Registros XXX

Hace unos días mi registrador de dominios me envió el siguiente email:

Estimado cliente,

Gandi envía muy pocas veces emails no solicitados, y sólo para casos muy particulares. Hoy nos ponemos en contacto con usted a título excepcional, ya que es un cliente Gandi (con la cuenta JMD24-GANDI) y tenemos una información importante y pertinente por comunicar.

Nuestro trabajo es la gestión de dominios. Es nuestro deber informarle de que una nueva extensión, bastante controvertida, está a punto de aparecer en el mercado público de los nombres de dominio: el .XXX

Esta extensión será, desde el 1 de septiembre de 2011, la extensión principal de los sitios web de la industria del entretenimiento para adultos, principalmente la pornografía.

El Registro encargado de esta extensión da la posibilidad de bloquear el dominio que corresponde con su marca a los propietarios de marcas, para que no sea utilizado para terceros. De este modo estos dominios no pueden ser utilizados para sitios web de carácter pornográfico.

Para dar un ejemplo, nosotros mismos vamos a reservar Gandi.XXX para que nadie pueda comprar este dominio y utilizarlo.

Una de las particularidades de este bloqueo es que en cuanto un dominio ha sido bloqueado se vuelve inutilizable. En cuanto hayamos reservado Gandi.XXX no podremos gestionarlo, ni crear una redirección hacia GANDI.NET: simplemente estará reservado pero no podrá ser utilizado.

La segunda particularidad es que este bloqueo sólo se paga una vez: el precio es de 150€ sin IVA por nombre de marca/empresa que desee bloquear, y no es necesario renovar este bloqueo.

Sin embargo, existen restricciones para poder bloquear un dominio en .XXX: tiene que ser el propietario legal de la marca que desee proteger y suministrar los documentos que lo demuestran. En cuanto los datos hayan sido verificados, y si no existe otra persona con la misma marca que haya efectuado la pre-reserva, el dominio será definitivamente bloqueado al final del periodo de pre-reserva (Sunrise). No se podrá realizar ninguna acción sobre el dominio, ni siquiera un traslado.

Si, en el caso contrario, existe otro candidato con la misma marca que usted, pueden darse dos casos:

– la persona forma parte de la industria del sexo (Tipo A): la solicitud de protección de marca será comunicada a esta persona y le dará la posibilidad de retirar su reserva. Sin embargo, si mantiene la reserva, el dominio le será otorgado (pero el propietario no podrá decir que no sabía que existía una solicitud de bloqueo). La recuperación del dominio deberá realizarse posteriormente por la vía jurídica (ICANN).

– la persona en cuestión también desea la protección del dominio (Tipo B): el Registro tiene en cuenta todas las solicitudes de protección y las registra. Como el dominio está bloqueado, no pertenece a nadie. Tenga en cuenta que el Registro no reembolsa ninguna solicitud de protección, aunque el dominio haya sido registrado por una persona de tipo A.

ATENCIÓN: La protección de la marca sólo será posible durante los 30 días de la Sunrise (del 1 al 30 de septiembre de 2011). Después de esta fecha, las peticiones de protección serán ignoradas. Tenga en cuenta que la apertura general del .XXX está reservada a la comunidad del entretenimiento para adultos, con una verificación sistemática de los registros. Esto significa que la única oportunidad para proteger la marca se presentará durante la Sunrise.

Ya puede efectuar la pre-reserva de su dominio .XXX en Gandi:
http://es.gandi.net/domain/register

Encontrará más información sobre el lanzamiento y las fases de protección del .XXX en el Bar de Gandi:
http://www.elbardegandi.net/post/2011/06/07/Lanzamiento-del-XXX

Cordial saludo
Nicolas Lhuillery
Director de Producto
Gandi – http://es.gandi.net

Y, por supuesto, tuve que leerlo varias veces hasta entender que me debía dar igual. Por un momento, estuve tentado de «bloquear» mi dominio de la posible giusseppe.xxx, pero luego pensé que era una forma burda de sacar dinero de los que teníamos dominios registrados. Ni siquiera tengo registrado giusseppe.com, ni giusseppe.es, ni otros posibles giusseppe.???

Es penoso ver cómo la ICANN ha ido cayendo, como otras tantas instituciones u organizaciones .net en el dominio del mercadeo más absoluto hasta convertir Internet en un mercado de ladrones oportunistas. El mismo que en el «mundo real» si es que alguien sigue pensando que alguna vez ha habido dos mundos distintos o separados.

Recuerdo los tiempos en los que un largo número de dominios estaban a disposición libre, altruista, de los ciudadanos para conocer información y ayudar a su mantenimiento entorno a Internet. Eran los tiempos hippies de la red. Ahora vivimos el neoliberalismo más salvaje y justificable, sin exigencia, en realidad, de ninguna justificación, capaz de demostrar su virtud por su rendimiento económico… incluso no demasiado, ahora que tenemos esta famosa crisis encima… pero ni por esas.

Los tiempos de las utopías parecen haber quedado relegados a unos insumisos bastante poco numerosos, para como están las cosas.

¡Ay, si Tomás Moro levantase la cabeza!

Un email con Celia

El otro día, escribí un artículo sobre la gratuidad y el arte que me recordó a diversas personas con quienes quise compartirlo. No quería compartirlo en FaceBook, porque, como dice el propio artículo, es demasiado patio de vecinos y acaba siendo agotador comentarlo, defenderlo, debatirlo… es una asamblea interminable.

Entones le envíe un email a aquellas personas a quienes consideré que podía interesarles:
Mi amigo y corresponsal vasco Juan Carlos Etxebarria, la periodista de arte Celia Valenciano, la bailarina de danza contemporánea Simona Ferrar, el performer y organizador de eventos artísticos Paco Nogales, el coordinador de la Asociación cultural Círculo Ágora (por alusiones) y, obviamente, a mi amada Carmen por todo lo que le tocaba.

> El 31/05/11 15:07, «Giusseppe Domínguez» escribió:
>
>> https://giusseppe.net/blog/archivo/2011/05/31/sobre-la-gratuidad-y-el-amor-
>> al-arte/
>>
>> Porque cuando lo escribí me acordé de ti.
>> Giusseppe

Varios me han respondido diversas cosas, pero casi todos ellos están de acuerdo en lo esencial: la insostenibilidad de la actual situación.

La respuesta de Celia, en la misma línea, ha generado una mía:

El 02/06/11 20:22, Celia Valenciano Bono escribió:
> Hola Giuppe! ¿qué tal estás? Espero que muuuy bien. Al fin tuve tiempo
> para leer bien tu texto y sí es una pena contemplar como la cultura y, en
> concreto algunas manifestaciones, parece que la gente no les da ningún
> valor si no van asociadas a un nombre popular y conocido, pero yo sigo
> pensando que hay que seguir ahí y apostar por lo que te gusta y te hace
> feliz, aunque lo ideal sería que eso te reportara un beneficio económico,
> al menos para cubrir gastos. Espero que granito a granito la cosa vaya
> mejorando 🙂
>
> Muchas gracias:-)
>
> Un beso gordo!
>
> Celia

Y ahí va la mía, animándola a seguir con lo que creo que es el mejor camino para ella y para mí y para todos:

Me alegra que te gustase el texto. Sí, creo que son tiempos complejos para la cultura, pero también que hay que espabilar en lo que respecta a formas de vida/trabajo distintas de las habituales. Hay herramientas nuevas y hay que aprender a usarlas. Por eso me encanta lo que estás haciendo en PuntaFinaNews. Espero que sigas con ello como hasta ahora y que organices un servicio de subscripción a bajo coste que envíe, por ejemplo, artículos a uno diario o semanal con digests mensuales… me encantaría poder pagar por ello para que mantengas la calidad que hasta ahora caracteriza tu página.

Si puedo ayudar en la parte técnica para ver la manera de hacerlo, lo haré encantado. Será algo que me aportará experiencia para una forma de financiación de generadores de contenidos que pronto se debe extender…

Hay ha sido elegida la primera mujer para dirigir el New York Times en 160 años y una de las primeras medidas que va a tomar es la de hacer que exista un servicio de subscripción a su periódico para que no todo lo que ofrecen sea gratuito. Esto hay que implementarlo con mucho cuidado, puesto que hay muchas otras fuentes de información en Internet gratuitas, y debe aportar algo que justifique su no gratuidad. Es una exigencia más que razonable, y estar a la altura de ella es un reto para el nuevo periodismo.

Seguro que vas a saber hacerlo. Quiero aprender de lo que vas haciendo. Me encanta. Y, además, eres feliz haciéndolo, como debe ser: no hay que renunciar a la ilusión de trabajar disfrutando, la alienación es una consecuencia de una decisión personal.

Un abrazo grande y afectuoso,
Giusseppe

Sobre la gratuidad y el amor al arte

Ya he escrito otras veces sobre la gratuidad en un artículo sobre contenido en internet, sobre software de código abierto, sobre espectáculos y muestras, e incluso en uno dedicado a la ley de oferta y demanda y su relación con la ley Sinde.

Por supuesto, no es un tema que piense por primera vez. Es más, casi diría que es una de mis obsesiones permanentes, si es que una obsesión puede ser de otro modo.

En mi proyecto Lejanías, incluí un texto específicamente dedicado al tema de la financiación, que procedo a citar completo aquí, para contextualizar lo que voy a decir.

Financiación

Lo he hecho por vicio, por puro vicio onanista. Podría decir que por necesidad o por capricho. Lo he hecho porque quise y de la manera que quise. Jamás pensé en reducir costes o en justificar gastos. Nunca pensé en su repercusión ni en su posible utilidad pública o social. Me llevó el tiempo que quise o el que le pude ir dedicando.

En algún momento me sugirieron hablar con el departamento de marketing de RENFE para contar con la compañia como patrocinadora, pero de alguna manera me resultaba contrario al sentido del proyecto: En primer lugar, no son los CERCANIAS los que nos mantienen cerca (ni lejos), así que el nombre y la referencia era sólo casual, aunque origina el proyecto; en segundo lugar, en varias estaciones tuve problemas de acceso para fotografiar e, incluso, escribir, sin autorización. Ahora, terminado el trabajo, no la quiero.

¿Por qué su gratuidad? ¿Es Lejanías un manifiesto en contra de la retribución del trabajo artístico o poético? Definitivamente, no. Contesto subscribiendo la frase de Isidoro Valcárcel Medina: El arte es una acción personal, que puede valer como ejemplo pero nunca tener un valor ejemplar.

Esto no es óbice para que me resulte interesante plantear una reflexión acerca de la subsistencia de los poetas y de su trabajo, que no veo mejor resuelto, hoy día, que en tiempos de Maiakovski. Parecemos abocados a vivir de la caridad institucional, de mecenazgos más o menos razonables (en ocasiones disacordes con la naturaleza misma del proyecto en cuestión) o a la autofinanciación más absoluta, lo que equivale a la desprofesionalización completa del artista o poeta.

Sé lo que es trabajar gratis, hacer donaciones a la sociedad del trabajo personal, como cuando la semana pasada organicé un Seminario sobre maquetación y autoedición, como cuando mes a mes coordino encuentros de lectura, recitales, etc…

Desde la Asociación Cultural Clave 53 estuvimos lanzando muestras gratuitas desde el 2002, dedicadas a la divulgación de la Danza, el Tango, la Poesía, la Performance, el Cine, el Teatro… con una acogida variable.

En ocasiones era difícil convocar, incluso siendo gratuito, a un número de gente interesado en el tema; en primer lugar, difícil conseguir que algunos profesionales ofreciesen su trabajo de manera gratuita, aunque nosotros ofrecíamos nuestro trabajo de coordinación, junto con el espacio (y su alquiler no gratuito) y toda la logística que fuese menester.

En otras ocasiones, como las prácticas de Tango, nos acabó ocurriendo algo divertido: la gente nos pidió pagar. Los asistentes se sentían incómodos ante la generosidad y el cuidado que poníamos en hacer que funcionase y acabaron por pedirnos que, al menos, pusiésemos un bote donde depositar, de alguna forma, su agradecimiento material.

Todo esto vaya por delante para decir que sé de qué hablo cuando hablo de gratuidad.

Por no hablar de las veces que he realizado performances y participado en recitales de manera no remunerada, e incluso en alguna ocasión, con un alto coste económico, como cuando hice la acción en Helsinki que requirió que el desplazamiento y manutención corriesen de mi parte.

He llegado a hacer cursos de Desarrollo de la Creatividad y Poéticas Objetuales gratuitamente, como cuando participé en el Encuentro de Piedralaves, del Círculo Agora. Tan gratis que me costó dinero. Y ya no puedo seguir participando en estas condiciones.

Y, seguramente, seguiré participando y promoviendo muchas de las acciones que hago de manera gratuita, filantrópica, quizá en un intento poco articulado de modificar el comportamiento social con respecto al hecho de intercambio de materias, productos o servicios mediante la retribución directa de dinero.

Claro que creo que otro mundo es posible, pero no exigible y aquí el meollo del artículo después de un laudo exagerado a mi generosidad.

El otro día, a Carmen le reprocharon que convocase en Facebook el evento que realiza desde hace casi 8 años de una práctica de Tango cada último fin de semana de mes por el hecho de que no fuese gratuito, mientras que, en otro lugar pero a esas mismas horas aproximadamente, un colectivo estaba promoviendo un evento similar pero gratuito.

Facebook implica que no puedes dejar de explicarlo, de explicar tu posición al respecto de todo lo que promuevas o divulgues, para evitar el riesgo de que quien lee tu muro sospeche que eres de los que lanza piedras y escondes la mano. Hay que defenderse de los desacuerdos, lidiar con la comunidad en un peligroso estado de vigilancia de tus opiniones por miles de personas con quien te unen distintos tipos de vínculos. Esta es la razón principal por la que no quise realizar este diario en esa plataforma (y su carácter privado es otra de las razones, pero esto es otra historia).

Así que Carmen hubo de contestar, también en alusión a otras cuestiones, como el hecho de evitar solapamientos entre convocatorias de similares características o la dedicación que los profesionales del sector del Tango han de dedicar a labores de divulgación siempre gratuitas.

Y entonces, yo ya un poco cabreado, me preguntaba si aquel que estaba haciendo las recriminaciones a Carmen trabajaba gratuitamente para divulgarse o para fomentar o estimular el crecimiento de la actividad a la que se dedica. Me consta que le dedica tiempo de esfuerzo y dedicación al Tango, pero no deja de ser una afición, algo a lo que se dedica en el tiempo libre y con los recursos que le deja su profesión, aquello de lo cual ingresará, seguramente, una nómina.

Por otro lado, como gestor que fui de un local en Madrid, sé los costes asociados a tener algo abierto en esta ciudad y lo poco que se agradece, la simpleza con la que, desde la mirada de los aficionados, se tiende a exigir más y más servicios a menores precios, incluso, a sugerir que debería ser todo gratis. Y no puede ser.

No es posible mantener un local, ni tampoco una dedicación plena a actividades artísticas o culturales (ni de ningún tipo), de manera gratuita. Como no es posible hacer cine o música gratuita de manera permanente, ni software gratuito y sostenible…

Se puede hacer todo gratis si existe un soporte económico que sustente este esfuerzo, ya sea mediante el trabajo remunerado en otras áreas para realizar este de manera gratuita o tener una renta más o menos nobiliaria que exima de la necesidad de recibir una compensación económica, o que esta renta sea un salario pseudo-funcionarial que sea pagado en concepto de subvenciones (provenientes de la administración pública o entidades privadas). Pero todos estos casos, especialmente los dos primeros, son acercamientos no profesionales al trabajo artístico o cultural. Algo que, sorprendentemente, jamás se plantearía para un vendedor de colchones, por poner un ejemplo.

En cuanto al software, que me fascina que se esté desarrollando fuera de las empresas más o menos especuladoras y monopolizadoras, hay una tendencia creciente a extender el modelo de donación, lo que yo llamo mecenazgo democrático. Cada vez son más los desarrolladores de pequeños paquetes de software que tienen en sus páginas un botón que admite micropagos mediante PayPal. (Yo plagié esta idea para el modelo de financiación de Lejanías y tuve pocos, muy pocos, ingresos, seguramente en breve añadiré esta opción también en este diario/blog).

He pagado por programas gratuitos para gestionar mi envío de correo electrónico a horas específicas, he pagado a Wikipedia para que pueda seguir existiendo, a Wikileaks, he pagado la suscripción Premium de Spotify varios meses, también Megaupload, incluso no necesitándolo, he pagado por algunos pequeños paquetes de software como plantillas para OpenOffice, etc… siempre según mis escasas posibilidades, pero siempre creyendo que es algo que debería extenderse como costumbre, porque forma parte del respeto al trabajo, el reconocimiento a la labor de la que puedo aprovecharme y que deseo que continúe existiendo. Forma parte del planteamiento de un consumidor responsable que debe asumir que sus actos tienen consecuencias: si paga, si aporta una retribución económica a un proyecto que tiene unos costes, este podrá ser mantenido en un futuro (porque, como él, otros también lo harán).

He intentado, incluso, pagar a cadenas de producción norteamericanas por la adquisición online de mis series preferidas, encontrándome con la negativa a aceptar el pago porque provenía de una IP española. He intentado contratar alguna película online española en portales que presumen de tener una buena filmoteca para su disfrute por streaming, pero nunca han tenido la película que andaba buscando. (Responsables de las distribuidoras de cine español y productoras asociadas, pónganse las pilas… que los tiempos han cambiado).

Si en el cine online, la cosa está en pañales, la música está bien resuelta por streaming, por proveedores como Spotify o iTunes (y sus tiendas) o por otros que llevaban más tiempo haciéndolo, como las emisoras de radio, algunas de las cuales han aprovechado formidablemente las posibilidades de Internet (con last.fm a la cabeza).

Pero cuando se plantea cobrar una performance, surgen problemas. Quizá su origen contra-mercantil sea su fosa, esa voluntad de acabar con los abusos que se llevaban a cabo (y se llevan) en el mercado del arte, sea algo que, llevado al extremo, intente convencer de que ha de ser siempre gratis… y no es posible. El lugar en el que se hace tiene un coste que nadie cuestiona que ha de pagarse, el tiempo que se le dedica a planificar, montar y realizar la acción es profesional, en muchos casos, y ha de tener una remuneración si queremos que sea sostenible. La cuestión será cómo realizar esta valoración que le asigne un precio (justo) ¿por horas? ¿por litros de sangre vertida? ¿por lágrimas derramadas o risas? ¿por simpatía, por emoción, por intensidad?… Se abre un difícil debate que intentaré tener en otro momento.

Y a esto sumamos el asunto de la competencia mal entendida, como solapamiento de actividades de similar sesgo. Pero es tan ridículo entrar en esto…

Que existan más de una actividad al mismo tiempo en un ámbito geográfico, lo único que significa es que hay más de una propuesta a la que unirse y ésto es tan interesante, tan sugerente que, aquel que solicite el intento por no solaparse es que no tiene muchas propuestas que hacer.

Amén de que nunca está claro cual de las diversas propuestas debe ser la sacrificada ni que criterio elegir para privilegiar una sobre otra: se habla de que hay que anteponer a las gratuitas y yo digo que no. Al menos, no solo por eso. Que su gratuidad es un interesante estímulo, pero no el único, que hay muchos más factores a tener en cuenta y que los piensa aquel que ha desarrollado o viene desarrollando su actividad en un sector que difícilmente se mantiene dentro de la profesionalidad, como es la gestión cultural.

Por ejemplo, volviendo a la discusión pública de Carmen en FB, si ella dejase de hacer su práctica, podría ocurrir que, después de un tiempo, quien mantiene el local en el que ella realiza su convocatoria no siguiese interesado en las propuestas tangueras por no aportarle un dinero que necesita para funcionar (en el modelo económico actual). Pasado ese tiempo, ese espacio sería un espacio menos a lo largo del año, además de que Carmen misma podría dejar de trabajar gratis (no saca un dinero que justifique su esfuerzo) en la divulgación del Tango entre sus alumnos y otros que están comenzando en el mundo del Tango. Flaco favor para el Tango en Madrid.

¿Por qué criterio o convocatoria decantarse?

Para mí es evidente que por apoyar todas las propuestas que se hagan, que tampoco son tantas para una ciudad como Madrid. Competir, en caso de que tenga que ser usada esta palabra, con otras acciones más pasivas o menos desarrolladoras de la creatividad y la convivencia del respeto a la cultura como es el ver acontecimientos deportivos en televisión o atontecimientos similares.

No hay nada como la efervescencia de propuestas similares para estimular un sector del mercado. Esto es algo que saben perfectamente los bares en Madrid, que tienden a estar cerca porque es más atractiva una zona llena de bares que un bar aislado. Las tiendas de ropa, las tiendas de bricolaje y otros múltiples ejemplos.

Pero siempre quedará quien piense en pequeño, quien no se dé cuenta de lo que cuesta trabajar (de trabajo) en un sector como este de la cultura (que se ha de hacer, parece, por amor al arte), quien se conforme con la gente que ya existe y no sienta que, para transformar los intereses de la sociedad hay que ver la gente que puede llegar a existir, no la que existe.

Y, esta lacra, además, se permiten el lujo de (desde sus humildes opiniones, eso sí) indicarle a los profesionales lo que deben hacer, quizá sin haberse parado demasiado a pensar en lo que realmente hacen ya. (No es el caso de quien mantuvo esta discusión con Carmen y que me ha servido de excusa para esta larguísima entrada en el blog de hoy. Vaya para él todo mi cariño y reconocimiento).

Lo que sí es evidente es que debe haber un debate (que me consta que existe en distintos sectores) sobre la gratuidad y la cultura como sector sostenible. Especialmente importante en época de crisis (no sé si el sector, pero sí su modo de financiación y sostenibilidad).

Hoy voto por correo

Es cómodo y barato. Me hace sentir bien y como con la conciencia tranquila, pensando, además que quizá cambie alguna pequeña cosa en el futuro si todo el mundo lo hiciera. (Sobre lo poco que creo que se puede cambiar desde el gobierno político de una nación hipervinculada e hiperdependiente de decisiones exteriores o interiores pero más procedentes del ámbito económico que político, mejor no hablo en esta ocasión).

Este año me parece especialmente complicado votar porque lo más probable es que, llevado de la mano de la indignación que genera la mala gestión de la crisis, me dejase inducir por la idea de que cualquier cambio es mejor que estar como estamos. Pero no cualquier cambio. Sí que creo que conviene el cambio, pero no cualquiera.

Leyendo un buen artículo sobre La diferencia entre abstenerse, votar en blanco y no votarles me he sentido claramente identificado, en tanto que llevo un tiempo afirmando que uno de los peores males que tenemos en este país es el fuerte bipartidismo derivado, entre otras cosas, de una ley de representación electoral de dudosa efectividad, salvo para los que están en el gobierno y en la oposición.

Este año se están produciendo fuertes cambios en la forma de hacer política, no por los partidos políticos, sino por otro tipo de asociaciones que, gracias a la concreción de propuestas realizadas a través de Internet (la famosa Red 2.0 parece que empieza a tomar cuerpo), han llegado a movilizar a la población, como en el reciente Movimiento 15-M y su toma de la puerta del sol. Me habría gustado participar, sentirme fuerte como para acudir a la manifestación, no creo que lo suficiente como para acampar, pero sí para apoyar día a día a quien lo haga.

Miro con resquemor los movimientos que se han producido, dicen, por estas vías en los países del norte de África, sintiendo que no conocemos lo suficiente ni de su evolución ni de su verdadera gestación. No creo que realmente fuesen movimientos espontáneos, pero no sé en realidad qué los motivó, quién los necesitaba. Mi intuición me dice que tienen que ver con una guerra entre los intereses Chinos y los Occidentales en la esquilmada tierra africana, pero mi pobre intuición no me da detalles.

En cuanto a Islandia, país que siempre me ha atraído singularmente, querría saber más y de primera mano cómo se están desarrollando los acontecimientos allí, pero lo que parece evidente es que también en este caso, la forma de hacer política es distinta a la que llevamos contemplando desde hace más de 50 años. Recuerda a revoluciones más o menos aguerridas, pero habría que verlo y vivirlo allí.

Eso sí, no queda ya duda de que algo se está moviendo. El mundo occidental necesita un cambio, necesita una adaptación a una situación en la que los modelos (políticos, económicos y, posiblemente, sociales) han de ser puestos en cuestión, reformulados, reinventados.

Dependerá de nuestra participación (la mía y la tuya) cómo serán los nuevos modelos. Nos lo estamos jugando todo en estos días… no de votación, sino de participación.

Me voy a votar.

Facebook y las etiquetas

¿Por qué la gente tiene tanta necesidad de etiquetarte en fotografías en las que no apareces, en notas en las que no estás, en vídeos que no tienen nada que ver contigo?

Sé que es una forma simple de que FaceBook te notifique que esa foto, esa nota, ese vídeo debes verlo porque tiene algo que ver contigo, aunque no sea cierto. Pero FaceBook no es el responsable de esto, es sólo un irresponsable de la irresponsabilidad de los demás, de sus usuarios, en un intento de conseguir que negativo por negativo dé un resultado positivo (I x I = R). Pero no funciona así.

Irresponsabilidad + Irresponsabilidad = 2 x Irresponsabilidad.

Me cansa tener que desetiquetarme. Verbo que, no existiendo, representa una de las primeras acciones de cada día lleva a cabo este sujeto presente: Me desetiqueto de fotos absurdas o convocatorias a eventos, cursos, etc, que sus autores deciden obligarme a ver. Claro, puedo decir que tengo la libertad de borrarme de FaceBook. Así que no les voy a acusar de spam ni nada parecido, pero les pediría un poco de sentido común: si no estoy en una foto, no estoy en esa foto. Es simple, es tautológico.

En lógica, una tautología (del griego ??????????, «decir lo mismo») es una fórmula bien formada de un sistema de lógica proposicional que resulta verdadera para cualquier interpretación

Pero pedir esto en FaceBook resulta hostil, resulta agresivo, así que acepto que sigan haciéndolo para poder seguir haciendo uso de esa herramienta tan poco útil (de momento (seguir y útil)). ¿Por qué la gente tiene tanta pereza a la hora de usar algo como esto? (Respondiendo a una segunda persona) Lo razonable sería (y FB tiene habilitada esa forma) que una foto que quieras que vea me invites a verla compartiéndola en tu muro, en mi muro, por un mensaje… que a un evento me invites a asistir con las herramientas que tiene la creación de eventos, etc. Es decir, usar FB con sentido común… aunque cabe preguntarse que, ¿si tuviésemos más sentido común, usaríamos FaceBook?

Vertido de toneladas de litros de agua

Publicada en El País la noticia de la contención de la radiación de la central nuclear afectada por el tsunami. Con toneladas de litros. Es tan divertido que no puedo dejar de pensar en mis alumnos y lo que les cuesta diferenciar longitud de superficie y de volumen… pero suelen tener clara la diferencia entre volumen y masa… aunque no saben distinguir entre masa y peso.
Total, que toneladas de litros
o metros cuadrados de profundidad
más unos gramos de longitud
con lágrimas de fe
y racimos de odio
son expresiones tan llenas de sugerentes errores
como imágenes divertidas o, incluso, poéticas.
Hay que tener en cuenta que quizá el periodista ha aproximado la densidad del agua a la unidad, con lo que el error se camufla, pero es una pena que no sean toneladas de litros de aire, que creo que habría sido infinitamente soplador.
En resumidas cuentas: a parte de algunos errores ortográficos a los que casi uno se va acostumbrando en el periodismo actual, a los errores de magnitud que cometen, sobre todo cuando traducen los billones americanos a los españoles, a parte de esos pequeños ceros que se les cuelan como si nada, ahora también la física básica les falla: masa y volumen no se miden con las mismas unidades.
Por cierto: mil kilos de agua o varios kilos de agua, no es que sea mucho… es lo que uso en mi bañera en un par de días. Habría que hablar de millones de litros para que la cantidad sea digna de mención. ¿Qué tal usar los metros cúbicos en vez de los litros?
Bueno, quizá es que sólo vaporizaron la zona con unas gotas de agüita de un manantial sagrado.
Nunca se sabe.

Manifestaciones

Convocatoria ManifestaciónParece que ha llegado el momento de manifestarse… y nos lo pide la CGT en una convocatoria que me ha llegado por distintos medios. Yo quise compartir mi apoyo en una entrada en FaceBook que ha generado un breve debate que me sirve de entrada para el día de hoy en este blog: podríamos llamar a esto reutilización de información (o copiar y pegar).
Compartí la información diciendo que

Hay otras posibilidades de afrontar reformas estructurales. Pero el pérfido bipartidismo no nos deja ver más allá. Si no te convence lo que ahora mismo están proponiendo los partidarios de modelos neoliberales, este es el momento de manifestarte y decirlo.

A lo que añadí un comentario matizando esta publicación, así como añadiendo una miniexplicación de porqué creo conveniente la convocatoria:

No me gusta la foto, pero sí creo que es necesaria una manifestación que aporte algo de optimismo en el sentido de hacernos creer que otro modelo productivo y social es posible. Pero claro, hay que quererlo: no será perfecto ni mejor para todos, pero… al menos (sano para la democracia) es otro. Es decir, sí hay alternativas.

Por supuesto, como suele ocurrir en FaceBook, la publicación tuvo una respuesta inmediata. Parece que todos debemos opinar de todo lo que ocurra, es más, de alguna manera también deseamos que lo hagan para sentir que lo que decimos tiene algún tipo de repercusión. A nadie nos gusta predicar en el desierto, y sin embargo es razonable que muchas religiones consideren esa acción como algo fundamental para encontrar la verdad. Es predicando en el desierto (como este blog) donde se puede sentir que lo que se dice es verdad sin importar la opinión de los demás, que inevitablemente influye en la adecuación de la prédica al predicado.

Chema Vega dijo: Tenemos que creer que un cambio es posible para lograr vivir en una sociedad más justa y más humana. Pero no sé que pasa en España donde nadie sale a la calle, limitándose a lloriquear en los bares o en el sofá de su casa. Hemos olvidado que tenemos derechos, que somos personas con conciencia.

Manu Tango añadió: El cambio esta mucho mas arriba, debe ser mucho más grande y profundo, el sistema actual está terminado, esto es anecdótico.

Yo contesté principalmente a Manu diciéndole que al menos cambios mínimos pueden permitir una transformación más suave al nuevo sistema. Y no sé si le convencí o no, pero al menos le estaba dando la razón, porque creo que la tiene al mismo tiempo que le invitaba a decidir si convenía realizar esa manifestación con ese motivo.

Chema añadió que, según él, el cambio es difícil, y por supuesto que el objetivo es un cambio a nivel superior, pero la casa se empieza por los cimientos. Si la base de la pirámide, el pueblo, se organiza y reclama sus derechos es capaz de paralizar todo un país.

A veces me parece que hacemos análisis tan rápidos como superficiales, que, lógicamente, una herramienta como FaceBook son los que privilegia, y no sólo FB, sino en general toda publicación en Internet o pensada para un soporte electrónico (y esto es todo un artículo a parte) tiende a ser banal, simplona, con la perspectiva de que debe ser leída en un vistazo rápido, no escrita para ser reflexionada ni enjundiosa. Quizá por esto quise exponer con más profundidad, con más detalle, lo que había pensado y no escrito para no «perder el tiempo» ni hacérselo perder a nadie.

En un modelo socioeconómico como el español actual, dentro de la unión europea y con el grado de interdependencia que existe en el mundo globalizado, el pueblo no es el de un país, es el del planeta. Organizar eso es poco menos que imposibl …e, pero sí creo que se pueden dar pequeñas muestras a modo de ejemplo de colectivos menores. De ahí que a veces me parezca necesario comenzar por lo más más pequeño, los amigos, conocidos, el camarero que me atiende, el hombre que me vende el pan… y no pidiéndoles que se organicen sino organizándome yo para tratar a cada uno con la deferencia que merecen, respetando sus libertades hasta el punto de aguantar cosas que no me gustan, pero para mí esa es la convivencia…
Como digo, esta manifestación no será ni mucho menos y espero que no intenten esa vía, un comienzo de una revolución, porque es algo que no está bien definido, sino (y no es poco) una petición de moderación a quienes están desmantelando el sistema de protección social rápidamente con la excusa de la crisis, justo cuando más va a hacer falta.
Con esa llamada de atención ya me quedo satisfecho porque el buen funcionamiento de estas pseudodemocrácias en las que vivimos, necesita un control de la opinión pública más activo que el actual.
Teniendo en cuenta la incapacidad e incluso la falta de interés de los medios de comunicación por ocupar ese rol, queda la esperanza de que lo hagamos los ciudadanos en pequeñas manifestaciones (o no tan pequeñas), huelgas justificadas (aunque la labor de los sindicatos actuales deje mucho que desear), y una participación activa en las próximas elecciones para intentar frenar el bipartidismo que, aunque no es el mal que nos ocupa, no ayuda en lo más mínimo a la contención debatida que podría ser deseable para creer que vivimos en democracia representativa.
Sé que no es lo suficientemente profundo este análisis de situación, igual que sé que esa manifestación no cambiará el mundo, pero sí creo que es preciso abrir debates que nos hagan entender que en un mundo complejo, no debemos excusarnos en la complejidad para no afrontar posibles reformas o impedir algunas.
No sé cuál es la mejor manera de incidir en el mundo actual, pero ha de haber alguna manera de, cuando menos, no sentirse excesivamente frustrado.
Siempre he opinado que es preferible fracasar a ser frustrado.

Y mi querido Chema me agradeció la perorata con unas palabras cariñosas y laudatorias:

Ole, ole, ole: me he quedado sin palabras. No podría haberlo explicado mejor. A veces, Giusseppe, me sorprendes con tu elocuencia (no sólo en poesía) En fin que tienes mi voto si quieres presentarte como candidato a guiarnos. Me quito el sombrero ante tus afirmaciones.

Pero no he podido por menos que responderle lo que siento al respecto de mi participación en política, que casi entra en contradicción con mi propia perorata de unos párrafos arriba, diciéndole que no, que no me presentaría como candidato-guía porque me da mucho miedo ensuciarme las manos y tengo exceso de coherencia: un par de cosas que me convierten en demasiado radical para ser un buen político. Lamentablemente, sería buen dictador, pero no me gusta ni pensarlo.

Ha sido una charla amistosa, respetuosa y con pocas faltas de ortografía. Me gustaría que hubiese muchas otras así, incluso muchas en las que yo no llevase la voz cantante. Pero, por favor, si no somos capaces de cuidar las formas, jamás podremos cuidar el contenido.

De dictaduras y dictablandas

Quería comentar un par de cuestiones que suscita al mismo tiempo la lectura de artículos de periódicos actuales, en los que se vapulea al tirano libio, ya sin ambages, sin los más mínimos recatos formales a la hora de elegir palabras menos posicionadas, algo más imparciales, con la lectura de un libro titulado “Antropología Cultural”, de Marvin Harris. Es un libro algo antiguo teniendo en cuenta que estamos en una especie de vorágine de cambios culturales derivados de la irrupción en la sociedad industrial de la globalización y la tecnología asociada de InterNet. Editado en Alianza Editorial en 1990, está escrito en 1980 y revisado, creo, en 1984.

Parece evidente y asumido que el aumento de la población, unido a una agricultura intensiva capaz de generar excedentes y la circunscripción a hábitats de alto nivel de vida o rentabilidad, conlleva la transformación de las jefaturas o estructuras tribales en estados, entendiendo como tales aquellas formas de sociedad políticamente centralizadas cuyas élites gobernantes tienen el poder de obligar a sus subordinados a pagar impuestos, prestar servicios y obedecer las leyes.
En estos estados, las grandes poblaciones, el anonimato, el empleo de dinero y las vastas diferencias en riqueza hacen que el mantenimiento de la ley y el orden sea más difícil. Para ello, todo Estado dispone de especialistas que realizan servicios ideológicos en apoyo del statu-quo. […] El principal aparato de control del pensamiento de los sistemas estatales preindustriales consiste en instituciones mágico-religiosas.
Una manera importante de lograr el control del pensamiento consiste en no asustar o amenazar a las masas, sino en invitarlas a identificarse con la élite gobernante y gozar indirectamente de la pompa de los acontecimientos.
Los sistemas estatales modernos tienen en las películas, la radio, los deportes organizados, Internet (añado), técnicas poderosas para distraer y entretener a los ciudadanos. La forma más efectiva de “circo romano” es el entretenimiento retransmitido pues además de reducir el descontento mantiene a la gente fuera de las calles.
A esto hay que sumar el aparato de educación obligatoria, donde además de estimular sólo la creatividad en campos relacionados con la tecnología olvidándose de tratar temas controvertidos, implantan en la mente de los jóvenes los puntos de vista del statu-quo apelando al miedo y al odio.
Por último, a los niños se les enseña a tener miedo al fracaso: también se les enseña a ser competitivos.

Frente a estos estados industrializados e informatizados, donde la información ha pasado a ser una producción más, de carácter virtual y difícil de comercializar, es arduo el intento de liberarse del control de pensamiento. Es difícil porque ha llegado a ser capaz de instrumentalizar cualquier tarea pseudorevolucionaria como refuerzo en la ciudadanía de una idea de libertad que resulta reconfortante y deseable, de modo que rebelarse es bueno, en parte, siempre que se haga dentro de los cánones de respeto a los valores asumidos como inamovibles y que, sin embargo, garantizan el mantenimiento del statu-quo de esta plutocracia que pretende ser democracia.
Cuando vemos lo que está ocurriendo en el norte de África, nos encontramos con la sencillez de una lucha más o menos claramente dirigible contra una élite detestable. Esto nos da cierta envidia pues por momentos creemos que si pudiéramos identificar los causantes de nuestras afecciones, de la gran crisis económica en la que vivimos, podríamos combatirlos con esa determinación que están demostrando los movimientos revolucionarios tunecino, egipcio o libio.
Pero la realidad de los estados industrializados en la era de la información es mucho más compleja y temo que nosotros mismos hemos provocado nuestra misma estructura cultural que eliminar o transformar implicaría un salto durante el cual nuestro nivel de vida sería diferente, presuntamente inferior, del actual. Ahora bien, nos hemos convencido de que vivimos en el mejor de los sistemas posibles y que cualquier alteración lo empobrecerá. Esta perfidia nos inmoviliza y no nos permite avanzar en ninguna dirección, al mismo tiempo de que se da el hecho de que no creemos que estemos, nosotros mismos, siendo parte del sistema represor necesario por nuestros Estados para mantenimiento del statu-quo. Algo así, supongo, debieron de sentir los ejecutores de judíos durante el holocausto nazi.
Incluso, ahondando más en las transformaciones culturales de las estructuras sociales que se están produciendo por intermediación de la transformación de los medios de producción y de la naturaleza misma de lo producido, los mismos Estados se han convertido en poco más que instrumentos circenses con los que entretener a los ciudadanos y desorientarlos. Nos introducimos en conflictos nacionales o nacionalistas, evitando los aglutinadores, los verdaderamente transformadores del modelo de estado, como podría ser la creación de una Europa culturalmente unida, aunque respetuosa de las minorías integrantes.
Con la famosa crisis financiera, parece que hemos ido aún más en esta dirección de miedo y odio hacia los otros, hacia lo que no sea nacional, en una dirección en la que ya se anduvo durante la época que antecedió a la segunda guerra mundial.
Ahora se nos inculca el miedo al islamismo, a los chinos, a África y los africanos. Toda la información que nos llega de estos lugares es siempre indeseable, mala, perversa, de manera que sigamos queriendo estar en nuestra circunscripción y permitamos que las élites gobernantes se encarguen del mantenimiento de un statu-quo considerado, como dije, inmejorable.
Uno de los más sabios gobernantes de nuestro tiempo, no está haciendo ni más ni menos que esto: esperar a ser reclamado como el salvador de los valores de libertad, igualdad y fraternidad, aunque, realmente, no es su verdadero objetivo ni puede serlo, puesto que, como sabemos, el sistema capitalista es inherentemente desigualitario. Pero eso sí, no hay que restar méritos a Obama, sino al contrario, sabiendo que es el mejor fruto posible de su tiempo, dadas las circunstancias.
Eso sí, las circunstancias cambian, la crisis no ha hecho sino empezar a caminar y, poco a poco, el modelo social irá cambiando. Depende, en buena medida, de una reacción consciente de los ciudadanos el hecho de que esa nueva sociedad sea más igualitaria, si queremos, o más fraternal, si queremos o más libre, si queremos. Es nuestra responsabilidad informarnos adecuadamente, formándonos, también, un pensamiento crítico capaz de generar alternativas viables en un panorama complejo, farragoso, altamente interdependiente, global y con unos tiranos invisibles e inidentificables a los que derrocar.
¿De qué herramientas disponemos? ¿A qué estamos esperando? ¿Por dónde empezamos? ¿Somos, también, autocríticos?

La falta de ortografía

Se ha generalizado hasta el punto de que me resulta difícil hacerle creer a mi alumno de clases particulares de primero de la ESO que aprender lengua española es útil.
Recibo emails con faltas tan aberrantes como “abría que decirle a…” o leo periódicos on-line en los que es fácil que los espacios entre palabras desaparezcan o las tildes o…
Y no lo entiendo.
Sé que nos lo “resuelve” todo la tecnología, con sus potentes correctores ortográficos integrados en los procesadores de texto y en los navegadores web, pero a veces hay que saber qué se escribe, leer un poco el texto con el cariño al lenguaje de quien lo maneja como una herramienta que, maltratada, dará lugar a muchos malos entendidos y a una imagen de descuido tan horrenda como la de circular por una carretera mal asfaltada. Claro que el coche anda por ella, pero es feo, no nos gusta, nos resulta duro sin unos amortiguadores con una suspensión infinita.
Por favor, solicito que quien encuentre una falta de ortografía en mis textos en este blog o en mi página web que me avise lo antes posible para poder corregirlo: la forma es importante. Las formas son importantes. No es sólo decir cosas, sino la manera de decirlas lo que nos hace más cultos y la cultura no empieza en las subvenciones sino en la concienciación.
Por favor, revisa tus textos antes de enviarlos, pero no con un simple “corrector ortográfico” sino con tus propios ojos; sé que sabes escribir, que sabes cuando algo está mal escrito y, si no lo sabes… te toca o me toca leer más y más hasta aprenderlo…
Aunque, con las faltas creciendo también en los textos, incluso, literarios, puede que leer más no nos habilite a escribir mejor.
Estoy tremendamente consternado por esto. Mi participación en Wikipedia suele ser la orientada a corregir artículos desde el punto de vista ortográfico, como el “tubo el valor de…” por tuvo. Me gustaría poder editar artículos de periódicos en la misma manera. Sería interesante descubrir un procedimiento de colaboración en la revisión ortográfica que no afectase al contenido del texto, de modo que se pudiese ayudar a corregir textos on-line sin poder modificar su contenido. Algo mínimamente supervisado, comprendo, pero cada vez lo encuentro más necesario.
Si dudas de una palabra, búscala en el diccionario. Con el tiempo, lo agradecerás.

No me lee nadie

Esto tiene parte del encanto de lo que andaba buscando. No me gusta la excesiva publicidad que dan las redes sociales a un mensaje que, en ocasiones, está pensado para ser digerido con calma, con sosiego, con ganas.
Hace tiempo Google se comió Internet después de su batalla con MicroSoft por controlar o dominar la red. Ahora le está tocando el turno a FaceBook. Me duele ver cómo la gente confunde y confundía Internet con una minúscula parte de ella, con un único servicio.
Buscan en Google una dirección que conocen. Microsoft apostó (y sigue) por un modelo que no va a ninguna parte: sus programas de oficina y sus sistemas operativos serán del pasado en unos pocos años, pronto la gente tendrá como página principal de sus navegadores a FaceBook (otra empresa privada queriendo capitanear una nave pública) y lo que no esté en FaceBook no está “conectado”.
Ni siquiera muchos parecen saber que Internet y Web no son en absoluto sinónimos. Internet es una red (basada en un determinado protocolo de asignación de direcciones). Web es un protocolo que sustenta aplicaciones (HTTP). (Ay, mis queridas capas del modelo TCP/IP) Pero como a muchos no les importan las palabras, se producen confusiones. Está bien, no es necesario ser preciso… salvo si vas a legislar, claro.
Volviendo al tema, casi nadie está leyendo este blog porque no le he dado publicidad y quizá también porque quiero que sea más un libro que un blog. No es casualidad que esté tecleando estas entradas antes en un programa de edición de textos y luego copiando y pegando en el formulario correspondiente de la gestión del blog. Lo que, entre otras cosas, me permite una revisión adicional ortográfica, gramatical, de contenido. Este cuaderno de bitácora, antes que bitácora es cuaderno. Y como tal quiero que se lea con calma, con dedicación, con atención a las palabras. Y es que hay muchas palabras, pero así es… soy escritor, no soy publicista, ni hacedor de imágenes. Y no voy a disculparme por ello. Lo más grave que puede ocurrir es que, dada la nueva manera de procesar información, mucho más visual, me quede obsoleto. No importa mucho. Pero quiero seguir defendiendo mi sector. ¿No es lo que hacen los hacedores de objetos conteniendo películas o música?
Esta falta de atención de los demás es importante, es necesaria para gestar algo con independencia, con libertad de palabra, sin tener que preocuparse por la corrección política, sin tener que ocuparse en responder a conocidos en exceso. Es un poco como lo de apagar el teléfono o el telefonillo para poder trabajar en casa. Es difícil concentrarse atendiendo todas las interrupciones de la vida social. Esto lo sabe cualquier empresa que procura tener a sus trabajadores en un lugar más o menos aislado del mundo exterior. Pero ¿cómo se hace cuando se trabaja en casa? Y más aún, ¿cómo se hace en una red que presume de ser Social?
De momento, me vale con recordar que Internet es una red, que hay muchas más cosas que FaceBook o similares (que uso, no estoy criticándolo) en la misma que pueden sernos útiles para fomentar la creación y la publicación sin un exceso de publicidad (carácter público).
Me alegra haber apostado por este formato de blog incrustado en mi propia web, alojado en mi propio espacio de hosting. Es una forma discreta, pero pública, carente de publicidad mientras no quiera dársela y con un grado máximo de personalización estética, facilitando, al mismo tiempo, una interfaz sencilla para introducir textos diariamente sin tener que editar páginas web. Seguiré haciéndolo. Me está gustando.

Esto no es una broma