Intentando recuperar un miniportatil olvidado

Tenemos por casa un viejo (muy viejo, de más de 12 años) miniportátil Toshiba NB100 que tenemos puesto a la venta en Wallapop, pero por el que nadie da nada de nada…

No obstante, con un linux ligero instalado (Lubuntu 18.04, con soporte (LTS) hasta 2023) funciona para un montón de cosas básicas, como navegar por internet o ver alguna película usando VLC Player, etc, etc… Carmen, de hecho, lo ha estado usando hasta justo antes de una pandemia para musicalizar en algunas de sus prácticas de Tango menores, que no requerían mucho ajetreo de programas sofisticados para una TangoDJ como ella.

Hoy he visto un vídeo de un chico que recuperaba (mejoraba, en realidad) con una memoria de 2Gb un equipo parecido, añadiendo además un disco SSD y me ha dado por recordar que teníamos ese tipo de memorias extirpadas de un portátil HP Pavilion que me salió bastante mal y acabé descuartizando y despiezando. Así que lo he abierto precipitadamente (quería irme o venirme al estudio a trabajar en otro tipo de cosas editoriales) y le he sustituido la memoria de 1Gb que trae por una d 2Gb (ambas DDR2) pero tras hacerlo el portátil no arrancaba. Lo dejé inconcluso, aunque cerrado, para ver si exploro otras posibilidades este fin de semana, pero siempre pensando que es una tarea absurda esta vocación anticonsumista en un mundo que ignora que la obsolescencia programada no está injerta en los dispositivos sino en nuestros hábitos.

¿Qué se imaginan que hace un artista de arte conceptual?

Encuentro esta página buscando información sobre las posibilidades de Krita, una herramienta de edición de imágenes de código abierto, muy vinculada al escritorio KDE de Linux y que, quizá por ello, pues es un escritorio que siempre me ha recordado demasiado a Windows, por su peso para conseguir unos efectos que, en buena medida, me son innecesarios, quizá por que yo soy más afín a los escritorios derivados de GNU directamente, como GNOME o, posteriormente, desde mi asco hacia UNITY, linux mint con cinnamon, he sido más usuario de GIMP, pero que es una herramienta que no acaba de despegar, entre otras cosas, por su falta de soporte para gráficos vectoriales (SVG) y, sobre todo, por la imposibilidad de manejar imágenes aptas para impresión en color CMYK.

Esto último me ha hecho buscar alternativas (dentro de lo enormemente alternativo que es el universo linux, ya per sé) a Inkscape, que es la aplicación que más me gusta para diseñar cubiertas de libros o carteles o lo que sea, pero que adolece de soporte para CMYK, lo que me parece imperdonable.

En resumidas cuentas, me fui a explorar las posibilidades de Krita y me encuentro que satisface ambos requisitos (Vectorial y CMYK) pero tiene poca documentación actualizada en español. (Siempre hay alguna deficiencia…)

Lo divertido fue encontrar esta descripción:

Diseñada para artistas de arte conceptual

que me ha hecho preguntarme ¿qué se imaginan que hace un artista de arte conceptual?

Quizá sería más útil decir que cualquier herramienta de mind-mapping es mucho más adecuada para este tipo de artistas, pero eso tan difícil de explicar como hacer entender que una obra pueda ser una idea y no su realización tridimensional.

Así que me río y sigo mi camino.

2022

Hasta el año 2200 no vuelve a haber un año compuesto únicamente con doses y ceros. Al menos en este arbitrario calendario.

He realizado un pequeño script que escribe los años que vamos a pasar en sequía de una condición tan arbitraria como cualquier otra:

#!/bin/bash

for ((i=2022; i<=2200; i+=2)); do
echo $(printf "%03d " "$i")
done

y el resultado, después de sustituir los finales de línea por barras, para unirlos en una sola línea es:

2022/ 2024/ 2026/ 2028/ 2030/ 2032/ 2034/ 2036/ 2038/ 2040/ 2042/ 2044/ 2046/ 2048/ 2050/ 2052/ 2054/ 2056/ 2058/ 2060/ 2062/ 2064/ 2066/ 2068/ 2070/ 2072/ 2074/ 2076/ 2078/ 2080/ 2082/ 2084/ 2086/ 2088/ 2090/ 2092/ 2094/ 2096/ 2098/ 2100/ 2102/ 2104/ 2106/ 2108/ 2110/ 2112/ 2114/ 2116/ 2118/ 2120/ 2122/ 2124/ 2126/ 2128/ 2130/ 2132/ 2134/ 2136/ 2138/ 2140/ 2142/ 2144/ 2146/ 2148/ 2150/ 2152/ 2154/ 2156/ 2158/ 2160/ 2162/ 2164/ 2166/ 2168/ 2170/ 2172/ 2174/ 2176/ 2178/ 2180/ 2182/ 2184/ 2186/ 2188/ 2190/ 2192/ 2194/ 2196/ 2198/ 2200/

Como puede verse, me ahorré los impares, pues obviamente no están formados únicamente por dígitos ceros y doses. Era por ahorrar… 😉

Metaverso es más allá de un arado

Hoy he estado leyendo sobre realidad virtual, que es lo que parece que se avecina, nos guste o no, en el próximo lustro (no me parece realista una implementación masiva precipitada antes de 5 años), y sobre computación cuántica.

Ambos son temas que hace tres décadas me habrían entusiasmado y supondría (como supongo) que van a ser una revolución en el ámbito de la tecnología, pero también, por ende, en el social.

Hoy, quizá por las heridas (no solo arrugas ni cicatrices) que deja la edad, soy algo más pesimista con respecto a ese futuro, en parte porque sé que no voy a estar dentro: no tengo tiempo (ni muchas ganas) para formarme en nuevas tecnologías, más allá de la curiosidad de leer un par de artículos más o menos divulgativos.

Pero no es la única razón:

Allá donde algo de regulación quedase, algo de protección estatal de abusos y desigualdades derivados del sistema en el que estamos inmersos, va a volatilizarse absolutamente, para convertirse en un nuevo feudalismo, del que ya me ha advertido mi amigo Xabi, pues sólo algunas empresas podrán hacer uso de la computación cuántica y ofrecerán sus servicios como antaño los señores feudales ofrecían sus caballos, su protección (que no era otra cosa que extorsión) pues nadie podía hacer frente a la manutención de las caballerías ni podían costearse las bruñidas armaduras, por no hablar de la tenencia de castillos o fortalezas. A cambio recibían servidumbre y privilegios basados en esa desigualdad. Nada que no sepamos a estas alturas.

Facebook nos habla del «metaverso» olvidándose por completo de la etimología de VERSO y atendiendo únicamente a META, en esa obsesión por ir más allá, por avanzar sin dar un paso atrás, por el crecimiento continuo que ha demostrado ser una carrera hacia un precipicio.

En mi caso, me interesa más esa relación de VERSO con que nuestra palabra verso proviene del latín versos «vuelta, giro», sustantivo derivado del verbo verto, «volver, girar». Era un término aplicado originalmente a los surcos, porque al arar un terreno el arado daba la vuelta y regresaba cada vez que llegaba al límite. Luego la palabra pasó a significar la fila de plantas sembradas en el surco y, finalmente, pasó a designar cualquier tipo de línea, incluidos los versos de la poesía.

Quizá por ello me estoy volviendo cada día más y más analógico, queriendo usar materiales más y más táctiles, menos y menos nobles, más y más cotidianos, como el cartón, el hilo, el papel…

Quizá también porque se escapa de mis posibilidades económicas la inversión en dispositivos de realidad virtual, además de sentir que, actualmente, las aplicaciones son principalmente vídeojuegos sofisticados.

Recuerdo que hará casi 2 décadas, creé una cuenta en SecondLife, entonces desde un PC con Windows, posiblemente, NT o 2000. La cerré al cabo de unos meses después de intentar realizar un recital de poesía en un escenario virtual. Aquello no acabó de cuajar entonces, pero las conexiones era terriblemente malas, la tecnología no podía hacer que aquello no pasase de ser una cutrez salchichera… que ha mejorado, seguro. No le vi la gracia.

Una pandemia global después la mayoría de la población ha usado un dispositivo para tener una vídeoconferencia y le parece normal esa interacción humana, pero no sé si estará preparada para sustituir unos abrazos por la ilusión de un abrazo.

Y ahora el consumo tecnológico se ha instalado y crece sin coto, haciendo que un móvil pueda costar más de 700€ y lo compre mucha gente, así, porque pueden, porque les parece que su vida será más fácil así, porque les han convencido (uso malicioso del impersonal) de que es necesario para su trabajo, para su educación, para su sociabilidad… Y quizá pronto consigan lo mismo de esa realidad virtual que quiere poner de moda de nuevo Mark Z (olvidándonos de los juicios pendientes por prácticas monopolísticas, por ausencia de interés ético, incluso presencia de interés nocivo, en sus objetivos empresariales…).

Con una realidad virtual (y por qué no también realidad aumentada, un verdadero sueño surrealista) a la que acceder puede llegar a costar más de 5000€ (entre un PC con un potente procesador, unos dispositivos de visionado que implican un móvil de alta gama, unas gafas inmersivas, unos auriculares aislantes, un sillón acorde a la experiencia, etc, etc, etc…), por supuesto sin tener en cuenta gastos que en ella puedan realizarse, cuya facturación será un verdadero dolor de cabeza para más de una gestora obsoleta; y una computación cuántica en manos de unas cuantas empresas multinacionales (supranacionales) que ofrecerán su potencia de cálculo a cambio de servidumbre… se avecina un periodo donde la resistencia estará en las trincheras de la madera, del árbol, del abrazo carnal, del beso, de la piel, de la presencia.

Mientras tanto, mientras todo esto ocurre, en España seguiremos debatiendo sobre la «ley sinde» o si hay que aplicar un canon digital a las copias piratas de CDs…

Ni se espera, ni se escucha que los gobiernos de los estados anden pensando de qué manera paliar la desigualdad que se avecina para que no se convierta en inevitable, en endémica, en feudal, generando una sociedad completamente escindida en castas, estamentos con límites infranqueables. Y luego nos preguntamos que ¿por qué la juventud no consigue motivarse en sus estudios?

Oigo hablar de planes de inversión en tecnología con los fondos de recuperación que la Unión Europea ha dotado a las naciones constituyentes para afrontar la salida de la crisis derivada por el COVID-19, pero no parece que esos planes de inversión sean para formación de legisladores capaces de afrontar los nuevos retos éticos que sería conveniente regular si no queremos tener una selva en la que vivir, sino para estimular su aceleración, su implementación, su desarrollo, en un intento descabellado de «no perder la carrera» por tener un liderazgo en lo que basar nuestra economía futura.

Está claro que el turismo ha empezado a ponerse las pilas en este asunto haciendo que se puedan realizar visitas virtuales a museos, calles, barrios, ciudades, para no dejar de ser el parque de atracciones que somos desde hace décadas.

Y todavía hay quien se preocupa por la desaceleración voluntaria del consumo, como si esto pudiese retrotraernos a la época de las cavernas, dicen, pero no parecen ver que lo que está ocurriendo ya nos está haciendo retroceder a otras épocas mucho más próximas, pero no más justas.

Quizá opino esto por ser un heredero de la (parece trasnochada) revolución francesa, heredero del pesimismo/optimismo que generó la Carta de los Derechos Humanos.

Pero sigo leyendo sobre un tema que, aunque me aterre, me inquiete, también encuentro fascinante en cuanto cambio, en cuanto crítico y pensando en la manera de atacarlo o unirme contestatariamente, rebelde sin causa irredento, en resumen, algo adolescente.

Sobre la caída de las redes sociales

Lunes y martes estuvieron caídas todas las redes sociales y aplicaciones dependientes de Facebook Inc.

A estas alturas no es noticia.

Lleva tiempo inquietándome el poder que tienen las grandes (4 o 5) empresas que hay en internet, hasta el punto de convertir la red en un oligopolio, más o menos monopolístico, muy parecido a un nuevo tipo de feudalismo o ultranacionalismo mercantilista.

Me sorprende que pueda ser noticia que una mujer (extrabajadora de Facebook) salga a afirmar que la empresa (oh, my god!) sólo busca el interés económico por encima de los derechos sociales. ¿De verdad una afirmación así puede ser noticia y no una mera obviedad en tiempos de capitalismo ultraliberal?

Hay algo que me llama la atención y es el hecho de que hemos ido dejando que pasara paulatinamente, pues cada vez que se ha intentado sobrevivir en una de estas empresas con financiación independiente (véase cuando Skype quería ser de pago, o cuando Whatsapp quiso cobrar 0.99€ anuales) nos resistimos a ello y dejamos que siguieran creciendo hasta ser deseables por gigantes del sector que, así, se ahorraban competencia al tiempo que inversión, con la mera adquisición (y posterior fusión) de la empresa emprendedora por la matriz engullidora.

Ahí hay unos pocos casos para el recuerdo:

  • Hotmail.com, una vez fue algo independiente de Microsoft
  • Skype, una vez fue algo independiente de Microsoft
  • RedHat, una vez fue algo independiente de IBM
  • Java, una vez fue algo independiente de Oracle
  • Whatsapp, una vez fue algo independiente de Facebook
  • Youtube, una vez fue algo independiente de Google (Alphabet Inc.)
  • Instagram, una vez fue algo independiente de Facebook
  • Picasa, una vez fue algo independiente de Google (Alphabet Inc.)
  • IMDB, una vez fue algo independiente de Amazon

Ahora se les exige algo que no tienen intención de cumplir y es que sean «sociales», que protejan «la libertad de expresión», que protejan «la privacidad ciudadana», que inviertan parte de sus beneficios en la sociedad (eso sí, con exenciones fiscales inverosímiles). Y no se cuestiona que el problema no son las empresas en sí, sino el depositar en ellas la labor que tendrían que llevar a cabo los gobiernos respectivos.

En un mundo desnacionalizándose, lo que queda no es libertad, sino el libertinaje de la ley del más fuerte (económicamente hablando). Vamos, lo que queda es ese vocablo gastado que tanto le gusta a la actual presidenta de la comunidad autónoma en la que resido.

Pero lo enfrentaremos haciendo unos cuantos «memes» que publicaremos en alguna red social y a otra cosa… que hay que trabajar.

De lo más divertido (no sé si ha sido un «meme» del redactor del artículo de El País donde he leído esta mañana la noticia) ha resultado ser este texto que aparece al final del mismo y que muestra que el rigor es lo que está cayendo a toda velocidad en el vacío del ostracismo:

Estos incidentes ?como la caída de los servicios de Google el pasado diciembre? han puesto en evidencia la vulnerabilidad de las conexiones digitales y la debilidad del sistema sobre el que se asienta el funcionamiento de la red en un momento en el que empresas y usuarios dependen más que nunca de ellas por el teletrabajo.

amientFacebook, Instagram y WhatsApp se recuperan lentamente de la peor caída total de su historia reciente, que afectó este lunes a s de forma global durante más de seis horashorasorasrasass seis horans seis horasseis horaseis horasis horass horas horashorasamient

Jordi Pérez Colomé
Es reportero de Tecnología, preocupado por las consecuencias sociales que provoca internet. Escribe cada semana una newsletter sobre los jaleos que provocan estos cambios. Fue premio José Manuel Porquet 2012 e iRedes Letras Enredadas 2014. Ha dado y da clases en cinco universidades españolas. Entre otros estudios, es filólogo italiano.

¡Genial experimento de poesía azarosa, dadá, fonética!

Ser autónomo en el mundo linux

Vivir a la contra ya sabemos que tiene sus consecuencias, pero no por ello abandonaré mi aldea gala desde la que resistir una invasión que me ignora sin el más mínimo reparo. Soy la hormiga delante del elefante en la sala de cine. Y aun así sostengo que instalar (y sostener) linux es un acto político.

Pero cuando llega el momento de tener que instalar un certificado digital, un lector de DNI electrónico, un software de firma electrónica, etc, acaba todo por ser casi imposible.

Y por supuesto la administración ni se molesta en desarrollar para todo tipo de usuario de estas tecnologías cada día más necesarias.

No obstante, he logrado (tras dos días de investigación) en un ubuntu (studio) 20.04 firmar documentos en la web de la Comunidad de Madrid por los que solicitamos (Carmen y yo) una ayuda en la cuota de autónomos de este año.

Para ello he seguido los pasos recomendados en la web de autofirma:

# En realidad, estas 2 primeras operaciones las realicé con Synaptic instalando la openjdk-11 (por defecto)
sudo apt install openjdk-8-jre
sudo apt install libnss3-tools

mkdir temporal_autofirma
cd temporal_autofirma
wget http://estaticos.redsara.es/comunes/autofirma/currentversion/AutoFirma_Linux.zip
unzip AutoFirma_Linux.zip
sudo dpkg -i *.deb

cd ..
rm -rf temporal_autofirma

Y con esto estaría instalado el software de autofirma, pero era necesario tener un certificado digital (PKCS#12) que yo no tenía (Carmen sí), así que intenté todo lo posible por descargar el certificado u obtenerlo desde el DNIe-3.0 mediante NFC con el móvil de Android. No ha podido ser hasta ahora, así que tendré que obtener el mismo mediante solicitud y «personación» en una de las oficinas correspondientes.

Termino algún proyecto

o un fragmento de algún proyecto
o un fragm
y abro una terminal
para tener acceso a la línea de comandos
de linux

dirijo la ubicación
a la ruta sobre la que está montado
el disco de backup
y ejecuto el script
que lleva a cabo la sincronización
de las carpetas que incluyen aquella
sobre la que haya estado trabajando

dirijo la ubicación
a la ruta sobre la que está montado
un pendrive
con ciento veintiocho gigabytes
de capacidad
y ejecuto el script
que lleva a cabo un fragmento de la sincronización
de las carpetas que incluyen aquella
sobre la que haya estado trabajando

cierro
tecleando un comando de salida
la terminal abierta

siento cierta satisfacción
creyendo que controlo algo de la incertidumbre
que acarrea el futuro
creyendo que lo que guardo
es digno de guardarse
para una posteridad sorda

siento cierto poder
cierta sensación de dominio
cierto orgullo rayano en la pedantería
por el conocimiento de un lenguaje
con el que hacerme entender por una máquina
olvidando
que no domino el lenguaje
con el que hacerme entender por un humano

tras la pequeña excursión
pienso en comenzar otro proyecto
o un fragmento de algún proyecto
que esté fraguando

y así
día tras
día.

Los virus aprenden a escribir

Lo más preocupante de que un virus aprenda a escribir es que ya no puedes fiarte de ese instinto que te dice que si un correo electrónico viene con muchas y extrañas faltas ortográficas muy probablemente se trate de un correo peligroso, SPAM o troyano.

Hoy he recibido un par de emails con un asunto sorprendentemente bien escrito:

Espero que estés pasando un día fantástico

y un contenido también bien redactado, incluso haciendo uso de negritas en los lugares adecuados:

¡Es una oportunidad que no debes desaprovechar!

Indicaban que te convenía pinchar en un enlace de bit.ly (esto ya es sospechoso de por sí, pero hay gente que usa acortadores de URL algo inapropiados)

https://XXXbit.ly/3XXXX526XXXXWVh

Si quitas las X aún puedes ir a ver lo que aparece ahí, bajo tu responsabilidad o irresponsabilidad.

Yo, curioso con estas cosas, por viejos hábitos que no hacen al monje, quise ver qué había en ese enlace con la mayor de las seguridades posibles, así que en una máquina virtual Linux (que no tiene acceso a ninguna de las carpetas del anfitrión) dentro de mi sistema principal Linux habilité la compartición del portapapeles bidireccionalmente (lo que ya me pareció un riesgo alto, pero me dio pereza teclear la dirección manualmente), en esa máquina abrí un firefox y lancé a copiar la URL en cuestión, encontrándome que me dirigía a una web que no tiene una pinta muy maliciosa:

salvo para personas incautas que crean que si no pagan en esa pantalla van a tener algún problema. Navegué por otras páginas y cerré esa pestaña sin el más mínimo problema… aunque no probé con otros navegadores quizá más expuestos, móviles incluidos, pues mi curiosidad tiene un límite.

Cuando el diablo no sabe qué hacer con el rabo mata moscas

Dice el dicho.

Y yo me dedico a ver las tripas de una web como si no hubiese nada importante que hacer.
Quizá porque nada de lo que últimamente hago me parece importante.
Quizá porque nada me parece importante.
Quizá.

Hoy mi alumna Kay Woo, de quien tanto aprendo, nos ha presentado su preciosa web nueva https://www.kaywooart.com/ y me he puesto a curiosear sus entresijos, que lo ha hecho más difícil de lo normal con la típica obstrucción a la utilización del botón derecho del ratón, posiblemente con intención de que no se pueda descargar imágenes o similar, pero ya sabemos que eso siempre me resulta un reto, así que he descargado algunas de sus páginas para ver de qué manera lo impedían, esperando encontrar en el código algunas pistas de cómo estaba hecha.

Curiosamente, no era otra plantilla de wordpress, de las que tanto abundan, casi hasta en más de un tercio de mi propia web, sino que no podía identificar claramente cómo estaba hecha (salvo que usaba mucho javascript paquetizado) y lo único que he visto para saber de dónde provenía era un dominio al que se hacía referencia de cuando en cuando llamado cloudfront.net, que parece ser que tiene algo que ver con AWS CloudFront, pero puede que no sea propiedad de Amazon, sino tan solo algún tipo de herramienta compartida por ambos.

Pues según Kay estaba hecha en una plataforma denominada Portfoliobox que he de reconocer que tiene una pinta estupenda para plantillas sofisticadas y sencillas al mismo tiempo.

Lo que está claro es que los tiempos de programar webs (si es que alguna vez se llamó así) han muerto completamente en aras de plantillas más o menos personalizables que permiten hacer verdaderas virguerías como la elegantísima web de Kay Woo sin las complejidades innecesarias de bregar con programadores, codificaciones, etc… que dan más problemas que ventajas, por mucho que yo siga siendo un dinosaurio de la vieja guardia y renuncie a hacerlas si no es vía VI sobre Linux…

¡Ay, cuánta torpeza hay en la nostalgia o la cabezonería!

CD o DVD

Hoy estoy perdiendo el tiempo en busca de fuentes para obtener el número de personas sobre la faz de la tierra y ver la manera de convertir esa cifra en un número de bits que almacenar en un soporte como puede ser un CD o un DVD.

El objetivo sería escribir tantos bits como personas hay en el planeta (puedo caer en el «binarismo» de asignar 0 a un sexo y 1 al otro, o ignorarlo) en un CD e ir generando CDs con las estimaciones de Personas Vivas sobre la Tierra cada cierto periodo de tiempo.

He encontrado una fuente importante de datos en la ONU, como si fuese un organismo útil, pero no encuentro la manera de acceder a esos datos desde línea de comandos, lo que me encantaría.

Tampoco sé la manera de escribir un archivo en linux directamente en código binario, escribiendo bits y no bytes. Tendré que repasar la rama dura de la programación en C o en ensamblador.

Creo que lo que intento es tan ridículo como habitualmente hago, pero no por ello quiero dejar de hacerlo.

Esto no es una broma