Cuenta de Instagram de Clave 53

Hace meses, posiblemente, perdimos nuestra cuenta de Instagram de @asociacionculturalclave53 (que entonces se denominaba @ac_clave53) y no nos habíamos dado ni cuenta, hasta que la semana pasada intentamos acceder y nos dijeron (esos entes misteriosos) que no podíamos acceder porque habíamos violado no sé muy bien qué norma sobre la edad que atribuíamos a la cuenta, de una Asociación Cultural, que no de una persona. Así que la habían dado de baja sin posibilidad de recuperación. ¡Y yo no tenía un backup! 😉 #tango #poesía

El lunes pasé toda la tarde configurando de nuevo una cuenta (no es tan fácil como parece) para que esté conectada con la página Facebook de Clave 53 y todo ello intentando hacerlo desde el navegador del PC, para poder gestionarla más cómodamente.

Es un poco aburrido y nunca se sabe si realmente merece la pena el trabajo dedicado a las redes sociales para recuperar la inversión de tiempo empleada (e incluso de dinero, anuncios mediante). Pero parece una buena idea para darle visibilidad a la web de la editorial, entre otras cosas, además de para poder desprender la publicidad de los talleres de mi propia identidad o cuenta en Instagram (la siguiente tarea pendiente es preparar lo que vaya a ir publicando en la misma, para no tenerla casi muerta).

No me representa

En esta ocasión no hablo de política y de si el sistema parlamentario «representativo» que tenemos me representa más o menos.

Es una revisión de 3 imágenes de libre disposición que busqué en internet para usar en el carrusel de la página web que estoy haciendo para la tienda de la Editorial de la Asociación Cultural Clave 53 y me he encontrado con que esta imagen, por bella que sea, no tiene nada que ver conmigo, así que la tengo que quitar de la web.

Pero quería, al menos, dejar un pedacito de constancia en este diario de que, en algún momento y por alguna razón, quizá subconsciente, fue seleccionada como una de las que me gustaron.

Es complicado elegir una imagen que proyectar, pero es incluso más complicado tener algo que proyectar.

Me enfado poco

A pesar de ser una persona bastante vehemente en mis discusiones, en realidad me enfado muy poco y muy pocas veces por un error de alguien que sé que no ha sido intencionado.

Vengo desde hace años trabajando con la imprenta LozanoImpresores.com (desde que se llamaban online lozprinter.com) y en general estoy contento con su relación calidad/precio y su atención al cliente suele ser muy satisfactoria, detallista, cuidadosa… hasta que he pedido algo que no parecía que revistiese complejidad:

La Segunda Reimpresión Revisada (arreglando algunas erratas menores) del libro de Eva Obregón Blasco La palabra dormida que presentamos en diciembre y ha sido un «éxito de ventas» que ha hecho necesaria la reimpresión de otros 100 ejemplares.

Bien.

Se procedió a modificar esas erratas que contenía la primera impresión de la primera edición y, tras consultar (internet y a compañeros editores) si era preciso un nuevo ISBN o un nuevo Número de Depósito Legal, que me respondieron con un ambiguo: «si hay pocos cambios, no es necesario» (aunque ese «pocos» no queda nada claro), realicé un presupuesto tirando a ajustado para que la reimpresión fuese muy muy económica asumiendo (erróneamente) que no llevaría mucho trabajo.

Eva Obregón aceptó y pagó mi servicio de «intermediario» /editor/ con la imprenta rápidamente y les envié a imprenta la nueva tripa (el interior) del libro con las modificaciones pertinentes y el abono por transferencia anticipada correspondiente.

Un par de semanas después aún no había llegado así que les llamé para saber en qué estado se encontraba el pedido y me dijeron que lo enviaban inmediatamente. No me habían hecho llegar FERROS, pero asumí que no era necesario porque las modificaciones eran menores.

Y llegó mal. A finales de febrero, casi un mes después. No habían modificado el archivo interior, así que teníamos otros 100 ejemplares con las erratas sin corregir.

Pacientemente, reclamé ese pedido y me dijeron que habían cometido un error (todo el mundo comete errores), así que les dije que no pasaba nada y esperaba que me enviasen los 100 ejemplares corregidos, tal y como había pagado. No pusieron ninguna pega. Faltaría más.

Eso sí, yo perdí el tiempo revisando a ver si les había enviado el archivo correcto, si no me había equivocado antes de acusarles, esencialmente, de descuidados.

Pero no era mía la culpa. La responsabilidad estaba en su tejado.

Se disculparon y me dijeron que me preparaban otra vez los ejemplares con los archivos corregidos.

Pasaron 2 semanas y tuve que volver a llamar para saber qué pasaba. Creían haberme avisado, pero ya habían sido enviados los ejemplares corregidos. Según ellos, claro.

Y volvieron a llegar MAL. ¡No me lo podía creer!

Les llamé, algo disgustado, pero aún sin perder los papeles para decirles que no entendía qué estaba pasando pero que me habían hecho llegar otra vez 100 ejemplares con la tripa (el interior) del libro antes de ser corregido.

Tengo mucha, pero que mucha paciencia con estas cosas, pero ya me estaba empezando a hartar. Entre otras cosas, porque la autora, mi querida Eva Obregón Blasco, necesitaba más ejemplares para una nueva presentación. Yo quería (y ella también) tener los ejemplares corregidos, pero ya no creí que pudiesen llegar a tiempo, por muy insistente que me pusiese en que me los volviesen a imprimir.

El 10 de marzo tuve que hablar subiendo un poco el tono para que les quedase claro que tenían que enviarme los ejemplares corregidos antes del jueves. Hoy viernes Eva tiene una presentación de su poemario en una librería en inglés. Yo le anticipé 20 ejemplares de los que habíamos recibido con errores (sin corregir) para que pudiese hacerse cargo de las nuevas compras que le hicieran o los que le pedía la librería.

Me informaron que lo resolverían. Me volvieron a pedir los archivos del interior del libro, para que nadie pudiese extraviarlo. Envié de nuevo el archivo de la tripa corregidas las erratas. Siempre asegurándome 6 veces de que enviaba el adecuado.

Hoy el repartidor de correos me pregunta, ya extrañado de tantos envíos iguales, ¿qué es lo que estás recibiendo? y le contesto que es que la imprenta se ha equivocado ya 2 veces en un libro… y me dice «¡qué incompetentes!». Le puntualizo diciendo que «un error lo tiene cualquiera». Y está de acuerdo y se va en el ascensor.

Pero han vuelto a llegar… ¡MAL!

¡¡No doy crédito!! He llamado INDIGNADO. Procurando no insultar, pues sé que no se consigue mucho más que sin insultos, pero sí con contundencia diciéndoles que no aceptaba lo que estaba pasando. Que me tenía que quedar los ejemplares con erratas para la presentación de esta tarde, pero que los que me habían llegado estaban aún peor y no me servían para nada.

Las páginas pares están donde deberían estar las impares… (pero con las erratas corregidas). Un disparate. Reviso lo que les envío. Por supuesto, está bien. Les llamo. Me pasan con el Taller. Manolo me atiende con humildad y cordialidad, pero yo a estas alturas estoy algo enfadado y se lo come él. Me dice que, efectivamente, está mal pero que el error ha sido del taller… y que lo corregirá e intentará que el lunes me haya llegado. Aunque para mí ya es muy muy tarde.

Cabreo monumental por la pérdida de tiempo y de confianza que me están generando. Quizá también porque hasta ahora era mi imprenta de confianza y eso me hacía ganar eficacia y ahorrar tiempo solicitando distintos presupuestos a otras imprentas.

Los he recomendado varias veces, pero esto va a cambiar. Y es una pena. Estoy seguro de que ha sido una cadena de errores humanos que no suelen cometer, pero este fallo tri-repetido hace que sea muy poco seguro imprimir con Lozano Impresores S.L. si tienes prisa o si tienes un cliente con el que quedar bien, sin sorpresas…

Volveré a imprimir con ellos. Seguramente. Pero antes de hacer un nuevo pedido grande tengo que hacer alguno pequeño y obtener un buen resultado, porque me ha dejado una sensación de riesgo, fragilidad… que aumenta la que, ya sin su ayuda, tengo habitualmente.

Cuando la cigarra despertó…

el dinosaurio…

[¡QUE NO, QUE NO ES OTRO MÁS DE ESOS CUENTOS!]

Repito:

Cuando la cigarra despertó
de su sueño feliz,
la hormiga
era vieja,
su sueño era plácido.

[TAMPOCO DOMINGO]

Vuelvo a intentarlo:

Cuando la cigarra despertó
de su sueño feliz,
la hormiga
había construido
una ciudad que habitar
donde las cigarras tenían
prohibido cantar.

Cuando la cigarra despertó,
también envejecida,
su sueño feliz,
ahora ajado,
se había desvanecido.

(Como si un dinosaurio
(llamado vida)
lo hubiese pisoteado).

Decimonónico

Cuando dices de algo que es decimonónico estás dejando claro que tu siglo es el pasado, el siglo de Cambalache, estás demodé y lo sabes o no lo sabes. No entiendes debates que parecen no ir contigo, no comprendes usos del lenguaje que te parecen modas, como si no fueran siempre las modas la forma de ir haciendo del lenguaje un habla, no te gusta la forma de vestir, te parece caro lo que antes era, según tú, accesible… vamos, que casi estás dispuesta a asumir que con Franco o contra Franco se vivía mejor.

No es mi caso, pero a veces sí siento que mi siglo ya no es este. Es curioso, porque es muy probable que acabe viviendo más años en este 21 que en el SXX, y sin embargo mi tiempo pasó.

Tengo un proyecto abandonado, o más bien postpuesto, de 100 CDs al que he llamado «mi siglo» que hace referencia a ese siglo que puede que viva, eso sin ser una, no tan velada, referencia al libro de Gunter Grass.

CDs: esas cosas que servían para almacenamiento de datos en una era que está más que terminada. Son algo casi decimonónico. Y quizá por ello tenía que usarlos.

La personalización del blog

Esta semana he estado personalizando el blog (este diario en el que escribo) y la web de Clave 53 con el fin de homogeneizar las 3 webs que van a estar relacionadas, que son la web de Clave 53, la web de Giusseppe.net, que a su vez es trina, así que incluye las páginas HTML hechas por mí, el wordpress en el que estoy escribiendo ahora mismo y la aplicación Piwigo que sirve como soporte a los álbumes de fotografías que utilizo en la web, y por último la aún no realizada web de la «Editorial» que está a medio camino entre la de Clave 53 y la de Giusseppe, lo que me ha condicionado a elegir una tríada de colores «armónicos» así que será con fondos verdes donde la de Clave 53 es morada y la de Giusseppe es naranja y algún juego similar con los tres colores básicos que he decidido que sean:

Giusseppe.net: Color protagonista naranja (#ff9900)
Clave 53: Color protagonista morado (#800080)
Editorial: Color protagonista verde (#008000)

Para personalizar el blog, que está realizado usando una plantilla denominada Tulsi he utilizado el siguiente código extra (extraído y adaptado desde la web de giusseppe.net):


/* Cabeceras */
.entry-header {
  padding: 30px;
  background-color: #333;
  -webkit-animation: slide-in-left 3s both;
  animation: slide-in-left 3s both;}
h1.entry-title {font-size: 2em}
h2.entry-title a {color:#ff9900;}
h2.entry-title a:hover {color:#FFF;}
a, a:visited {
  color: #ffffff;
  font-weight: bold;
}
a:hover {color:#ff9900}
/* Marco Redondeado */
/* Marcos redondeados */
main {
  padding: 10px; 
  box-shadow: 0 0 30px rgba(255,159,0,0.7);
}
/* Quotes */
blockquote {
  font-size:1em;
  color: grey
}
/* Widgets */
.widget-title {
  background-color: #333;
  font-size: 16px;
  -webkit-animation: slide-in-right 3s both;
  animation: slide-in-right 3s both;
}
.sidebar .widget {
  font-size: 12px;
  background-color: #ff9900;
  color: black;
}
.sidebar .widget a, .sidebar .widget a:visited {
  color: black;
  font-weight: bold;
}
/**
 * ----------------------------------------
 * animation slide-in-left
 * ----------------------------------------
 */
@-webkit-keyframes slide-in-left {
  0% {
    -webkit-transform: translateX(-1000px);
    transform: translateX(-1000px);
    opacity: 0;
  }
  100% {
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    transform: translateX(0);
    opacity: 1;
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}
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    transform: translateX(-1000px);
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    transform: translateX(0);
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  }
}
/**
 * ----------------------------------------
 * animation slide-in-right
 * ----------------------------------------
 */
@-webkit-keyframes slide-in-right {
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  100% {
    -webkit-transform: translateX(0);
            transform: translateX(0);
    opacity: 1;
  }
}

 

Se está cayendo

la vida
la forma de vida
la forma elegida de vida
la forma elegida para mi vida
la forma elegida para vivir mi vida
la forma que creía tener elegida para vivir mi vida
la forma que creía que podría tener como elegida para vivir mi vida
la forma que creía tener elegida para vivir mi vida
la forma elegida para vivir mi vida
la forma elegida para mi vida
la forma elegida de vida
la forma de vida
la vida

se está cayendo

a pedazos

no sé qué hacer con esos pedazos
no sé qué construir con esos pedazos
no sé en qué se está convirtiendo esa ruina de pedazos
no sé en qué consiste que se esté cayendo a pedazos
salvo que sirve
para dar dramatismo a un poema
que intente mantener
en pie
algo de la forma que creía que podría tener como elegida para vivir mi vida

la vida:
una ilusión…

Planes de presentaciones

Tener que planear los fines de semana de los próximos 6 meses es algo estresante, pero forma parte de querer ser editor, es decir, querer estar presente en presentaciones de los libros que, poco a poco, voy generando en esta nueva faceta.

Hacerlo convivir con las demás actividades es ligeramente molesto y obliga a pensar con una antelación de la que no hay garantías de cumplimiento. Esto suele agobiarme un poquito.

¿Es el futuro algo que puedo controlar? ¿Es mi futuro algo que está en mis manos?

ufff…

Otro día hablamos del «que todo fluya» o similar.

Poema collage

El miércoles pasado no pude sustraerme a la propuesta que realicé en uno de los Talleres de Poesía y Escritura Creativa que defiendo desde hace décadas (ya décadas, sí), en el que proponía marcar bloques de tres o bloques de cuatro palabras en un texto dado y, a partir de ellas, sin usar ningún material adicional escribir un poema.

No es un poema por tachadura, que tanto me gusta hacer, o blackout-poetry, sino una aproximación a una serie de juegos de creación poética mediante técnicas que simulen o trasladen el Collage al verso.

El poema resultante fue recursivo, curiosamente, lo que siempre me gusta por su infinitud inabarcable:

Personajes famosos como
la belleza de
la parte meridional
de la república
entre los años.
Lo confirma el hallazgo
a finales del
pintor nacido en
las tribus godas.

Tras haber trabajado en
vegetación de olivos
murió en Madrid.

Se conecta con
personajes famosos como
la belleza de
la parte meridional
de la república.

Cena de Navidad Poética

Organizar una velada de cena navideña con las casi 40 personas que asisten actualmente a los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53 es algo que parecía una tarea titánica, pues tener en cuenta las diferencias en cuanto a días disponibles, a horarios posibles, a casuísticas varias, amén de las necesidades gastronómicas de cada cual (vegetarianismo, celiaquía, intolerancias…), sin olvidar no subir de precio innecesariamente a pesar de las fechas que ocupamos.

Lo hemos conseguido después de varios restaurantes pre-seleccionados como fueron:

1.- Restaurante Portomarín, que fue el primero que se me ocurrió por si no había sitio en otros lugares. Éramos un grupo muy numeroso y los espacios en Madrid (centro) se llenan con lo que había que tener una red de seguridad de un espacio «econonómico» y grande.

2.- El precioso Nanai que se autoproclama espacio cultural y cuyo pequeño escenario nos habría brindando la posibilidad de hacer un minirrecital íntimo, pero que subió el precio (casi 60€/persona) pues no le salíamos rentables. Lógico: estas fechas…

3.- Una opción nipona: Oishii Sushi & Ramen garantizaba opciones veganas, sin gluten… buen precio, divertido, pero el lugar que nos proponían para más de 25 personas no era muy agradable para salir en fotografías con las que presumir en redes sociales y esas cosas.

Por último, me decanté casi por accidente (paso todos los días delante y ni lo había pensado) por un restaurante italiano llamado Pizza Emporio, que está justo enfrente de uno de la famosa franquicia presuntuosa.

No tenía ni siquiera página web en funcionamiento (pizzaemporio.com te lleva a un dominio inexistente), pero como podía hablar en persona con quien lo gestionaba, me personé en el local y concretamos la posibilidad de tener un menú por 23€/persona que incluía multitud de opciones.

Fue un enorme acierto y la gente estuvo encantada del encuentro que hacía más de 2 años que no podíamos organizar por motivos obvios. No sé si repetiremos, pero es bastante probable que se convierta en un lugar a tener en cuenta para eventos de estas características porque el personal fue amable, los precios estuvieron muy ajustados a lo esperado con bebidas extra, no escatimaron agua para quien la pidió, sin coste, y nos hicieron la fotografía que encabeza esta entrada en este diario, hoy, cuando puedo además agradecer a todas las personas asistentes su agradecimiento hacia mí y, también, su tolerancia con pequeños inconvenientes que siempre pueden surgir.

Les ofrecí un par de ejercicios poéticos que espero que sigan manteniendo algo de la buena energía que se generó en la cena:

Repartir un cuaderno en el que ir escribiendo poemas (o lo que se quisiese) a lo largo de la noche pasándolo a quien tuviésemos cerca.

Llevé un libro de Federico García Lorca muy personal para mí: era el primer libro de poesía que había comprado por mi cuenta en una librería en Colmenar Viejo allá por los inicios de los años 80. Me ha acompañado desde entonces, pero quería compartirlo en un proyecto de intervención que consiste en que cada persona lo tenga consigo una semana y lo «intervenga» de alguna manera hasta que dé la vuelta completa a la mesa (a quienes estuvimos en ella ese 9 de diciembre de 2022) o se pierda en sus manos que al fin y al cabo es lo más probable y son buenas manos para que un libro de poesía se extravíe de por vida.

El desapego ha sido difícil, pero también emocionante en varios sentidos de la palabra.

Esto no es una broma