Lejaníasa mis padres |
Por fin cercanías a Colmenar Viejo. Allí viven mis padres, a quienes va dedicado este libro. ¿Estaremos entonces, ahora, más cerca? Llego a la estación y pienso ¿Cómo sería un libro hecho en todas las estaciones de tren de Madrid, empezando en esta? ¿Me sentiría más cerca de lo que me rodea?
Cercanías o Lejanías: sólo depende de uno mismo. El tren no me ha acercado, pero el paso del tiempo compartido, el afecto incondicional, la comprensión y aceptación mutua, sí lo han hecho.
Te invito a que entrelaces tu camino entre los míos, a que visites este libro con lo que tú quieras que contenga, los lugares dónde detenerse y la forma en qué mirar o a que veas el recorrido que yo hice buscando poesía.
Este libro mío lo haces tú: acercándonos.
Lejanías es un proyecto que nace de la necesidad de demostrar que la distancia no existe y al mismo tiempo existirá siempre, que los medios de comunicación no comunican ni los medios de transporte transportan: seguimos siendo los humanos quienes hemos de comunicar o transportarnos... los medios son sólo eso, los que están en medio.
En el 2003 manejo la idea de recorrer todas las estaciones de tren de la comunidad de madrid acercándome a todos esos lugares que desconozco y gastando tiempo en ellos, realizando al menos 3 poemas y 3 fotografías. Le dedico Noviembre y Diciembre de ese año a la fase, llamémosla, recolectora, visitando casi azarosamente las 81 estaciones que en aquel entonces formaban parte de la red de cercanías de Madrid, con libretas hechas con papeles reutilizados que voy haciéndome a cada día con una grapadora.
Después de Colmenar Viejo, no sé si casualmente, la siguiente estación en mi recorrido cronológico fue la UAM, tierra donde estudié, y, la tercera, Alcobendas, donde vivió mi primera novia digna de llamarse tal.
Entre Enero del 2004 y Mayo del 2004 paso a máquina casi todos los poemas textuales y comienzan las dudas acerca de cómo manejar los poemas más gráficos.
Una vez recopilado el material, me veo en la tesitura de presentarlo como libro de poemas y, desde muy el principio, soy consciente de que el tema del formato va a ser decisivo. Lo que también era deseable desde el principio era la posibilidad de recorrerlo de distintas maneras, para que cada persona pueda encontrar su propio camino, decidir dónde detenerse y qué mirar.
Desde entonces, he tratado de trabajar en este proyecto siempre que abordaba algún otro, para que todo lo que hiciese lo pudiese reutilizar, como cuento en la sección "código".
La cantidad acumulada de algo que he venido en llamar foemas es abrumadora y pienso, por momentos, en que necesitaría una base de datos o algo así, pero no me convence hacerlo dependiente de una instalación de un programa. Está claro que el libro-multimedia irá en CD, pero sé poco más. Entre unas cosas y otras, se perfila una decisión técnica que va acompañada de consecuencias tecnológicas: será un libro-web que pueda ser accesible desde cualquier lugar sin más que un navegador.
Pero a pesar de mi experiencia en el medio, yo soy un dinosaurio de estas cosas, alguien que sigue tecleando código HTML en un editor que el resto del mundo considera infernal: el VI. Me hago con una versión algo friki para mi sofisticado windows y me doy cuenta de todo lo que no sé.
Requiero conocer cosas que se llaman hojas de estilo o CSS y no tengo ni la más remota idea de qué es eso, así que a aprender. Practico con unas cuantas webs como la de Clave 53 o cuando le regalé la suya a mi amor, Carmen de la Rosa antes de que Lejanías pueda ver la luz, pero siempre pensando en ello. Más evidente aún era la proximidad de este libro cuando hice mi primera exposición de fotografía distribuida o el Proyecto Silla (Deconstrucción), con bastante código JavaScript para gestionar la información almacenada en arrays de objetos en local sin tener que hacer miles de páginas estáticas, ni consultas a un servidor.
Puede que esta morralla tecnológica se quede obsoleta en breve, pero eso dijeron del VI y yo sigo adorándolo.
Te puedes descargar el código con el que funciona este proyecto. Está comentado e incluye información adicional sobre la estructura interna de Lejanías
Lejanías no es un libro: es cada uno de los que tú quieras hacer. Cada día tendría una lectura posible y esa idea es la que motivó su desarrollo como HTML con JavaScript como te explico en la sección "Código".
No obstante, recopilé por formato los distintos poemas que pueden ser impresos y dio lugar a varios subproductos en forma de libros, pero llevan la siguiente advertencia que te hago:
Este libro no es un libro: Es un subproducto derivado del proyecto Lejanías que incluye poesía textual, visual, acciones, vídeos y fotografía. Lejanías está disponible de modo gratuito en www.giusseppe.net/proyectos/lejanias/. En la sección reservada a proyectos.
Puedes solicitar ejemplares en papel de las distintas colecciones en:
Lo he hecho por vicio, por puro vicio onanista. Podría decir que por necesidad o por capricho. Lo he hecho porque quise y de la manera que quise. Jamás pensé en reducir costes o en justificar gastos. Nunca pensé en su repercusión ni en su posible utilidad pública o social. Me llevó el tiempo que quise o el que le pude ir dedicando.
En algún momento me sugirieron hablar con el departamento de marketing de RENFE para contar con la compañia como patrocinadora, pero de alguna manera me resultaba contrario al sentido del proyecto: En primer lugar, no son los CERCANIAS los que nos mantienen cerca (ni lejos), así que el nombre y la referencia era sólo casual, aunque origina el proyecto; en segundo lugar, en varias estaciones tuve problemas de acceso para fotografiar e, incluso, escribir, sin autorización. Ahora, terminado el trabajo, no la quiero.
¿Por qué su gratuidad? ¿Es Lejanías un manifiesto en contra de la retribución del trabajo artístico o poético? Definitivamente, no. Contesto subscribiendo la frase de Isidoro Valcárcel Medina: El arte es una acción personal, que puede valer como ejemplo pero nunca tener un valor ejemplar.
Esto no es óbice para que me resulte interesante plantear una reflexión acerca de la subsistencia de los poetas y de su trabajo, que no veo mejor resuelto, hoy día, que en tiempos de Maiakovski. Parecemos abocados a vivir de la caridad institucional, de mecenazgos más o menos razonables (en ocasiones disacordes con la naturaleza misma del proyecto en cuestión) o a la autofinanciación más absoluta, lo que equivale a la desprofesionalización completa del artista o poeta.
¿Es Lejanías un proyecto gratuito?: Sí.
¿Puedo, no obstante, ayudar a su autor para que ponga en marcha futuros proyectos o bien agradecerle, económicamente, su proyecto?: Sí.
En un intento de volver a convertir el mecenazgo en una actividad individual, te insto a ser uno de mis colaboradores económicos, con la cantidad libre que tú decidas aportar.
Aun teniendo en cuenta lo dicho en la sección "Financiación", contemplo la posibilidad de aceptar Donativos a través de Paypal.
A mis padres, a quienes va dedicado el libro, les debo tanto que sería impagable.
A Carmen, por sus consejos estéticos, su soporte constante, su amor, su paciencia, su comprensión, sus besos...
A los performers que realizaron algunas de las acciones que contiene el proyecto en formato vídeo, grabadas por mí o, en ocasiones, por ellos mismos: Carmen de la Rosa y Laura Beneitez, Beatriz Pagés y Toni Cárdenas, Paloma Calle, María Ginzo, Aída B. Márquez, Jana de Luque, Clara Graciolino.
A ti, lector, que lo haces posible.
Te invito a que entrelaces tu camino entre los míos, a que visites este libro con lo que tú quieras que contenga, los lugares dónde detenerse y la forma en qué mirar o a que veas el recorrido que yo hice buscando poesía.
Este libro mío lo haces tú: acercándonos.