Manga por hombro

desorden exterior
de mi
desorden interior
desoyendo
desoladas señales
desde el fondo de mi economía
desastrada como yo mismo
después de un periodo de calma
decembrina
descalabro de ruinas no reflexionadas
desacierto vital
delgada línea entre la frustración y el fracaso
deseado indeseado
desacelerando una elección que ha conducido mis elecciones hasta hoy
desmemoria de ayeres.

Premios en metálico

Hace unos años (ya años) el grupo de los talleres de poesía de la Asociación Cultural Clave 53 propuso, en una tarde más o menos alocada de poesía y delirio, la iniciativa de lanzar un concurso de poesía que desafiara la manera en la que suelen funcionar estos concursos. Nos lanzamos a gestar lo que sería el I Certamen de Poesía Potencialmente Inexplicable que consistiría en premiar el sinsentido o la inversión de miradas:

¿Qué tal enviar un poema a un concurso cuyas bases no conoces?
¿Qué tal enviar bases a un concurso cuyo ganador ya conoces?

Pues con estas preguntas, aparentemente absurdas, seguimos dándole vueltas hasta llegar a la conclusión de que el premio «en metálico» bien podía ser un bloque de metal, pues al fin y al cabo somos gente de literalidad poética… y Alejandro Gallego (que trabaja en ello) se ofreció a aportar sus premios «en metálico».

Pero se esmeró en demasía y ha creado estas dos joyas que bien podrían ser premios de un «concurso de verdad» para premiar a quienes serán elegidos como ganadores esta misma tarde martes 24 de enero de 2023.

Yo realicé la página web y detallé las bases del mismo, así como un horroroso cartel para convocar a la participación en el mismo. Quizá este cartel ha sido el responsable de la escasa convocatoria. La participación ha resultado ser tan escasa que estamos planteándonos realizar un II Certamen de Poesía Potencialmente Inexplicable que incluya una categoría «Premio Desierto», que responde a la pregunta de ¿Enviarías un poema a un concurso sabiendo seguro que el ganador va a quedar «desierto»?

Pero eso será el año que viene.

De algo me vanaglorio es de acabar realizando lo que parece que no tiene ningún sentido realizar, lo que la mayoría de las personas acabarían diciendo ¡Qué locura! y pasando al siguiente tema de conversación sin darle mayor dedicación. Eso hace que parte de mi vida gire en torno a la reivindicación del absurdo como motor de acción. Es, como decía, una vana gloria.

Dejando Huella – Arte Postal en Móstoles

Como otro año más, he decidido participar con una mínima intervención en la IV Convocatoria Internacional de Arte Postal organizada por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Móstoles y coordinada por el artista, editor experimental y amigo Pepe Murciego de la Revista La Más Bella. Se expondrá en el Centro Cultural Villa DE Móstoles, que lleva este año por título «DEJANDO HUELLA» y adjuntan una imagen que invitaban a tomar a modo de inspiración o como motivo de modificación/intervención.

Tras casi un mes pensándolo, lo que sí me apetecía era tomar la propia invitación (el soporte físico de la misma) como mi propia participación, en un acto de respuesta utilizando el mínimo material digital posible.

Sólo he trabajado con sprays de distintos colores para «no tocar» en la medida de lo posible, el objeto intervenido (algo así como evitar dejar mi huella).

Así, la cara en la que estaban los detalles de la convocatoria me han servido para rescatar el destinatario y escribir el remitente tapando todo lo demás con spray blanco.

Por el lado contrario, la imagen de la huella, ha sido intervenida con spray dorado (he utilizado un canutillo de un rollo de papel higiénico que he rociado en abundancia con spray para dejar que luego esa masa de color tenga volumen y dé lugar a una forma que se vea afectada al derramarse por los surcos de la huella).

En alusión (no muy velada) a mi admiración por la obra de Ives Klein, he añadido dos «ataques» de spray Azul de Prusia (no es IKB, pero se asemeja) que se mezclan con la masa dorada interpenetrándose desordenadamente (orgiástica o dionisíacamente).

Quizá porque estoy haciendo un taller sobre Poesía Clasica China y acabo de hablar de la idea de huella como base para «generar» sus ideogramas, he decidido escribir con un pincel que extraía pintura de la masa principal de spray dorado aún no seco el texto, algo obvio, que rodea la huella.

Por supuesto, irá sellada con un sello propio y sin nada más que añadir.

Hacer dinero

El lunes comencé un proyecto algo disparatado (¿acaso no lo son todos los que hago?) que se titula «Hacer dinero».

Consiste en recortar billetes poéticos con las dimensiones de los billetes de euro (5, 10, 20, 50, 100, 200 y 500) de las páginas de una de las enciclopedias que más tiempo en mi vida me ha acompañado y que, finalmente, no tiene más validez (desde el punto de vista utilitario) que la de convertirse en polvo, como yo algún día.

Es curioso que esté comenzando este proyecto (o no tan curioso, después de todo) en un periodo en el que estoy especialmente preocupado por mis finanzas.

Y hablando de finanzas, fue muy muy divertido atender a una de tantas llamadas no deseadas que preguntan por el Señor Giusseppe para ofrecerle, con una cálida voz de acento extranjero, la posibilidad de adquirir criptomonedas en el mercado financiero internacional.

No pude substraerme a la posibilidad de contarle que, justo cuando me estaba llamando, estaba midiendo la caja de texto de las páginas del diccionario donde voy a proceder a recortar mis propios billetes, que me parecen tan verdaderos como los que actualmente están en curso y sostenidos por reservas internacionales. Sí, más o menos sé en qué consiste «el dinero» y no tengo un problema con ello. Pero ¿y si todo eso que damos por incuestionable fuese cuestionable? ¿Naciones, Estados, Economía, Finanzas, Dinero, Capital, Mercado, Reservas, Patrón-Oro, Patrón-Dolar…?

Se lo comenté en serio, intentando que no se lo tomase como una burla, ni como una ridiculización de un trabajo que está haciendo que sé lo tedioso que es y lo desesperante que puede llegar a ser. Pero supongo que tiene el protocolo esperable de no perder tiempo con quien, obviamente, no va a contratar productos financieros como criptomonedas en el mercado internacional.

Otro dilema interesante que está planteándome este proyecto es el de optimizar la cantidad de papel de la caja del libro para producir la menor cantidad de papel no utilizable (aunque puedo hacer marcapáginas, posiblemente). Es un problema topológico y de optimización matemáticamente resoluble, pero no quiero afrontarlo sólo desde la perspectiva del cálculo, sino desde la optimización, también, de los cortes a realizar y algunas otras cuestiones que irán surgiendo a medida que me ponga a ello y que ahora mismo, aunque me niegue a creerlo, no puedo prever.

En 2023 quiero convertirme en un banco de dinero poético.

¿Qué es el dinero poético?

Esta cuestión la debatiré otro día.

Feliz 2023 7x17x17

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Esta fue mi felicitación navideña de este cambio de año del señor nuestro dios… o sea, una fecha arbitraria como otra cualquiera, que buenamente podría ser laica.

Hoy he comenzado el día viendo este vídeo sobre calendarios (de calendas) que siempre me intrigan, esa extraña necesidad de cuantificar en números enteros y sencillos algo que no lo es en absoluto: el paso del tiempo.

Abdominales

En mitad de la noche me despierto y creo que algunas de las tonterías que estoy pensando tienen alguna validez literaria, y luego soy consciente de que la única validez es la ocurrencia, la inmediata aparición de una imagen feliz o un juego divertido de palabras.

Sirve en redes sociales y sitios similares para dar la impresión de que tengo ingenio, pero tan solo es un destello en mitad de la oscuridad.

El otro día escribí esta tontería al lado de la cama, sobre un cuaderno que tengo abierto para poder anotar estas pequeñeces (alguna vez, tan solo alguna vez, ha merecido la pena para algo más que para una entrada de este íntimo diario público):

Entre
abdominales
y
abdomen ales
median
tan solo
unas cervezas.

Quizá lo más interesante de la nimiedad fuese la aparición del verbo mediar que no suelo utilizar:

mediar Del lat. medi?re. Conjug. c. anunciar. 1. intr. Dicho de una cosa: Llegar aproximadamente a su mitad. Mediaba el mes de julio. 2. intr. Interceder o rogar por alguien. Mediará por él en el juicio. 3. intr. Actuar entre dos o más partes para ponerlas de acuerdo en un pleito o negocio. Medió entre los dos vecinos. En la venta del piso medió un agente inmobiliario. 4. intr. Participar o intervenir en algo. En el cambio climático media la mano del hombre. 5. intr. Existir o estar entre dos personas o cosas. Entre las dos ciudades media una gran distancia. 6. intr. Dicho de una cosa: Ocurrir entre dos hechos o dos momentos. Entre estos dos hechos medió su llamada. 7. intr. Dicho del tiempo: Transcurrir entre dos hechos o dos momentos. Medió un mes entre sus visitas. 8. tr. Hacer que algo llegue más o menos a su mitad. Medió el vaso de un sorbo. 9. tr. p. us. Intervenir en algo. Ellos, como miembros de justicia, mediaron la causa y fueron árbitros de ella.

Cena de Navidad Poética

Organizar una velada de cena navideña con las casi 40 personas que asisten actualmente a los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53 es algo que parecía una tarea titánica, pues tener en cuenta las diferencias en cuanto a días disponibles, a horarios posibles, a casuísticas varias, amén de las necesidades gastronómicas de cada cual (vegetarianismo, celiaquía, intolerancias…), sin olvidar no subir de precio innecesariamente a pesar de las fechas que ocupamos.

Lo hemos conseguido después de varios restaurantes pre-seleccionados como fueron:

1.- Restaurante Portomarín, que fue el primero que se me ocurrió por si no había sitio en otros lugares. Éramos un grupo muy numeroso y los espacios en Madrid (centro) se llenan con lo que había que tener una red de seguridad de un espacio «econonómico» y grande.

2.- El precioso Nanai que se autoproclama espacio cultural y cuyo pequeño escenario nos habría brindando la posibilidad de hacer un minirrecital íntimo, pero que subió el precio (casi 60€/persona) pues no le salíamos rentables. Lógico: estas fechas…

3.- Una opción nipona: Oishii Sushi & Ramen garantizaba opciones veganas, sin gluten… buen precio, divertido, pero el lugar que nos proponían para más de 25 personas no era muy agradable para salir en fotografías con las que presumir en redes sociales y esas cosas.

Por último, me decanté casi por accidente (paso todos los días delante y ni lo había pensado) por un restaurante italiano llamado Pizza Emporio, que está justo enfrente de uno de la famosa franquicia presuntuosa.

No tenía ni siquiera página web en funcionamiento (pizzaemporio.com te lleva a un dominio inexistente), pero como podía hablar en persona con quien lo gestionaba, me personé en el local y concretamos la posibilidad de tener un menú por 23€/persona que incluía multitud de opciones.

Fue un enorme acierto y la gente estuvo encantada del encuentro que hacía más de 2 años que no podíamos organizar por motivos obvios. No sé si repetiremos, pero es bastante probable que se convierta en un lugar a tener en cuenta para eventos de estas características porque el personal fue amable, los precios estuvieron muy ajustados a lo esperado con bebidas extra, no escatimaron agua para quien la pidió, sin coste, y nos hicieron la fotografía que encabeza esta entrada en este diario, hoy, cuando puedo además agradecer a todas las personas asistentes su agradecimiento hacia mí y, también, su tolerancia con pequeños inconvenientes que siempre pueden surgir.

Les ofrecí un par de ejercicios poéticos que espero que sigan manteniendo algo de la buena energía que se generó en la cena:

Repartir un cuaderno en el que ir escribiendo poemas (o lo que se quisiese) a lo largo de la noche pasándolo a quien tuviésemos cerca.

Llevé un libro de Federico García Lorca muy personal para mí: era el primer libro de poesía que había comprado por mi cuenta en una librería en Colmenar Viejo allá por los inicios de los años 80. Me ha acompañado desde entonces, pero quería compartirlo en un proyecto de intervención que consiste en que cada persona lo tenga consigo una semana y lo «intervenga» de alguna manera hasta que dé la vuelta completa a la mesa (a quienes estuvimos en ella ese 9 de diciembre de 2022) o se pierda en sus manos que al fin y al cabo es lo más probable y son buenas manos para que un libro de poesía se extravíe de por vida.

El desapego ha sido difícil, pero también emocionante en varios sentidos de la palabra.

El mundo se ha vuelto loco (y es divertido)

El lunes, mientras escuchaba mi lista preferida de reproducción de Spotify, de Benito Lertxundi, que siempre escucho cuando llueve, me saltó la publicidad con un anuncio que me hizo hecho reír por lo inverosímil que me pareció:

¿NO PUEDES DISFRUTAR DE TUS DORITOS® MIENTRAS JUEGAS?
PUES ESO SE ACABÓ
TE PRESENTAMOS EL SOFTWARE CAPAZ DE CANCELAR EL CRUJIDO DE LOS DORITOS® DURANTE TUS PARTIDAS.
¡DESCÁRGATELO Y FLIPA!

Pero parece ser que es cierto. Hay un software que te entregan, vía rellenar un formulario que no pienso completar, que cancela el ruido de los mordiscos de unos aperitivos cuyo único interés es su crujido. Es decir, que sería más interesante comer, pongamos por caso, un poco de lechuga, o un tomate, que no crujen, para que no nos molesten mientras jugamos.

Menos mal que no juego a esas cosas para las que el crujido es tan problemático. ¿No se puede, sencillamente, prescindir de comer esos pedazos de plástico recauchutado mientras se juega y esperar a un poco después o parar el juego?

Vivimos una sociedad que cada día comprendo menos… y ha dejado de importarme.

🙁

Tener dinero y no saber usarlo

Tenemos un dinero inesperado
y queremos usarlo
para renovar
mobiliario
y no sabemos usarlo.

Nos decantamos por comprar algo
y según llegamos a casa
pensamos
que no lo necesitamos.

No pensamos que las compras
no se basan en la necesidad
salvo contadas ocasiones.

Nos decantamos por comprar algo
y nos plantea el problema
de qué hacer
con lo que sustituimos.

No pensamos que las compras
justifican la obsolescencia
que queremos creer programada.

Nos decantamos por comprar algo
y para poder usarlo
necesitamos comprar otro algo
que tampoco necesitábamos.

No pensamos que las compras
están organizadas como un dominó
y está cayendo la primera ficha.

Tenemos un dinero inesperado
que estamos seguros
de que
(por suerte y privilegios)
no nos va a hacer más felices.

Esto no es una broma