Composición de audio de Vivir es la última palabra

Ayer publiqué el vídeo de la pieza de Ana Matey, titulada «Retratos en mi ventana, 11», que es la que me dedicó con todo su cariño y buen hacer.

Hace unos días, me pidió amablemente, como suele hacerlo ella, que colaborase con su proyecto de vídeo-creaciones que pueden ser etiquetadas de performáticas o instalativas… o vaya usted a saber, y me sentí orgulloso de poder hacerlo.

En estos días de ruido y furia, de alborotos informativos y desinformativos, de miedos y alteración de la vida por causa de un virus que ha convertido el planeta en una jaula de jaulas por nuestra propia protección, en estos días de confusión y capas de voces que no se escuchan, salvo cuando se oyen a sí mismas, quise hacer una pieza de audio, que Ana iba a mezclar con un vídeo suyo (quizá o no, bajo la influencia de mi audio), que reflejase ese estado de solapamiento de voces, de ruidos sobre un inexorable paso del tiempo, de un pulso constante, representado demasiado obviamente por ese metrónomo de fondo…

Gracias a Audacity sobre Linux Mint, fui creando una pieza sonora con distintas pistas que se componían a modo de palimpsesto fónico que usaba el espacio acústico preexistente y con restos de piezas pasadas, como noticias en distintos medios de comunicación, en distintos idiomas, en distintos países… y un texto leído por mí con todas las palabras que comenzasen por VIR del diccionario de la RAE, que curiosa y afortunadamente concluyen con VIVIR, así que le dio el título perfecto a la pieza.

Las pistas que componen la pieza son:

1.- El pulso de un (pseudo)metrónomo generado con Audacity.
2.- Minutos de aplausos (dedicados al personal sanitario) desde mi ventana grabados el día 23 de marzo de 2020 a las 20:00, aproximadamente. Esta pista, que era mono, la corté y pegué en dos canales cada pedazo, de modo que no se corresponde directamente con el audio de los aplausos, sino con cómo lo oígo.
3.- La pista «Noticias», en estéreo, contiene noticias de Francia (en francés), en el canal izquierdo, y noticias de EEUU (en inglés) en el otro canal. Se solapan de modo que inicialmente sólo se escucha por uno de los canales y luego pasa a escucharse por ambos para terminar en el otro canal.
4.- Una pista convertida a estéreo del discurso de Pedro Sánchez sobre el confinamiento en la cuarentena a la que estamos ahora mismo sometidos.
5.- Una lectura de todas las palabras del diccionario RAE que comienzan por la terna de letras VIR, haciendo referencia a mi pieza de campo semántico VIR.

Vivir es la última palabra

Hoy he tenido el regalo de ser incluido en el proyecto de Ana Matey titulado Retratos en mi ventana rodeado de una veintena de artistas a los que admiro y respeto:

Jose Antonio Nieto aka Pangea, Mario Bastian, Wade Matthews, Isabel Corullón, Marta Sainz, Christian Fernández- Mirón, Mario Montoya & Daniel Spence, José Manuel Berenger, Yolanda Pérez Herreras, Bartolomé Ferrando, Giusseppe Domínguez, Nieves Correa, Felipe Ortega- Regalado, Johanna Speidel, Isabel León & Jorge Talavera, Sofía Misma, Pedro Alba, Joana Bravo, Joan Casellas, Paco Justicia, Maria Rosa Hidalgo, Rosa Palmeida, Enrique Zaccagnini, Paquito Nogales, Igor Sousa…

[youtube_sc url=»https://youtu.be/qkC96g9iRRg» title=»Retratos%20desde%20mi%20ventana%2011″]

Para la pieza que me incluye, la número 11, realicé hace unos días la composición «palimpséstica» titulada Vivir es la última palabra relacionada con la terna de letras VIR, en este periodo vírico que estamos viviendo con tamaña intensidad, lo que lo vincula a mis proyectos de Campo Semántico y Palimpsesto.

 

Facebook es sólo esto

Por mucho que parezca el invento del milenio, las redes sociales (artificiales), las pretendidas protagonistas de una ficticia Internet 2.0, no son más que unas páginas web muy (pero que muy) sofisticadas.

El otro día me dio por asomarme a los bajos de la página principal de mi muro de FaceBook y me encuentro con esta imagen con un y muchos «div», layers y layers… de CSS y algo de javascript.

Pues no parece para tanto… aunque la parte de «servidor» no la vea, sé que no es más que una sofisticada (mucho) base de datos.

Y sin embargo parece que se comen el mundo… jejeje…

Yo es que soy más de VI.

Pero me hacen gracia las pretensiones de las empresas que cotizan en bolsa.

Purrusalda

Una de las recetas más simples que he hecho en estos días vino ocasionada por una conversación de Carmen con unas amigas de Tango. Una de ellas dijo que tenía para comer purrusalda o porrusalda. Yo me lancé a investigar y darme cuenta de que era una receta sencilla y que los pocos ingredientes que lleva los teníamos en casa y había que usarlos, que luego no sé qué hacer con el puerro (aunque esto sea mentira, sí que suele ser una verdura que me cuesta gastar).

Mi primera cuestión es si no debería llamarse puerrusalda, aunque puede que su etimología tire por estos lares.

Encuentro en una página algo al respecto:

La porrusalda proviene del recetario del norte de España, en concreto del País Vasco y Navarra. El origen del nombre de este plato proviene del euskera porru o purru (puerro en castellano) y salda, palabra vasca para caldo.

La preparación no puede ser más simple. En tres pasos, cortar, sofreír, cocer, se tiene el preciado guiso de verduras.

Ingredientes:

  • Aceite de oliva virgen extra. AOVE.
  • Sal (o una pastilla de caldo, que es lo que yo usé)
  • 2 puerros grandecitos
  • 4 patatas medianas
  • 1 o 2 zanahorias
  • una hoja de laurel

Preparación:

  1. Pelar y limpiar puerros, zanahorias y patatas.
  2. Cortar el puerro en trozos de unos 4 centímetros cúbicos.
  3. Sobre una sartén profunda (apta para sofritos), verter un chorreón de AOVE (yo añadí un diente de ajo en 4 trozos) y cuando esté templado echar los trozos de puerro. Esconder entre las masas una hoja grande de laurel.
  4. Cuando el puerro comience a estar blandito, que comience a cambiar de color, cortar las zanahorias y dejarlas sobre el mismo con la sartén cerrada, para que se cuezan ligeramente al vapor.
  5. Remover cuando las zanahorias cambien un poco de textura y chascar las patatas en trozos similares de tamaño a los del puerro.
  6. Esperar a que las patatas se reblandezca un poquito y cubrir las verduras con agua (idealmente caldo de pollo casero, pero yo utilicé una pastilla de caldo disuelta en medio litro de agua).
  7. Cocer durante una hora aproximadamente, asegurándose de que no se quede sin agua el guiso.

Y este debería de ser el resultado:

Papeles

No es que esté perdiendo los papeles, es que siento que nunca los he conocido.

Papeles

Hoy he pasado el día descargándome las fotografías de los papeles disponibles para las cubiertas de los libros que edito cuando utilizo como imprenta a Lozano Impresores y aparece un desplegable al que siempre tengo que andar volviendo pues no conozco prácticamente ninguno de los más de 50 tipos disponibles de papel.

Me avergüenza decir que pretendo ser editor y apenas conocer más de una decena de tipos de papeles. Voy sabiendo más, pero es difícil hacer pruebas debido al escaso número de ediciones que hago anualmente, así que no puedo más que ir poco a poco estudiando los catálogos que me ha prestado generosamente Jaime Vallaure, con quien tengo la enorme suerte de compartir espacio y de quien nunca paro de aprender.

Después de descargados los papeles del desplegable a partir de las páginas web de los distribuidores de papel correspondiente, siempre que he podido, pensé que me sería mucho más útil tenerlos en una única página web para su consulta cuando lo desee.

Así que los he subido a https://www.clave53.org/poesia/documenta/gabinete/papeles_lozano.html por si en algún momento los necesito, aunque sea para poder decirle a alguna de las personas que están confiando en mí en este periodo de descubrimiento de una faceta nueva como editor independiente que puede mirar las distintas opciones de papeles de cubierta que uno de mis proveedores me ofrece.

Algo que me ha sorprendido bastante en este proceso es el enorme número de papeles procedentes de Fedrigoni, lo que me ha hecho curiosear sobre las posibles prácticas monopolísticas en el sector y no me ha extrañado encontrar incluso un Informe del Tribunal de Defensa de la Competencia sobre un posible «EXPEDIENTE DE CONCENTRACIÓN ECONÓMICA» en torno al conglomerado (que entre otros absorbió a los clásicos y conocidos en España papeles Guarro / Torreón) ARJO WIGGINS FINE PAPERS LIMITED y que parece ser que tiene por objeto estudiar la adquisición por parte de ARJO WIGGINS FINE PAPERS LIMITES de la totalidad de los activos de CHARTHAM CFP LIMITED, división inglesa de la empresa REXAM P.L.C, que a su vez estaba participada por Fedrigoni.

El alabardero

alabardero: 1. m. Soldado armado de alabarda. 2. m. Soldado del cuerpo especial de infantería que da guardia de honor a los reyes de España y cuya arma distintiva es la alabarda. 3. m. coloq. p. us. Miembro de la claque.

A este soldado de jengibre
le arranqué la cabeza
a la menor ocasión
aprovechando que el gaznate
dejaba una mínima superficie
de contacto con el aire
desprovista de su caparazón.

¡Pobre alabardero guillotinado
no siendo un rey
que pudiera merecerlo!

Arroz con verduras

Es una de mis recetas «básicas», que modifico o adapto según los ingredientes que tengo en el frigorífico, pero que hago, por lo menos, una o dos veces al mes. Lo cual es bastante repetitivo, teniendo en cuenta que procuro variar la comida tanto como sea posible, llegando, incluso a «records» como un verano en el que estuve cocinando platos diferentes durante 35 días seguidos.

El arroz con verduras es fácil de preparar pero se tarda mucho en su elaboración, así que en fechas de confinamiento es especialmente conveniente hacerlo, además del hecho de que aporta hidratos de carbono, bastante fibra (sin recurrir a arroz integral, que ya sería aún más recomendable) y vitaminas con muy poca grasa.

Ingredientes (para 4 raciones de primer plato o 2 de plato único):

  • Aceite de oliva virgen extra (AOVE, según sus iniciales), un buen chorreón (que absorberá la berenjena).
  • Ajo, 1 diente.
  • Cebolla, 1 grande.
  • Berenjena, 1 mediana.
  • Calabacín, 1 pequeño.
  • Pimiento carnoso, 1 amarillo (o medio).
  • Zanahorias crujientes, 2.
  • Sal, 1 cucharada.
  • Cúrcuma, 1 cucharada.
  • Pimienta negra

Preparación:

En una sartén profunda, ideal para paellas (en una paella también se podría hacer), vierto un buen chorreón de AOVE, apróximadamente 2 milímetros cubriendo toda la superficie circular de la sartén de unos 22 centímetros de diámetro y 5 de profundidad. (Con tapa, es importante, hasta que añada el arroz)

Corto el ajo en láminas (no muy finas, para que no se quemen) y las echo en el aceite antes de que se caliente. Mientras corto una cebolla en la forma descrita en otra ocasión. La pongo en el aceite en cuanto la tengo cortada y me dispongo a cortar la berenjena, también como he descrito en alguna otra ocasión (son tantas ya las ocasiones). Tapo la sartén.

Remuevo la cebolla en la sartén para que se separen sus pequeñas partes y añado la berenjena así cortada que absorberá el aceite que hemos puesto, pero que cuando comience a sofreírse nos lo devolverá con sabor y agua. Tapo la sartén.

Mientras esto va sucediendo, corto de similar manera el calabacín y de manera distinta pero procurando que queden trozos de parecido tamaño el pimiento amarillo (que buenamente puede ser medio rojo o verde, de los de asar, gorditos y sabrosos, no de los esqueléticos pimientos que denominamos «italianos»).

Cuando la berenjena esté reblandecida y haya soltado parte de ese aceite absorto, dejo sobre la misma sin remover, el calabacín y el pimiento cortados, que vayan reblandeciéndose al vapor. Espolvoreo una cucharadita de sal que ayudará a que exhuden las verduras. Tapo la sartén.

Pelo las zanahorias y las corto en láminas de unos 3 milímetros de grosor. Abro la sartén y remuevo el sofrito asegurándome que no se pegan las fracciones de berenjena, cosa que puede ocurrir si la cantidad de aceite es pequeña o si la berenjena era muy grande o si se me fue el tiempo por algún despiste, una inoportuna llamada, o una atención a lo que no debía. Añado las zanahorias y la cúrcuma y la pimienta negra. Tapo la sartén y espero a que el vapor reblandezca los discos naranjas.

Mientras tanto, lleno una taza de unos 220 mililitros con arroz largo (he probado otros y este es el que más me gusta para esta receta) y cuando está el sofrito bien integrado la vierto sobre el mismo y le doy unas vueltas asegurándome que se impregna bien de los sabores que han ido soltando las verduras.

Ya sin cerrar la sartén o paella, vierto 3 tazas de las que usase para el arroz llenas de agua y dejo que hierva a fuego lento durante media hora (a veces más) sin remover.

Espero a que esté blandito el arroz (no pasado) y doy por concluido el plato, asegurándome de no dejar que se seque completamente, pues si sobra, se podrá calentar más fácilmente.

Sufre mamón

El sábado tuvimos la mala suerte de compartir edificio con unos energúmenos que decidieron que el confinamiento por coronavirus era el momento ideal para darlo todo en un karaoke improvisado en su domicilio una planta o dos por debajo de la nuestra. No podíamos oír nuestra propia televisión sin subir el volumen a unos umbrales inapropiados para el correcto funcionamiento de los altavoces internos del aparato. Por supuesto, los silencios de la película se llenaban de sus voces de las que también hacen alarde en cada ocasión de agradecimiento a los servicios sanitarios a las 20:00 de cada día, amén de aplausos exagerados y aullidos de lobos en celo.

Tenían puesta una selección de música ochentera que incluía, como no podía ser de otro modo, la flor y nata de la pijería de la época. Y los Hombres G no podían faltar. Voceaban a pleno pulmón:

sufre mamón (un bello y empático deseo

devuélveme a mi chica (dado que es un objeto de mi posesión

o te retorcerás (y me alegraré sádicamente

entre polvos pica-pica (menos mal que la rima fácil no dio lugar a otros ataques o que no conocían el Antrax

 

No quiero aplaudir al lado de esta gente. No me comporto como ellos. En nuestra casa se intenta siempre mantener el nivel de audio tan bajo que tenemos auriculares para uso constante, sin necesidad de cuarentenas en las que mostrar solidaridad vecinal. Es una práctica que debería extenderse y considerarse de obligado cumplimiento para toda persona que diga ser respetuosa.

Por primera vez en mi vida, a punto estuve de llamar a la policía para que interviniesen, pero no quise derivar sus servicios de otras actividades potencialmente más necesarias. Pero el grado de crispación me lleva a pensar que los Hombres G(ilipollas) son ellos y por momentos a tener los mismos deseos carentes de empatía.

 

 

Buscando el infinito

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La pregunta recurrente sobre qué hay en un espejo que refleja un espejo que refleja un…

Un intento de respuesta desde una captura de vídeo de una captura de vídeo de una…

Si la resolución fuese infinita, quizá (sólo quizá), podría obtenerse respuesta.

Esto no es una broma