin corregir.

Pacientemente, reclamé ese pedido y me dijeron que habían cometido un error (todo el mundo comete errores), así que les dije que no pasaba nada y esperaba que me enviasen los 100 ejemplares corregidos, tal y como había pagado. No pusieron ninguna pega. Faltaría más.

Eso sí, yo perdí el tiempo revisando a ver si les había enviado el archivo correcto, si no me había equivocado antes de acusarles, esencialmente, de descuidados.

Pero no era mía la culpa. La responsabilidad estaba en su tejado.

Se disculparon y me dijeron que me preparaban otra vez los ejemplares con los archivos corregidos.

Pasaron 2 semanas y tuve que volver a llamar para saber qué pasaba. Creían haberme avisado, pero ya habían sido enviados los ejemplares corregidos. Según ellos, claro.

Y volvieron a llegar MAL. ¡No me lo podía creer!

Les llamé, algo disgustado, pero aún sin perder los papeles para decirles que no entendía qué estaba pasando pero que me habían hecho llegar otra vez 100 ejemplares con la tripa (el interior) del libro antes de ser corregido.

Tengo mucha, pero que mucha paciencia con estas cosas, pero ya me estaba empezando a hartar. Entre otras cosas, porque la autora, mi querida Eva Obregón Blasco, necesitaba más ejemplares para una nueva presentación. Yo quería (y ella también) tener los ejemplares corregidos, pero ya no creí que pudiesen llegar a tiempo, por muy insistente que me pusiese en que me los volviesen a imprimir.

El 10 de marzo tuve que hablar subiendo un poco el tono para que les quedase claro que tenían que enviarme los ejemplares corregidos antes del jueves. Hoy viernes Eva tiene una presentación de su poemario en una librería en inglés. Yo le anticipé 20 ejemplares de los que habíamos recibido con errores (sin corregir) para que pudiese hacerse cargo de las nuevas compras que le hicieran o los que le pedía la librería.

Me informaron que lo resolverían. Me volvieron a pedir los archivos del interior del libro, para que nadie pudiese extraviarlo. Envié de nuevo el archivo de la tripa corregidas las erratas. Siempre asegurándome 6 veces de que enviaba el adecuado.

Hoy el repartidor de correos me pregunta, ya extrañado de tantos envíos iguales, ¿qué es lo que estás recibiendo? y le contesto que es que la imprenta se ha equivocado ya 2 veces en un libro… y me dice «¡qué incompetentes!». Le puntualizo diciendo que «un error lo tiene cualquiera». Y está de acuerdo y se va en el ascensor.

Pero han vuelto a llegar… ¡MAL!

¡¡No doy crédito!! He llamado INDIGNADO. Procurando no insultar, pues sé que no se consigue mucho más que sin insultos, pero sí con contundencia diciéndoles que no aceptaba lo que estaba pasando. Que me tenía que quedar los ejemplares con erratas para la presentación de esta tarde, pero que los que me habían llegado estaban aún peor y no me servían para nada.

Las páginas pares están donde deberían estar las impares… (pero con las erratas corregidas). Un disparate. Reviso lo que les envío. Por supuesto, está bien. Les llamo. Me pasan con el Taller. Manolo me atiende con humildad y cordialidad, pero yo a estas alturas estoy algo enfadado y se lo come él. Me dice que, efectivamente, está mal pero que el error ha sido del taller… y que lo corregirá e intentará que el lunes me haya llegado. Aunque para mí ya es muy muy tarde.

Cabreo monumental por la pérdida de tiempo y de confianza que me están generando. Quizá también porque hasta ahora era mi imprenta de confianza y eso me hacía ganar eficacia y ahorrar tiempo solicitando distintos presupuestos a otras imprentas.

Los he recomendado varias veces, pero esto va a cambiar. Y es una pena. Estoy seguro de que ha sido una cadena de errores humanos que no suelen cometer, pero este fallo tri-repetido hace que sea muy poco seguro imprimir con Lozano Impresores S.L. si tienes prisa o si tienes un cliente con el que quedar bien, sin sorpresas…

Volveré a imprimir con ellos. Seguramente. Pero antes de hacer un nuevo pedido grande tengo que hacer alguno pequeño y obtener un buen resultado, porque me ha dejado una sensación de riesgo, fragilidad… que aumenta la que, ya sin su ayuda, tengo habitualmente.

Cuando la cigarra despertó…

el dinosaurio…

[¡QUE NO, QUE NO ES OTRO MÁS DE ESOS CUENTOS!]

Repito:

Cuando la cigarra despertó
de su sueño feliz,
la hormiga
era vieja,
su sueño era plácido.

[TAMPOCO DOMINGO]

Vuelvo a intentarlo:

Cuando la cigarra despertó
de su sueño feliz,
la hormiga
había construido
una ciudad que habitar
donde las cigarras tenían
prohibido cantar.

Cuando la cigarra despertó,
también envejecida,
su sueño feliz,
ahora ajado,
se había desvanecido.

(Como si un dinosaurio
(llamado vida)
lo hubiese pisoteado).

Decimonónico

Cuando dices de algo que es decimonónico estás dejando claro que tu siglo es el pasado, el siglo de Cambalache, estás demodé y lo sabes o no lo sabes. No entiendes debates que parecen no ir contigo, no comprendes usos del lenguaje que te parecen modas, como si no fueran siempre las modas la forma de ir haciendo del lenguaje un habla, no te gusta la forma de vestir, te parece caro lo que antes era, según tú, accesible… vamos, que casi estás dispuesta a asumir que con Franco o contra Franco se vivía mejor.

No es mi caso, pero a veces sí siento que mi siglo ya no es este. Es curioso, porque es muy probable que acabe viviendo más años en este 21 que en el SXX, y sin embargo mi tiempo pasó.

Tengo un proyecto abandonado, o más bien postpuesto, de 100 CDs al que he llamado «mi siglo» que hace referencia a ese siglo que puede que viva, eso sin ser una, no tan velada, referencia al libro de Gunter Grass.

CDs: esas cosas que servían para almacenamiento de datos en una era que está más que terminada. Son algo casi decimonónico. Y quizá por ello tenía que usarlos.

Esto no es una broma